JOSÉ GOMES
Zamalek, 2024-Actualidad
La pelota es un juguete mágico.
Todos los demás juguetes traen un manual de instrucciones. La pelota, no. Cuando un niño recibe una pelota tiene un mundo de posibilidades a la disposición. Entienden bien que pueden divertirse. No hay limitaciones para su imaginación. Pueden explorar el juguete como les plazca.
El razonamiento debería relacionarse al fútbol. Al final, no existe una fórmula única para jugar este deporte. Aunque en la práctica vemos muchos equipos haciendo un fútbol mecánico, con movimientos tan predecibles que no dan espacio para que los jugadores diferentes improvisen. Justamente los que atraen más gente a los estadios.
"MI PASIÓN POR EL FÚTBOL VIENE DE MI INFANCIA; SIEMPRE QUISE SER PARTE DEL JUEGO"
Lo que pasa es que la improvisación asusta a muchos entrenadores. Soy entrenador y entiendo perfectamente el dilema: la continuidad de nuestro trabajo depende de los resultados en el campo. Es natural que así sea. El problema es exigir resultados inmediatos. En ese contexto no todos los entrenadores van a dejar espacio para que sus jugadores se diviertan en el campo.
Aquí, es necesario resaltar que divertirse no es sinónimo de irresponsabilidad. Sentir placer al jugar y hacerlo en beneficio del equipo no son cosas excluyentes entre sí. Para mi gusto, el fútbol totalmente predecible pierde su esencia. Es casi como si dejase de ser un juego.
Mi forma de ver el fútbol es un reflejo de cómo veo la vida. Mi búsqueda del sentido estético del juego es la misma que tengo del mundo. Busco encontrar la belleza en las cosas y disfrutarlas.
Mi pasión por el fútbol viene de mi infancia. Yo soñaba con ser jugador profesional. Recuerdo las veces que me fui escondido al estadio de Antas, la antigua casa del FC Porto, para ver los entrenamientos abiertos del equipo. El estadio quedaba relativamente cerca de la casa de mis abuelos. Pero si hubiera pedido permiso para ver los entrenamientos, no me lo hubieran dado. Entonces iba sin avisar. Y contaba con la generosidad de algún adulto desconocido en la fila que dijera que estaba conmigo.
Hasta el día de hoy recuerdo claramente cómo se me erizaba la piel al ver el césped. Siempre quise ser parte del juego.
"PARA MI GUSTO EL FÚTBOL TOTALMENTE PREDECIBLE PIERDE SU ESENCIA"
Llegué a jugar en las categorías de base del FC Valadares, que estaba en la tercera división de Portugal. Solo que después tuve que ir al servicio militar y fue entonces cuando tomé conciencia de que tenía un nivel limitado como jugador. En otras palabras, no era suficientemente bueno para poder alcanzar esos niveles que me hacían erizar.
A partir de entonces, tomé el camino de la universidad. Pasé a estudiar el juego. Y mi vida tomó otro rumbo. El Paços de Ferreira, que estaba entonces en la segunda división portuguesa, me dio la primera gran oportunidad de mi carrera. Como preparador físico, fui parte del staff de António Jesús.
Estaba tan eufórico de vivir aquello, que mis intereses no se limitaban a los de mi función. Quería aprender de todo, con todos. En apenas una semana de convivencia, Jesus me preguntó si yo quería convertirme en entrenador. Le dije que sí, pero le aclaré que no quería su cargo. Mi intención era aprender con él, para un día poder llegar allá. Yo consideraba en aquel entonces que pasarían unos diez años hasta que llegase ese día.
Parece mentira, pero fue exactamente el tiempo que tomó. Había pasado una década de aquella conversación con Antonio -tiempo que pasé trabajando como preparador físico y como auxiliar técnico- cuando recibí mi primera oferta para dirigir un equipo.
Fue el mismo Paços el que me abrió nuevamente las puertas.
Yo me sentía preparadísimo. Independientemente de cualquier otro factor, pensaba que mis ideas serían suficientes para que fuésemos el equipo sensación del campeonato. Pero se impuso la realidad: nuestro inicio de campaña fue desastroso. Perdimos siete juegos en las primeras ocho fechas. Y me despidieron.
"LA FRUSTRACIÓN DE TOMAR LAS DECISIONES EQUIVOCADAS ES UNA MANERA EFICIENTE DE EVOLUCIONAR"
No estaba, por lo tanto, tan preparado como me había imaginado. El conocimiento técnico es solamente una de las partes que forman la rutina del entrenador. En aquel momento, por ejemplo, no estaba listo para lidiar con los presidentes.
El trabajo duró poco, pero fue suficiente para percibir la cantidad de factores externos que influencian el desempeño en el campo. Cuando se intenta explicar el fútbol con una sola área de la ciencia, se falla. No importa qué área se escoja. La explicación será pobre.
