La Liga, 16 de marzo de 2019
Isco (62)
Bale (77)
Regreso al futuro. Y es que nada ha cambiado para Zinedine Zidane. El francés retornó al equipo que dejó en su momento, recuperando para la causa a jugadores que habían sido poco utilizados por Santiago Solari. Esos nombres son Marcelo, Isco y Keylor Navas. Además, dio la titularidad a Bale y Asensio.
Después de una primera mitad con poco ritmo, el Madrid encontró la victoria en un segundo tiempo donde se vieron mecanismos del pasado. En el partido 150 de Zidane al frente del Madrid, que, de paso, recorta cierta desventaja con el Atlético de Madrid (segundo en la clasificación) para quedarse a sólo dos puntos. Mientras, se mantiene la desventaja de 12 puntos con el Barcelona, cada vez más cerca del título de Liga tras ganar al Betis (1-4) con tres goles de Leo Messi.
23 / 8
DISPAROS / A PUERTA
6 / 2
53 %
Posesión
47 %
586 / 521
Pases / Completados
499 / 437
15 / 1 / 0
Faltas / Amarilla / Roja
7 / 0 / 0
Análisis: Real Madrid
En ataque:
Comenzó con un 4-2-3-1, con ambos laterales (Marcelo y Odriozola) mostrándose en la ofensiva siempre que era posible. Más arriba, Asensio y Bale fueron los atacantes por banda, con el galés moviéndose muy a menudo hacia el carril interior para apoyar los movimientos de Benzema.
Eso obligó al Celta a defender en pocos metros, ya que los dos jugadores blancos ocupaban los espacios entre los laterales y centrales. Una situación que el Madrid aprovechó para dar salida por la derecha a Odriozola a través de pases más verticales, mientras que Marcelo y Asensio, por la izquierda, combinaban primero antes de buscar el otro lado.
El ataque asimétrico del Real Madrid continuó, con Asensio pegado a la cal para dar la opción a Marcelo de desdoblarse. Muy pronto Bale y Asensio cambiaron de banda, ejerciendo cada uno por su lado el papel que había desarrollado su compañero.
El cambio al 4-3-3 le dio al Madrid más fluidez en ataque. Isco y Modric pasaron a jugar por el centro, muy cerca del único mediocampista defensivo del Celta de Vigo. Kross, por su parte, fue el pivote en el medio del campo, dando facilidades para romper las líneas enemigas con sus pases y progresar después a través de Modric o Isco.
En el segundo tiempo, el dominio del Madrid creció, con Marcelo más arriba, a lo que se unió también Sergio Ramos para ayudar a Kroos en la cobertura. Modric, por su parte, se asoció con Isco para aumentar el juego entre líneas.
El Madrid encontró el primer gol por la banda izquierda del Celta. Un robo de balón de Modric llegó a los pies de Marco Asensio, quien, después de una gran conducción por dentro, encontró a Benzema por la izquierda. Isco finalizó la asistencia del francés.
Con el gol a favor, Bale y Asensio buscaron más posiciones interiores. Una insistencia que encontró recompensa con el galés finalizado después de una jugada de Marcelo.
En defensa:
Zidane apostó por el 4-4-2, con Isco junto a Benzema en la primera línea de presión. Sin embargo, con el malagueño tan arriba, el Madrid perdía la batalla numérica por el centro en un 3 contra 2.
La presión de Benzema sobre el juego de pies del portero tampoco fue efectiva, ya que daba más salida directa incrementando de este modo la descompensación por el carril central. Para solucionarlo, Isco retrasó su posición, el Madrid jugó en bloque medio, dado facilidades al Celta hasta el medio del campo rival.
Cuando el Madrid cambió su estructura de ataque, el equipo se mostró menos vulnerable a los contragolpes y a la desventaja numérica por el centro. Isco interpretó un papel más defensivo y Kroos y Modric se posicionaron junto a la pareja de mediocampistas del Celta. A partir de ese momento, el conjunto gallego solo podía progresar con pases desde la defensa al centro del campo, lo que daba oportunidades de contragolpe al Real Madrid en cualquier pérdida.
