Phil Neville
Selección femenina de Inglaterra, 2018-2021; Inter de Miami, 2021-presente
Pienso mejor cuando salgo a correr.
Cuando estoy en las colinas alrededor de Manchester mi cabeza se despeja.
Ahí es cuando pienso en las cosas que les voy a decir a mis jugadoras en los momentos más importantes.
Porque ellas te buscan para tranquilizarse.
Buscan apoyo, ánimo y confianza.
Esos son los momentos en que, como entrenador, realmente tienes que ganarte el sueldo.
Llevar a Inglaterra a la Copa Mundial Femenina este verano es lo más grande que he hecho en mi vida profesional. A lo largo de toda mi carrera como jugador soñé con ir a un Mundial. Ahora tengo la oportunidad de ir como seleccionador de Inglaterra, con 23 futbolistas increíblemente talentosas y ansiosas por alcanzar el éxito.
Estar de pie en la banda como su entrenador me llena de un orgullo increíble.
Cuando surgió la oportunidad de este puesto por primera vez, recuerdo que hablé con mi hermana Tracey, seleccionadora de baloncesto de Inglaterra, en una comida navideña.
Yo había trabajado en el fútbol masculino toda mi vida, como jugador y entrenador, por lo que era un desafío totalmente diferente a cualquiera que me había enfrentado antes. Quería saber qué pensaba Tracey. “¿Debo ir por ello?”
Ella no dudó: "Tienes que hacerlo. Será lo más grande y mejor que jamás hayas hecho".
El momento fue perfecto. Había pertenecido a cuerpos técnicos desde el final de mi carrera como jugador: primero con la Sub-21 de Inglaterra, luego con el Manchester United y, finalmente, en España con el Valencia. Ahora quería ser entrenador.
No me importaba si era un equipo de hombres, de mujeres, en una academia de fútbol o en categorías inferiores. Solo quería tener mi propio equipo. Quería construir mi propia filosofía.
“Me preparé como nunca me he preparado para ninguna reunión en mi vida”
Pero apenas conseguí el trabajo, mi mente comenzó a agitarse y empecé a hacerme preguntas.
“¿Cómo voy a ser como entrenador? ¿Me van a escuchar las jugadoras? ¿Van a disfrutar de mi estilo? ¿Van a estar a la altura de los desafíos que les voy a enfrentar? ¿Es mi filosofía lo suficientemente buena como para ser seleccionador de Inglaterra? ¿Y para ganar una Copa del Mundo?
Estaba increíblemente emocionado. No podía esperar a la primera concentración. La primera sesión. El primer encuentro con el equipo.
Creo que esos fueron los 30 minutos más importantes de mi tiempo como entrenador, porque fue el primer contacto que tuve con las jugadoras, mi primera oportunidad para mostrarles quién era yo y mi manera de ser. Aportar mi filosofía. Mis objetivos. Mi visión.
Me preparé como nunca me he preparado para ninguna reunión en mi vida. Quería ser profesional y calmado, pero también quería ser yo mismo, ser auténtico.
Hablamos mucho en esa primera reunión sobre ganar. Y no solo la Copa del Mundo, los Juegos Olímpicos o el campeonato de Europa. Se trataba de ganar todos los días. Cuando era jugador en el Manchester United teníamos la filosofía de que no solo ganas un sábado. Se triunfa siete días a la semana. Les dije que esa era la mentalidad. Cada minuto de cada día.
Al final de cada día tenemos una reunión donde preguntamos: “¿Hemos ganado hoy o hemos perdido? Si ganamos más días de los que perdemos, tendremos éxito".
Esos estándares me fueron inculcados desde muy joven cuando ingresé en el Manchester United. Primero por Eric Harrison, y luego Brian Kidd y Sir Alex Ferguson. Desde el primer día, Eric nos dijo: "Si quieres jugar para el Manchester United o tener éxito en la vida, debes trabajar más duro que nadie".
“Los niveles de expectativas sobre el fútbol femenino están aumentando increíblemente, y estas jugadoras están bajo una presión inmensa para cumplirlas”
Sus valores —trabajo duro, comportarse bien, tratar a las personas con respeto, prepararse de la manera correcta, presentarnos correctamente— siempre me han acompañado. Y se los quise transmitir a mis jugadoras desde el principio. Pero ahora tienes que hacerlo de otra manera. La sociedad ha cambiado desde mis días como jugador juvenil. Hay una manera diferente de comunicarse que requiere un enfoque más global.
Tiene que haber más sensibilidad en tu forma de comunicarte. Tu tono de voz. Tu lenguaje corporal.
