El Espanyol, una nueva parada para Pablo Machín en su carrera como entrenador. En la mochila porta las experiencias vividas en el Numancia, Girona y Sevilla. En esta serie con The Coaches' Voice, Pablo Machín recuerda su camino desde un pequeño pueblo de Soria, Gómara, hasta la élite del fútbol.
Capítulo 1: La decisión acertada
"Mi padre me decía: "Hijo, ¿no te cansa tanto fútbol? Pero ni me cansaba antes, ni me cansa ahora"
"En un campo de tierra y dos piedras como portería. Después nos construyeron en el colegio una pista roja de fútbol sala, de un rojo brillante, nos parecía el mejor estadio del mundo". Ahí empezó la relación de Pablo Machín con el fútbol, narrada por el entrenador en este primer capítulo.
Años después, en Soria, conectó con la otra visión de este juego. "Los entrenadores me decían que miraba más allá que el resto de mis compañeros". En casa, mientras, "llegaba a ver dos partidos de la Champions League seguidos. Eso le sorprendía mucho a mi padre. Hijo, ¿No te cansas de tanto fútbol? Pero ni me cansaba antes, ni me cansa ahora".
Con solo 18 años obtuvo la licencia de entrenador, compaginándolo con los estudios y el Numancia B. Pero una grave lesión, ocho meses sin jugar, le hizo tomar un solo camino: "Ese tiempo sin jugar me hizo ver que no echaba tanto de menos jugar. Tuve que decidir entre seguir jugando o continuar de entrenador y me decidí por ser entrenador. Creo que fue la decisión fue la acertada".
Ya en la estructura técnica del Numancia, llegó la llamada imprevista de Enrique Martín para unirse al primer equipo en la pretemporada. "Eso me hizo saber lo que siente el entrenador, cómo preparar las sesiones, qué inquietudes. A mí me daba un poco reparo porque pensaba que quizá no podía tener la autoridad ante los jugadores que podían tener personas más mayores. Pero eso me enseñó que la autoridad no la da ni el cargo, ni la experiencia ni la edad, sino que la da el conocimiento y el buen hacer. Y es lo que siempre he tratado de hacer".
Capítulo 2: Los pequeños detalles marcan
"No creo excesivamente en la suerte en el fútbol, pero indudablemente hay momentos en los que se necesita"
En este segundo capítulo Pablo Machín recuerda su etapa en el Girona y las conclusiones que obtuvo de su paso por el Sevilla. "Cuando uno tiene una corta edad es difícil encontrar oportunidades. La única forma que había es que alguien apostara por ti. Se iba complicando la situación hasta que me llamaron del Girona para una oportunidad que muchas veces he llamado 'envenenada'. Pero decidí cogerla como un reto personal, pero para darme cuenta de que servía para entrenar".
En el club catalán vivió "una película de suspense", salvado a un equipo casi descendido a Segunda B para ascender a Primera División a la tercera oportunidad. Consolidó al Girona en la élite, con una victoria transcendental ante el Real Madrid, para tomar un nuevo camino, el Sevilla. "Creía que el sitio donde podía seguir creciendo, buscar nuevos retos".
Sobre su salida del club andaluz a mitad de temporada, Pablo Machín "tenía muy claro que la afición había valorado mi trabajo y te da rabia que no puedas culminar algo que está bien enfocado. La conclusión es que cuando decimos que los pequeños detalles marcan, es una realidad".