Osvaldo Ardiles
Tottenham, 1978-1988
Era prácticamente otro deporte.
Se llamaba fútbol, pero no era el fútbol que conocíamos.
Yo había pensado en Europa y en este orden: España, Italia, Francia y punto. Inglaterra nunca se me pasó por la cabeza. No había ningún jugador extranjero.
Fue justo después del Mundial del 78 cuando el técnico del Tottenham Keith Burkinshaw (abajo, centro) llegó a Buenos Aires y habló con el presidente de Huracán.
"Mira, hay un inglés aquí que quiere hablar con vos".
No había internet y no era tan fácil conseguir noticias. No mucha gente tenía idea del fútbol inglés. Hablé con él. Me gustó lo que me dijo y firmé inmediatamente.
Luego salió la posibilidad de que viniera otro jugador conmigo. Mejor para que no estuviera tan solo. Con Ricardo Villa (abajo, izquierda) fuimos pioneros. A Ricky costó un poco convencerlo, pero terminó aceptando.
Al principio fue difícil porque en Inglaterra se obviaba totalmente el mediocampo. Todo eran pelotas largas. Ricardo sufrió muchísimo. Yo no tanto porque en medio de todo me las arreglaba para ganar la pelota yo mismo y a partir de ahí comenzaba a jugar.
“Bienvenido al fútbol inglés”, decían los titulares.
"Se produce una amalgama entre el futbol inglés competitivo, fuerte, físico, de ida y vuelta, y, al mismo tiempo, de cuidar la pelota, de no tirarla a ver lo que pasaba"
Sin embargo, tuvimos la suerte de que con nosotros estaba Glenn Hoddle.
Y ahí empezó la transformación. Y la idea, la orden era que teníamos era de jugar desde atrás. La pelota tenía que ir especialmente a Glenn y a mí, de ahí a Ricky, pero tenía que ir a través del mediocampo.
Pero en Inglaterra se valorizaba mucho más a los jugadores fuertes. Estos jugadores tenían una especie de licencia para matar en el sentido de que en los primeros minutos buscaban hacerte faltas y si podían ponerte fuera de acción lo hacían.
En uno de los primeros partidos me llegó la entrada de Tommy Smith. Se lanzó como desde tres metros. Me agarró y estuve como dos meses sin jugar.
“Bienvenido al fútbol inglés”, decían los titulares.
Poco a poco empezamos a mejorar. En el 81 empezamos a retar el Liverpool que era el mejor equipo de ese tiempo. Dalglish, Souness, Hansen… Ellos sabían más cómo ganar los partidos. Eran más implacables.
Pero por nuestra forma de jugar éramos el equipo que la gente venía a ver, los que no eran hinchas del Tottenham, porque se produce una amalgama entre el futbol inglés competitivo, fuerte, físico, de ida y vuelta, y, al mismo tiempo, de cuidar la pelota, de no tirarla a ver lo que pasaba.
Eso fue un cambio impresionante.
De todo ese tiempo lo que más recuerdo es la FA Cup que ganamos en el 81 con Ricky en un papel fundamental.
En cierta forma esa era mi Copa. Yo iba muy bien. Sacaron la canción “Ossie va a Wembley”, con Chas & Dave, que estuvo peleando para llegar al primer lugar en la cartelera de éxitos, incluso con Elton John.
Últimamente la he estado cantando. Los hinchas siempre me piden que lo haga.
Y Ricky había sido dejado atrás, por la prensa, por todos. Para colmo en la final (que empatamos 1-1 con el Manchester City) lo sacan. Todos jugamos mal, pero lo señalan como culpable y en la repetición de la final fue el mejor del partido, marcando un gol extraordinario.
De lejos, lejos el día más feliz de fútbol de su vida. Yo te diría de toda su vida.
Yo me acuerdo mucho de esa final. En el único lugar que yo había visto más gente, más periodismo en nuestros entrenamientos en la semana previa, había sido solamente en la final de la Copa del Mundo.
En esa época le preguntabas a cualquiera de mis compañeros, a cualquier jugador inglés cual prefería ganar la Copa o La Liga inglesa y todos, sin ninguna excepción, decían la FA Cup.
"De todo ese tiempo como jugador con el Tottenham lo que más recuerdo es la FA Cup que ganamos en el 81 con Ricky en un papel fundamental"
Era muy especial porque era en Wembley, la Familia Real te entregaba la medalla, era la competencia nacional más antigua y, especialmente, porque se cumplían 100 años de la primera.
Al año siguiente estalló la Guerra de las Malvinas. Recuerdo que aquí casi nadie sabía donde estaban las islas.
Fue terrible para mí porque el país en el que yo había nacido, adoro y amo estaba en guerra con el país que me había adoptado y que también amo.
Estar en medio para mí fue muy difícil, con la prensa, con todo y yo en definitiva decidí irme cedido al PSG.
Luego pasar a ser entrenador fue absolutamente natural. Yo pensaba seguir en el Tottenham o irme a Argentina a terminar la carrera.
Al final se me hizo muy difícil dejar el fútbol. Ya estaba muy lesionado y ya me agarraban fácil, pero así y todo quería seguir jugando.
Entonces el Swindon que estaba en segunda división viene por mí. Me dicen: “Ossie: jugador y entrenador”. Era la transición natural y acepté. Me puse en el campo los dos primeros partidos, pero después no jugué más.
"Si bien Swindon y West Brom fueron geniales, lo mejor de mi carrera como técnico fue mi paso por Japón"
Y me fue muy bien con el Swindon. Ganamos el playoff para ascender a primera.
De ahí fui al Newcastle y al West Brom, que también estaba en segunda división para subir, y lo llevé al ascenso.
