Yo lo he visto a Matías luchar muchísimo, era una responsabilidad muy grande para él, porque se había retirado como futbolista ese mismo año. Y se puso al equipo y al club al hombro. Nosotros lo acompañamos, pero realmente la cabeza de todo era él. Y uno con el tiempo, cuando se transforma en entrenador principal, se da cuenta del peso que llevaba sobre sus hombros y con la valentía y responsabilidad con que lo hizo.
Lo acompañé a Almeyda el año y medio en River y luego año y medio en Banfield. Y allí ya fue una decisión dura de tomar, como lo fue en su momento con Jorge, lo fue con Matías, a quienes respeto, quiero muchísimo y tengo un agradecimiento eterno, pero yo quería ser entrenador.
El desafío fue muy grande. Ahí es donde empecé en la reserva de Banfield, que también fue una estadía muy corta, fueron seis meses y ya en el 2015, a mitad de año, tuve la oportunidad de comenzar en Defensa y Justicia como entrenador principal.
“La primera estación era el videoanálisis. La segunda, conocer el fútbol infantil y juvenil. Y la tercera, transformarme en entrenador o ayudante de campo y luego en entrenador”
Un club al que también le voy a estar eternamente agradecido, porque era mi primer desafío en un club de Primera División y confiaron en mí. Y eso nunca lo voy a olvidar.
Enseguida me di cuenta del desafío que tenía por delante. Un aficionado escribió un tuit que decía: “Primero vino Franco, luego Arturo Flores, ahora un entrenador de Hockey, el próximo entrenador es el comisario de Florencia Varela”. Me dije: “Qué difícil va a ser esto”. Pero después obviamente con el respaldo de los dirigentes había que trabajar y demostrar si uno estaba a la altura o no.
Fue mi primera experiencia, inolvidable. En el segundo semestre a cargo les propuse una idea un poco arriesgada, que era traer chicos juveniles de los equipos “grandes” que no tenían lugar en sus planteles. Trajimos a Guido Rodríguez, a Agustín Rossi, a Tomi Cardona, a Tomi Martínez y Lisandro Magallán entre otros. Armamos un lindo equipo.