Santiago Solari
América, 2020-2022
El Perfil:
Después de su etapa en el Real Madrid y de casi dos años sin entrenar, Santiago Solari retomó su camino como técnico en el Club América de México. Un país y una competición que ya conocía, pues vistió los colores de Atlante como jugador en la temporada 2009-10.
Aunque todavía con una corta experiencia como entrenador de un equipo profesional, Solari acumula el bagaje de haber dirigido al Real Madrid, sin duda un aspecto importante para ponerse a los mandos de un equipo de la magnitud de Club América. Llegó al primer equipo blanco después de un amplio desarrollo en las inferiores del club, desde 2014 a finales de 2018, pasando por diferentes categorías.
Esa experiencia le hace tener también una especial sensibilidad por los jugadores más jóvenes, como se vio en su paso por el Real Madrid, donde promocionó desde el segundo equipo a Sergio Reguilón, como también dio mayor presencia en el once inicial a Vinícius Junior, Marcos Llorente o Fede Valverde.
Arrojó en el Real Madrid un balance de 22 victorias, 2 empates y 8 derrotas, donde destacó especialmente la faceta goleadora: 71 tantos, en una media de más de 2 goles por partido. Acompañado además por el triunfo en el Mundial de Clubes de la FIFA en 2019. Todo bajo una línea de trabajo que ya ha señalado para el América. “No hay otra forma de tener resultados positivos que, con disciplina, orden, trabajo y paciencia. Los resultados no son por generación espontánea”, dijo en su presentación como entrenador del equipo mexicano.
Estilo de juego:
Durante su estancia en el Real Madrid, utilizó el 4-3-3 como sistema principal, pudiendo mutar al 4-2-3-1 cuando jugaban Dani Ceballos o Isco en lugar de Luka Modric. Uno de estos dos pasaba entonces a ocupar la posición de mediapunta, mientras Toni Kroos se situaba directamente en la misma línea que el pivote defensivo, Casemiro o Marcos Llorente. Solari demanda a sus jugadores mantener un ritmo de juego alto, que sea asfixiante para los rivales y sostenido a lo largo de todo el partido. El objetivo es acabar decantando la balanza a su favor consiguiendo que el oponente acumule minutos de correr sin balón, con poco descanso.
En fase ofensiva, propone una salida de balón de manera combinativa. En el caso del Real Madrid, la defensa trataba de conectar principalmente con Kroos, jugador que tomaba toda responsabilidad en superar la primera línea de presión. Para ello, el internacional alemán descendía hasta situarse a izquierda de los centrales (abajo), donde podía recibir sin presión y comenzar con la escalada hasta la portería rival.
En ese punto es donde se activan los mecanismos para penetrar el bloque defensivo rival. La primera opción pasa por buscar directamente una línea de pase a un compañero con una orientación corporal correcta que pueda iniciar la parte final del ataque. Si no existe esa línea de pase clara o los jugadores rivales lo impiden, el técnico argentino propone entonces diferentes alternativas.
Una de ellas es jugar con los extremos o delanteros con mayor capacidad asociativa -Gareth Bale, Lucas Vázquez, Karim Benzema en el Real Madrid-, quienes descienden desde su posición para dar viabilidad al concepto del tercer hombre, encargados de recibir y jugar de cara para uno de los jugadores encargados de dirigir el ataque -Modric, Ceballos, Isco-. La otra pasa por buscar la salida de balón por fuera, bien superando líneas con pase raso al lateral izquierdo que se sitúa a la altura casi de la defensa rival, o bien con un cambio de orientación que busca al lateral contrario, también situado en una posición bastante ofensiva.
En zona de finalización, apuesta por mantener el alto ritmo de juego, acompañado por la movilidad de todos sus jugadores y la amenaza en la zona frontal del área para tratar de que sus delanteros reciban dentro del área. En el Real Madrid, esto llevaba a acumular mucha gente en los últimos metros, donde sus delanteros y mediocentros atesoraban gran calidad para combinar y finalizar rápido. Una vez amenazada esa zona, los jugadores de banda también rompían por fuera para llegar a línea de fondo y penetrar al área rival (abajo).
Si el equipo no logra tener claridad para profundizar, los laterales finalizan gran parte de las jugadas con centros laterales. Una acción en la que el equipo blanco, a pesar de que no era especialmente peligroso, acumulaba gran cantidad de centros, por lo que en ocasiones podía anotar de cabeza, sobre todo a través de Benzema o Bale.
Fase defensiva y presión:
Solari apuesta por situar a los centrales con mucha altura, posicionados dentro del campo contrario cuando el equipo ataca. Esto hace al equipo corto y le permite estar cerca del rival en caso de pérdida de balón, donde se inicia la transición defensiva. En esta situación, el primer impulso pasa por activar la presión hombre a hombre donde se busca acosar muy de cerca al poseedor del balón y a los posibles receptores de un primer pase.
Un desarrollo que evita que el oponente consiga ordenarse con balón y robar en los primeros segundos de la posesión rival, como también garantizar la reducción de los esfuerzos a nivel general gracias a la capacidad de cambiar el rol de trabajo de una manera rápida. En definitiva, un esfuerzo intenso, pero de poca duración.
Si el rival consigue salir de esa presión tras pérdida, el equipo repliega rápidamente a posiciones de partida. Lo mismo sucede si en la presión se cometía falta o se conseguía echar el balón fuera de banda. Una pausa para colocarse y prepararse para realizar una defensa organizada (4-1-4-1 en el Real Madrid), basculando de lado a lado protegiendo la zona central y esperando al error del rival.
Los saltos a la presión se realizan por parte de los laterales y de los interiores (Modric y Kroos generalmente), quienes buscan acosar antes de la recepción para estar encima y provocar el error en el control (arriba). Una tarea que generalmente impide a los jugadores rivales de mayor calidad jugar con comodidad y encontrar los espacios.
Por otro lado, cuando el equipo rival recibe en banda en posición adelantada, se activaba la presión del lateral y extremo, moviéndose el interior para proteger el pase por dentro y el mediocentro defensivo cerrando la zona central para no desprotegerse. En algunos momentos, Solari también pide a su centrocampista defensivo incrustarse entre los centrales para defender un posible centro lateral (abajo).
No obstante, el ex entrenador del América proponía principalmente un equipo activo en fase defensiva, donde el robo de balón se produce generalmente por una interceptación o un duelo individual ganado, dando lugar a una rápida transición ofensiva. En dicha transición hay dos posibilidades. Si el rival está desplegado en su ataque, la primera opción es la velocidad. En estas acciones en el Real Madrid, Modric o Kroos lanzaban el contraataque para que los extremos corrieran, acompañados por Benzema para asociarse y finalizar. Otra de las características de estos contraataques es que se realizaban de manera muy directa, con pocos contactos, y aunque generalmente intervenían pocos jugadores, el equipo no se partía y acompañaba bien.
La segunda opción, y ante la imposibilidad de correr al contraataque, es asegurar la posesión y volver a iniciar la fase ofensiva, cerrando así el círculo el modelo de juego de Solari, en el que el desarrollo ofensivo y defensivo debían permanecer perfectamente compenetrados para conseguir los objetivos propuestos.
Redacción: Héctor García