Surgió de manera inesperada.
Estaba de vacaciones con mi familia, intentando dejar atrás el final de la temporada anterior. Antes de empezar a pensar en la siguiente recibí una llamada del presidente del Middlesbrough.
“¿Aceptarías asumir el puesto de entrenador?”.
Quizás no debería haberme sorprendido tanto. Ya había comenzado los estudios de entrenador y cuando Steve (McClaren) siguió adelante para ser el nuevo seleccionador de Inglaterra hablé con el presidente sobre la posibilidad de tener un aprendizaje con la persona que llegaría como nuevo entrenador del equipo.
Podría ser parte de su equipo o solamente sentarme en algunas de las reuniones. Era algo en lo que estaba interesado en hacer, además de jugar.
Aún me quedaba otro año de contrato como jugador con el Middlesbrough y, como había jugado unos 30 partidos la temporada anterior, no había ninguna verdadera razón para pensar que no lo terminaría.
Excepto, por supuesto, por esta razón.