paulo sousa
Salernitana, 2023-Presente
Paulo Sousa, después de un amplio recorrido internacional (QPR, Swansea, Leicester, Videoton, Maccabi Tel Aviv, Basilea, Fiorentina, Quanjian, Girondins de Burdeos y selección de Polonia), afrontó, al encargarse del Flamengo, lo que posiblemente fue su mayor reto como entrenador.
“Estoy emocionado. Dentro de la carrera de un técnico estas oportunidades no se presentan muchas veces. El Flamengo siempre está presente en todo aquel que ama el fútbol, en los cuatro rincones del mundo", señaló el técnico en su presentación.
El equipo brasileño, como ya hiciera con Jorge Jesus, volvió a confiar en un entrenador portugués para revitalizar al equipo. Una etapa - la de Jorge Jesus - que tuvo como cénit la conquista de la Copa Libertadores en 2019. Cota con la que El Fla volvió a soñar con Paulo Sousa.
Estilo de juego:
Si hay una pauta muy marcada en los equipos de Sousa es priorizar la salida de balón, pero no es un entrenador que tome muchos riesgos en esta fase del juego. Es por ello que no antepone el juego de pies de sus porteros por encima de cualquier otra característica.
La primera elección es ejercer superioridades para avanzar con el balón controlado. En relación con esta idea, su esquema más habitual es el 3-4-2-1, con tres centrales con bastante distancia entre ellos para que, después de una circulación rápida, el equipo pueda avanzar con ventaja e intentar conectar con la siguiente línea.
Es en la línea de centrocampistas donde más futbolistas acumula. Hasta un total de cuatro jugadores por dentro más dos carrileros muy abiertos. En algunas circunstancias, el entrenador portugués ha sacrificado su habitual línea de tres centrales (abajo) por un 4-3-3, aunque en su idea de juego siempre predomina el hecho de ocupar el centro del campo con un futbolista más que el rival.
En el estilo de juego de Paulo Sousa es muy importante la versatilidad de sus futbolistas para adaptarse a los diferentes roles que demanda. Entre los dos carrileros, uno suele ser siempre más ofensivo. Esto facilita que en los momentos sin balón, el carrilero más defensivo pase a la posición de lateral y se desarrolle así una línea de cuatro atrás.
Igualmente, los dos futbolistas que juegan ligeramente por detrás del delantero suelen tener diferentes características. Uno con más habilidades de centrocampista; el otro con un perfil más ofensivo.
Dos equipos diferentes en un mismo año
En la posición de ‘9’, Sousa suele optar por delanteros corpulentos y altos que le den otra alternativa al juego. Robert Lewandowski con Polonia, Nikola Kalinic en la Fiorentina o Marco Streller en el Basilea son ejemplos de delanteros que han estado a las órdenes del entrenador portugués y de los que ha sabido sacar rendimiento a sus capacidades físicas. En el Flamengo tuvo en Pedro su delantero más espigado con 1,85 metros.
Su paso por el Basilea fue fructífero en cuanto a títulos y para reforzar una idea de juego, que, con un dominio apabullante, tuvo en la Champions League su punto más álgido. Encuadrado en un grupo donde se encontraba el Real Madrid y el Liverpool, logró apear al equipo inglés de octavos de final.
Mientras, en la liga suiza el Basilea tuvo grandes porcentajes de posesión de balón y muchas llegadas al área contraria. Todo lo contrario que en la Champions League, donde se protegía mucho más alineando en ocasiones un 4-3-3 con un repliegue intensivo y dejando a su delantero Streller como única referencia ofensiva.
Así, Paulo Sousa fue capaz de alternar dos estilos opuestos en una misma temporada: juego directo, sin tanta libertad en la salida de balón, y prestando mucha atención al balón parado en Europa; fútbol ofensivo y atrevido en la liga suiza.
