Solo seis minutos.
Con el Real Madrid tuve quizás el debut más curioso que jamás haya tenido un entrenador.
Toda esta historia comienza por una lesión que tuve cuando era jugador. Yo ya tenía la titulación en Educación Física. La hice mientras jugaba al fútbol, pero después de varios años como profesional me lastimé una rodilla.
Me rompí el ligamento cruzado y decidí dejarlo. La recuperación no fue del todo bien. Entre otros motivos porque en aquella época no había los recursos médicos que hay hoy en día.
Enseguida me ofrecieron ser asistente técnico de Antonio Lopes en el América RJ. Estuve tres años en esa función y, sin haberlo programado, así comenzó mi vida como entrenador.
Después acumulé experiencias con distintos equipos brasileños.
Hasta llegar a la Selección.
Para todo entrenador brasileño la selección es el punto máximo, lo que todos aspiran.
En 1999 ganamos la Copa América.
Terminamos la competición invictos y haciendo un buen fútbol. La final fue nuestro mejor partido. 3-0 ante Uruguay.
Jugamos a un nivel muy alto. Puedo decir que es uno de los partidos más importantes en mi carrera.
Ese triunfo nos reivindicó en América del Sur, donde había ciertas dudas sobre el equipo. Pero, sobre todo, hizo que Brasil recuperara su papel de candidata a ganar una Copa del mundo.