La Liga, 28 de octubre de 2018
Coutinho (11)
Suárez (30 pen, 75, 83)
Vidal (87)
Marcelo (50)
El uruguayo Luis Suárez logró un 'hat-trick' en la victoria del FC Barcelona ante el Real Madrid en el primer ‘Clásico’ de la temporada. Los azulgrana se fueron al descanso con una cómoda ventaja 2-0 tras los goles de Philippe Coutinho en el minuto once de partido y de Suárez a la media hora. El Real Madrid mejoró su juego al comienzo de la segunda mitad y redujo la diferencia gracias a un gol de Marcelo, pero el Barcelona respondió con contundencia, marcando tres goles más (dos de Suárez para completar su ´hat-trick’ y otro de Arturo Vidal para hacer el quinto) para completar el 5-1. Una derrota que dejó graves consecuencias en el Real Madrid, con la salida de Julen Lopetegui del banquillo blanco. Mientras, al FC Barcelona la aplastante victoria le sirvió para relanzar la temporada.
13 / 7
DISPAROS / A PUERTA
13 / 4
53 %
Posesión
47 %
567/503
Pases / Completados
501/428
17 / 2 / 0
Faltas / Amarilla / Roja
14 / 2 / 0
Análisis: Barcelona
El FC Barcelona planteó una formación 4-3-3 con Sergio Busquets, Ivan Rakitic y Arthur en el mediocampo, detrás del ataque conformado por Rafinha, Philippe Coutinho y Luis Suárez. La estrategia principal del Barça en fase ofensiva fue atraer a jugadores del Real Madrid hacia el balón, con el objetivo de explotar el espacio que dejaban los jugadores blancos a su espalda.
Incidió especialmente en la zona detrás del lateral derecho del Real Madrid, Nacho, donde Jordi Alba protagonizaba regularmente internadas para llegar a línea de fondo y desde ahí buscar el pase final al área. Pero este planteamiento no dependía únicamente del movimiento de Jordi Alba. Tanto Arthur como Coutinho, mediocampista centro y atacante en la banda izquierda del Barça, respectivamente, repetían movimientos para atraer a Nacho y Gareth Bale, quitándoles su atención sobre Jordi Alba. Así el lateral encontraba más libertad y espacio para atacar ese espacio.
Conjuntamente con esa estrategia, los locales buscaban completar pases cortos en el centro del campo para tentar a los jugadores del Madrid a tener una formación más compacta y estar más cerca del balón, antes de buscar jugar el pase definitivo en la defensa del Real Madrid. La otra estrategia del FC Barcelona durante el primer tiempo fue jugar entre las líneas del rival para ir eliminando a los jugadores blancos de su formación en bloque. Esto siguió un patrón parecido en el que los pases se intercambiaban entre los laterales, defensas centrales y los centrocampistas del FC Barcelona a medida que el balón retrocedía, ya fuese a través de un jugador reteniendo el balón o con un pase atrás sobre Ter Stegen.
Esta era muchas veces el desencadenante para que uno o más mediocampistas se alejaran del balón hacia el punto ciego de su opositor, quien frecuentemente se movía hacia el balón a medida que este avanzaba. Estos desplazamientos por el lado ciego creaban líneas de pases para filtrar el balón en profundidad al nuevo jugador que se incorporaba al ataque para recibir el esférico en profundidad.
En el segundo tiempo el FC Barcelona quedó casi siempre restringido a los contrataques a medida que el Real ganaba más control del juego. La entrada de Ousmane Dembele en lugar de Coutinho en los últimos 20 minutos ayudó a aumentar el dinamismo de esos contragolpes. El francés desempeñó un rol protagonista en el gol que terminó por sentenciar el partido.
Durante esos últimos minutos, el equipo de Ernesto Valverde utilizó una formación 4-1-3-2 cuando no tenía la posesión del balón. Arthur se unía a Suárez en la línea de arriba para ejercer la presión sobre el rival, mientras que Coutinho y Rafinha se mantenían al lado de Ivan Rakitic para formar la siguiente línea de tres por delante de Sergio Busquets. Ocasionalmente, en situaciones de presión alta, Busquets avanzaba su línea para formar un centro del campo de cuatro jugadores.
Cuando el Barça decidía no presionar, operaba en un bloque medio que tomaría más una formación de 4-4-1-1/4-1-4-1. La idea sin posesión era concentrar jugadores alrededor del balón y cortar la mayor cantidad de pases cortos posibles, forzando al Real Madrid a tener que jugar por las bandas. Cuando el balón se iba a las bandas, al lateral de esa zona se le unía el mediocampista cercano (ya fuese el más cercano medio centro o el atacante de esa banda) para mantener al jugador del Madrid que tenía el balón cerca de la línea de banda e impedir que avanzara por ese lado o que se desplazara o jugara hacia adentro.
Cuando el Real Madrid cambió su formación a 3-4-3 en el segundo tiempo, al Barcelona le costó más lidiar con esta situación debido a la cantidad que jugadores que el rival tenía por el centro, además de la amenaza que planteaban por fuera. A pesar de eso y de que el Real Madrid casi empata cuando estaban 2-1 abajo en el marcador, el Barcelona solo permitió un gol y terminó llevándose una victoria relativamente fácil.
