PEDRO mARTÍNEZ
Seleccionador de Escocia, 2021-Presente
Es como un equipo de Fórmula Uno. Siempre pongo este ejemplo para explicar el funcionamiento de los equipos de alto rendimiento.
Piloto, mecánicos e ingenieros deben trabajar todos en la misma línea para conseguir el éxito, porque las mejoras más pequeñas pueden ser la diferencia para la victoria.
En el fútbol es igual.
Cuando se logra construir una cultura de equipo centrada en la mejora de la futbolista y se consigue la armonía en el trabajo entre el cuerpo técnico, las jugadoras y la visión de club, los rendimientos no solo suman, sino que se multiplican.
Es lo que pudimos construir en el Rayo Vallecano, pero con la seña única de identidad del barrio de Vallecas. Nadie podía soñar por entonces —te hablo de 2007 a 2011— que un equipo como el Rayo dominara el fútbol femenino en España. Conseguimos ganar tres Ligas, una Copa de la Reina y también fuimos el primer equipo español en jugar la Champions League femenina.
¿Y cómo? Optimizando los recursos existentes hasta convertir las debilidades en fortalezas. También con un estilo de juego y método de trabajo definido. Y sin olvidar, por supuesto, nuestra determinación para transformar las decepciones y retos del momento en los éxitos del futuro.
"las mejoras más pequeñas pueden ser la diferencia para la victoria"
Sin embargo, no pudimos extender ese dominio mucho más allá.
Mi experiencia de trabajar en cinco países con las mejores jugadoras del mundo y en los mejores clubes también me ha llevado a otra conclusión muy clara: solo puedes competir por encima de tus posibilidades durante un tiempo. Una temporada, dos o, incluso tres, como fue el caso del Rayo. Pero olvídate de alargarlo mucho más porque es imposible.
Después del Rayo, llegó el Barcelona, que sí creció como proyecto, con más medios, con mucho talento y una visión a largo plazo. Todos eso les ha dado un hábito. El hábito de buscar la excelencia cada día. ¿Y qué ha pasado? Pues que dominan el fútbol femenino no solo en España, sino también en Europa. Y, además, muchas de las jugadoras del Barcelona son parte clave de la selección española campeona del mundo.
A mi etapa del Rayo le debo todo lo que soy, sobre todo, a las jugadoras, porque sin ellas no habría nada de todo lo que me ha pasado después.
"Nadie podía soñar por entonces, te hablo de 2007 a 2011, que un equipo como el Rayo dominara el fútbol femenino en España"
Mi llegada a Estados Unidos fue en 2012, aunque todo surgió meses antes, cuando yo todavía estaba en el Rayo. Después de un partido de Champions, en la salida del estadio, se me acercó una persona que yo no conocía para conversar conmigo. “Hola Pedro, soy Araan Lines. Nos gustaría hablar contigo sobre un proyecto que vamos a lanzar en Estados Unidos”. Charlamos un rato, también con su mujer, Alex, y quedamos para una entrevista esa misma noche. Ahí me explicaron en profundidad su proyecto y el papel de cada uno en el equipo: Aaran era el entrenador del equipo y Alex, la presidenta del club e hija del propietario de la franquicia.
Me ofrecieron ser el técnico ayudante de Araan en el equipo profesional, el Western New York Flash, además de crear con él la WNY Flash academy. El equipo contaba con jugadoras como Sam Kerr, Alex Morgan, Abby Wambach o Carli Lloyd; algunas de las mejores del mundo. Terminamos en primer lugar en la liga regular y jugamos la final de la NWSL contra Portland Thorns. Tuve la suerte también de trabajar para Niagara University en la Division 1 de la NCAA.
Estados Unidos me ayudó a crecer como entrenador y persona. También a entender cómo desarrollar un modelo de juego de forma simplificada para hacerlo llegar a otros idiomas y culturas. Y funcionó. Me ofrecieron quedarme como primer entrenador del Western New York Flash, pero para entonces el Arsenal FC ya se había cruzado en mi camino.
Llegué al Arsenal en 2014, en una época de transición para el club, mientras equipos como el Manchester City o el Chelsea ya habían dado el paso hacia el profesionalismo. Junto con Clare Wheatley, la directora general, empezamos a darle forma a esa nueva visión de profesionalizar la sección femenina con el objetivo de seguir ganando títulos.
