Clasificatorios Eurocopa 2020, 25 de marzo de 2019
Matthigts de Ligt (48)
Depay (63)
Sané (15)
Gnabry (34)
Schulz (90)
Juventud y talento. Holanda y Alemania representaron sobre el Ámsterdam Arena un partido que refleja los nuevos tiempos que corren ambas selecciones. Especialmente los visitantes, donde Joachim Low ha llevado a cabo una auténtica revolución. La prueba es que solo quedan tres integrantes del equipo campeón del mundo en 2014: Neuer, Ginter y Kroos.
Ahora la estrella es Leroy Sané, jugador con el que el entrenador alemán decidió no contar en el Mundial de Rusia 2018. Uno de los más grises en la historia de Die Mannschaft. Precisamente el jugador del City abrió el marcador en un primer tiempo donde los visitantes se fueron al descanso con ventaja de 0-2 tras un nuevo gol de Gnabry, otra de las grandes apuestas de Low.
Holanda consiguió igualar el marcador en la segunda mitad, pero el tanto de Schulz en el último minuto le dio a Alemania los primeros tres puntos en el Grupo C, liderado por Irlanda del Norte con 6 puntos.
14 / 7
DISPAROS / A PUERTA
10 / 7
53 %
Posesión
47 %
606 / 511
Pases / Completados
501 / 436
15 / 1 / 0
Faltas / Amarilla / Roja
10 / 0 / 0
Análisis: Holanda
En ataque:
4-2-3-1, con Marten de Roon acompañando en el doble pivote a de Jong. Pero pronto De Roon se deslizó a la banda derecha. Este movimiento intentaba retrasar al interior izquierdo alemán, Schulz, y la amenaza que representaba.
Cada vez que el doble pivote De Roon y De Jong atraía a las líneas alemanas, los anfitriones aprovechaban el aumento de espacios entre líneas. La primera gran oportunidad local llegó con juego directo al ataque para atacar los espacios que se abrían en la defensa alemana.
Holanda decidió cambiar al 4-3-3 con posesión, con De Jong como pivote en el medio del campo. Las carreras diagonales de Wijnaldum y De Roon sacaron del carril central a la pareja Kroos y Kimmich.
A partir de ese momento, los anfitriones se asociaban con Depay, que jugó como delantero centro, acompañado por las carreras de los atacantes de banda, Babel y Promes.
Por atrás, el posicionamiento más retrasado de Dumfries y Blind hizo que los laterales de Alemania estuvieran muy arriba y, por lo tanto, fueron más efectivos en las transiciones.
Aunque también creó problemas en la zona defensiva de cinco de Alemania, siendo atacada duramente por Holanda en los instantes finales de la primera mitad.
En el segundo tiempo, con dos goles en contra, Ronald Koeman cambió a un 3-4-1-2 para contrarrestar el dibujo alemán. A los pocos minutos, De Ligt acortó distancias con un gol de cabeza.
Los tres centrales holandeses jugaron muy abiertos, especialmente Blind en el lado izquierdo. Esto permitió cambios de juego en la línea defensiva, dirigidos a superar la tímida presión de Alemania.
A partir de aquí, los anfitriones construyeron desde las bandas hacia el centro para aprovechar que Kroos y Kimmich estaban fuera de su sitio.
Un rápido cambio a la izquierda encontró a Promes, quien condujo hacia los metros finales para asociarse con Depay. El delantero del Olympique de Lyon, en una gran acción, hizo el gol del empate.
A pesar del cambio de escenario en el partido, los anfitriones no fueron capaces de crear más ocasiones, con Alemania ganando más control en el último cuarto de hora.
En defensa:
El 4-3-3 buscó ejercer presión sobre el juego en corto de Alemania, especialmente en la salida de balón.
A pesar de emparejase hombre a hombre, Holanda tuvo problemas para controlar los movimientos de Alemania porque Low alternó el delantero que caía al centro del campo para generar problemas a De Jong.