En Newcastle no me fue tan bien, pero por lo que había hecho en el West Brom y por mi nombre voy al Tottenham. Allí la idea era exactamente la misma que como jugador.
Esa transformación que había comenzado en el 78 tenía que proseguir y prosiguió.
En esa época lo que se aprendía en la FA era un discurso muy antiguo, de pelotas largas que yo le puse de dinosaurios porque ya se estaba extinguiendo. Yo pasé la prueba de entrenador y me peleé con el instructor. Esencialmente tenía que repetir lo que él decía. Yo le discutía y se armó un lío bárbaro.
Yo tenía que hacer una práctica, pero tenía experiencia. Hasta del Tottenham había sido entrenador. Yo necesitaba el título nada más.
A los chicos que estaban conmigo les encantaba. Chris Hughton estaba conmigo, por ejemplo. Les gustaba porque era una visión diferente la mía. Y viene el instructor y para la práctica. “Esto no es así”. Y ahí intercambiamos duras palabras. Tuvieron que llamar al jefe, jefe.
Tan es así que, que al final de todo el curso ponían nota. Todo 10 puntos en lo personal, pero como técnico no. Me calificaron de regular, apenas bien digamos.
Yo fui el primer entrenador extranjero de la Premier. Luego comenzaron a llegar muchos técnicos extranjeros y si miras hoy básicamente los mejores son todos extranjeros.
En el Tottenham teníamos un muy buen equipo. Las ideas mías eran exactamente las mismas, jugar permanentemente. Todo lo que se hace ahora. Simplemente era eso. Mucho después lo hizo el Barcelona. ¿Era Xavi defensor? ¿Era Iniesta defensor? Pero entre todos jugaban y defendían. Esa era la idea.
Por eso lo de los “Famosos Cinco” atacantes en mi paso por el Tottenham no fue tan así. Fue más bien un periódico inventando historias. Yo como jugador de futbol nunca fui de atacar sin importar la defensa. Muchas veces fui de lo más defensivo, cuando había que hacerlo.
El Tottenham era mi prueba de fuego como técnico. Y por supuesto después de jugar tantos años ahí para mí era volver a mi casa, pero desgraciadamente había allí un ambiente increíblemente tóxico. Y fue mal.
Pero yo nunca renuncié a mis ideas. Mucha gente me decía “saca y pon a un defensor”.
Pero jugar con cinco no era tan cierto.
Jurgen Klinsmann sí. Sheringham nunca fue delantero punta, punta. Siempre estuvo un poquito más atrás. Nicky Barmby lo mismo Darren Anderton mediocampista de derecho. Ahí jugaba en Inglaterra.
Pero ya te digo. No anduvo al final. Como todas las cosas, entre el triunfo y la derrota hay una línea muy chiquitita.
Yo siempre pensé que para tener un buen equipo hay que tener armonía en el club, con el presidente, los jugadores, los hinchas.
Liverpool tuvo éxito tanto tiempo porque tenía claro que era seguir con prácticamente todo igual. La representación que tenían los jugadores con los hinchas o la gente de arriba. Se cansaron de ganar títulos. Manchester United con (Alex) Ferguson lo mismo.
Pero sin duda mi mayor decepción en mi carrera como técnico fue Tottenham. Lo mejor, si bien Swindon y West Brom fueron geniales, fue mi paso por Japón.
Otra vez pionero. Hasta hace poco había sido el único técnico que gano los tres títulos, la Copa del Emperador, la segunda copa y el título de Japón. Extranjero, el único que ganó los tres.
Y haber llegado al Shimuzu, un equipo de la mitad de la tabla para abajo, y haberlo llevarlo a lo más arriba de todo, colocando a cinco, seis jugadores a la selección nacional, eso fue quizás lo más destacado en mi carrera como técnico.
"En particular, soy muy cercano a Mauricio Pochettino. Está haciendo un gran trabajo"
En el 98 me eligieron como entrenador del año en Japón. Mi idea había sido siempre volver al fútbol inglés. Lo había visto con Wenger que vino al Arsenal.
Fui entrenador del año y luego renuncié que fue todo un desastre. Ese día vino todo el mundo a la cancha y le di la vuelta olímpica al estadio dándole la mano a cada uno de los hinchas, La gente lloraba. Fue todo también muy emocionante.
Pero en Inglaterra no había interés.
Ahora el fútbol en Inglaterra ha cambiado totalmente. Ya eso que yo denominaba dinosaurio nadie lo juega porque no puede competir con este otro nuevo fútbol que en definitiva quien lo hace más famoso es el extraordinario Barcelona de Xavi, Messi…
Me llena mucho de orgullo que yo lo hice en mi tiempo. Ahora es mucho más fácil porque nadie te toca. Juegas mas libertad. No vienen a hacerte faltas. Podés jugar.
Los creadores de ese tiempo no tanto.
Ahora, en mi carácter de embajador del Tottenham, hago todo para mejorar la imagen del club en general.
En particular, soy muy cercano a Mauricio (Pochettino), quien está haciendo un gran trabajo. Nos vemos prácticamente una vez por semana. Trato de ayudarlo en todo lo que pueda.
Estoy muy contento con mi rol, pero he sido entrenador en ocho países y me encantaría volver a dirigir.
Si me saliera la posibilidad la tomaría y tendría que ver si aquí en Inglaterra y quizás más oportunidad probablemente en Argentina.
A alguien que comience como entrenador le diría que debe tener principios muy firmes y defenderlos a rajatabla.
Los jugadores saben absolutamente todo. Saben inmediatamente cuando uno flaquea y cuando uno pierde a los jugadores chao.
Hay que decir: “Yo quiero jugar de esta manera y defenderlo a rajatabla”.
En mi caso, siempre tratando bien el balón y a través del mediocampo.