La Liga, 2 de febrero de 2019
Messi (39 pen, 64)
Kevin Gameiro (24)
Dani Parejo (32 pen)
FC Barcelona y Valencia protagonizaron uno de los mejores partidos de la temporada. Un choque marcado por dos estilos diferentes, pero igual de atractivos. El Valencia brilló en su apuesta de esperar y contragolpear con un gran Rodrigo como lanzador. Con 0-2 en la primera media hora, los visitantes obligaron al Barcelona a la remontada, la segunda en menos de tres días tras la conseguida ante el Sevilla en Copa. Sin embargo, esta vez los goles de Messi solo llegaron para sumar un empate que aleja al Atlético a 6 puntos, pero acerca al Real Madrid a 8.
18 / 8
DISPAROS / A PUERTA
12 / 7
64 %
Posesión
36 %
794/726
Pases / Completados
359/296
7/3/0
Faltas / Amarilla / Roja
6/0/0
Análisis: Barcelona
El FC Barcelona jugó con una formación de 4-3-3 con Vidal, Rakitic y Aleñá en el centro del campo, mientras que Coutinho, Suárez y Messi formaron el tridente atacante. El equipo azulgrana tuvo la mayoría de la posesión. A través de ella intentó derribar el bloque bajo de un Valencia muy compacto y organizado.
Extremadamente limitado de espacios a la espalda de la defensa visitante y entre líneas, el Barcelona tuvo que orientar el juego hacia las bandas, única zona donde el Valencia le permitiría recibir la pelota.
En la fase de construcción, el equipo azulgrana decidió apostar por la vía central con la esperanza de atraer a los jugadores del Valencia y crear así espacios entre líneas o compactar aún más el bloque visitante para jugar más tarde por bandas. Los pases desde ambos carriles laterales a menudo buscaban llegar a los dominios de Luis Suárez, y desde el uruguayo dar después una nueva orientación al ataque.
Sin embargo, el FC Barcelona careció de ideas para tratar de derribar al Valencia, variando su ataque a disparos desde media distancia que apenas inquietaron a Neto. En la segunda mitad, Jordi Alba operó más alto que como lo había hecho Semedo, casi actuando como un extremo. Con la entrada de Alba, el Barcelona, como de costumbre, intentó cambiar la orientación del juego para buscar el espacio que el Valencia dejaba abierto. Sin embargo, la velocidad de la circulación fue demasiado lenta. Una circunstancia que facilitó la capacidad de destrucción del Valencia.
El Barcelona sí se mostró más amenazador cuando Messi bajaba al centro del campo para recibir el balón y buscaba después ir de manera frontal contra el bloque central del Valencia. En la misma acción, el argentino descargaba la pelota sobre un compañero y recibía después más adelante. Una situación que provocaba pánico en el bloque del Valencia a medida que cada vez más jugadores eran atraídos por la pelota.
Sin la posesión, el Barcelona operó en un bloque de 4-4-2, con Suárez y Messi liderando la primera línea. Coutinho cayó al lado izquierdo de un centro del campo de cuatro con Aleñá orientado al perfil derecho. Mientras, Rakitic y Vidal permanecieron en el centro. A pesar de jugar en un bloque medio, el Barcelona intentó trabajar en primera línea, funcionando más como una media presión que como un bloque medio, ya que no estaba decidido a comprometerse demasiado en campo contrario debido, tal vez, a la situación numérica en la línea de atrás.
Y, es que, en ese eje defensivo el Barcelona apostó por dejar cuatro jugadores bajo el emparejamiento 1 contra 1 en todo el campo, con un obstinado ejercicio de marcaje al hombre. Los defensas azulgranas siguieron a su pareja (dentro de lo razonable) para asegurarse de que no podía recibir el balón libremente. Pero esto abrió otros espacios y también dificultó las transiciones -un problema común para el Barcelona durante todo el partido, como así se vio en el primer gol del Valencia-. En medio del campo, Rakitic y Aleñá (más tarde Arthur) buscarían vigilar a Parejo y Coquelin, jugadores que operaban como creadores de juego en la zona central del Valencia. Los interiores azulgranas intentarían asegurarse de que no pudieran recibir el balón y dar continuidad al juego.
Análisis: Valencia
El Valencia se estableció en un 4-2-4 en posesión, con Parejo y Coquelin como los dos mediocampistas centrales, mientras que Cheryshev y Wass se unieron a Rodrigo y Gameiro en la línea superior para formar el cuarteto atacante. La línea delantera del Valencia intentaría utilizar todo el ancho del campo en un intento de estirar y dividir la unidad defensiva del Barcelona. El Valencia tenía dos estrategias clave en ataque. Una era utilizar movimientos de entrada de sus atacantes para explotar el espacio a la espalda de la defensa azulgrana, acompañando después con centrocampistas centrales, generalmente Parejo o Coquelin.
La otra estrategia fue el contraataque, con el que el Valencia buscó romper el ritmo y aprovechar la debilidad atrás cuando el Barcelona atacaba. Rodrigo y Gameiro fueron clave en esto, particularmente el primero, cuyo estilo directo en la conducción dificultó que el Barcelona pudiera frenarle. Así se vio en el 0-1 del Valencia. El contraataque fue una amenaza constante del Valencia. Y podría haber sido más efectiva en goles, sobre todo en la primera mitad, si hubiera estado más acertado en la finalización.
Sin la posesión, el Valencia usó un bloque bajo 4-4-2 con Cheryshev y Wass a los lados de Parejo y Coquelin para formar el centro del campo de cuatro. El Valencia mantuvo a sus dos delanteros muy cerca de la línea del medio del campo, para moverse hacia los mediocampistas del Barcelona cuando estos tenían la posesión y evitar que los centrocampistas se alejaran de la línea defensiva. De este modo, el Valencia mantuvo una distancia de aproximadamente diez metros entre la unidad del medio del campo y la defensa, lo que hacía extremadamente difícil para los jugadores del Barcelona caer y recibir el balón en esos espacios.
El Valencia también se mantuvo compacto en la línea horizontal, con la distancia entre las diferentes unidades muy cercanas, lo que permitió al Barcelona mover la pelota alrededor, pero nunca a través de ella. Cuando el balón llegaba a bandas, el Valencia solía usar tres jugadores para contrarrestar: el lateral de esa zona, el interior y el mediocampista central más cercano. Tres jugadores que formaban un triángulo para impedir que la pelota volviera a entrar en esa línea horizontal. También a través de una unidad vertical y diagonal muy trabajada, el Valencia sólo ofrecía a su rival la opción de retrasar el balón.
En las ocasiones en que el lateral salía para presionar en banda, el interior y el centrocampista central le seguían para mantener la superioridad defensiva por ese lado. El Valencia rara vez intentó atacar al pasador, tal vez temeroso de fallar y ser golpeado. Así que en vez de eso buscó leer los pases e intervenir para interceptar. Una lectura que también les ayudaría a contraatacar, ya que salían en velocidad desde el impulso de la interceptación.