Una de las rutinas más repetidas para progresar en el Basilea era el posicionamiento muy alto de los carrileros. Esto tenía como objetivo atraer la atención de los laterales rivales. Cuando llegaba el balón al carrilero, esperaban el salto del lateral para atacar el intervalo que se produce entre central y lateral rival, siendo ocupado ese espacio por uno de los dos mediapuntas que jugaban detrás del delantero (arriba). Una manera efectiva de llegar a línea de fondo y desordenar el dispositivo defensivo de los rivales.
Superioridades en la zona central
Fue en la Serie A donde Sousa fue exigido más allá de la superioridad de sus equipos en Israel y Suiza. Con la Fiorentina evidenció que la salida desde atrás con tres centrales permitía mucha versatilidad al equipo para salir jugando. Y lo hizo sobre un 3-4-2-1 llevado a la máxima expresión, con defensores de buen pie y gran capacidad para defender el área de los múltiples centros que se producen en el calcio. Estos jugadores eran Gonzalo Rodríguez, Davide Astori y Facundo Roncaglia.
Por otro lado, los dos futbolistas que daban amplitud al juego siempre tenían un papel diferente entre ellos. Uno, mucho más ofensivo y creativo. El otro, más defensor y con más trayectoria de lateral.
En la Fiorentina se cumplían a la perfección estos roles. Por el flanco izquierdo, Marcos Alonso tenía mucha llegada a campo contrario y una gran zurda capaz de sacar centros desde cualquier altura del campo. En la derecha, estaba Federico Bernardeschi. Un jugador zurdo, con gran capacidad de asociación y que ejecutaba continuamente diagonales hacía dentro buscando los pases interiores (abajo).
Para que el equipo estuviese equilibrado y que no hubiera espacios sin ocupar en el centro del campo, dos mediocentros eran los encargados de dar continuidad al juego. Matías Vecino y Milan Badelj ocupaban esa zona ancha de la Fiorentina. Paulo Sousa buscaba con ellos ejercer superioridades por dentro. Por eso situaba tanto a Borja Valero como a Josip Ilicic a la espalda de los mediocentros rivales. Dos jugadores del mismo rol, pero con distinto patrón de juego.
Valero estaba más habituado a jugar como centrocampista por su perfil disciplinado para desenvolverse en las fases del juego sin balón (abajo). licic contaba con características más reconocibles a las de un delantero: se movía a la perfección en zonas de mediapunta, pero a la vez era un gran finalizador y continuamente pisaba área en las jugadas de ataque del conjunto italiano.
Arriba, la Fiorentina jugaba con un solo delantero: Kalinic. Un futbolista con un buen juego de espaldas y capacidad para asistir, aunque sin participación en la zona de creación. Con su presencia, la idea era estirar al rival continuamente con sus desmarques de ruptura y darle al equipo la posibilidad de conectar con él cuando no había forma de progresar de manera posicional.
Contragolpeador y conservador
La llegada al Girondins de Burdeos un nuevo país donde Sousa siguió ganando experiencia, pero a la vez reforzando su idea de juego. Inalterable el 3-4-2-1, el Girondins no tuvo un papel tan dominador como lo tuvo Paulo Sousa en la Fiorentina. Los tres centrales le permitían seguir teniendo superioridades a la hora de iniciar el juego, pero los centrocampistas no tenían la calidad para girar y atacar los espacios como sucedía en Italia.
Atascado en ocasiones en la zona ancha, la manera más sencilla de progresar era por fuera. De esta manera, el carrilero pegado a la línea esperaba atraer al lateral para generar espacio entre central y lateral rival, y poder ocuparlo con uno de los mediapuntas en ese intervalo.
Otro factor destacable en su etapa en el Girondins es la variante que utilizó. Como no terminaba de adaptar su sistema de juego a los futbolistas de los que disponía, Sousa optó por cambiar el sistema a un 4-3-3 (abajo). Un nuevo dibujo donde buscaba salir rápido al contraataque, por lo que se vio reducido su posicionamiento en campo rival. Eso se tradujo en ocho partidos sin perder.