"solo puedes competir por encima de tus posibilidades durante un tiempo. Pero olvídate de alargarlo mucho más porque es imposible"
Dentro del proceso de cambio, lo primero fue poner los entrenamientos por las mañanas en la instalación de London Colney, donde entrena el primer equipo masculino. Nos enfocamos en conseguir un espacio físico para el equipo, vestuarios, gimnasio propio, sala para descanso, oficinas, nutrición y un programa de desarrollo de la futbolista como centro del proyecto.
Lo siguiente fue apostar por el talento del club con jugadoras como Chloe Kelly, Lauren James, Leah Williamson, Lotte Wubben- Moy, Anna Patten y muchas otras que ahora son de primer nivel mundial. También intentamos atraer a las mejores internacionales. Beth Mead, Vivianne Miedema, Daniëlle Van de Donk, Vicky Losada, Kim Little o Dominique Janssen, entre ellas.
Como visión global estaba crear de nuevo nuestra propia identidad respetando los valores del club y su historia. Además, y no menos importante, contar con un cuerpo técnico con altas capacidades tanto profesionales como éticas. Creamos una familia.
Toda esta visión siempre estuvo apoyada por nuestro CEO Ivan Gazidis y con el visto bueno de Arsène Wenger. Tuve la suerte de coincidir tres años con Arsène cuando él estaba en el Arsenal. Él me animó a seguir adelante con el proceso de cambio. “Pedro, cuando yo llegué a Inglaterra el futbolista inglés solo pensaba en beber cerveza durante la semana y jugar”, me dijo en una de las charlas que tuvimos. “Ahora te toca a ti hacer esos cambios”.
"Estados Unidos me ayudó a crecer como entrenador y persona. También a entender cómo desarrollar un modelo de juego de forma simplificada"
Arsène se refería a que antes de su llegada al club no había un proceso entre el trabajo de entrenamiento, la cultura de entrenar, preparar el partido y, después, la competición.
También me animó a apostar por las jugadoras jóvenes de talento. Recuerdo en el camino a uno de los entrenamientos me crucé con él y con Per Metersacker, director de la academia. Arsène me dijo: “He visto que has metido a estas chicas jóvenes”. Yo le dije que sí, y le expliqué que estaba apostando por una defensa con jugadoras más jóvenes y de talento con 17-18 años que eran Leah Williamson, Lotte Wubben-Moy y Anna Patten. “Eso está muy bien. Sabemos que es difícil, pero está muy bien”.
Esas palabras de Arsène me hicieron sentirme reforzado y confiar en mi trabajo, y nunca las olvidé como anécdota. Siempre me trato de forma impecable.
También pude compartir momentos con Thierry Henry, quien estaba entonces de segundo entrenador del equipo Sub-18. Algunas veces compartíamos charlas y en una de ellas surgió la opción de que Thierry nos ayudara con una charla con la transición de las jugadoras más veteranas hacia su siguiente etapa profesional.
Los cambios siempre te llevan a tomar decisiones que no son fáciles, más todavía porque tienes que tomarlas sobre jugadoras que respetas y valoras, con las que has compartido vivencias y que han dado todo por el club y por tu equipo.
"Tuve la suerte de coincidir tres años cuando Arsène estaba en el Arsenal. Él me animó a seguir adelante con el proceso de cambio"
Con la perspectiva que da el tiempo, fue difícil tomar algunas decisiones, pero se hizo desde el respeto y el cariño. Basado siempre en rendimientos en consenso con el cuerpo técnico y valorando el legado que habían dejado al fútbol.
Es muy difícil como entrenador —supongo que le pasa a todos mis colegas— tener que tomar decisiones sobre las jugadoras es la parte más agria de nuestro trabajo. Para quedarnos con lo positivo, nunca olvidaré haber trabajado junto a Kelly Smith, Alex Scott, Emma Byrne y muchas otras jugadoras que me aportaron muchísimo.
En medio de todo ese proceso de cambio, también ganamos títulos. En 2015 levantamos la WSL Cup y en 2016 la FA CUP en Wembley contra el Chelsea enfrente de 33.000 espectadores. Ganamos dos campeonatos. Casi uno por año, como era la tradición del club.
La reflexión que hago de mis tres años en el Arsenal es que conseguimos los objetivos de liderar un proceso de cambio sin perder la identidad, ganamos títulos y se hizo un proceso de renovación de la plantilla que es el principal bloque de la plantilla actual.
