Eurocopa 2020: Semifinales, 6 de julio 2021
Chiesa (60)
Morata (80)
Wembley fue testigo de una semifinal de altura disputada entre Italia y España, que se definió en la tanda de penaltis, donde el combinado italiano se mostró mucho más acertado, con Jorginho marcando el último y definitivo lanzamiento. Antes de eso, España fue capaz de controlar a la que hasta ahora había sido la mejor selección del campeonato, y lo hizo con algunas variaciones tácticas que Luis Enrique dispuso en ataque, destacando entre ellas la entrada de Dani Olmo como falso nueve.
A pesar del dominio de España, Italia, siempre peligrosa al contragolpe, se adelantó en el marcador con un gol de Federico Chiesa. Consiguió responder el equipo de Luis Enrique con el gol de Álvaro Morata a falta de poco más de diez minutos para el final. Un resultado que ya no se movería para llegar al desenlace del duelo en la tanda de penaltis, con final feliz para el equipo de Roberto Mancini.
7 / 5
DISPAROS / A PUERTA
16 / 5
29 %
Posesión
71 %
387 / 286
Pases / Completados
908 / 799
17 / 2 / 0
Faltas / Amarilla / Roja
18 / 1 / 0
Italia formó en una estructura 4-3-3 en fase de posesión frente al dibujo defensivo 4-1-4-1 (abajo) de España. Al equipo de Mancini le costó mantener la posesión durante períodos largos de tiempo, siendo las carreras directas a espaldas de la línea defensiva del rival su mejor método para progresar. En banda derecha, estas acciones se generaron cuando Nicolò Barella salía por banda, intentando el jugador del Inter de Milán alejarse del mediocampo español. A partir de ahí, Italia buscaba carreras directas por fuera de Jordi Alba a través de su extremo derecho, Federico Chiesa.
En banda izquierda, por su parte, Emerson avanzaba cuando podía, muchas veces aprovechando el espacio que dejaba Mikel Oyarzabal al defender más arriba, y ejerciendo presión hacia los centrales italianos (abajo). Lorenzo Insigne entonces mantenía su posición abierto en banda para fijar al lateral César Azpilicueta, permitiendo así que Emerson recibiera el balón con más espacio.
Buscar la debilidad en España:
Marco Verrati se deslizó por fuera para potenciar todavía más esa salida por la izquierda, pero pronto Koke presionó más arriba para anular la participación del mediocampista italiano desde una posición más retrasada. Los eventuales cambios de juego hacia el extremo derecho, Federico Chiesa, surgieron como una opción para Italia para progresar, a medida que el conjunto español poblaba el lado izquierdo con una presión más agresiva. Sin embargo, sus breves progresos hacia adelante siguieron proviniendo del lado izquierdo, con los desdoblamientos de Emerson forzando a España a replegarse, ya que Azpilicueta daba prioridad a impedir que Insigne recortara por dentro (abajo).
Transiciones ofensivas:
La fase defensiva de España fue utilizada por Italia para atraer a sus centrales hacia adelante. Una situación que ayudó a generar la mejor ocasión del equipo de Mancini al contragolpear rápidamente, con los tres atacantes progresando velozmente en campo rival. Chiesa terminó recogiendo un balón suelto antes de marcar con un disparo al ángulo más alejado de Unai Simón.
Con ventaja en el marcador, la defensa retrasada de Italia se mantuvo, lo que hizo que su juego de ataque surgiera casi exclusivamente a través de contragolpes, especialmente cuando Ciro Immobile dejó el campo y, en su lugar, entró Domenico Berardi. Berardi y Chiesa trabajaron bien por los pasillos interiores, especialmente apuntando por fuera de la vigilancia de los centrales españoles (abajo), con menos apoyo de los laterales cuando Italia se iba hacia adelante. Insigne entonces se desplazó a un rol más central, proporcionando el enlace clave del contraataque.
Reordenar el equipo:
El gol del empate forzó a Italia a efectuar cambios en el equipo, encontrando dificultades con el nuevo dibujo español y con sus propias modificaciones. Andrea Belotti le dio nuevamente a Italia una presencia en el rol de delantero centro, con las carreras desde segunda línea de Manuel Locatelli por dentro. Italia también salió de su bloque más retrasado, cubriendo mejor los espacios entre líneas para impedir el juego de España. En ese proceso, los de Mancini consiguieron hacer llegar mejor el balón hacia sus extremos, lo que ayudó a fijar a los laterales españoles, además de contribuir al juego directo hacia Belotti para aguantar el balón arriba y ofrecer carreras de apoyo desde zonas centrales.
Sin embargo, aunque Italia consiguió reducir el impacto de los laterales españoles, necesitaba más efectivos para defender las zonas centrales. Como resultado, las carreras de apoyo para Belotti se redujeron por completo, y el centrodelantero solo podía progresar cuando se mostraba para recibir en corto y hacer un cambio de juego hacia el extremo opuesto. Al final, Italia aguantó para llegar a los penales, con Jorginho anotando el último penal para meterlos en la final.
