Gareth Southgate
Seleccionador de Inglaterra, 2016-Presente
El Perfil:
Dominador en las competiciones europeas de clubes –tres equipos de Premier League entre las finales de Champions League y Europa League en la 2020/21-, Inglaterra busca extender ese mandato del fútbol inglés a la Eurocopa. Lo hace dirigida por Gareth Southgate, quien conoce la selección desde tres perspectivas diferentes: firmó 57 internacionalidades como jugador, fue entrenador de la Sub-21 durante tres años y, desde 2016, es el seleccionador de la absoluta.
Southgate se valió precisamente de su etapa en la Sub-21 para promocionar a varios jugadores, hilvanando un proyecto que llevó a Inglaterra a las semifinales del Mundial 2018. Su mejor clasificación en un campeonato internacional desde 1990, cuando también llegó a las semifinales en la Copa Mundial de Italia. Con nuevos jóvenes talentos emergidos en los últimos años y una importante base de la selección de 2018, la Inglaterra de Southgate busca dar el último gran paso en la Eurocopa.
Estilo de juego:
La filosofía que llevó a Southgate a dirigir a Inglaterra se estableció durante su etapa como seleccionador de la Sub-21. Un equipo donde la estructura de partida era un 4-3-3, pero lo suficientemente flexible como para variar a un 4-2-3-1 cuando consideraba necesario introducir a un doble pivote en mediocampo y desarrollar un juego ofensivo, basado en el intercambio de posiciones que ofrecían sus extremos, para dar apoyo por dentro al único delantero.
A su vez, los interiores de la selección inglesa Sub-21 adaptaron sus movimientos para sumarse a esos ataques, mientras los laterales ofrecieron tanto desdoblamientos por fuera como progresiones hasta último tercio del campo, siempre protegidos por la cobertura del mediocentro defensivo. Ese intercambio de posiciones por bandas implicaba también que uno de los interiores avanzara e intercambiara su posición con el extremo cercano a la jugada -sobre todo cuando los centrocampistas seleccionados tenían el instinto ofensivo de Jesse Lingard o Ruben Loftus-Cheek- y que un lateral adelantara su posición para realizar la cobertura junto al interior. Cuando un lateral se desdoblaba y sus movimientos eran cubiertos por un centrocampista central se formaba entonces un doble pivote alternativo.
No obstante, su estructura más consistente -y que se hizo aún más común en su última etapa en la Sub ‘21- seguía siendo la de jugar con dos laterales muy ofensivos y centrocampistas de carácter conservador, a través de James Ward-Prowse, Will Hughes, Tom Carroll o una alternativa moviéndose a la espalda de los laterales y apoyando por detrás de los extremos que se habían desplazado por dentro (abajo). En estas circunstancias, a menudo se habilita un doble pivote más consistente, en la retaguardia de un interior que avanzaba para acompañar al delantero e intercambiaba la posición con los extremos.
Southgate mantuvo la misma estructura en sus primeros partidos en la selección absoluta. Kyle Walker y Ryan Bertrand o Danny Rose realizaban los desdoblamientos desde los carriles laterales, mientras Raheem Sterling, Adam Lallana, Lingard y Marcus Rashford atacaban por dentro arrancado como extremos a ambos lados de Dele Alli, quien apoyaba a Harry Kane desde su rol como mediapunta. Jordan Henderson y Eric Dier, por su parte, proporcionaban seguridad defensiva en el doble pivote en mediocampo.
Fue en la preparación del Mundial de 2018 cuando Inglaterra pasó a jugar con una línea de tres atrás (abajo), con Kieran Trippier y Ashley Young como carrileros aprovechando su capacidad para ejecutar centros precisos desde banda y a balón parado, situaciones en las que la selección inglesa se mostró más efectiva.