El posicionamiento más asertivo de los blancos en la segunda mitad solo daba opciones al contragolpe. Sobre todo por su lado izquierda, donde la posición tan ofensiva de Marcelo y los movimientos de Kroos y Ramos para la cobertura abrieron espacios. Boufal tuvo una gran oportunidad para hacer daño, pero su pase final acabó en una mala asistencia. Una situación que se repitió a lo largo del partido para un Celta que no llevó peligro.
Análisis: Celta de Vigo
En ataque:
Sobre un 4-2-3-1 con clara intención de jugar por el centro. Para conseguirlo, Pione Sisto se movió hacia adentro para tener el Celta dos "número 10" junto a Brais Méndez. Mientras, el doble pivote de Lobotka y Yokuslu se retrasó para atraer al dúo del centro del campo de Madrid, aumentando así los espacios entre líneas.
A medida que avanzaba la primera mitad, el juego central del Celta creció, con Sisto yendo al lado derecho. De este modo, los visitantes crearon un frente de 3 jugadores contra la defensa del Madrid. Para explotar este dibujo, los pases directos desde la línea defensiva al centro del campo se mostraron como un método consistente de penetración.
Si el Celta superaba la ligera presión de Benzema o Isco, Lobotka se quedaba libre para poder conducir. Tampoco salía ningún jugador del Madrid a su presión, porque si lo hacían se quedaba un jugador del Celta libre. Modric y Kroos estaban enfocados en esa función de cerrar espacios.
Cuando la primera mitad llegó a su fin, los visitantes intentaron crear ocasiones de gol ante un Madrid que pasó a una estructura 4-3-3.
Ante este dibujo, la línea defensiva del Celta luchó para avanzar con la pelota, pero se ponía en peligro ante cualquier pérdida en campo propio. Al mismo tiempo, el Madrid detuvo a Lobotka como nexo de unión defensa-medio del campo.
A partir de aquí, el Celta se vio obligado a jugar más directo, esperando ganar la pelota para dar lugar juego a la segunda jugada. No tuvieron éxito así.
Sí llevaron más peligro a través de un juego de transición rápida, particularmente desde su lado derecho, ya que Marcelo subió más arriba.
Sin embargo, Boufal desperdició una fantástica oportunidad por ese lado. Al final, la falta de calidad del Celta, incluso con más hombres en el centro del campo, se hizo evidente. Un aumento en el juego de ataque del Madrid solo llevó a agrandar la distancia con su rival.
En defensa:
4-1-4-1, con Lobotka como pivote único en el medio del campo y Yokuslu y Méndez por delante. Sisto se movió hacia el lado derecho, a menudo quedándose bloqueado por las carreras de Marcelo.
Con el lateral izquierdo del Madrid mucho más atrás, el lateral derecho del Celta, David Costas, se vio obligado a alejarse de la línea defensiva para salir a la presión de Asensio primero, y más tarde Bale. Esto creó el hueco ideal para que Marcelo avanzara, con Sisto inconsistente en el trabajo defensivo.
Los visitantes finalmente apostaron por el 4-1-4-1. Más seguro, con dos mediocampistas más amplios. Sisto y Boufal trabajaron para anular a los laterales del Madrid. En el segundo acto, Sisto se movió hacia el lado izquierdo cuando el Madrid pasó al 4-3-3.
Esto significaba que Sisto podía permanecer más arriba cuando defendía, ya que Odriozola permaneció por detrás de la línea de pase en los ataques del Madrid.
Con el Celta ya sin juego por dentro, el equipo mostró una estructura defensiva más retrasada en el segundo tiempo. Aunque consiguió cerrar los espacios para Isco y Modric, el Madrid encontró el gol en un robo de balón sobre Lobotka en construcción propia.
La velocidad y determinación del Madrid no tuvo oposición, terminando la jugada en el gol de Isco. Poco después se cerró el partido para un Celta sin respuesta.