Gian Piero Gasperini
Atalanta, 2016-Presente
El Perfil:
Gian Piero Gasperini arrancó su etapa como entrenador del Atalanta en la temporada 2016/17 acumulando cuatro derrotas en Serie A en los primeros cinco partidos. Lejos de dudar, el técnico italiano confió en su filosofía de juego, marcado por un perfil muy ofensivo. Un estilo de entender el juego a contracorriente de los principales postulados del catenaccio, que ha llevado al equipo italiano a vivir uno de los mejores momentos de su historia.
“Si tuviera que resumir mi filosofía en una frase sería que no creo y nunca creeré en el concepto de esperar que tu oponente cometa un error. La formación no importa, sino con cuántos jugadores atacas o defiendes”, señaló el entrenador italiano en una entrevista en The Guardian. Ideario que se traduce, entre otros aspectos del juego, en una estadística de 1,9 tantos por partido desde que Gasperini llegara al banquillo del Atalanta. Cifras que lo sitúan entre los equipos más goleadores de Europa.
Estilo de juego:
Gasperini es un entrenador que prioriza atacar sobre la posibilidad de defender, pero consciente también de que existen momentos en los que el equipo tendrá que ser eficiente en ambos aspectos del juego si quiere aspirar a ser competitivo. Un equilibrio que ha conseguido llevar a cabo con éxito en el equipo italiano.
De manera general, el Atalanta se dispone sobre un 3-4-1-2 como dibujo base, en una estructura que varía en función de las diferentes fases del juego. Así, en ataque se transforma en un 3-5-2 para defender sobre un 5-3-2.
Todas sus ideas y conceptos sobre el juego las empezó a desarrollar desde sus comienzos como entrenador en diferentes clubes (Crotone, Palermo, Inter y Genoa), siendo el Atalanta posiblemente el equipo donde ha gozado de más tiempo y paciencia por parte de la directiva para asentar su proyecto de juego y consolidarlo.
Fase ofensiva:
Hay una seña de identidad que define a los equipos de Gasperini: intentar dominar los partidos a través del balón y, especialmente, a través de la generación y ocupación de los espacios. Eso se refleja en el juego del Atalanta.
La idea de disponer de 3 centrales no responde a criterios defensivos. Al contrario, responde a elementos ofensivos, porque busca tener la superioridad desde la salida de balón. Bajo esta disposición táctica, las líneas de pases iniciales son mayores, lo que le permite progresar con ventajas para aprovecharlas en zonas más avanzadas.
En esas primeras asociaciones, pide a sus jugadores que se distribuyan el espacio en distancias de relación adecuadas (arriba). Así, sitúa a un central, José Luis Palomino, dentro del área para que la ejecución del pase desde el portero sea en corto y preciso.
Mientras tanto, los otros dos centrales, Rafael Tolói y Berat Djimsiti, se colocan fuera del área, por delante del delantero rival en la presión para, una vez controlado el balón, estar en disposición de conectar con la siguiente línea, compuesta por cuatro futbolistas. Dos jugadores en zonas interiores, Marten de Roon y Remo Freuler, que buscan la profundidad en zonas intermedias, y dos por fuera, Hans Hateboer y Robin Gosens, para dar amplitud.
Ese dibujo de 3 centrales únicamente se desarrolla en fase inicial, ya que uno de los ellos sale desde la defensa con la conducción de balón. Un papel ejecutado preferentemente por Palomino, capaz de ejecutar pases con un alto nivel de precisión.
El objetivo de que el central salga con el balón es fijar al delantero que presiona y dividir el juego del rival atrayendo a sus unidades en la búsqueda de un tercer hombre libre, Alejandro Darío Gómez, quien corre al espacio, alejándose de su marca individual para recibir con tiempo y espacio suficiente (abajo). Esta propuesta, no obstante, conlleva riesgos, ya que cualquier pérdida de balón cerca de portería puede ser penalizada.
Una vez que el equipo llega a campo contrario, comienza otra fase del juego: el ataque posicional. En este momento, donde el espacio y el tiempo para pensar es menor, la línea de medios se muestra muy dinámica y participativa. Gómez, Freuler y De Roon intercambian posiciones y se conectan con los jugadores avanzados, Josip Ilicic, Mario Pasalic y Duván Zapata.
