Juan Pablo Ángel
Jugador: Atlético Nacional 1993-1997 y 2013-2014, River Plate 1997-2000, Aston Villa 2001-2007, NY Red Bulls 2007-2010, LA Galaxy 2011, Chivas USA 2011-2012
Uno nunca termina de retirarse.
Pero en 2014, después de más de dos décadas como futbolista profesional, estaba contento y en paz con la decisión que tomaba.
Yo nací siendo hincha del Atlético Nacional de Medellín. Mi padre y mi abuelo también lo eran. Así que no tuve poder de elección.
Hice parte de las divisiones menores del club y debuté muy temprano en el primer equipo.
Por esas coincidencias y casualidades del destino lo hice en el equipo donde jugaban la mayoría de mis ídolos: René Higuita, Andrés Escobar, Barrabás Gómez… Era también el equipo base de la selección de Colombia.
Hacer parte de un equipo exitoso con jugadores de tanto renombre y poder haber ganado un campeonato de liga tan joven con Nacional (1994) fue una introducción soñada para cualquier jugador.
También tuve la generación de los entrenadores tradicionales. Hernán Darío Gómez, que era el siguiente paso después de Pacho Maturana, Juan José Peláez o Pedro Sarmiento. Técnicos paisas que en ese momento estaban a cargo del fútbol nacional.
Jugando la Copa Libertadores nos enfrentamos a River Plate un par de veces, y en esas ocasiones tuve grandes presentaciones. Como consecuencia de esos partidos y el rendimiento que tuve, desperté el interés de su entrenador, Ramón Díaz.
Un par de años después me firmaron. Así empezó mi carrera y mi periplo internacional.
"Si bien había una diferencia generacional entre Aimar, Saviola y yo, desde el primer día que entrenamos juntos hicimos clic"
En ese momento, Ramón Díaz tuvo un gran impacto en mi carrera porque me abrió la oportunidad de un fútbol de alto nivel y para él, que había sido un delantero exitoso, fue mucho más fácil darme tips, enseñarme cosas especificas a mi posición.
Llegué a un equipo que terminaba de ganar la triple corona, en plena transición con la salida de grandes figuras como Marcelo Salas, Enzo Di Francescoli, Marcelo Gallardo para transformarse en otro equipo muy exitoso (abajo). El de Saviola, Aimar, Ortega…
Jugar con ellos fue muy especial y fui muy afortunado que eso coincidió también con una época muy exitosa.
Si bien había una diferencia generacional entre Aimar, Saviola y yo, desde el primer día que entrenamos juntos hicimos clic y se veía que había algo especial en esa trilogía. Luego pudimos refrendarlo no solo con grandes actuaciones, sino con títulos y dejar marcada la historia de alguna manera en un club tan grande como River Plate.
Entre los grandes recuerdos de esa época están los partidos ante Boca Juniors. El clásico argentino no tiene comparación con ningún otro del mundo. No sé si hay alguno que tenga la presión, la dimensión y la euforia que genera este partido. Todo lo que hay alrededor y lo que significa este partido para la sociedad, lo convierte en algo impresionante para sus aficionados.
"Hacer un gol en un clásico es como firma indeleble en la historia de un club tan importante"
Y es una cosa que crece y crece con los años.
Hacer un gol en un clásico también es casi que tener el reconocimiento eterno por parte de la hinchada. Ese momento particular es casi como poner un tatuaje o una firma indeleble en la historia de un club tan importante.
Todo eso se vino conmigo a Europa en 2001 cuando fui contratado por el Aston Villa (abajo).
Llegar al fútbol europeo era una cosa que estaba casi estipulada y planificada desde el principio. El sueño de todo jugador. Estar al lado de los mejores del mundo. Para poder lograrlo en ese momento era casi que necesario hacer una transición en el fútbol sudamericano, en este caso Argentina o Brasil.
Por entonces, las ligas más importantes eran la española y la italiana. Entonces siempre mirábamos a ellos. Yo ya había tenido tres oportunidades de ir a equipos de esos campeonatos que no se habían materializado.
Cuando eventualmente apareció la Premier League ya había sido elegido el mejor jugador de la liga argentina, goleador del torneo argentino, campeón con River Plate.
La Premier era una liga no muy conocida para nosotros. No pasaban tantos partidos en televisión. Sí conocía a los equipos tradicionales. El Liverpool, el Manchester United. También un poco el Newcastle porque Faustino (Asprilla) había jugado allí, pero de la liga como tal no la conocía mucho.
Me acuerdo que cuando el Aston Villa vino, lo primero que hice fue meterme en su página web y ver dónde estaba geográficamente el club, la ciudad. Entender un poco la cultura. Y bueno, tomé la decisión y me embarqué en una aventura que terminó siendo tremendamente gratificante para mí, con todas las dificultades que viví.
En un principio, hubo circunstancias ajenas a lo que es el proceso de adaptación normal que tiene cada jugador. Tuve una situación personal complicada. Mi esposa se enfermó cuando llegamos a Inglaterra y pasó casi el primer semestre en el hospital cuando tuvimos nuestro primer hijo. Naturalmente eran circunstancias externas y ajenas al juego, a los niveles de concentración y de predisposición para jugar.
Pero la liga como tal tenía sus propias dificultades.
El idioma, el clima, lo física y rápida que era a nivel de competencia. Las exigencias también eran distintas a las de mis dos equipos previos.
Llegaba a un equipo de mitad de tabla, con mucha historia pero que no se esperaba que ganara la Premier League. Mientras que en Argentina y en Colombia estaba obligado a ganar, no solo cada partido, sino cada campeonato que jugaba.
Y a nivel de organización el club tampoco estaba preparado para traer extranjeros de nuestras latitudes.