El arrastre de los centrales se convirtió en otro problema para Holanda, ya que las combinaciones de Alemania con ese “tercer hombre” permitían penetrar con facilidad en la defensa holandesa. Para frenarlo, los locales se situaron en un bloque 5-4-1, aunque desorganizado, ya que los centrales seguían saliendo de su zona. En una acción de estas llegó el gol de Sané.
Con más dominio en ataque, la defensa holandesa dio un pase adelante para apoyar el de 4-3-3. Sin embargo, esto creó más espacio atrás, momento que Alemania utilizó para buscar el pase directo. Las carreras a la espalda de Sané y Gnabry (autor del segundo gol) fueron entonces el arma elegida de los visitantes.
Especialmente sobre Sané, que buscó la espalda de De Ligt. Sin embargo, las entregas al jugador del City no fueron buenas, provocando que Holanda tuviera más posesión. Al final, el cambio de Alemania a un 3-5-2 ayudó a recuperar el control de la posesión y encontrar un tercer gol, de Schulz.
Análisis: Alemania
En ataque:
3-4-1-2, con Sané, Gnabry y Goretzka buscando atacar por dentro. Con Holanda marcando hombre a hombre, Sané o Gnabry se colocaban en la posición del “10”, arrastrando a un central fuera de su zona, provocando que se abrieran espacios a favor.
Los apoyos adicionales de Kroos, Kehrer y Schulz también buscaban atacar esos espacios. El primer gol llegó con este planteamiento. Gnabry sacó a Virgil van Dijk de la línea defensiva y cuando Schulz centró, el defensa del Liverpool estaba fuera de sitio para evitar la llegada de Sané.
Con ventaja, Alemania optó por una versión más defensiva, con los interiores encargados de vigilar las entradas de los laterales holandeses.
De este modo, cuando los alemanes atacaban, Sané, Gnabry y Goretzka tenían que aguantar y esperar la llegada de sus compañeros desde segunda línea.
Cuando la defensa holandesa se adelantó varios metros, Alemania apostó por el juego directo a los espacios, en un intento de explotar las carreras Sané y Gnabry, especialistas en esta acción. Gnabry buscó un balón de Rüdiger por el lado izquierdo y luego cortó por dentro ante Van Dijk. El jugador del Bayern de Múnich fue el autor del segundo gol alemán.
En la recta final del segundo tiempo, y tras la remontada de Holanda, la entrada de Gündogan ayudó a los visitantes a recuperar el control del juego, con una configuración de ataque 3-5-2 que permitió tener ventaja de 3 contra 2 en el medio del campo. Al final el gol Schulz, en el minuto 90, dio la victoria a Alemania.
En defensa
Alemania jugó con una defensa de cinco, los interiores incrustándose en defensa. Kroos y Kimmich, por su parte, no se movían del centro del campo y la línea delantera era de tres jugadores.
Esto llevó a Holanda a jugar desde muy pronto con un 4-2-3-1, con la esperanza de conectar con De Roon y De Jong en posiciones más retrasadas, y así atraer la línea atacante de Alemania más arriba y separar sus líneas.
En las pocas ocasiones que Holanda logró jugar a través del bloque central de Alemania, las distancias entre el doble pivote Kroos-Kimmich y la delantera era demasiado grandes, impidiendo así una presión efectiva.
Este aumento de espacio proporcionó a Wijnaldum, y en breves ocasiones a Depay, más espacio para recibir y girar. Una acción que permitió vincular a Holanda su defensa con el ataque.
Cuando Holanda pasó a un 4-3-3, los laterales alemanes fueron más profundos, jugando por encima de la línea defensiva. Al mismo tiempo, los movimientos diagonales de Wijnaldum y de De Roon arrastraron a Kroos y Kimmich lejos de la defensa, abriendo espacios a su espalda. Esto coincidió con el mejor momento de Holanda, contrarrestado con las grandes actuaciones de Neuer.
En el segundo tiempo, el cambio de esquema de los locales generó muchos problemas a Alemania, que vio como Holanda consiguió el empate. Pero un último ataque, permitió a los alemanes ganar el partido.