Cerca de la portería rival, el equipo italiano se distribuye bajo un buen posicionamiento de los jugadores en disposición de intervenir, situándose a distintas alturas. Esto facilita una correcta circulación de balón con la intención de movilizar al oponente para provocar desajustes en su defensa que le permitan obtener ventajas para poder finalizar.
Las secuencias de pases, de fuera a dentro y de dentro a fuera (abajo), son fundamentales, y para ello el equipo cuenta con jugadores de alto nivel técnico como Gómez, De Roon, Freuler, Pasalic y Gosens.
Precisamente Gómez, con libertad para moverse por las zonas más influyentes y una gran habilidad en el 1 contra 1, desarrolla un papel principal como eje en la circulación de balón, conectando más arriba con Ilicic y Zapata en zonas interiores. El posicionamiento del delantero colombiano es decisivo para permitir que la circulación de balón por dentro sea ágil y rápida, ya que su función no es tanto intervenir en el juego directamente, sino fijar a los centrales del equipo rival para dar espacio y tiempo a sus compañeros para asociarse.
Después de llegar a zonas interiores, el Atalanta busca la salida de balón a zonas exteriores. De este modo, resulta habitual ver a los laterales Hateboer o Gosens, como también a Gómez cuando se desplaza a una de las bandas (abajo), llegando a línea de fondo para ejecutar el centro al área. Todos estos mecanismos en ataque convierten al Atalanta en un equipo imprevisible y complicado de defender, debido a la movilidad de sus jugadores.
Fase defensiva y presión:
El balón también tiene un peso muy importante en el apartado defensivo, ya que el equipo se protege a través del dominio de la posesión. Orientado más a descansar con balón, que en defender por detrás del esférico y cerca de portería propia. En los momentos que no lo tiene, la intención es recuperarlo tan pronto como sea posible.
En el apartado defensivo, el equipo de Gasperini se maneja en dos conceptos posibles. Si está situado en campo contrario, buscará la presión en primera línea sobre su estructura 3-5-2 para recuperarlo. Por otro lado, si es sometido por el rival y obligado a situarse cerca de su portería pasa a organizarse en un 5-3-2, protegiendo los espacios por dentro, acercando a los laterales con los centrales y buscando más proximidad entre la línea defensiva y el medio del campo.
Es un equipo que realiza la presión de una forma organizada y planificada. La idea matriz es presionar inmediatamente tras pérdida para volver a atacar y eso es algo que se habilita a partir de las secuencias de ataque con el equipo muy junto en todas sus líneas. Los jugadores más avanzados son los primeros que se activan tras pérdida, mientras las siguientes líneas ajustan distancias.
En situaciones donde el equipo contrario se encuentra en fase de inicio, con el balón en su portería, lo que propone Gasperini son marcas individuales, en situaciones de 1 contra 1 con el principio prioritario de evitar ser desbordado.
En la primera línea de presión (arriba), Ilicic se activa sobre el central izquierdo rival, Gómez sobre el mediocentro defensivo y Zapata sobre el central derecho. Mientras, la siguiente línea se sitúa en espacios de intervención: Tóloi sobre el lateral izquierdo, De Roon sobre un interior y Freuler sobre el otro.
Con esa disposición, Gasperini intenta provocar que su rival juegue directo, y obtener ventaja porque su equipo se encuentra orientado de cara, lo que permite tener ventaja posicional para recuperar. Si, por el contrario, el equipo rival juega en corto, los jugadores del Atalanta comenzaran a saltar a la presión para recuperar cerca de portería rival, con la intención de finalizar rápido.
En el caso de no recuperar el balón en esa presión alta y ser superados, el equipo se desplaza a un bloque medio (arriba), con la opción de estar juntos y evitar progresiones en profundidad del oponente. Aquí, los jugadores en zonas intermedias adquieren importancia capital, priorizando recuperar en la zona donde se desarrolla el juego, buscando también cerrar las posibles líneas de pases, tanto con corto como en largo, del rival.
El principal objetivo de Gasperini es que sus futbolistas se sientan muy cómodos en las diferentes fases del juego, con una estructura y mentalidad que les permita expresar todas las cualidades que poseen y competir al máximo nivel.