Entrevistas Tiempo de lectura: 8 min

El meta-juego

El meta-juego
Fotografía: Jordi Play
Redacción
Héctor García
Publicado el
25 de noviembre 2024

Albert Rudé

Wisla Kraków, 2024

 

Llegué al Wisla Kraków a primeros de enero de 2024. Una llegada bastante curiosa, porque fue a partir de un proceso de Inteligencia Artificial.

El presidente del club, en base a sus criterios, analizó a 3.000 entrenadores. Una locura, sin duda.

Yo estaba en la lista final de candidatos. Me entrevistaron, todo encajó y llegué a Polonia con una gran responsabilidad de despertar a un gigante dormido.

Albert Rudé dirigiendo al Wisla Krakow
Albert Rudé llegó en enero de 2024 al Wisla, después de un proceso de selección por Inteligencia Artificial. Fotografía: cortesía de Wisla Kraków

¿Por qué digo un gigante dormido? Bueno, Wisla es un club histórico de Polonia, con muchos títulos y también participaciones en competiciones europeas. Sin embargo, en la temporada 2021/22 bajó a Segunda División, lastrado por diferentes motivos, entre ellos económicos.

En conclusión, el equipo no pudo resistir en lo deportivo, es decir, conseguir los resultados, ya que no funcionaba bien la gestión del equipo.

"La llegada al Wisla fue bastante curiosa porque fue a partir de un proceso de Inteligencia Artificial"

La primera temporada en Segunda (2022/23) el Wisla no pudo ascender y en la siguiente (2023/24), antes de mi llegada, el equipo tampoco terminaba de arrancar. Por eso decidieron hacer el cambio de entrenador.

Aterricé en un equipo lleno de españoles: había varios jugadores y también el director deportivo, Kiko Ramírez. Pues bien, ahí llegué yo para sumarse a esa “banda”, como me gusta decir con cariño.

Albert Rudé
Rudé competó 18 partidos como entrenador del Wisla en 2024, con 8 victorias, entre ellas, la de final de Copa. Fotografía: cortesía de Wisla Kraków

El objetivo estaba muy claro: volver a Ekstraklasa, a la Primera División de Polonia. Pero siempre que aterrizo en un equipo me gusta conocer no solos sus objetivos; también quiero conocer el contexto del equipo, es decir, todo lo que lo rodea al club.

Eso lo llamamos el meta-juego, una terminología que utilizamos en MBP Coaches’ School, una escuela de formación de entrenadores. ¿Y qué es el meta-juego? Bueno, en resumen, es todo aquello que interfiere y afecta en el juego, pero no es visible de entrada. 

"Cada persona del club tiene una función muy importante dentro del equipo"

Una de esas cosas que forman parte del meta-juego es la historia del club. Un equipo tan importante como Wisla, como dije antes, tiene mucha historia y muchos títulos. Hablé también con leyendas del club y los aficionados. Quería saber cómo vivieron ellos el descenso del equipo, en qué momento se encontraban y cómo veían la situación del club.

Las reuniones con los aficionados fueron muy cercanas, con gente que, de algún modo, lideraba a los fans del Wisla. Una de esas reuniones fue con una cerveza en la mano en un bar. Ahí pude intercambiar la visión que tenían ellos sobre el club y cómo veían ese proceso de vuelta a la máxima categoría.

Albert Rudé dirigiendo al Wisla Krakow
El meta-juego, según Rudé, es un término que engloba todos los aspectos fuera del campo de un equipo, entre ellos, la afición y la historia del club. Fotografia: cortesía de Wisla Kraków

Al final, el conocimiento que se adquiere de las cosas que rodean al club es muy importante para entender la cultura que hay dentro, saber qué expectativas tienen y qué van a esperar de su equipo y, por supuesto, de su entrenador.

Todo eso me ayuda a tomar ciertas decisiones en el día a día y cómo enfocar, principalmente, las relaciones con los jugadores, el cuerpo técnico y la gente que trabaja en las oficinas. Cada uno tiene una función muy importante en un equipo.

¿Qué es el meta-juego? Es una terminología que utilizamos en MBP Coaches’ School y es todo aquello que interfiere y afecta en el juego, pero no es visible a primera vista"

Antes de empezar la competición, tuvimos una mini pretemporada porque en Polonia la competición se para en las primeras semanas de invierno. Hace mucho frío y hay mucha nieve para jugar en esa época. Nos fuimos a Turquía a hacer la pretemporada. Fue un tiempo corto, pero que sirvió mucho para que nuestra idea de juego pudiera absorberse bien por todo el equipo.