El juego es la representación de lo humano. ¿Cómo se explica al ser humano utilizando una sola área de la ciencia? Somos complejos. Es simplista creer que el problema de un equipo se encuentra únicamente en la parte técnica, física o psicológica.
La frustración de tomar las decisiones equivocadas es una manera eficiente de evolucionar. Hoy, soy un profesional muy diferente a aquel que duró poco tiempo en su primera experiencia como entrenador principal. Los golpes son un estímulo, pero la pasión por lo que se hace es siempre el mayor combustible.
"NUESTRO INICIO DE CAMPAÑA FUE DESASTROSO. PERDIMOS SIETE JUEGOS EN LAS PRIMERAS OCHO FECHAS. Y ME DESPIDIERON"
Y cuando el tema es la pasión por el fútbol, se me viene a la mente Sir Bobby Robson. Él era la personificación de la pasión por el juego. En mi época de la facultad, muchas veces faltaba a clases para acompañarlo entrenando al Porto.
Ninguna clase me hubiera podido enseñar lo que aprendí tan solo viendo la forma de trabajar de Robson. Era exigente, sin dejar de ser un hombre de afectos. Se notaba que le gustaba a los jugadores. Debía tener en aquel entonces unos 65 años y se entregaba al entrenamiento de una forma encantadora. Aquellas sesiones me marcarían para el resto de mi vida.
Después del Paços, pasé por otros clubes portugueses, donde gané experiencia como técnico principal. Hasta que en 2008 recibí la invitación de Jesualdo Ferreira para ser su auxiliar en el Porto. Fueron cuatro años de asociación. Del Porto lo acompañé al Málaga, en España y al Panathinaikos, en Grecia.
Nunca vi esa oportunidad de retornar al cargo de asistente como un paso atrás. Al contrario. Además de lo valioso que fue pasar aquel período al lado de un entrenador con tanta experiencia, fue mi oportunidad de entrar en un club grande como el Porto. Aquel mismo club por el que faltaba a clases tan solo para ver los entrenamientos.
"NINGUNA CLASE ME HUBIERA PODIDO ENSEÑAR LO QUE APRENDÍ TAN SOLO VIENDO LA FORMA DE TRABAJAR DE ROBSON"
Al final de nuestra asociación, retomé mi camino como entrenador principal. Me sentía de nuevo preparado para los desafíos. Y, de hecho, me había convertido en un técnico con mucho más recursos.
Las próximas oportunidades fueron todas lejos de casa. Primero, al frente del Videoton, de Hungría. Luego, Al Taawoun, el mismo equipo en el que estoy ahora. Es mi tercera vez en este club saudita. Y hasta el 2018, estuve entre el fútbol de Arabia Saudita y el de los Emiratos Árabes Unidos.
Durante todo ese tiempo, sin embargo, yo quería trabajar en Inglaterra. Soñaba con una oportunidad en el fútbol inglés. Pero no aparecía y yo necesitaba continuar con lo mío.
Hay veces que trabajar en mercados menos reconocidos significa un paso importante para un entrenador. Alcanzar una independencia financiera, te permite ser más riguroso con tus ideas. Y te deja menos vulnerable en la relación con los clubes. La independencia financiera alimenta el valor para no aceptar injusticias.
Este era uno de mis objetivos al migrar al fútbol de Oriente Medio. Pero al cabo de cuatro años quería regresar a Europa. Y fue el Rio Ave, en 2018, el que me proporcionó la satisfacción de retornar a casa.
Nuevamente, mi experiencia en la Primeira Liga de Portugal no duró mucho tiempo. Pero esta vez fue por buenas razones. Conseguimos hacer un excelente trabajo en el Rio Ave. El club había prácticamente cambiado a todo el plantel de la temporada anterior. Solo habían permanecido cinco o seis jugadores. A pesar de la reestructuración, conseguimos sorprender con un buen inicio del campeonato. Más allá de los resultados positivos, estábamos jugando un fútbol atractivo, elogiado por todos.
"FUE MUY VALIOSO EL PERÍODO AL LADO DE UN ENTRENADOR CON TANTA EXPERIENCIA COMO JESUALDO FERREIRA"
En ese contexto, surge la oferta del Reading. El club venía mal en la Championship, en peligro de descender. Pero para mí representaba la oportunidad con la que había soñado por tanto tiempo.
El 'problema' es que no podía simplemente darle la espalda al club que me había permitido volver a Portugal. No era justo abandonarlos. Por lo tanto, le dije al Reading que la conversación no era conmigo. Tenían que acercarse al Rio Ave. Entre tanto, me preguntaba si valdría la pena cambiar un equipo que pasaba por una buena fase por otro que estaba en una crisis profunda. Después de reflexionar mucho, decidí enfrentar el nuevo desafío. Oportunidades así no aparecen todo el tiempo.
