El 4-4-2 es considerado el sistema de juego más simple de ejecutar, ya que demanda menos especificidad en cada una de las posiciones. Eso lo hace sencillo de utilizar desde el fútbol base hasta la élite, siempre con el equilibrio como base principal.
Aunque la evolución en los sistemas ha hecho que en la actualidad no sea uno de los dibujos más utilizados, sí se mantiene vigente, siendo aplicado por muchos entrenadores. Pep Guardiola lo hace en algunas ocasiones en el Manchester City, con la variante 4-2-4. También Diego Pablo Simeone en el Atlético de Madrid o Marcelino García (abajo, en el vídeo), quien lo utilizó como sistema principal en su paso por el Valencia y el Athletic Club. En The Coaches’ Voice señalamos cinco puntos clave para su ejecución.
Distribución racional del espacio en defensa
La organización en tres líneas del 4-4-2 permite que la zona de balón se ocupe de manera eficiente para evitar la progresión del rival (abajo). Pero para conseguir este objetivo, es esencial disponer al equipo en un bloque compacto, donde cada una de las líneas debe cumplir una función específica sin balón.
Los dos delanteros tienen que provocar que el juego del oponente se dirija hacia fuera. Una tarea, a su vez, que protege el carril central. Mientras, la línea de medios debe tener como principal intención la interceptación de los balones dirigidos hacia fuera. Por último, la línea defensiva tiene que formar otra barrera de contención, en caso de que los medios sean superados.
Todo ese trabajo sin balón tiene que ejecutarse también con una distancia reducida entre líneas y entre los propios jugadores para conseguir evitar la llegada rápida y directa a gol del rival. Sobre todo, en la zona central, donde, aun a costa de dejar libres los espacios exteriores, permite cerrar el golpeo fácil del oponente cerca del área.
Por otro lado, ante balones directos o al lado opuesto del rival, el bloque defensivo debe bascular de manera compacta y en conjunto.
Defender en zona
Como hemos señalado, la organización del 4-4-2 permite ocupar el terreno de manera eficiente. Sin embargo, si el bloque deja demasiada distancia entre sus miembros, se facilita el ataque por dentro del rival. Por el contrario, si la distancia entre los jugadores fuera muy poca, se vería desprotegida la zona opuesta y la espalda de la defensa.
Para equilibrar eso, aparece la defensa zonal, que permite mantener las distancias óptimas. Esto debido a que los jugadores se mueven en función de su compañero, y no del rival y el balón (abajo).
De ese modo, en el 4-4-2 con defensa en zona, el futbolista más cercano al balón marca la referencia y los demás compañeros solo tienen que ubicarse a la misma distancia de partida, pero con el bloque cerca del poseedor.
Habilitar opciones tras robo
El orden defensivo en el 4-4-2 tiene importantes beneficios en ataque. Tal vez el más relevante es que, tras robo, facilita que cada jugador esté posicionado de manera idónea para iniciar el ataque o el contrataque. Algo que no ocurre en otros dibujos, donde en muchas ocasiones los jugadores pierden su posición de partida en su tarea defensiva de perseguir al rival.
Una correcta ejecución en ataque del 4-4-2 permite a todos los jugadores saber en qué lugar del terreno de juego pueden encontrar soluciones. Esto favorece una mentalidad ofensiva tras robar el balón. Los jugadores conocen de manera instintiva donde están situados sus compañeros, sin necesidad de mirar. Un aspecto, sin duda, de vital importancia para sacar ventaja —en tiempo y espacio— con respecto al rival (abajo).
Desdoblamientos ofensivos
Una de las claves del 4-4-2 es que facilita los desdoblamientos ofensivos, siempre importantes para superar el bloque defensivo rival. Pero para que los desdoblamientos se produzcan, son claves los movimientos que hace cada jugador para ocupar los espacios que ha abandonado un compañero. En esa relación, los jugadores deben intercambiarse sus posiciones, al igual que modificarlas para atraer o distraer a defensores de unos espacios a otros y ocupar esos espacios que quedan liberados.
En el 4-4-2, los desdoblamientos ofensivos son útiles para dificultar al rival los marcajes y generar espacios por dentro, por fuera y a la espalda de la defensa rival. Al llamar la atención de los marcadores rivales, se consigue sacarlos de su zona (abajo). Así facilitan que otro compañero reciba en ese espacio libre de marca. En el caso de que el rival opte por no perseguir a su marca, el jugador que se desdobla puede recibir sin marca.
Además, y para que los desdoblamientos tengan impacto ofensivo en el 4-4-2, es necesario también que al menos siempre dos jugadores intervengan saliendo de su posición y busquen otra.
Ataques equilibrados, jugadores cerca del balón y vigilancias ofensivas
En el 4-4-2 en ataque, la posición de los jugadores que se encuentran por detrás de la línea de pase del balón debe estar destinada a proteger el carril central y a las vigilancias ofensivas de los jugadores rivales sueltos (abajo).
Se mantienen al margen de eso los jugadores que se desdoblan. Su desorganización en ataque es muy productiva, ya que tener a cuatro, cinco o seis jugadores en el entorno de su posición habitual favorece la circulación de balón, pero también la recuperación rápida.
Respecto al ataque en los últimos metros, llegar el área rival con varias opciones también es muy importante. El 4-4-2 facilita que a los jugadores en ataque se sume el portador del balón o un centrador. Algo que habilita contar con suficientes soluciones de pase y ofensivas. De igual modo, los jugadores presentes en último tercio de campo deben mantenerse en alerta para neutralizar un ataque rival si pierden la pelota.
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Redacción: The Coaches' Voice en español