Entrevistas 14 min read

Un vínculo muy especial

Un vínculo muy especial
Fotografía: James Cannon
Redacción
The Coaches' Voice
Publicado el
julio 27 2022

CHRIS COLEMAN

Gales, 2012-2017

Mi nuevo contrato con la selección galesa no fue precisamente bien recibido por los aficionados.

Fui nombrado en enero de 2012, en trágicas circunstancias tras el fallecimiento de Gary Speed (abajo). Y mi primera campaña fue realmente pobre.

Creo que me esforcé demasiado. Estaba desesperado por conseguir resultados y por darle alegrías a la afición, pero todo salía al revés. De hecho, estaba siendo demasiado exigente con mucha gente.

Ni siquiera estuvimos cerca de clasificar al Mundial del 2014.

Cuando firmé mi nuevo contrato de cara a la Eurocopa de 2016, decidí que algunas cosas debían cambiar.

Chris Coleman debió reemplazar en Gales a Gary Speed tras su trágico fallecimiento. Matthew Lewis/Getty Images

Todos denominaban a este grupo como la ‘Generación Dorada’ del fútbol galés. Teníamos a Gareth Bale —entonces en el Real Madrid—, Aaron Ramsey, Joe Allen o Ashley Williams. Era realmente un buen grupo de futbolistas.

Sin embargo, no habíamos conseguido nada en la escena internacional como para ganarse ese apodo.

Les dije que realmente podían convertirse en esa generación dorada, que definitivamente tenían el talento. Pero también tenía un par de preguntas que hacerles.

“¿Hasta qué punto lo queréis?”, les pregunté. “¿Cuánto dais por venir y jugar por vuestro país?”.

Mirando a otras selecciones, casi todas tenían jugadores con más de 100 internacionalidades. En ese momento, salvo Neville Southall con 92, no teníamos a nadie que siquiera se acercara a esa cifra.

Le pregunté al grupo si para los jugadores de otros países, jugar con la selección significaba más que para nosotros. Nunca habíamos clasificado a un torneo grande a través de una fase de clasificación, y no teníamos a un solo jugador con más de 100 internacionalidades.

“PERDÍAMOS 1-0 CON ANDORRA. EN ESE PUNTO, LA EURO 2016 SE VEÍA DEMASIADO LEJOS”

La mentalidad de jugar por Gales debía cambiar. Necesitaba jugadores que trabajaran duro para estar en forma y así poder ser convocados para jugar por su país. No utilizando el parón internacional para descansar de sus clubes. Necesitaba jugadores que amaran vestir la camiseta de su país y que hicieran cualquier cosa por ella.

También le di continuidad a parte del trabajo que Gary Speed comenzó. Él había exigido mejores instalaciones y un equipo de trabajo más grande, porque los jugadores debían ser cuidados de mejor manera. Gary quería que Gales fuese un equipo top, y sentó las bases para que eso sucediera.

Varios de nuestros chicos venían de clubes con grandes instalaciones, así que no queríamos que vinieran a jugar con el 'pequeño y viejo Gales', que entrenaran en un campo de pésima calidad, que se alojaran en malos hoteles y con mala comida. Necesitábamos altos estándares también.

La Federación respondió. Invirtieron y se aseguraron de que tuviésemos lo mejor.

Chris Coleman (centro) al frente de la selección de Gales. Stu Forster/Getty Images

Podías percibir un cambio de mentalidad alrededor del equipo en la concentración. Los jugadores comenzaron a sentirse más importantes y ahora no habría lugar para  excusas. No podíamos ser más un equipo de segundo nivel.

Y ellos respondieron en el campo, aunque hubo algunos baches en el camino.

Fuimos fuertemente criticados en la fase de clasificación anterior. Y había decidido que jugaríamos con una línea de tres defensores en el futuro inmediato. Venía un duro partido contra Bosnia, pero antes, nuestro primer choque en la fase de clasificación fue una visita a Andorra. Así que probé allí esa formación. Algunos lo vieron como un planteamiento demasiado defensivo precisamente contra Andorra, de modo que nos enfrentamos a más críticas.

El partido, además, se disputó ssobre césped artificial y, honestamente, fue el peor terreno que vi en mi vida. De inmediato supe que sería un encuentro complicado.

“MATEMÁTICAMENTE AÚN ESTÁBAMOS A UNOS RESULTADOS DE LOGRARLO. PERO EN MI MENTE, FUE AHÍ DONDE CLASIFICAMOS”

Perdíamos 1-0 con Andorra. En ese punto, la Euro 2016 se veía demasiado lejos.