Arriba, Kane contó con el apoyo de Sterling en una delantera poco convencional, y las carreras de Alli hacia delante -a menudo realizadas cuando Sterling se descolgaba a posiciones interiores- aumentaron la amenaza en esos centros laterales. Con Henderson como su centrocampista más defensivo, Lingard alternó entre una actitud más conservadora o agresiva dependiendo de la situación del partido.
Así, cuandoo los dos laterales avanzaban, Lingard permanecía más atrás para ayudar a superar la línea del centro del campo rival, y cuando se movía hacia adelante para participar en el desarrollo del ataque, era Sterling quien retrasaba su posición para recibir replegado. Unos movimientos acompañados por Alli; posicionado el jugador del Tottenham más abierto en previsión de atacar un centro o de generar un espacio para que sus compañeros intercambiaran la posición y poder habilitar la progresión por dentro.
A pesar de que ese sistema llevó a Inglaterra a las semifinales de Rusia 2018, Southgate volvió a una línea defensiva de cuatro en los primeros partidos de la Liga de Naciones de la UEFA y de la clasificación para la Eurocopa 2020. El seleccionador inglés recuperó también el intercambio de posiciones similares a las demostradas por la selección inglesa sub-21.
Fue cuando participaron en la segunda edición la Liga de Naciones cuando Southgate reintrodujo una zaga de tres a través de un 3-4-3 (abajo) en el que Declan Rice y Kalvin Phillips formaron en el doble pivote en mediocampo.
Es probable que la aparición de tantos centrocampistas creativos -Mason Mount, Jack Grealish, Phil Foden y James Maddison- desde Rusia 2018 contribuyera a que el técnico inglés perseverara en una estructura que permitiera jugar al menos con dos de esos centrocampistas por los pasillos interiores. Rashford y Sterling, del mismo modo, operaron en posiciones más centradas, pero sin perder su capacidad de llegar arriba para conectar con el delantero.
También hubo ocasiones en las que Mount se posicionó en el doble pivote antes de avanzar para ofrecerse como una alternativa más entre líneas en los momentos que Inglaterra se mostró más agresiva. Los movimientos de Mount fueron similares a los ofrecidos por Lingard en el 3-5-2 de la Sub-21, pero a diferencia de ese 3-5-2, los interiores de Inglaterra intercambiaron posiciones con los laterales por fuera; también pasando así a jugar con la variante 4-2-3-1 en diferentes momentos de los partidos.
Fase defensiva y presión:
En su paso por la selección Sub-21, Southgate alternó entre una defensa en bloque medio y alto, aunque su bloque medio (abajo) -sobre todo contra rivales más fuertes- fue más habitual. Su estrategia de presión alta giraba en torno a los extremos que se desplazaban a posiciones interiores para obligar al rival a jugar por el centro del campo en conexión con sus tres centrocampistas. Un concepto que se aplicaba en la presión tras pérdida en posiciones avanzadas, y se complementaba con su delantero en la vigilancia desde atrás.
Durante los periodos prolongados sin balón, y si el rival había superado su presión alta, sus extremos presionaban aún más hacia el interior, con uno de los interiores en dirección hacia el balón, mientras el delantero se replegaba ligeramente y permanecía preparado para proteger los posibles cambios de orientación del oponente. Si defendían con su más habitual 4-3-3 en lugar del 4-2-3-1, existía un jugador más en posiciones adelantadas, por lo que el delantero podía ir más arriba para presionar los pases hacia atrás y, si era necesario, priorizar su marca sobre el portero rival. En esas situaciones era el interior más cercano al balón el encargado de cubrir los desplazamientos en largo, contando con el apoyo del extremo correspondiente.
Estructurado en bloque medio, los dos extremos se concentraban en intentar mantener el balón lejos del centro del campo. Sin embargo, los espacios entre las líneas se convirtieron en una de las debilidades de la Sub-21, así que uno de los interiores adelantaba su posición para ayudar al delantero, sin embargo, desde el 4-3-3, al otro interior le costaba hacer la cobertura junto al centrocampista defensivo, también este último con problemas para proteger a su equipo.