Tuve la suerte de aprender del mejor comunicador con el que he trabajado, Sir Alex Ferguson. Y desde que me convertí en entrenador aprendí que la comunicación es la parte más importante de mi trabajo.
Eso requiere mucho tiempo y energía. También requiere habilidad. He intentado aprenderlo de varias personas, no solo de los jugadores.
Voy a charlas motivacionales, escucho la forma en que los abogados se presentan en un juicio, observo cómo se comunican los ministros y presidentes.
El desafío es que cuando hay un partido internacional tienes que atender a unas 25 jugadoras, además de 25 empleados. Y todas son distintas. No se puede hablar con todas igual. Entonces, tienes que aprender muy rápido sobre cada jugadora.
Fue algo que Sir Alex hacía tan bien. Conocía cada faceta de la vida de cada jugador, por lo que podía relacionarse con cada uno como individuo. Y eso te hacía sentir especial.
Su mayor habilidad era que podía entrar en una habitación y, sin siquiera hablarte, sabía cómo eras. Simplemente te miraba a los ojos y lo sabía.
No solo se trata de conocer al jugador; viene de conocer a la persona también.
"Como entrenador, debes estar contactable las 24 horas del día. Si lo haces bien, entonces tienes un grupo de jugadoras que saben que este es un cuerpo técnico que se preocupa por ellas, como jugadoras, pero también como personas"
Es como cuando vas a casa y ves a tu madre y a tu padre después de irte de casa. Con solo mirarte a los ojos, tu madre sabe cómo estás. Ella sabe si estás triste. Ella sabe si eres feliz. Eso es lo que Sir Alex era como entrenador, y es algo en lo que he trabajado duramente.
Cuando mis jugadoras entran ahora al vestuario, trato de mirarlas a los ojos. Intento mirar el lenguaje corporal. Intento sentir cómo son como grupo. Es crucial, porque los niveles de expectativas sobre el fútbol femenino están aumentando increíblemente, y estas jugadoras están bajo una presión inmensa para cumplirlas.
Por eso, desde el momento en que acepté este trabajo, quise crear un entorno y una cultura que las equipara con todo lo que necesitan para poder manejarse. Eso significaba probar su carácter más de lo que nunca habían hecho antes. Sacándolas de su zona de confort. Exigirles cada vez más.
Es lo que hice como jugador. Cada vez que iba al campo de entrenamiento, me evaluaban más de lo que habían hecho antes. Así es como construyes el carácter. Así es como construyes una mentalidad ganadora.
Sin embargo, no sucede de la noche a la mañana. Es un proceso. Toma tiempo, pero 12 meses después, empiezas a verlas disfrutando de sesiones de entrenamiento más difíciles.
Hemos desafiado a estas jugadoras dentro y fuera del campo en los últimos 16 meses. Desafíos tan complejos que, cuando se trata de los momentos críticos, sea una semifinal o una final de la Copa del Mundo, estén preparadas de la mejor manera posible.
No lo sabremos cómo de bien hemos hecho eso hasta que lleguen a esos momentos.
La gestión lo abarca todo. Eso es algo que he aprendido desde que comencé este trabajo. Me resulta muy difícil desconectar. Puedo estar en el cine o salir a comer con mi esposa, y estoy pensando constantemente en lo que están haciendo mis jugadoras. ¿Cómo están jugando? ¿Están en forma? ¿Están haciendo su recuperación? La gente me dice: "Apaga el teléfono hoy".
Pero, en realidad, como entrenador, debes estar contactable las 24 horas del día. Si lo haces bien, entonces tienes un grupo de jugadoras que saben que este es un cuerpo técnico que se preocupa por ellas, como jugadoras, pero también como personas.
Hemos pasado por muchas cosas en los últimos 16 meses. Hemos tenido altibajos y problemas reales, tanto dentro como fuera del campo. Pero al final del día, si juego para un entrenador que sé que se preocupa por mí, entonces voy a dar más.
Vamos a la Copa del Mundo con un equipo lleno de confianza y convicción. Y sin miedo.
Últimamente he estado corriendo mucho. Pensando mucho.
Ya sé lo que voy a decirles a las jugadoras antes de nuestro primer partido contra Escocia. También sé el equipo que jugará. Igual que conozco a mi equipo para los siguientes partidos contra Argentina y Japón.
Me gusta prepararme para tener una visión de cómo puede ser el partido. Y me gusta tener esas ideas en mi cabeza desde el primer momento. Para ser decisivo. Sé exactamente lo que voy a decir en qué momento. Solo espero que funcione.
Mi hermana Tracey tenía razón: esta es la cosa más grande y mejor que he hecho.
Es la cúspide para mí.
Ya quiero estar en la línea de banda.
Redacción: Héctor García