Así, en el Girondins fue más práctico pese a renunciar a dominar el juego. Sousa dispuso su juego ofensivo buscando el último pase de Yacine Adli y la velocidad en la punta de ataque de Jimmy Briand. El Covid-19 puso fin a la Ligue 1, por lo que no pudimos comprobar si hubiese tenido aún más continuidad el sistema de juego de los últimos meses de Sousa en tierras francesas.
El aterrizaje en la selección de Polonia en enero del año 2021 pasó a ser la primera experiencia en un equipo nacional para Sousa. Sobre un nuevo entorno de trabajo -menos tiempo para entrenar y preparar los partidos- y con la Eurocopa a la vuelta de la esquina, el entrenador luso introdujo un sistema de juego más conservador que en sus anteriores equipos.
Una de las premisas de Polonia era intentar aprovechar al máximo a su jugador más determinante: Lewandoski. Es por ello que los centros laterales e inundar el área de balones representaban el principal objetivo de Sousa, optando por un juego directo. Las llegadas desde segunda línea y la buena ocupación del área por el resto de los atacantes de Polonia eran el acompañamiento perfecto para reforzar el hábitat de Lewandoski. Este, en ocasiones, tenía descolgarse en demasiadas ocasiones al mediocampo para entrar en contacto con el balón.
Fase defensiva y presión:
Es en los momentos sin balón cuando se ha observado la mayor diferencia entre los distintos equipos que ha dirigido Sousa. Esto es algo que viene marcado, en gran medida, por la entidad del rival y el propio rango del conjunto dirigido.
En la liga suiza, con un Basilea muy superior, jugó la mayoría del tiempo en campo contrario. Era la mejor manera de defender realizando una presión tras pérdida. Este es otro de los puntos fuertes del estilo de juego de Sousa: efectuar una efectiva presión cuando se pierde el balón que inhabilite el contraataque del rival. En cualquier zona del campo, en el momento que sus equipos pierden el balón, los esfuerzos se multiplican para tratar de recuperarlo y seguir teniendo la posesión.
Cuando el técnico portugués se veía en clara desventaja con el rival, no dudaba en tener que realizar un repliegue intensivo. En la selección de Polonia y ante equipos superiores, como en el partido ante España, configuró un sistema con mucha gente detrás del balón donde las ayudas defensivas eran necesarias para no ser superado.
Polonia priorizaba tapar todo el espacio posible por dentro alineando un 5-4-1 en rombo (abajo). Solo Lewandoski se movía entre los centrales rivales, mientras que el resto de jugadores del combinada polaco se ordenaban para evitar el progreso de España.
Funciones diferentes
En el esquema de Sousa hay una gran diferencia de aptitudes en los carrileros que conforman su sistema. Y es que esta diferenciación se veía incrementadas en la fase defensiva, donde los carrileros también tenían funciones diferentes.
En la Fiorentina, cuando se perdía el balón y era atacado por el rival, Alonso se incrustaba en el lateral izquierdo y el central derecho ocupaba el lateral derecho . De esta manera, el conjunto italiano pasaba a formar con un 4-2-3-1 en defensa cuando era dominado por el rival.
Otro aspecto de gran importancia para Paulo Sousa en fase defensiva es el equilibrio que deben tener sus equipos en el centro del campo. Una parte crucial para no ser atacado en superioridad por el rival. De este modo, siempre posiciona dos mediocentros por delante de los centrales. Esto para que, en caso de pérdida de balón, sean cinco futbolistas los que estén detrás de balón. O por lo menos, que las ayudas sean cercanas (arriba).
En la Fiore, Valero y Badelj se situaban en la base para ser una alternativa como línea de pase. Pero, a su vez para tener al equipo ordenado ante una perdida de balón y posterior ataque del rival.
Todo lo señalado nos hace que ver que la capacidad de Sousa para ir modificando en función a las necesidades de sus equipos o incluso del partido en sí está más presente en el apartado defensivo. Un trotamundos capaz de imponer su sello allá por donde pasa.