El rol de Olmo:
España formó sobre su habitual 4-3-3 en fase de posesión, buscando la salida desde atrás ante la presión alta de Italia, estructurado el equipo de Roberto Mancini sobre un sistema 4-3-3, variando a un 4-1-4-1 (abajo) en bloque bajo cuando lo necesitaba.
Dani Olmo jugó como delantero centro, buscando con su rol generar ventajas numéricas ante los tres centrocampistas de Italia. Koke trabajó a la misma altura que Busquets, con Pedri posicionado más arriba junto a Olmo (abajo). Como Italia presionaba con agresividad la construcción de juego de España, uno de los centrales italianos seguía los movimientos de Olmo, con ambos extremos de España posicionados abiertos y arriba. Sumando también a la vigilancia de Jorginho sobre Pedri.
Los problemas en mediocampo para Italia llegaban cuando Chiellini y Bonucci decidían mantener su posición, provocando dudas en los interiores italianos, quienes no estaban seguros de si seguir la marca de Olmo o saltar a la presión para interrumpir el juego sobre Koke y Busquets. Un dilema que facilitó a España tener el dominio de la posesión.
En desarrollo con balón, los laterales Jordi Alba y César Azplicueta mantuvieron su posición, listos para lidiar ante cualquier pérdida de balón de un centrocampista como también ante los contragolpes de Italia, especialmente la amenaza al espacio de Chiesa o las diagonales interiores de Lorenzo Insgine. Una vez que España llegaba arriba, a menudo conectando con los jugadores interiores que recibían bajo presión rival, ambos laterales adelantaban su posición para generar ventajas numéricas por banda junto con los extremos Torres y Oyarzabal.
Koke también trazaba carreras hacia adelante por el pasillo interior derecho desde su posición más retrasada, con Pedri perfilado hacia la izquierda (abajo), con Torres arrancando por dentro, generando así un espacio para Alba en la ventaja numérica por banda. Busquets y su habilidad para romper el bloque de Italia facilitó a España mantener el dominio de la posesión, superando el equipo de Luis Enrique la presión de Italia con diferentes variantes para construir su juego desde atrás.
Las transiciones ofensivas acabaron por surgir para España, ya que Italia trató de adelantar a Emerson para intentar frenar el dominio de su rival en la salida de balón. Olmo ofreció entonces movimientos por banda para enlazar con el ataque, con Torres perfilado hacia el interior desde la izquierda, y los centrales apoyando en ataque. Acciones donde Pedri, Koke y Busquets también se sumaban al ataque en varios contraataques. Estos momentos fueron a menudo las oportunidades de ataque más claras antes de que Italia abandonara su presión más alta para estructurarse en un bloque bajo en defensa, hasta con sus diez jugadores defendiendo en terreno propio.
Después del gol en contra, Luis Enrique dio entrada a Álvaro Morata, para generar España desde entonces la amplitud a través de los dos laterales, con Morata, Oyarzabal y Olmo -ahora como mediapunta- en un trío atacante estrecho por dentro para recibir entre líneas. Sin embargo, el bloque congestionado de Italia obligaba a llevar el balón a las zonas más amplias, donde los centros y el portero de Italia, Donnarumma, resolvían bien estas situaciones.
España varió de nuevo con la entrada de Rodri como protección adicional en las transiciones de Italia y Gerard Moreno como otro delantero interior para unirse a Morata, formando el equipo de Luis Enrique sobre en un 4-2-3-1 equilibrado, donde Olmo y Pedri intercambiaban la posición por el pasillo interior izquierdo (abajo). España no tardó en empatar, en una acción en la que Morata se descolgó a mediocampo para recibir, combinándose magníficamente con Olmo, antes de batir tranquilamente a Donnarumma.
Los jugadores de primera línea de España seguían amenazando entre las líneas de Italia, especialmente moviéndose en diagonal para recibir de los centrales o del pivote más profundo, antes de enlazar con las carreras de Morata por delante.
Los espacios interiores que dejaba Pedri, y los giros y conducciones de Olmo, ayudaban a penetrar alrededor del compacto bloque central italiano, sobre todo cuando seguían presionando hacia fuera y forzando la salida del balón de Italia a las zonas más amplias. Sin embargo, España tuvo problemas para romper el bloque italiano por segunda vez, terminando así el partido en una tanda de penaltis donde fallaron Morata y Olmo.
"Sabíamos que iba a ser un partido muy difícil, porque en la posesión de balón España es el mejor equipo del mundo. Supimos sufrir en muchos momentos", señaló Roberto Mancini. "Estamos muy contentos. Le doy las gracias a los jugadores porque siempre han creído. Nos falta el último pasito y tenemos que recuperarnos porque fue un partido muy exigente", añadió el seleccionador de Italia de cara a la final.
"En la prórroga ellos deseaban llegar a penaltis y nosotros queríamos jugar media hora más. Hemos tenido que presionar a un altísimo nivel porque ellos tienen mucha calidad", analizó Luis Enrique. "La nota que le pongo ya se la había puesto en cuartos. Para mí es un sobresaliente bajo porque no hemos pasado a la final. Un 9. Los jugadores que no han jugado o han jugado poco han sido imprescindibles porque han sumado día a día", destacó el seleccionador de España.
Redacción: Héctor García