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Sentir la decisión

Sentir la decisión
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Redacción
Héctor García
Publicado el
agosto 25 2020

Slavisa Jokanovic

Fulham, 2015-2018

No fue la mejor decisión que tomé en mi vida.

Ya ahora me doy cuenta de eso, pero en ese momento, sentí que era la correcta.

Acababa de terminar mi primera temporada como entrenador. Tuve un gran éxito con mi equipo – Partizán de Belgrado – terminando la campaña con dos trofeos, la Superliga y la Copa de Serbia.

Pero cuando la Asociación de Fútbol de Serbia me eligió como el Mejor Entrenador del país, no acepté el premio.

¿Por qué? Bueno, unos días después de escogerme, comenzaron a decir que no estaban seguros de haber tomado la mejor decisión. Así que decidí no aceptarlo. Si no creían que era el mejor, entonces no necesitaba este premio.

Así fue.

Thomas Niedermueller/Bongarts/Getty Images

Yo era joven entonces. Ahora, más de diez años después, me doy cuenta de que no fue la mejor decisión que tomé en mi vida. Y que probablemente no pensé las cosas del todo bien. Pero, en esa época, creía que era el mejor paso que podía dar.

Siempre he hecho lo que siento que está bien. Esa es mi personalidad.

La siguiente temporada ganamos el doblete otra vez. Esta vez no hubo premio, pero eso no me importó. No estaba ahí para pelear por galardones personales. Estaba peleando por mi club.

Cuando en 2009 dejé al Partizán sentí que ya había dado suficientes pasos importantes. No veía la posibilidad de dar otro más, así que no tenía sentido quedarme. Necesitaba otro reto para seguir desarrollando mi experiencia en esta profesión, en un lugar distinto.

Quería ponerme a prueba.

Es lo que había hecho como jugador y quería hacer lo mismo como entrenador. Aún lo siento así.

"Creía que Inglaterra era el mejor país del mundo para ejercer esta profesión"


Entrené equipos en Tailandia y Bulgaria antes de llegar a España en 2014. Firmé el contrato con el Hércules el 5 de mayo cuando faltaban cinco partidos para terminar la temporada y el equipo estaba en el sótano de la Liga.

“Tienes de 10 a un 15 por ciento de posibilidades de tener éxito”, me dijeron.

Fue una gran experiencia para mí pero, al final, no los salvé. Aun así, me ofrecieron la oportunidad de seguir trabajando allí, pero no me pareció lo correcto.

Unos meses más tarde, conseguí mi primer trabajo como entrenador en Inglaterra con el Watford. Sentí que era la oportunidad que había estado esperando. El fútbol en Inglaterra eras más competitivo que en cualquier otro lugar en el que había estado. Creía que era el mejor país del mundo para ejercer esta profesión.

Yo también tenía experiencia de primera mano en el fútbol inglés. La primera vez que fui a Inglaterra fue como jugador hace más de 20 años. Para entonces había estado jugando siete años en España, con el Real Oviedo, Tenerife y Deportivo de la Coruña. Y estaba contento allá. Pero la oportunidad de jugar para el Chelsea y de probar el fútbol inglés, que había visto y del que tanto había escuchado, era demasiado grande para resistir.

Mark Thompson/Allsport

Puedo decirte ahora, sin embargo, que no fue una experiencia fácil para mí.

En España me había acostumbrado a un fútbol distinto. No solo eso, también a un estilo de vida diferente. Al comienzo, tuve que aprender muchas cosas.

Por supuesto que también me había mudado de país y de ligas antes durante mi carrera como jugador. Tenía 25 años cuando salí de mi país, pasando del Partizán al Oviedo en España.

Pero en esa época no sentí tanto la diferencia. Teníamos entonces equipos grandes. El Estrella Roja había sido campeón de Europa. Teníamos grandes jugadores también: Zvonimir Boban había estado en el Dinamo de Zagreb; Alen Boksic en el Hajduk Split; Predrag Mijatovic en el Partizán.

La competición era dura. Fuerte. Así que cuando fui a jugar a España, no percibí un gran cambio.

Para cuando llegué al Chelsea, tenía 32 años y estaba cerca del final de mi carrera como jugador. Estuve dos temporadas con el club y fue una época difícil para mí, tanto dentro como fuera del campo.

"La gente me dijo que estaba loco por dejar un equipo que acababa de conseguir el ascenso, pero sentí que era lo mejor"


Pero muchas veces las épocas difíciles son las más importantes, y eso es algo que ha sido cierto para mí. Haber atravesado ese período duro significó que cuando volví al Watford como entrenador en 2014, conocía la mentalidad de la gente. Conocía el fútbol inglés. Sabía como era la vida en Inglaterra. Sabía el lugar en el que estaba.

Desde casi todo punto de vista, ese comienzo se sintió más fácil que mi primera experiencia aquí como jugador.

Las cosas fueron mejor también sobre el campo. Después de 36 partidos a cargo del Watford ganamos el ascenso a la Premier League. Pero mi futuro no pertenecía allí.

La gente me dijo que estaba loco por dejar un equipo que acababa de conseguir el ascenso. Me dijeron que tenía que haber sido una decisión difícil para mí haberme ido ese verano. La verdad es que yo creía que ellos no sentían que era la persona correcta para conducir al Watford en la Premier League, y ellos no hicieron el esfuerzo suficiente para que me quedara.

En esa situación, sentí que era mejor tanto para mí como para el Watford continuar la vida. No era algo complicado. Como siempre, seguí mi instinto.

Richard Heathcote/Getty Images

Pero sabía que no podía estar mucho tiempo fuera de Inglaterra. Después de seis meses con el Maccabi Tel Aviv en Israel, sabía que quería estar de vuelta.

Al principio, fue complicado.

El Fulham marchaba en décimo octavo lugar cuando asumí el puesto. Puedes llegar a un equipo con idea de cómo quieres jugar, pero cuando llegas tienes que observar qué tienes en las manos. Entonces no es tanto una cuestión de lo que quieres hacer, sino de hacerlo de la mejor manera posible durante un período difícil.

Sabía que tenía que desarrollar un estilo. Antes de nosotros, el equipo no tenía un estilo. Esto estaba claro.

Llevó tiempo.

Durante los primeros seis meses no conseguimos allanar el camino para ver cómo íbamos a jugar. Estábamos luchando por sobrevivir. Pero en mi segunda temporada, comenzamos a construir un nuevo equipo, con nuevos jugadores.

Paso a paso, intentamos encontrar una forma clara de jugar. Una forma de desarrollar nuestro estilo.  Ya para el final de esa temporada, se consideraba que jugábamos un buen fútbol. Que teníamos un gran estilo.

No soy, sin embargo, un hombre que dé demasiado peso a la estética. Entiendo que en el fútbol, los resultados son lo importante. Al final del partido, la gente lo que ve es quién ganó, quién perdió o quién empató.

Yo quiero ganar todos los puntos también. Pero para mí, es también importante que mis jugadores estén satisfechos. Que crean y sientan que esta es la forma correcta, el mejor modo de hacer las cosas para ellos, el que les hará más fácil que ganen el partido.

Más de una década ha pasado desde que decidí no aceptar ese premio y aún sigo aprendiendo muchas cosas como entrenador.

Cada día tengo oportunidad de seguir formándome. Es un proceso que nunca se va a detener. Estoy decidido a encontrar el éxito. Más trofeos. Y si eso significa otro premio, entonces recordaré mi error de hace más de una década, le estrecharé la mano a alguien y daré las gracias.

Con tal y que sienta que es lo correcto, por supuesto.