
laLiga, 11 de mayo 2025
Eric García (19)
Yamal (32)
Raphinha (34, 45)
Mbappé (5, pen, 14, 70)
El Barcelona salió del último Clásico de la temporada 2024/25 con LaLiga prácticamente en sus manos, tras imponerse en un emocionante duelo ante el Real Madrid. Los de Hansi Flick aventajan a los blancos en siete puntos (más el promedio de goles a favor) a falta de solo nueve por disputarse. Y lo hicieron con una remontada exprés, como tantas veces ha ocurrido en los últimos partidos, en los que el Barcelona ha mostrado una pegada contundente, aunque también una alta fragilidad defensiva.
Kylian Mbappé aprovechó esa fragilidad en la zaga rival para atacar los espacios y firmar un 0-2 cuando apenas se había disputado un cuarto de hora. Sin embargo, el Real Madrid encontró aún más dificultades cuando decidió replegarse atrás en bloque bajo con la ventaja en el marcador. Ni siquiera mostró solidez en las acciones a balón parado: el Barça recortó distancias en un saque de esquina con una peinada hacia atrás de Ferran Torres y remate en el área pequeña de Eric García. Para entonces, el balón ya era dominado por los de Hansi Flick.
El 2-2 y el 3-2 llegaron en cascada para los locales, aprovechando errores del Real Madrid tanto en sus momentos con balón como en su intento de reorganización. También fue clave el talento de Lamine Yamal en el gol del empate, al igual que el ímpetu en la presión y calidad de Raphinha en el 4-2 antes del descanso.
La segunda mitad fue la confirmación de la superioridad azulgrana ante los intentos desorganizados del Real Madrid, donde por momentos Vinícius y Mbappé se cruzaban en los mismos espacios en ataque. No fue así en el 4-3, cuando el brasileño asistió al francés para completar su 'hat-trick'. Kylian Mbappé se convierte en el primer jugador que marca tres goles en un Clásico sin conseguir la victoria. Este dato resume la temporada del Real Madrid: ha brillado su máxima estrella, pero con escaso acompañamiento.
Nada que ver con el Barcelona, que supo sostenerse —Fermín López marcó después un gol más, aunque fue anulado por fuera de juego— para firmar una victoria decisiva; la cuarta consecutiva esta temporada ante su máximo rival: 0-4 en el primer partido de LaLiga, 5-2 en la Supercopa de España y 3-2 en la Copa del Rey.
Análisis de los entrenadores
"El equipo tiene una gran mentalidad. Es fantástico. Y todo esto tiene que ver con los entrenamientos, les gusta competir entre ellos", señaló Flick. El alemán también se mostró preocupado por la defensa de su equipo: "El Real Madrid tiene jugadores excepcionales y saben cómo atacar nuestra espalda. Tenemos que defender mejor. Hay que entrenar y mejorar de cara a la próxima temporada". "Estamos en buena posición, pero necesitamos tres puntos más" añadió a la pregunta de si se veía campeón de LaLiga.
"En un partido de este nivel tienes que defender bien y atacar bien. Hemos atacado bien, pero en esos 30 minutos hemos hecho errores defensivos y nos ha costado el partido", dijo Ancelotti. "No hay que olvidar que nos faltaban cinco defensas", expuso el técnico del Real Madrid como causa de esos problemas del equipo blanco atrás.
A continuación, nuestros entrenadores analizan un Clásico con siete goles, grandes protagonistas, momentos decisivos y un desenlace de color azulgrana.
4-2-3-1 en ambos equipos, pero con realidades tácticas opuestas
Tanto Hansi Flick como Carlo Ancelotti plantearon el Clásico con un sistema base 4-2-3-1 en fase ofensiva. Sin embargo, la aplicación de esta estructura fue diametralmente opuesta en cuanto a intención, ocupación y aprovechamiento de espacios, así como en la activación de los roles de los jugadores.
En el caso del Barcelona, el doble pivote formado por Frenkie de Jong y Pedri González funcionó como centro neurálgico de la circulación del balón, apoyado por Dani Olmo como mediapunta y por extremos abiertos como Lamine Yamal y Raphinha. Ambos jugadores fueron capaces de fijar a los laterales del Real Madrid, Lucas Vázquez y Fran García, además de estirar la última línea defensiva rival para generar intervalos determinantes con sus respectivos centrales (abajo). El bloque de Flick se movía en apenas 20-25 metros, con Ferran Torres rompiendo al espacio como un falso '9', con el objetivo de distraer a Aurélien Tchouaméni y Raúl Asencio.