Si ese centrocampista defensivo seguía la presión sobre el interior rival, el oponente construía su juego inicialmente alrededor del bloque defensivo de la selección Sub-21 y, a través de un centrocampista de banda y un lateral, hacían retroceder el balón hasta un centrocampista que progresaba hacia adelante o un delantero que se descolgaba a posiciones interiores. En cambio, si ese centrocampista defensivo mantenía su posición, el equipo rival tenía facilidades para hacer progresar el balón. El equipo de Southgate, a pesar de todo, se veía obligado a adoptar un bloque bajo, una situación incómoda para ellos y desde la cual era menos convincente a la hora de mantenerse compacto y resistente, por lo que requería una defensa de emergencia que con demasiada frecuencia no tenía éxito.
La mayoría de los goles que ha encajado la selección inglesa bajo el mando de Southgate se han debido a errores individuales cometidos cuando el equipo ha intentado jugar desde la defensa, o cuando se han adoptado malas posiciones en los balones a la espalda de la defensa. También ha habido ocasiones en las que, sobre una defensa de cuatro y en bloque medio, han existido fallos similares a los vistos con la selección Sub-21, lo que ha contribuido a adoptar una defensa con tres centrales y dos carrileros. La figura adicional de un central se complementaba con carrileros dispuestos a recuperar su posición en defensa (arriba), y fuertes en la situaciones de uno contra uno y haciendo la cobertura en el segundo palo.
Asimismo, utilizar a Walker como tercer defensa central le ha dado a Inglaterra una velocidad de la que antes carecía en los momentos de transición -sobre todo cuando se utilizaba una línea defensiva alta-, con el jugador del City dando cobertura en los espacios a la espalda cuando se aplicaba una presión alta o se perdía la posesión en la construcción de juego. John Stones, Harry Maguire y Dier eran, en comparación con Walker, más vulnerables frente a los delanteros potentes, especialmente en espacios abiertos.
Asimismo, el 3-5-2 presentaba un centro del campo que, en fase de posesión, era capaz de adaptarse a las exigencias del partido. Dos centrocampistas formaban la primera línea para bloquear al doble pivote rival. En el caso de que el contrario decidiera construir alrededor de ellos y progresar el balón por el centro del campo, Young y Trippier recuperaban su posición en defensa, contribuyendo a adoptar un bloque bajo. Pero cuando un interior se veía obligado a salir a banda para presionar, aumentaban los espacios por delante de la defensa central, lo que provocaba que si el otro interior no hacía un balance defensivo, el 3-5-2 de Southgate experimentaba desequilibrios similares a los observados con su 4-3-3.
Su 3-4-3 ofrece la flexibilidad de convertirse en un 5-4-1 donde los interiores, junto a su único delantero, ofrecen una mejor cobertura defensiva, aunque solo haya un delantero para intentar cubrir al doble pivote rival. El doble pivote de Inglaterra se posiciona tanto para apoyar un avance por dentro como para proteger a la zaga. Por otro lado, la línea de tres arriba también ha garantizado una presión alta más eficaz, debido a su mejor cobertura del centro del campo y de los pasillos interiores, y al apoyo adicional de los carrileros.
Existen movimientos similares tanto en el 4-2-3-1 como en el 3-4-3. La mayor diferencia radica en la eliminación del mediapunta del dibujo en 4-2-3-1 y, por tanto, del defensa central adicional, cuya presencia anima a los carrileros del 3-4-3 a avanzar antes y, por extensión, a los dos interiores a acercarse al delantero para apoyarlo. En última instancia, existe una protección de los espacios por dentro cuando los adversarios construyen la posesión en zonas más retrasadas, y una cobertura defensiva contra las primeras y segundas fases cuando el rival apuesta por saltar la primera presión de los tres atacantes ingleses con un juego directo.
Redacción: Héctor García