All llegar el acuerdo entre los clubes, recordé los entrenamientos de Bobby Robson. Pensaba en las gradas repletas de los estadios ingleses. Me imaginaba en la banda en el césped en uno de esos juegos intensos que veía por televisión. Y con esos pensamientos partí para Inglaterra.
Encontré al Reading en una situación horrible. Las cosas en el club no andaban nada bien en ningún aspecto. Al llegar me di cuenta de que nadie tenía la menor esperanza de evitar el descenso. Nadie. Dirección, jugadores, aficionados y periodistas locales, todos lo daban por hecho. El sentimiento reinante era de resignación: 'Vamos a caer, no hay otra alternativa'. Hasta que llegué, el promedio de público en nuestro estadio era de 6.000 aficionados por partido.
Por lo tanto, considero que mi etapa en el Reading fue muy buena. Aquel contexto de desesperanza se revirtió rápidamente. Conseguimos seis victorias en la recta final de la liga y terminamos siete puntos por encima de la zona de descenso. Los hinchas nos acogieron durante la recuperación, el estadio se volvió a llenar. Mi sueño inglés tuvo un comienzo espectacular.
"AL LLEGAR AL READING ME DI CUENTA DE QUE NADIE TENÍA LA MENOR ESPERANZA DE EVITAR EL DESCENSO"
Pero la preparación para la temporada siguiente no fue como me hubiese gustado. Después de todo lo que pasó, esperaba que la directiva por lo menos tuviese en cuenta mi opinión para la configuración de la plantilla. Pero no fue así. Veía los errores de la directiva y no podía hacer nada. Confieso que fue una situación frustrante. Y así aprendí otra lección fundamental para cualquier entrenador: los errores que suceden a nuestro alrededor no nos pueden hacer perder el enfoque en nuestro trabajo principal, que es cuidar del equipo.
Ya no estaba contento. Durante la pretemporada en Marbella, España, todavía no habíamos finalizado la plantilla y teníamos quince jugadores sub-23 en el grupo. Cuando supe que los jugadores estaban siendo contratados sin consultarme, le comuniqué a la directiva que me iba. No quería que se me responsabilizara por errores que no eran míos. El club gastó un dinero que podía haber sido mejor invertido. Me convencieron de quedarme, con la promesa de que tomarían en cuenta mis sugerencias.
Al final, la plantilla definitiva estuvo muy lejos de ser ideal. Les hice notar que el tema no era gastar más, sino gastar mejor. La temporada comenzó en esa onda de desánimo por los errores cometidos. No rendimos en el campo y los resultados estuvieron muy por debajo de lo esperado. El club decidió poner término a nuestra relación.
Se presentó entonces la posibilidad de retornar fútbol español, donde había estado unos años atrás como segundo entrenador. Estuve al mando del Almería y experimenté sensaciones semejantes a las vividas en Inglaterra. O sea, considero que allí realizamos un excelente trabajo en el período que nos dejaron trabajar.
De los 42 partidos que tiene la segunda división española, dirigimos al equipo en 36. Batimos récords, jugamos un fútbol vistoso y eficiente, incluso cuando enfrentamos a rivales de la división élite compitiendo por la Copa del Rey. Ayudamos al desarrollo de los futbolistas jóvenes que hoy se encuentran en un nivel superior.
"SUEÑO CON VIEJAS ASPIRACIONES, NO PIERDO LA ESPERANZA DE SER CAMPEÓN PORTUGUÉS"
Solo Dios sabe si hubiéramos conseguido el ascenso de haber permanecido hasta el fin de la temporada. En el fondo, cambiar de entrenador después de 36 jornadas, con el equipo en tercer lugar, es tirar a la basura todo el trabajo hecho desde la pre-temporada. El ascenso directo era poco probable, pero no imposible. La segunda división española es muy equilibrada y todo puede suceder.
La opción de cambiar de entrenador en aquel momento, no me pareció la más sensata. No pongo en duda la calidad de quien asumió el cargo. Pero el entrenador necesita tiempo para desempeñar su trabajo. Esperar que el nuevo entrenador consiga mejorar todo en seis partidos es casi como esperar un milagro.
Como dije, estoy de vuelta al fútbol saudita, en mi tercera oportunidad por Al Taawoun. Entre tanto, trabajo duro y disfrutando del actual desafío, también sueño con viejas aspiraciones. No pierdo la esperanza de ser campeón en Portugal.
Quiero ganar la liga en mi país. Así como también deseo trabajar en un club que me permita soñar con un título europeo.
A veces las cosas no se suceden en una línea recta. Con algunas vueltas llegamos allá.
Quien tiene una pelota tiene un mundo de posibilidades a su disposición.