Copa América, Semifinal, 3 de julio 2019
Gabriel Jesus (19)
Firmino (71)
Brasil y Argentina enfrentaban sus caminos en las semifinales de la Copa América 2019. Un todo o nada para las dos gigantes del fútbol sudamericano, con urgencias en ambos bandos por volver a ganar un gran campeonato.
El partido acaparó toda la atención por las grandes estrellas que se daban cita sobre el césped del Mineirao, escenario de infausto recuerdo para Brasil con la derrota 1-7 ante Alemania en las semifinales del Mundial de 2014. Esta vez, por suerte para la 'Canarinha', el partido tuvo un desenlace muy distinto. Ante el liderazgo de Messi en Argentina, Tite trazó un plan de juego basado en el colectivo, para que pudieran brillar después sus dos delanteros, Gabriel Jesus y Roberto Firmino.
Ambos fueron los goleadores de Brasil, primero Gabriel Jesus en el primer acto y a falta de cuarto de hora para el final Firmino, después de una gran jugada individual de su compañero de ataque. Será la primera final para la selección brasileña desde 2007, cuando logró el título con una contundente victoria 3-0 ante Argentina, que, como ocurrió entonces, tendrá que esperar a la siguiente cita internacional para volver a intentar llegar a lo más alto.
4 / 3
DISPAROS / A PUERTA
14 / 2
41 %
Posesión
54 %
438 / 385
Pases / Completados
464 / 397
12 / 2 / 0
Faltas / Amarilla / Roja
19 / 5 / 0
Brasil se estableció en ataque con 4-2-3-1. Gabriel Jesus, Coutinho y Everton apoyaron a Firmino para formar el cuarteto de ataque. Los dos mediocampistas más profundos, Casemiro y Arthur, trabajaron en perfiles diferentes. El primero más cerca de los defensores y Arthur con una versión más creativa. Ocasionalmente adoptando la estructura 4-1-4-1, el jugador del Barcelona también retrasó su posición para ayudar en la construcción de juego.
Sin embargo, Brasil seguía sin tener claridad en la salida de balón, por eso en muchas ocasiones Coutinho se asoció con Arthur y Casemiro para superar la primera línea de Argentina a través de los movimientos del "tercer hombre". Aunque esto ayudó en la salida de balón, luego Brasil veía reducido sus efectivos en ataque, donde siguió teniendo problemas para combinar.
Argentina jugó en fase ofensiva sobre un 4-1-3-2, con Paredes entre líneas, mientras que Acuña, Messi y De Paul formaron el centro del campo, con Agüero uniéndose a Lautaro Martínez en ataque. Argentina fue inicialmente muy directa y, a menudo, buscó la segunda jugada desde los lanzamientos de Armani. Sin embargo, esta fórmula generó poca incertidumbre sobre la defensa brasileña.
Argentina tomó la forma 4-3-3 en fase defensiva, con Messi, Agüero y Martínez en la línea del frente, mientras que Acuña, De Paul y Paredes formaron el mediocampo de tres. La selección "Albiceleste" realmente no ejerció ninguna presión significativa sobre la salida de balón de Brasil y usó a sus tres delanteros muy cerrados por dentro para tapar el juego por esa zona.
Cuando el balón llegaba a ese espacio, el mediocampista central exterior (Acuña y De Paul) presionaban la espalda del jugador de Brasil que tenía el balón. Con Coutinho jugando entre líneas, De Paul se encargó de su marca, lo que creó dudas en la estructura defensiva de Argentina y le dio a Brasil la oportunidad de crear juego.
En defensa, Brasil operó sobre un 4-2-3-1 (abajo). Esta estructura se trasladó a un 4-1-4-1 a medida que el juego avanzaba. Brasil permitió que Otamendi y Pezzella tuvieran la posesión, concentrándose en la amenaza planteada por el mediocampo argentino y los movimientos de sus atacantes. Inicialmente, Firmino presionaba a un central, mientras Coutinho se ocupaba de Paredes. El atacante del Barcelona luego se retiraría de su posición para presionar al otro central, desplazándose Firmino para cubrir al mediocampista más retrasado de Argentina.