El Real Madrid, pese a ponerse con dos goles de ventaja al primer cuarto de hora, sufrió durante el todo el partido en su 4-2-3-1 (abajo). Los centrales Tchouaméni y Asencio mostraron falta de sincronía, provocando salidas descoordinadas. Por delante, el mediocampo fue desbordado por la presión local en situaciones de 3x2, como también se mostró partido al ir descolgándose Jude Bellingham, Arda Güler o Luka Modric (el croata entró en el segundo tiempo por el joven turco) y los jugadores más avanzados: Kylian Mbappé y Vinícius Júnior.

Güler y Vinícius apenas recibieron en ventaja posicional para encarar a Gerard Martín y Eric García, mientras que Bellingham no lograba generar superioridades en sus intentos de asociarse con Mbappé, Vinícius por delante y Valverde y Ceballos en la zona de creación
Esa superioridad del Barcelona se reflejó en los datos: 62% de posesión y 673 pases completados, frente a solo 317 pases completados del Real Madrid.
Presión tras pérdida vs desprotección estructural tras error
La segunda gran diferencia entre ambos equipos fue su comportamiento tras pérdida de balón. El Barcelona aplicó una presión tras pérdida perfectamente coordinada sobre la zona activa en campo rival, con Dani Olmo y Ferran Torres muy proactivos para activarse en la zona de recuperación. A su vez, los extremos bloquearon las líneas de pase interiores y el doble pivote Pedri–De Jong basculaba para anticiparse a los pases blancos y disputar posibles segundas jugadas en balones directos.
El 3-2 (abajo) fue un ejemplo de esa presión tras pérdida de los de Flick: Ceballos perdió el balón ante Pedri en zona de inicio, y el '8' azulgrana asistió de inmediato a Raphinha en ventaja sobre el intervalo generado entre Lucas Vázquez y Tchouaméni.

El 4-2 también nació de una presión alta ejecutada por Ferran, Pedri, Olmo, Gerard Martín y finalmente Raphinha, quien robó el cuero a Lucas Vázquez (abajo). Ambos goles reflejan la seña de identidad del Barça de Hansi Flick: intensidad en la presión tras pérdida, buena lectura de juego con balón y ejecución.

El Real Madrid, por el contrario, fue vulnerable cada vez que perdía el balón, tanto en zona de inicio como en la de creación. No hubo coberturas eficaces sobre los jugadores que saltaban sobre Raphinha, Ferran y Yamal, ni repliegues organizados en bloque, sino una defensa en repliegue muy fragmentada tras la pérdida.
El doble pivote quedaba expuesto, los laterales sin ayudas (Güler y Vinícius no cerraban por dentro) y la línea defensiva era constantemente superada por los desmarques de ruptura de Ferran, la movilidad de Olmo y las conducciones interiores de los extremos del Barcelona por los intervalos lateral-central. En varias acciones, Tchouaméni y Asencio se vieron superados sin que nadie equilibrara desde segunda línea en apoyo defensivo. El 2+2 ofensivo del Barça (Olmo y Pedri por dentro; Lamine Yamal y Raphinha por fuera) desbordó con facilidad a los de Ancelotti, muchas veces tras robo en fase de inicio.
Extremos diferenciales: Raphinha y Yamal ante un Real Madrid sin ayudas
Yamal y Raphinha protagonizaron un partido de enorme impacto. Yamal hizo un gol (abajo), siete remates (cinco a puerta), 0.81 en xA (asistencias esperadas), tres grandes ocasiones creadas, cuatro regates exitosos y 31 de 35 pases buenos. Fue desequilibrante desde el perfil derecho, atacando tanto a Fran García como a Tchouaméni cuando este salía de zona sobre el flanco derecho local. Raphinha, por su parte, marcó dos goles, dio una asistencia y presionó con intensidad.

En conjunto, entre ambos extremos sumaron cuatro goles, siendo imanes de superioridades numéricas junto a Olmo, Ferran, Pedri y De Jong. El juego interior de los de Flick los habilitaba en situaciones de 1x1 (abajo). Esto permitió recibir con espacio y tiempo para decidir si atacar por dentro con disparo frontal o asistencia.