"nunca olvidaré haber trabajado junto a Kelly Smith, Alex Scott, Emma Byrne y muchas otras jugadoras que me aportaron muchísimo"
Esa misma idea de trabajo la llevé a cabo en el proyecto que me ofreció el Girondins de Burdeos en 2019. Previamente, fui director deportivo del London City Lionesses donde fundamos con Diane Culligan, la anterior propietaria, las bases de un club de elite meramente femenino.
Si me paro a pensarlo bien, me he especializado también como gestor de alto rendimiento deportivo. Liderar desde el cuidado al mínimo detalle para que la excelencia aparezca y facilitar a cada miembro del equipo poder dar su mejor versión. Eso requiere mucha energía, pero me gusta asumir esa parte del trabajo.
Girondins también fue ese doble trabajo. “Perfecto”, les dije. “Esto ya lo he hecho antes”. Aprendí francés rápido, y las dos temporadas en Burdeos culminaron con un excelente crecimiento colectivo y de rendimiento.
Lo más importante, con un excelente cuerpo técnico, fue implementar un método de trabajo, claro, sencillo, probado. Una cultura de alto rendimiento basada en valores éticos, seguido de sus correspondientes comportamientos alineados a los objetivos colectivos. A nivel general, desarrollo de la futbolista como centro del proyecto y un modelo de juego adaptado a la medida de las jugadoras con la búsqueda de la excelencia como objetivo.
"Si me paro a pensarlo bien, me he especializado también como gestor de alto rendimiento deportivo"
El grupo se enganchó al trabajo y los resultados llegaron rápido. Otra vez con la cultura del ‘no nos rendimos nunca’. En Burdeos conseguimos dos históricos terceros puestos en dos temporadas, récord de puntos, y clasificación para la Champions League.
Las jugadoras también crecieron como futbolistas. Valga como ejemplo Khadija Shaw, que es la máxima goleadora de la WSL con el Manchester City, o Vanessa Gilles, quien además de ganar el oro Olímpico con Canadá en Tokio juega en el Olympique de Lyon. Todas evolucionaron y la mayoría salieron hacia mejores equipos de Europa.
Desde que empecé a entrenar, mi sueño siempre había sido dirigir a una selección. Y la Federación de Escocia me dio esa oportunidad en julio de 2021.
Tenemos como objetivo clasificarnos para el Europeo o Mundial, sobre la base de un grupo de jugadoras jóvenes de talento que nos auguran un futuro brillante, empezando por la capitana Rachel Corsie. Caroline Weir, Erin Cuthbert, Emma Watson, Kirsty Maclean, Sam Kerr, Jenna Clark, Claire Emslie, Kirsty Hanson, Martha Thomas y muchas otras representan el futuro de Escocia a nivel internacional.
"siempre hablamos del césped a la pizarra, no de la pizarra al césped"
Como siempre en mi carrera, superar los retos del presente serán los éxitos del futuro. Y lo hacemos con método de trabajo que se basa en once contextos del juego a dominar, los cuales se dan siempre cíclicamente en cada partido.
No importa si entrenas a un club o una selección. Tampoco el país, la competición, el nivel de los equipos o las futbolistas con las que cuentas. Siempre se dan los once contextos que tenemos en nuestro programa: qué comportamientos hay cuando tenemos el balón, qué comportamientos se dan cuando lo perdemos…
Así hasta once.
A partir de ahí, cada partido se prepara con un análisis detallado del rival, sin perder el elemento más importante del fútbol: jugar. Entendemos jugar como algo que tiene que ser gratificante y competitivo. Y el foco lo ponemos en dotar a las jugadoras de los recursos para poder solucionar todas las situaciones del juego por sí mismas o a través de la cooperación con sus compañeras. Deben sentirse siempre preparadas y apoyadas tanto como jugadoras como personas.
Todo bajo un lenguaje simplificado, comunicando de forma clara y sencilla. Por eso siempre hablamos del césped a la pizarra, no de la pizarra al césped.
¿Recuerdas lo que decía al principio? Un equipo de fútbol es como uno de Fórmula Uno. Si consigues la sintonía perfecta entre las jugadoras y el cuerpo técnico para trabajar hasta el más mínimo detalle, los rendimientos no solo suman, sino que se multiplican.
pedro martínez
Redacción: Héctor García