Champions League, 13 de marzo de 2019
Matip (39 pp)
Mane (26) (84)
Van Dijk (69)
Por segundo año consecutivo el Liverpool de Jurgen Klopp alcanza los cuartos de final de la Champions League. Tras el empate a cero en la ida, el equipo inglés fue superior a un Bayern que no supo aprovechar su condición de local. Mané puso en ventaja a los Reds y, aunque un gol en propia puerta de Matip dejó el marcador emparejado al final del primer tiempo, los visitantes sentenciaron el encuentro en la segunda parte. Primero fue Van Dijk con un contundente cabezazo producto de un corner y luego Mané, también de cabeza con gran asistencia de Salah. Primera vez desde 2009 que cuatro equipos de la Premier League salen airosos de la ronda de octavos.
7 / 2
DISPAROS / A PUERTA
9 / 6
57 %
Posesión
43 %
599 / 509
Pases / Completados
446 / 352
6 / 2 / 0
Faltas / Amarilla / Roja
14 / 3 / 0
Análisis: Bayern de Múnich
En ataque:
El Bayern formó en 4-2-3-1 con Javi Martínez y Thiago como pivotes centrales, Ribery y Gnabry por bandas y James Rodríguez en el centro, operando por detrás de Lewandowski. El Bayern buscó explotar dos vías en ataque: juego directo con Lewandowski o balones a la espalda para las carreras de Gnabry.
Sin embargo, el juego directo con Lewnandowski presentaba dificultades por su enfrentamiento con la pareja de centrales formada por Van Dijk y Matip. Para aliviar esa situación, el polaco cayó a las bandas o intentó buscar espacios por dentro para recibir al pie.
Mientras, los pases para Gnabry buscaban llegar hasta los metros finales, como se vio en el gol del empate alemán. No obstante, el Bayern tuvo dificultades para jugar por bandas debido al posicionamiento de Salah y Mané para ejercer la presión.
Como no había acceso directo para los laterales y los mediocampistas centrales estaban ocupados con Wijnaldum y Milner, el Bayern llevó a Gnabry y Ribery más arriba para dar a Hummels y Sule una línea de pase en diagonal que facilitaba eliminar las dos primeras líneas de presión del Liverpool.
Si conseguían llevar el balón a esa zona, los extremos buscaban combinar con Rafinha y Alaba, ya en situación de poder jugar hacia delante. Así es como el Bayern logró acceder a las amplias áreas.
Aunque no fue fácil, ya que se encontró con problemas para acceder a la siguiente fase del ataque. Ante eso se veía obligado a retrasar el balón.
Un camino bloqueado por un mediocampo de Liverpool laborioso y compacto que trabajó para para asegurarse de que Ribery, Gnabry y Coman no pudieran progresar por dentro con sus diagonales.
El Liverpool también trabajó por bandas, a través de los interiores o uno de los atacantes que se juntaban para dificultar los pases y combinaciones en áreas amplias. Una estrategia que anuló al Bayern, con solos dos disparos a portería en todo el partido.
En defensa:
El Bayern operó con dos estrategias. Lo primero fue presionar arriba en una estructura 4-2-3-1. Lewandowski se colocó entre los dos centrales. Mientras, Ribery se ubicó entre Matip y Alexander-Arnold y Gnabry hizo lo propio al otro lado entre Van Dijk y Robertson. Por su parte, James Rodríguez se encargaba de Fabinho.
Más atrás, Javi Martínez y Thiago vigilaban a Milner y Wijnaldum con el objetivo de trabar el juego rival.
Cuando el Liverpool rotó en las bandas al dejar caer a Salah y Mane hacia la pelota y al tener a Wijnaldum y Milner por detrás, el Bayern enviaba a esa zona a uno de sus centrales, y no a sus centrocampistas, para frenar la penetración. Lo hacía así porque Javi Martínez o Thiago estaban enfocados en frenar la entrada de los centrocampistas ingleses.
Cuando no podían presionar arriba debido a que las distancias entre líneas eran muy amplias, el Bayern formó en 4-4-1-1 con Ribery y Gnabry junto a Javi Martínez y Thiago para formar línea de cuatro en el medio, mientras James Rodríguez estaba por delante de ellos.
En estas situaciones, el Bayern intentaría mantenerse compacto para cerrar los espacios al Liverpool. En los momentos de transición, el Bayern buscó siempre a James Rodríguez, con Lewandowski por delante de él y a Gnabry y Ribery a ambos lados para lanzar los contragolpes.
Análisis: Liverpool
En ataque:
Se estableció en 4-3-3 con Henderson (reemplazado por Fabinho debido a una lesión), Milner y Wijnaldum como los tres del mediocampo. Mane, Firmino y Salah fueron los atacantes.
El Liverpool perdió la posesión (43%), pero cuando tenía el balón sabía lo que quería hacer: encontrar a sus delanteros en amplitud y desde ahí explotar los espacios. Los movimientos de Salah y Mane hacia la pelota facilitaban las carreras a la espalda de Firmino, Milner o Wijnaldum, ya que Alaba y Rafinha estaban ocupados con la marca sobre sus oponentes.
Si Firmino era el que bajaba a recibir, Salah y Mane se mantenían arriba. Mientras tanto, el mediocampo se emparejó 3 contra 3. El Liverpool intentó mover a Wijnaldum a una posición extrañamente más retrasada para generar dudas a Thiago: ¿Ir a la presión y dejar un espacio en el interior que podría ser explotado por el equipo inglés o dejar a su rival recibir el balón?
A menudo, Thiago dejó libre a Wijnaldum, lo que obligó a Ribery a ejercer presión sobre el holandés. Un movimiento que liberó a Alexander-Arnold para recibir el balón y continuar el ataque desde allí. Una vez que el balón estaba fuera de esa primera línea, el Liverpool intentó llevar a sus jugadores centrales a los espacios ciegos de los defensores alemanes para intentar recibir a la espalda. Así ocurrió en el segundo gol de Mané.
En defensa:
Mantuvo el 4-3-3 para defender. Firmino entre Hummels y Sule, Mane con Hummels y Alaba y Salah emparejado con Sule y Rafinha. Mane y Salah luego cambiaron a lados opuestos e intercambiaron responsabilidades.
En el medio del campo, Milner y Wijnaldum trabajaron contra Thiago y Javi Martínez, mientras que Fabinho intentó mantenerse entre los dos en una posición más retrasada cuando el balón llegaba a los pies de Lewandowski y tenía opciones de combinar con James Rodríguez.
A medida que la pelota se movía hacia Hummels o Sule, Mane y Salah les obligaban a jugar por dentro, usando su rastro en la presión para bloquear también la línea de pase hacia Rafinha y Alaba.
El mediocampo del Liverpool se mantuvo compacto y estrecho, de modo que cuando el Bayern jugaba por dentro la presión del conjunto inglés frenaba esa vía de juego.
En la presión se pudo ver a Alexander-Arnold y Robertson más arriba, cerca de su atacante por banda, e intentando buscar el espacio por su zona cuando el lateral contrario se veía obligado a irse hacia dentro.
En las fases en las que el Liverpool estuvo más atrás y no ejerció una presión alta, Milner o Wijnaldum se movían para presionar a los laterales contrarios para evitar que recibieran el balón.
Las recuperaciones y la batalla del mediocampo del Liverpool fueron una razón importante para limitar el juego rival, ya que cuando el Bayern recibía por dentro estaba sometido a una presión inmediata por delante y por detrás.