Por parte del Real Madrid, el rendimiento de Güler y Vinícius fue bastante. gris. El joven turco participó poco y en zonas muy alejadas de la finalización, donde debía haber sido más decisivo. Esto sin desbordar desde la zona de creación por el carril derecho, limitándose a conectar con Valverde y Ceballos en la misma línea, sin profundidad ni ayudas defensivas a Lucas Vázquez, quien sufrió enormemente al defender a un Raphinha muy abierto, quedando completamente expuesto.
Vinícius, aunque dio dos asistencias (en el 0-2 y el 4-3), estuvo desconectado, impreciso y con escasa capacidad asociativa. No logró superar a Eric García en velocidad y no ayudó a Fran García en defensa. Además, en ataque, quedó aislado junto a Mbappé, coincidiendo en desmarques y ocupando los mismos espacios. En conclusión, el Real Madrid nunca controló las bandas ni en ataque ni en defensa.
Ferran Torres y Kylian Mbappé: impacto estructural vs talento aislado
Ferran Torres no marcó, pero su impacto táctico fue mayúsculo, tanto en ataque como en transición defensiva. Dio tres asistencias en la primera parte (1-2 en el saque de esquina, 2-2 a Lamine y 4-2 a Raphinha), siendo el primer jugador en lograrlo en toda la historia del Clásico. Se movió como falso '9', atacando los intervalos de la última línea defensiva blanca (abajo), fijando centrales cuando Yamal y Raphinha recibían por los flancos, y desmarcándose para recibir entre líneas con apoyos por dentro.

Mbappé firmó un ‘hat-trick’, pero sin frutos para su equipo. Aunque su eficacia fue letal. Esto, sobre todo, en rápidas transiciones, como en el 0-2 tras pase de Vinícius (abajo), su impacto en el juego fue aislado: no recibió balones en ventaja, no tuvo apoyos cercanos y el equipo no generó contexto para potenciarlo. En muchas ocasiones, quedaba descolgado en fase defensiva como receptor tras recuperación. Asimismo, en ataque no ganó ningún balón directo, aunque sí aprovechó algunas segundas jugadas atacando el intervalo entre Cubarsí y Eric García.

Gestión del partido y control de los ritmos
El Barcelona se vio dos goles abajo al cuarto de hora. Pero supo mantener la calma, seguir con su plan de partido, ajustar su presión en campo rival y dominar el partido entre los minutos 15 y 51. En ese tramo, los de Flick marcaron cuatro goles, anularon al Real Madrid en salida de balón y presión tras pérdida, forzando errores constantes en pases hacia atrás y mostrando madurez para gestionar la emocionalidad del encuentro, sabiéndose capaces de remontar una vez más.
Además, Flick supo mover el banquillo: ingresaron Andreas Christensen, Alejandro Balde, Héctor Fort, Fermín López y Gavi para cerrar espacios en defensa, ganar frescura ofensiva y controlar las últimas transiciones (abajo), ya que el Real Madrid podía llegar con peligro si encontraba a Mbappé como receptor.

El Real Madrid, por el contrario, nunca encontró estabilidad defensiva. Durante la primera mitad centró su juego vertical en buscar a Mbappé. A partir del minuto 15, fue un equipo abierto tanto en ataque como en defensa (abajo), lo que lo hizo vulnerable y previsible.

Los cambios de Ancelotti (Luka Modric y Brahim Díaz al descanso, Endrick y Víctor Muñoz al final) llegaron con el marcador en contra. Destacó la ocasión que tuvo Muñoz para el 4-4, pero envió el balón fuera tras una transición por el costado de Iñigo Martínez. La línea defensiva fue siempre vulnerable, sin ajustar distancias entre centrales y laterales. Eso se debió a que la estructura no era compacta, con espacios interiores que habilitaban líneas de pase del Barcelona gracias al escalonamiento de Olmo y Pedri a los costados de Valverde y Ceballos. Además, no hubo apoyos en ataque que permitieran dar continuidad ni juego interior.
En el tramo final, pese al tercer gol de Mbappé, los de Ancelotti no lograron instalarse con peligro en campo rival. En los azulgrana, el tanto de Fermín López fue anulado por mano, y Courtois evitó el quinto gol en varias ocasiones.
El Clásico fue reflejo de la diferencia entre ambos equipos. No solo en este partido, sino durante toda la temporada: un Barcelona con mecanismos definidos con balón y sin él, ante un Real Madrid con talento individual, pero sin ser un colectivo.
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