A la vuelta de ese parón, al objetivo de volver a Primera se sumaba otra competición: la Copa de Polonia. En la primera mitad de la temporada el equipo no había estado del todo acertado en la liga, pero sí estaba haciendo un buen papel en la Copa. Era el único equipo de Segunda que quedaba en los cuartos de final de la competición. Como era obvio, no podíamos abandonar todo ese trabajo que se había hecho en la Copa.

Albert Rudé celebra la Copa de Polonia
Albert Rudé celebra con Pablo Alfaro, uno de los varios jugadores españoles del Wisla, el triunfo en la final de Copa. Fotografia: cortesía de Wisla Kraków

Jugábamos en casa el partido de cuartos, porque en la Copa de Polonia las eliminatorias se juegan en casa del más “débil”. Ganamos el partido contra el Widzew Lodz en la prórroga, en el último minuto de partido. Creo que hubo un terremoto en Wisla después del 2-1.

Cracovia se volvió totalmente loca y pudimos pasar a la semifinal.

El partido de semifinales estuvo precedido de una derrota de Liga, realmente dolorosa porque las esperanzas de ascender a Primera se complicaban. Pero estábamos conectados con la Copa de una forma distinta a nivel emocional, y nos servimos de ese traspié que habíamos tenido en Liga para aún meter más leña en el fuego y hacer que el equipo se tomara ese partido como una oportunidad de poder hacer historia.

"Fue un tiempo corto, pero que sirvió mucho para que nuestra idea de juego pudiera absorberse bien"

Al final, ganamos la semifinal contra Piast Gliwice, otro equipo de Primera División. Jugar una final era algo era muy grande para el Wisla después de sufrir tanto con el descenso. Es muy duro para un equipo grande estar lejos de la elite, pero demostramos una gran resiliencia y competitividad.

Albert Rudé
Después de dos finales sin éxito, Albert Rudé consiguió ganar la Copa, en uno de los grandes hitos del fútbol polaco. Fotografia: cortesía de Wisla Kraków

La cita era el 2 de mayo en el Estadio Nacional de Varsovia. Mi tercera final consecutiva como primer entrenador.

La primera fue en el verano 2022 en Costa Rica, una final para ganar el campeonato nacional. Sin embargo, perdimos. El verano siguiente, 2023, jugué otra final con el Castellón para el ascenso a Segundo División en España. Pero también la perdí. Y en ese mayo de 2024 me llegaba mi tercera final.

Una final muy emotiva.

Hacía poco mi hermano nos había dejado. Mi hermano estuvo muy cerca de mí durante todo mi proceso en el Castellón para subir a Segunda, y al final, sin embargo, no le pude regalar ese ascenso. Estuvo dos años luchando contra el cáncer.

"Después de su partida, decidí que la próxima final que jugaría la iba a ganar por mi hermano"

Después de su partida, decidí que la próxima final que jugaría la iba a ganar para él.

Algo especial de esa final es todo lo que habíamos construido antes de llegar a ella. La mentalidad que yo había sacado del proceso de mi hermano, una persona que nunca se rindió hasta el último día. Y ese “nunca rendirse” es lo que yo traté de inculcar a mi equipo, tanto que el presidente decidió empapelar los vestuarios del Estadio Nacional de Varsovia con el “nunca rendirse”.

Albert Rudé
Monterrey, Inter Miami, LD Alajuense, Castellón, Wisla... Albert Rudé reúne una gran experiencia como técnico. Fotografia: Jordi Play

En ningún momento nos dimos por rendidos en la final, a pesar de que parecía imposible. En el minuto 99, con nueve minutos de añadido, marcamos el 1-1 para llegar a la prórroga.

A los tres minutos de la prórroga marcamos el 2-1 y después no tocó resistir todo el vendaval ofensivo del Pogon Szczecin para salir campeones de Copa y clasificar históricamente a la Europa League con un equipo de segunda división.

Fue muy emotivo poder conseguir esa final para los jugadores, para toda la ciudad que había apoyado tanto al equipo, pero, sobre todo, para mi hermano

Sinceramente, creo que sin nuestra mentalidad de nunca rendirnos no habríamos ganado esa final.

Pero eso también forma parte del meta-juego.

Albert Rudé