Pero nos la arreglamos para empatarlo 1-1 con un cabezazo de Bale. Y a falta de 10 minutos, lo pasamos a ganar con un tiro libre.

El ánimo cambió. Podías notarlo en el grupo después de ese resultado.

Coleman tuvo un duro inicio en su andadura por la selección de Gales.
Coleman tuvo un duro inicio en su andadura por la selección de Gales.
James Cannon

Comenzar la clasificación con un triunfo fue realmente notable. Luego empatamos con Bosnia en Cardiff. El punto fue bueno, pero el rendimiento frente a un buen equipo, con muchos buenos jugadores, fue mucho mejor. En el siguiente partido vencimos a Chipre, a pesar de que jugamos el segundo tiempo con diez jugadores.

Cuando derrotamos a Israel 3-0 fue la primera vez que jugamos con un cuadrado en el mediocampo, el sistema que finalmente utilizamos en la Eurocopa. Fue otro gran partido, a partir del cual comenzamos a creer de verdad.

Los aficionados también comenzaron a hacerlo y el triunfo 1-0 sobre Bélgica en casa que vino después fue uno de los mejores ambientes que he experimentado. Vencer al mejor equipo del mundo ese momento (la selección belga era primera en el ranking FIFA) fue increíble. Los aficionados hicieron de ese día algo muy especial.

Matemáticamente, aún nos faltaban algunos buenos resultados, pero para mí fue ahí cuando nos clasificamos.

“EN EL ÚLTIMO PARTIDO ANTES DE LA EURO, FUIMOS TOTALMENTE SUPERADOS, PERO TERMINÓ SIENDO LO MEJOR QUE NOS PODÍA PASAR”

Después de derrotar a Bélgica, no importaba a quién tuviésemos delante. En nuestro estado de ánimo el rival no importaba. Sentíamos que podíamos derrotar a cualquiera.

Éramos imparables.

No hay nada peor que decepcionar a tu país, que tener a todo un país decepcionado de ti. Y eso me pasó en mi primera etapa como seleccionador de Gales. Pero cuando todo el mundo está contigo, cuando están orgullosos de ti, es algo muy poderoso. Así sucedió cuando nos aseguramos la clasificación. Nunca olvidaré ese sentimiento cuando celebramos juntos en Cardiff tras clasificarnos a la Euro 2016.

Era el torneo más importante para Gales en 58 años.

Los jugadores galeses celebran con Coleman la clasificación a la Eurocopa 2016. Srdjan Stevanovic/Getty Images
Los jugadores galeses celebran con Coleman la clasificación a la Eurocopa 2016. Srdjan Stevanovic/Getty Images

Nos aseguramos de disfrutar ese momento y los aficionados también. Celebrar con ellos ayudó a crear un vínculo que llevamos al torneo.

En la víspera de la Euro 2016, sin embargo, tuvimos algunos malos resultados. Empatamos con Irlanda del Norte y perdimos con Países Bajos y Hungría. No obstante, el peor resultado fue una derrota 3-0 contra Suecia, seis días antes del inicio del torneo.

Fuimos completamente superados. Pero resultó ser lo mejor que nos podía pasar.

“LOS PEQUEÑOS MOMENTOS SON LOS QUE HACEN DE ESTOS TORNEOS FUTBOLÍSTICOS ALGO ESPECIAL”

Ese día tuvimos nuestra llamada de alerta. Después de ese resultado, sabíamos que debíamos afinar la preparación antes del partido contra Eslovaquia, el primero de la fase de grupos.

Había demasiadas dudas sobre nosotros. Algunas personas incluso se preguntaban si conseguiríamos al menos generar un córner, y mucho menos nos creían capaces de hacer un gol.

La emoción al escuchar nuestro himno nacional fue enorme y eso nos puso un poco nerviosos. Los primeros dos minutos del partido anduvimos mal. Pero recuperamos la compostura y nos fuimos arriba 1-0. Eslovaquia lo empató y por veinte minutos, parecía controlarlo. En ese momento, definitivamente me habría conformado con llevarnos el punto.

Los galeses, dirigidos por Coleman, festejan un agónico gol de Robson-Kanu. Ian Walton/Getty Images
Los galeses, dirigidos por Coleman, festejan un agónico gol de Robson-Kanu. Ian Walton/Getty Images

Pero Hal Robson-Kanu apareció con un agónico tanto y el estadio estalló (arriba). Estaba lleno de aficionados galeses que nos siguieron hasta Francia. Fue un enorme logro para nosotros y nos colocaba en un buen lugar antes de nuestro próximo partido contra Inglaterra.

