En el Bayern, estuve aprendiendo todo el tiempo. Después me fui dos años al Hamburgo y a mi regreso a Múnich, al principio se me hizo difícil porque no estaba jugando. No estaba seguro de haber tomado la decisión correcta.
En ese momento, el entrenador del Bayern era Giovanni Trapattoni. Pasó conmigo muchas horas trabajando en mi técnica. Solo él y yo. Mejoré mucho y después de cinco o seis partidos me puso a jugar. Luego, ya de forma regular.
De todos los entrenadores que encuentras en el camino, aprendes algo distinto.
Las mejores reuniones de equipo eran las de Otto Rehhagel. Nos contaba historias y siempre estábamos riéndonos. Más tarde en mi carrera entendí lo que quería hacer: quitarte los nervios antes de los partidos.
Siempre uno se lleva algo bueno de cada entrenador. Por supuesto, hubo un par de cosas que no fueron tan buenas, pero muéstrame un entrenador que haga todo perfectamente… No es posible.
Yo tuve un entrenador que siempre les gritaba a los jóvenes. Si le gritas a los chicos de 18, 19, 20 años; entonces el club tiene un problema grande.
Si le gritas a alguien, que sea a los grandes jugadores, porque de ellos esperas que tengan las mejores actuaciones. Son los que marcan la diferencia.
Pero no a un chico de 18 porque no esté rindiendo. Él no es el problema.
“Escuché la noticia en la radio: ‘Gran transferencia del Bayern de Múnich: Markus Babbel va al Real Madrid'”
Crecí en Múnich y allí solo veíamos el resumen de un partido de la Premier League a la semana, pero eso fue suficiente para que quedara fascinado con el fútbol inglés. Tottenham Hotspur, Liverpool, Manchester United… No podría decirte la razón, pero siempre fue especial para mí.
En esa época el fútbol italiano era más grande, aunque a mí no me interesaba. Lo mismo con España o Francia. Yo lo decía todo el tiempo: “Si me voy de Alemania, al único país donde iría es Inglaterra. Porque me gusta su fútbol. Me gustan los aficionados, los estadios, el ambiente. Si tengo la oportunidad, lo haré”.
Y entonces, por supuesto, tuve la suerte de ir al Liverpool. Un equipo especial.
Curiosamente, iba camino al aeropuerto para reunirme con Gerard Houllier cuando escuché la noticia en la radio: “Gran transferencia del Bayern de Múnich: Markus Babbel se va al Real Madrid”.
“Oh, esto es gracioso. Al parecer voy a Real Madrid, pero en una hora estaré montado en un avión hacia Liverpool”.
“Gerrard tenía una muy buena técnica para su edad, pero al comienzo no administraba su potencia de la mejor manera”
En Liverpool, tuve una buena conversación con Houllier. Me explicó lo que quería que yo hiciera y el lugar donde iba a jugar. Tenía buenas sensaciones.
Fui a un partido y me senté en el palco pensando: “Tengo que hacerlo. Es exactamente lo que quiero”.
Liverpool es un nombre grande, también en Alemania. Y todo se concentraba ahí: el ambiente, lo que se hablaba de mí. Y, por supuesto, el dinero era muy, muy bueno.