Análisis: Real Madrid
El Real Madrid salió con una formación 4-3-3 en el primer tiempo, con Casemiro, Luka Modric y Tony Kroos en el mediocampo, detrás de Gareth Bale, Isco y Karim Benzema en el ataque.
El equipo blanco intentaba hacer que Isco, libre de marca para moverse por el campo, tuviese el balón el mayor tiempo posible. Sin embargo, al internacional español le costó crear juego, siendo este un factor principal en las dificultades que tuvo el Madrid para mantener la posesión durante la primera mitad. Las únicas opciones de penetración con peligro en zona de definición llegaron a través de pases desde la defensa que, al final, no quedaron en nada.
La formación a un 3-4-3 para el segundo tiempo cambió completamente el juego. En el descanso, Julen Lopetegui reemplazó al central Raphael Varane (con molestias físicas) por Lucas Vázquez. Nacho, Casemiro y Sergio Ramos se colocaron en defensa de tres; Vázquez y Marcelo se situaron en las bandas; Kroos y Modric asentados en el medio e Isco, Bale y Benzema permanecieron arriba. La diferencia clave fue que Bale e Isco podían jugar más por dentro, pero el juego por las bandas se mantuvo a través de los laterales que ahora funcionaban como carrileros. La defensa de tres también ofrecía un elemento de seguridad más consolidado detrás del balón.
El gol que redujo la ventaja del Barça llegó como resultado directo de este cambio, cuando repentinamente el Real Madrid tuvo jugadores colocados por todo el campo, pero en zonas en las que podían avanzar en el ataque. Vázquez, en su posición por la banda, hizo un pase a la espalda de la defensa del Barcelona para Isco, quien hizo una carrera en diagonal desde adentro para recibir el balón y centrarlo para que Marcelo rematara.
En ese momento al FC Barcelona le costaba mantener jugadores alrededor del balón y cubrir suficiente el campo para anular a los visitantes. Como resultado, el Madrid fue capaz de tener varias oportunidades más en el segundo tiempo y debió haber anotado más goles. Con la nueva estructura posicional, pudieron jugar por dentro hacia sus mediocampistas y por fuera hacia los laterales, básicamente operando una estrategia similar a la que había funcionado tan bien para el Barcelona en la primera mitad.
El gol que redujo la ventaja del Barça llegó como resultado directo de este cambio, cuando repentinamente el Real Madrid tuvo jugadores colocados por todo el campo, pero en zonas en las que podían avanzar en el ataque. Vázquez, en su posición por la banda, hizo un pase a la espalda de la defensa del Barcelona para Isco, quien hizo una carrera en diagonal desde adentro para recibir el balón y centrarlo para que Marcelo rematara.
En ese momento al FC Barcelona le costaba mantener jugadores alrededor del balón y cubrir suficiente el campo para anular a los visitantes. Como resultado, el Madrid fue capaz de tener varias oportunidades más en el segundo tiempo y debió haber anotado más goles. Con la nueva estructura posicional, pudieron jugar por dentro hacia sus mediocampistas y por fuera hacia los laterales, básicamente operando una estrategia similar a la que había funcionado tan bien para el Barcelona en la primera mitad.
Sin embargo, sin posesión el Real Madrid estuvo muy desordenado. Su estructura era un 4-1-4-1 durante la mayor parte del tiempo, aunque esto cambió a un 5-2-3/4-3-3 dependiendo de lo atrasados que estuvieran trabajando los laterales. El problema radicó en el cercamiento de los jugadores. La situación se tornó más en perseguir el balón que hacer una presión con inteligencia sobre sus rivales. Constantemente el Barsa evadió la presión con pases simples que podían eliminar a varios jugadores.
Muchas veces el Real Madrid jugó con Isco, Madrid y Bale muy cerca de Benzema y en una línea horizontal relativamente plana. El problema con esto era que Rafinha se dejaba caer constantemente en el espacio que Isco ocupaba como mediocampista sin el balón en ese lado. Marcelo no podía perseguir a Rafinha pues eso dejaría a Luis Suárez libre en el espacio que él desocupaba. Por lo tanto, Kroos tenía que desplazarse para defender a Rafinha y esto dejaba más espacio en el centro. Apenas el balón pasaba la línea de Modric, Bale e Isco; el Barça estaba en una posición altamente ventajosa con el balón.
El Real Madrid siguió presionando agresivamente en el segundo tiempo tanto como podía, especialmente desde los saques de meta de Ter Stegen, donde tomaban una posición muy ofensiva y forzaban al Barcelona a jugar el balón largo. En la recta final del partido, sin embargo, fueron sorprendidos con dos goles rápidos que vinieron de jugadores que estaban haciendo un pressing muy alto y dejaron grandes espacios por los cuales los visitantes podían jugar y atacar con rapidez, El marcador final, como consecuencia, pareció mucho peor que lo sugerido por el verdadero equilibrio de juego.