Era un partido que sería amplificado por los medios, pero era algo más grande para nosotros que para Inglaterra. Ellos competían contra los mejores equipos del mundo; para nosotros, jugar contra los ingleses representaba algo más que para los ingleses enfrentarse con Gales.

Nos pusimos arriba con un tiro libre de Gareth, pero nos complicamos después de eso. No ofrecimos nada cuando tuvimos el balón.

“COMO ENTRENADOR, VER A JUGADORES IMPLEMENTAR TU IDEA DE JUEGO A LA PERFECCIÓN ES UNA SENSACIÓN ESPECIAL”

No puedes defender así una ventaja tan corta contra equipos como Inglaterra. Eventualmente nos lo hicieron pagar y perdimos en la última jugada del partido.

Estábamos muy decepcionados de nosotros mismos, del resultado y del rendimiento. Pero en el camino de salida al estadio, vimos algo que nos levantó el ánimo. Los aficionados ingleses y galeses estaban jugando un partido de fútbol fuera, bebiendo cerveza y cantando. Fue un día muy duro para nosotros, pero era agradable ver cómo los aficionados disfrutaban.

Desearía haber podido tomar una foto de ese momento. Pequeños momentos como ese son los que hacen que torneos como ese sean tan especiales.

A donde quiera que íbamos, había un mar rojo detrás de nosotros. Jugamos muchos de nuestros partidos con mayoría de aficionados galeses. Realmente nos apoyaron e hicieron del ambiente, algo eléctrico.

Aaron Ramsey celebra su gol contra Rusia. La Gales de Coleman fue una de las sorpresas en la Euro 2016. Getty Images
Aaron Ramsey celebra su gol contra Rusia. La Gales de Coleman fue una de las sorpresas en la Euro 2016. Getty Images

El mejor ejemplo fue el partido final de la fase de grupos contra Rusia.

Fuimos a ese partido necesitando solo un punto para clasificarnos a octavos. Eso complicaba la tarea, incluso más que si hubiésemos necesitado ganar. Es muy difícil salir a jugar un partido apostando al empate.

Así que les dije a los jugadores: “Ustedes deciden cómo quieren enfrentar esto”.

Ellos sabían lo devastadores que podíamos ser cuando atacábamos y querían demostrarlo. Así que fuimos con eso en mente.

“ERA LA GENERACIÓN DORADA DEL FÚTBOL GALÉS, SIN EMBARGO, NO HABÍAMOS CONSEGUIDO NADA”

En una noche absolutamente hermosa en Toulouse, los jugadores rindieron a la perfección del primer minuto hasta el último. Superamos completamente a Rusia (abajo). Ese fue mi mejor partido como entrenador de Gales.

Como entrenador, tener jugadores que implementen tu idea a la perfección, es una sensación especial. Cada uno de ellos estuvo brillante y merecimos completamente ganar 3-0 y liderar el grupo.

Estábamos llenos de confianza en ese punto, pero nunca me dejé llevar y pensar más allá del siguiente partido. No puedes hacer eso.

Sí, obviamente hay una parte de mi que es humana y en mi mente pensaba: “¿Y si…?”. Pero de inmediato sacas esos pensamientos de tu cabeza y vuelves a la realidad. Como entrenador, no puedes permitirte el lujo de adelantarte a los acontecimientos.

Chris Coleman. James Cannon
Chris Coleman. James Cannon

Después de superar el grupo, debíamos esperar a ver si enfrentábamos a Irlanda del Norte o Turquía. Turquía obviamente representaba un desafío mayor, pero honestamente no quería jugar otro partido contra un equipo británico.

Tampoco quería enfrentar un partido en el que fuéramos favoritos y la gente esperara que ganáramos, como sucedería ante los norirlandeses. No sabría cómo iba a lidiar con ello. Estaba feliz siendo el rival modesto, y que la presión del favoritismo recayera sobre el oponente.

Al final, jugamos contra Irlanda del Norte. Un equipo muy complicado, difícil de doblegar.

La noche antes del partido, rezaba porque lloviera. Quería que la cancha estuviese rápida para mover rápido el balón.

Desperté la mañana siguiente y las condiciones eran de mucho calor y humedad, lo que claramente nos complicaba todo. Irlanda del Norte se defendió en bloque bajo contra nosotros. En ese momento, su plan funcionaba mejor que el nuestro. Se mostraban sólidos. Y mientras más avanzaba el partido, más se nos complicaba. Afortunadamente, tuvimos suerte cuando forzamos un autogol a quince minutos del final.