Esto, sin embargo, funcionó inicialmente, si Argentina movía el balón rápidamente, arrastrando a Firmino y Coutinho, lo cual daba más libertad a Paredes.
Sucedió también cuando Paredes se movía entre los centrales de Argentina para crear situaciones de 2 contra 1 ante Coutinho o Firmino. Cuando Brasil cambió a un 4-1-4-1 en defensa, ya no tuvo estos problemas, aunque sí otro: intentar detener a Messi.
Quedó claro en Argentina que todo el juego ofensivo pasaba por el jugador del Barcelona. Scaloni se dio cuenta rápidamente de que los brasileños estaban muy concentrados en el lugar donde Messi se movía, mientras se abrían espacios por otro lado. De este modo, cuando Messi iba a zonas más retrasadas, Acuña y De Paul avanzaban y operaban entre líneas.
Agüero y Martínez también podían jugar entre líneas, creando dudas en sus marcadores. Con Messi capaz de mantener ocupados a Arthur y Coutinho al mismo tiempo, Argentina podía usar a sus jugadores para sobrecargar a Casemiro y mover la posesión más allá de la línea del centro del campo brasileño.
Asimismo, con el lateral de cada lado, Argentina también buscaba avanzar asociándose con Acuña o De Paul. En esta situación, Messi atraía la marca de un jugador brasileño hacia él y Argentina aprovechaba después el espacio que se abría por dentro.
La entrada de Di María le dio a Argentina una versión más amenazante y al mismo tiempo permitió a Agüero y Lautaro Martínez caer hacia la pelota y dar problemas a Marquinhos y Tiago Silva. Sin embargo, y a pesar de tener más hombres por delante, Argentina solo tuvo un par de oportunidades razonablemente buenas donde su finalización fue insuficiente.
Gabriel Jesus y Everton, en el ataque brasileño, lucharon regularmente para hacerse con el balón ante la presión de Tagliafico y Foyth, respectivamente, quienes seguían su marca para asegurarse de que no recibieran con comodidad. La selección local comenzó a utilizar a Dani Alves más adelante a medida que avanzaba el juego, lo que le permitió a Gabriel Jesus moverse más adentro y plantear problemas para Acuña y Tagliafico.
A medida que avanzaba el juego, Brasil pudo encontrar a Coutinho entre las líneas mucho más exitosamente, ya que Argentina realizó cambios en su ataque que abrieron más espacio.
La principal amenaza de Brasil llegó a través de transiciones que resultaron en sus dos goles. El primero, en una situación de incertidumbre en el medio del campo, aprovechado por el anfitrión con una jugada de Alves y finalizada por Gabriel Jesús, y el segundo después de una pérdida de balón de Argentina en ataque, acabada en gol por Firmino.
El seleccionador brasileño valoró alcanzar la final después de “un gran partido” con “dos equipos con recursos técnicos impresionantes”. Tite también explicó el plan que siguió Brasil ante Messi: “Para neutralizar a un jugador como ese, disminuir sus acciones, hay que cambiar la estructura, trajimos a Firmino un poco más atrás para cerrar las acciones. Tuvimos menos posesión de lo usual”.
"Dejamos una imagen para el futuro de esta Selección, de estos jugadores, de un camino muy bueno", señaló Lionel Scaloni, quien mostró una valoración positiva sobre el partido de Argentina. "Messi es nuestra bandera. Brasil tapó línea de pases con él para que no le llegase la pelota. Es emocionante verlo jugar (a Messi) y lo que ayuda al equipo. En el fútbol seguramente tendrá revancha", añadió el entrenador de Argentina, quien no quiso entrar a valorar su continuidad en el cargo.