"Estoy feliz con el regreso del Aston Villa a la Premier. Me generaba una profunda tristeza que un equipo de su categoría estuviera jugando en una división a la que no pertenece"
Estuve con cuatro entrenadores. Todos muy distintos. El que me trajo fue John Gregory. Con él tuvimos una buena temporada, pero duró poco en el cargo.
Luego vino Graham Taylor. Muy diferentes. Un técnico muy -no sé si la palabra adecuada es tradicional-. Pero como el juego estaba cambiando tan rápido se había quedado un poco en el tiempo y tuvimos grandes dificultades esa temporada, inclusive con peligro de perder la categoría. Al final, nos salvamos del descenso en la última fecha.
Después llegó David O’Leary (abajo) y transformó completamente la mentalidad del club. Venía de una participación muy exitosa con el Leeds United y trajo no solo una nueva manera de jugar, sino ánimos distintos con metodologías mucho más avanzadas. Con un grupo de trabajadores que nos ayudaron, nos potenciaron como equipo muchísimo y terminamos haciendo una temporada maravillosa, disputando lugares para las plazas europeas.
Esa campaña logré marcar 23 goles. La verdad que no entendía la dimensión y lo que eso significaba eso en una liga como la Premier. Poder pasar la marca de 20 goles en un equipo como el Aston Villa, con las dificultades que teníamos, pasado el tiempo lo entendí, lo significativo que era.
Fue quizás de lo mejor que me pudo haber pasado.
Luego de él estuvo Martin O´Neill, ya sobre el final de mi etapa en Inglaterra. También un técnico con unas maneras distintas de manejar el equipo con una muy buena gestión del grupo, donde también se le entregaron unos recursos importantes para que construyera un equipo más competitivo, pero nunca al nivel de los grandes equipos de la Premier.
O sea que el club siempre estaba en una posición donde no tenía forma de competir contra los primeros porque el presupuesto era distinto, porque la plantilla era distante, en términos de calidad, a los equipos grandes de Inglaterra.
"Formé parte de esa generación que empezó a ayudar a transformar el fútbol en Estados Unidos"
Esa siempre fue una de las principales dificultades de venir de unas ligas y equipos donde siempre estaba acostumbrado a ganar a llegar a un equipo que, por momentos, peleábamos por la supervivencia.
Hacer parte de lo que eventualmente se convirtió en la mejor liga del mundo, una liga tremendamente competitiva y haber podido tener éxito, es algo que me hace sentir muy orgulloso. Ahora estoy feliz con el regreso de Aston Villa a la Premier. Me generaba una profunda tristeza que un equipo de su categoría, de su gran historia y grandísima hinchada, estuviera jugando en una división a la que no pertenece.
Después de Inglaterra seguí mi carrera en la MLS. Fue casi por accidente porque no era una cosa que estaba planeada. Cuando la liga abrió en 2007, con el formato de jugadores designados recibí la invitación por parte de la liga, luego de Red Bull para ser parte de ella. Analizando las circunstancias y lo que estaba viviendo allí sentí que necesitaba un cambio.
En ese primer grupo de jugadores excluidos del tope salarial de sus respectivos equipos estuvimos incluidos Beckham, Cuauhtémoc Blanco y yo (arriba).
Hice parte de esa generación que empezó a ayudar a transformar el fútbol en Estados Unidos. Es algo que ha crecido de una forma exponencial. Allí terminé disfrutando unos años espectaculares no solo por lo profesional, sino familiarmente.
Y después cerré todo el círculo volviendo a Colombia. Tampoco estaba planeado. Uno normalmente dice, quizás en forma demagógica, que volverá al equipo donde empezó y del que es hincha. Pero realmente no tienes esa certeza de lo que pasará en el futuro.
Esta vez, casualmente, pasó.
Yo ya había tomado la decisión casi de retirarme y dejar el fútbol, y asentarme en Estados Unidos.
Cuando estaba de vacaciones me ofrecieron ir a Nacional con lo que eso significaba. Un proyecto nuevo que se estaba construyendo donde yo tenía unos roles específicos deportivos y también organizacionales. Finalmente terminé tomando la decisión de regresar.
Un poco egoísta de mi parte, porque moví a toda la familia cuando ya estaban los chicos un poco más grandes, no con muchas ganas de seguir viajando y seguir siendo unos nómadas por el mundo.
Pero terminó siendo tremendamente gratificante. Construimos un equipo muy exitoso y hacer parte de eso fue para mí increíble, cerrar el ciclo de esa forma fue extraordinario.
Me retiré después de la final de la Copa Sudamericana justamente frente a River (arriba). Fue un momento también muy especial y un poquito difícil porque era la primera vez que volvía al Monumental después de tanto tiempo. Iba a jugar una final contra el equipo con el que tenía tanta afinidad.
La gente me trató de forma espectacular, aunque me quedé sin poder jugar.
En ese momento cuando perdimos la final fue que tomé la decisión de dejar el fútbol.
Desde entonces he estado educándome en diferentes áreas relacionadas con el fútbol.
La razón fundamental es porque creo que, independientemente del nivel en el que estés, hay que estar listo para el siguiente acto, sea en la parte técnica, la parte administrativa, en medios de comunicación.
La Federación de Gales me ofreció la plataforma para hacer los cursos de entrenador y es algo que he valorado inmensamente.
Me gustaría entrenar. Hoy lo hago en la cabeza, para ser parte de un cuerpo técnico, la cabeza de un cuerpo técnico. Una vez que sienta que estoy listo, ese día me pondré en el mercado y veré qué opciones hay.
Mientras tanto, lo importante es seguir educándome y preparándome.
Redacción: Héctor García