Alex de Souza
Antalyaspor, 2024-Presente
Va a hacer ya una década de mi despedida como jugador, pero juro que siento como si hubiera ocurrido la semana pasada.
Todos los recuerdos de mi último partido siguen vivos en mi interior. Cada detalle de aquel domingo en Couto Pereira.
La semana había sido muy tranquila. En el partido anterior, contra el Atlético Mineiro en Belo Horizonte, habíamos evitado el descenso. Hasta entonces, había vivido con el miedo de poner fin a mi carrera con un descenso a la Segunda División.
Casi no entrené en los días previos al partido con el Bahía. Pasé más tiempo con la gente de marketing del club, preparando la fiesta de despedida, que entrenándome para el partido.
Para mí, y para todos en el Coritiba, era exactamente eso: un partido festivo.
Había acordado con el entrenador, Marquinhos Santos, que me sustituiría en los últimos minutos del partido. Incluso el árbitro ayudó a que todo fuera perfecto, al no precipitar esos momentos que nunca se me van de la cabeza.
Curiosamente, el jugador que entró en mi lugar fue Keirrison, alguien a quien conocía desde niño. Un futbolista por el que todos los aficionados del Coritiba siempre hemos sentido mucho afecto.
"Todos los recuerdos de mi último partido siguen vivos en mi interior"
En el momento de la sustitución, mi mujer y mis tres hijos bajaron de las gradas y se unieron a mí en el borde del campo para ver los últimos minutos del partido. De repente, Keirrison se escapa, se pone delante de la portería y marca el 3-2 para nuestro equipo.
Corrí a abrazarle y me sentí el aficionado más afortunado del mundo por poder celebrarlo con los jugadores sobre el terreno de juego. Ya me sentía como un exjugador.
La decisión de retirarme estaba clara. No había vuelta atrás. Hacía meses que había decidido que ésta sería mi última temporada. Y no me apetecía volver a jugar. De hecho, quería otra cosa: ser entrenador.
La culpa de eso la tiene mi mujer ¿sabes? Cuántas veces durante mis ocho años en el Fenerbahçe, sin poder dormir después de los partidos, abríamos una botella de vino y hablábamos toda la noche. Ella siempre me decía: «Vas a ser entrenador».
Fui capitán del Coritiba, del Palmeiras, del Cruzeiro, de la selección brasileña y del Fenerbahçe. Siempre estuve muy cerca de mis entrenadores, hablaba con ellos de todo. De fútbol y la vida.
"El primer club que me abrió las puertas fue el São Paulo"
El capitán de un equipo tiene preocupaciones diferentes a las del resto de la plantilla. Hay que estar atento y hablar con los compañeros que necesiten ayuda y entender exactamente lo que el entrenador quiere de cada jugador.
Mi mujer no dejaba de insistir. Pero yo le decía que estaba loca, que no quería ser entrenador. “Yo quiero quedarme en casa, tranquilo”, le decía. Pero, por supuesto, ella tenía razón.
Después de colgar las botas en 2014, me inscribí en la Academia de la Federación brasileña de fútbol para obtener mi licencia de entrenador. Pero tardé en armarme de valor y empezar de verdad el curso.
Tanto es así que en 2016, sin ni siquiera haber empezado, recibí una oferta de ESPN Brasil para convertirme en comentarista. No lo había imaginado, pero esa experiencia fue un incentivo más para convertirme en entrenador.
En ESPN trabajé con grandes periodistas, hice muchos amigos y conocí una nueva forma de ver el fútbol. Fue un periodo muy interesante que, en cierto modo, me motivó para empezar por fin mis cursos de entrenador.
"Fui capitán del Coritiba, del Palmeiras, del Cruzeiro, de la selección brasileña y del Fenerbahçe. Siempre estuve muy cerca de mis entrenadores"
Me saqué todas las licencias que pude mientras seguía trabajando en televisión. Hasta que decidí dejar mi trabajo de comentarista para entrar en el mercado como entrenador de fútbol.
El primer club que me abrió las puertas fue el São Paulo. Me hice cargo del equipo Sub-20. Estoy muy agradecido al São Paulo porque no tenía ninguna relación con el club. Al contrario, había jugado durante años en un rival, el Palmeiras.
Siento que he devuelto al São Paulo la confianza que depositó en mí. Esa generación de jugadores ha dado muchos frutos al club.
Luego llegó mi primera oportunidad de entrenar a un primer equipo, en el Avaí. Una vez más, era un club con el que no tenía ninguna relación. Ni siquiera había jugado en la Ressacada. Nuestras historias aún no se habían cruzado.
Fue otra experiencia valiosa para mí como entrenador. Fueron cinco meses de aprendizaje.
"Mi ambición es construir una carrera sólida como entrenador"
Mi tercer trabajo como entrenador es en el Antalyaspor de Turquía. Y la historia se repite: no había ninguna conexión previa entre el club y yo. Es algo de lo que estoy orgulloso, porque puedo decir que mi carrera como entrenador camina independiente de lo que hice como jugador.
Fui muy feliz como jugador, pude experimentar sensaciones que ni siquiera había soñado. Jugué en grandes clubes y en la selección brasileña, ganando títulos importantes en todas las etapas de mi carrera. También con malos momentos y experiencias frustrantes porque esperaba cosas que no se dieron.
Pero uno aprende a superarlas con el tiempo. Y todas las experiencias que he tenido, tanto positivas como negativas, forman parte de mi forma de ver el mundo y el fútbol. El entrenador es su visión del mundo. Eso es lo que llevo conmigo cada día, en cada sesión de entrenamiento.
Yo todavía estoy al principio de mi carrera, soy un entrenador joven. Sé que me quedan millones de cosas por aprender, que hay miles de kilómetros de camino por recorrer. Pero siento que estoy en el buen camino.
Mi ambición es construir una carrera sólida como entrenador. No tengo sueños de dirigir un determinado club u otro, como tampoco de competir en una competición u otra. Eso llegará con el tiempo.
Si me hubiesen preguntado cuando empecé en el equipo juvenil del São Paulo, si pensaba que dentro de tres años estaría al frente de un equipo de Primera División en Turquía, por supuesto habría dicho que no.
El mundo es enorme, hay muchos clubes, selecciones y competiciones. Quiero aprender y disfrutar cada paso.
Y ahora, ese paso está en Turquía.
Alex de Souza