Ashley Williams chocó con Jonny Williams no mucho después de eso y se lesionó el hombro. Comencé a preparar su sustitución, pero se dio la vuelta y dijo:

“AFORTUNADAMENTE HAL TENÍA OTRA IDEA, HIZO UN GIRO A LO CRUYFF Y METIÓ EL BALÓN EN EL ARCO”

“¡No voy a salir!”, gritó al banquillo.

Eso generó una reacción en el equipo. Entendimos que teníamos que darlo todo para poder avanzar. Debíamos pelear juntos por este objetivo.

Eso recompuso a nuestros jugadores y resistimos hasta llegar a los cuartos de final.

Cuando estás en un torneo de estos, vives en una especie de burbuja. Así que cuando regresamos al hotel en París y nuestras familias estaban allí, celebramos juntos. Fue algo importante para los jugadores ese momento. Entrenaron tan duro cada día, que una victoria así era importante celebrarla. Fue increíble para nosotros. Noches como esa formaron parte importante del vínculo que generamos.

Luego, en cuartos, tuvimos uno de los partidos más memorables del torneo contra Bélgica.

Hal Robson-Kanu celebra un gol para la selección de Gales que dirigía Coleman. Mike Hewitt/Getty Images
Hal Robson-Kanu celebra un gol para la selección de Gales que dirigía Coleman. Mike Hewitt/Getty Images

Desafiamos a nuestra suerte varias veces. Ellos tuvieron algunas opciones. Sin embargo, fuimos mejores en el campo. Concedimos un golazo a Radja Nainggolan, pero nunca bajamos la cabeza. Nunca nos rendimos.

Habíamos preparado mucho las jugadas a balón parado antes del torneo. Y Ashley Williams anotó un buen cabezazo tras un córner para empatar. Fue entonces cuando Hal Robson-Kanu marcó uno de los mejores goles del torneo.

Todos los vimos. Cuando él toma el balón en el área, tanto yo —y creo que todos en el estadio— le gritamos que se lo devolviese a Joe Allen en el borde del área. Afortunadamente Hal tenía otra idea, hizo un giro a lo Johan Cruyff y metió el balón en el arco.

De nuevo, los festejos y la unión en el grupo eran impresionantes. Es imposible no sonreír cuando recuerdas días así.

Desafortunadamente en ese partido, Ben Davies y Aaron Ramsey fueron amonestados y los perdimos para el partido de semifinales contra Portugal. Para el sistema que implementamos, eran dos bajas sensibles.

“UNA VEZ QUE SE EXPERIMENTA ESO EN CONJUNTO, ES PARA TODA LA VIDA. ESA CONEXIÓN NUNCA DESAPARECERÁ”

Antes del partido, hablamos mucho sobre detener cierto tipo de centros a Cristiano Ronaldo, tomando en cuenta que fue la única forma en la que los vi anotar.

Portugal nos sorprendió un poco jugando con bloque bajo y permitiéndonos tener el balón por largos períodos de tiempo. Sufrimos para romper su resistencia.

Logramos mantenerlos lejos de nuestra portería durante la mayor parte del partido, pero Cristiano Ronaldo ganó un salto a nuestros defensores y anotó con un cabezazo. Estuvimos desordenados los siguientes cinco minutos, y marcaron el segundo gol. Desde ahí, no hubo vuelta atrás para nosotros.

Dimos mucho para llegar tan lejos y realmente nos llenó de orgullo llegar hasta donde llegamos, pero estábamos todos destrozados por la derrota. Hubo muchas emociones en ese vestuario después del partido.

Era impensable antes del torneo que llegaríamos tan lejos, pero estuvimos tan cerca, que creo que aún nos duele esa derrota en semifinales.

Gareth Bale fue clave en la selección galesa que dirigió Coleman. Clive Rose/Getty Images
Gareth Bale fue clave en la selección galesa que dirigió Coleman. Clive Rose/Getty Images

Fue un viaje increíble el que vivimos. Cuando me encuentro con alguno de mis jugadores o alguien del cuerpo técnico en ese momento, hay una conexión inmediata. Esa que solo creas cuando atraviesas situaciones de alta presión como las que vivimos.

Una vez que se experimenta eso en conjunto, es para toda la vida. Esa conexión nunca desaparecerá.

Demostramos que muchos se equivocaban con nosotros. No creían si siquiera que podíamos clasificarnos para la Euro 2016, así que llegar tan lejos significó mucho para nosotros.

Cuando eres parte de eso y construyes algo tan positivo como lo que teníamos, no hay nada mejor. No lo cambias por nada en el mundo.

Los vínculos que construimos como equipo nunca, pero nunca, se romperán.