abel ferreira
Palmeiras, 2020-Presente
Mi forma de vivir es muy intensa, es muy cotidiana. Es vivir en el aquí y ahora.
Lo que sucede después tiene su propio tiempo. Yo, en mi vida profesional, lo hago de igual forma.
Te voy a contar dos anécdotas de cuando llegué al Palmeiras. La primera: la gente se preguntaba por qué yo, cuando llegué a Brasil, era un entrenador que no tenía títulos. Pero la gente debió preguntarse por qué los clubes pagaban por mí, un entrenador sin títulos.
¿Por qué un club como el PAOK fue a Braga y pagó 3 millones de euros? ¿Por qué el Palmeiras se dirigió al PAOK para pagar mi contratación?
¡Este entrenador aún no ha sido despedido! Estoy esperando que suceda. Pero aún no me han despedido. Y la gente, en vez de pensar en eso, pensaba en la falta de títulos. Sí, pero ¿a qué clubes he entrenado? ¿Dónde he trabajado para tener esa posibilidad de ganar títulos?
El Palmeiras me hizo tres entrevistas antes de elegirme. El club sabía muy bien a quién contrataba. Sabía cómo jugaba.
Y la segunda historia, nadie la conoce: fui en contra de todo y de todos en mi familia. Mis padres me dijeron: “¡No te vayas!” Mi mujer también. Yo le dije: “Si me quieres, me seguirás queriendo, pero me voy”.
Fui contra toda mi familia. Nadie quería que viniera al Palmeiras. Nadie. Vine única y exclusivamente por mi propia convicción. Incluso sabiendo que la estancia media de los entrenadores en Brasil es de tres meses.
"la gente se preguntaba por qué yo, cuando llegué a Brasil, era un entrenador que no tenía títulos"
Pero quería tener un buen equipo a mi disposición. Sin embargo, llegué y vi un equipo que, sobre todo, no creía en sí mismo. Un equipo que carecía de afecto. No escuchaban a sus jugadores. A menudo, el entrenador habla, habla, habla y se olvida de escuchar a la otra parte.
Entonces, cuando tienes una estructura como la del Palmeiras, sólo tienes que llevar tu filosofía de juego, que no es más que una filosofía de ser en la vida que traslado, de manera particular, al fútbol.
Así hemos conseguido crear una familia de trabajo aquí. Hemos conseguido que los jugadores confíen realmente en sí mismos. Que se dieran cuenta de que eran mucho mejor de lo que pensaban.
Ahora mismo, diría que mis jugadores son capaces de jugar sin entrenador.
Sí, sé que, si después de tres meses me hubiesen despedido, mi familia habría dicho: “¿Ves? Te dijimos que no debías ir”. Pero, ¿por qué iba a gastar energía en eso? Prefiero centrarme en las cosas que controlo.
"Fui contra toda mi familia. Nadie quería que viniera al Palmeiras. Nadie. Vine única y exclusivamente por mi propia convicción"
No recuerdo los títulos. Puedo recordar las relaciones, los afectos que hemos creado aquí, la familia. La Libertadores, la copa, no es lo que me viene a la mente. Me viene a la mente todo el trabajo, todo el sufrimiento, cruzar el Atlántico y dejar atrás a mi familia.
Eso fue duro, muy duro. Y en el momento de las primeras victorias, te dices: "¡Ha valido la pena!".
En la final de la Copa Libertadores 2020 contra el Santos, jugamos a puerta cerrada. Sin gente en las gradas por la pandemia. No es el entorno ideal para un partido de esa envergadura. Pero trato de ver las cosas de forma positiva.
Teníamos un equipo muy joven. Si el Maracaná se hubiera llenado, no sé cómo habrían afrontado esos momentos Danilo, Patrick de Paula y Gabriel Menino, por ejemplo.
Sabía lo que era, 21 años después, tener la oportunidad de volver a ganar la competición. Y jugar en el Maracaná, que, para mí, es el templo del fútbol. También, con nuestras familias, que fueron invitadas, presentes en el estadio.
"El fútbol lo juegan seres humanos. Pensamos que los jugadores son máquinas, pero realmente solo son personas"
Recuerdo haber gritado -y se puede oír en la retransmisión de ese partido por televisión- justo antes del gol: "¡Familia, familia, familia, familia!".
Antes del partido, Weverton había dado un mensaje al grupo: "Chicos, durante el partido, si tenemos dificultades, miren hacia arriba y recuerden a su familia. Cuando necesites buscar energía extra, miren a su familia".
Presioné ese gatillo. Gritando durante los últimos 5 minutos: 'Familia, familia, familia'.
El caso es que fue un momento fabuloso. Es muy difícil describir ese sentimiento en palabras. Es casi como preguntarle a una madre qué es ser madre. Creo que sólo lo entienden quienes lo sienten y pasan por la misma experiencia.
El fútbol lo juegan seres humanos. Pensamos que los jugadores son máquinas, pero realmente solo son personas. Y hay que tratarlos como tales. Tienen miedos, angustias, ansiedades y problemas en casa. Este es, para mí, uno de los secretos: mirar al jugador como persona, y no como jugador.
"No puede ser la derrota la que cambie nuestro camino. La derrota es parte del éxito. Es bueno que la gente lo entienda"
Por lo tanto, el entrenador tiene que ser flexible. Tiene que ser un padre, tiene que ser un amigo. A veces también hay que ser duro. Cuando reprendo a mi hija, no quiero que sea peor, quiero que sea mejor.
Cuando los jugadores lo entienden, todo es más fácil. Y conseguimos crear esa relación directa entre nosotros. Una relación real.
Algo fundamental.
Mis valores no han cambiado en absoluto desde que llegué aquí. Lo único que ha cambiado es que tengo más títulos. Y la gente te reconoce más. Pero mis principios y mi forma de ser son exactamente los mismos.
Otra diferencia es que ahora estoy mucho más expuesto que cuando estaba en Braga. El Braga es el cuarto club más grande de Portugal y yo he estoy en el mayor campeón de Brasil, en un país de más de 200 millones de habitantes. Es otra dimensión. Otra grandeza.
Pero el comportamiento es el mismo que antes.
"estoy en el mayor campeón de Brasil, en un país de más de 200 millones de habitantes. Es otra dimensión. Otra grandeza"
Mi cuerpo técnico y yo hemos publicado un libro titulado "Cabeza fría, corazón caliente". Es un libro muy didáctico, que refleja nuestras experiencias en Brasil. Es un libro, sobre todo, de solidaridad. Está todo ahí, especificado hasta el último detalle.
Hablando de la gente de trabajo que me rodea, quiero decir que nuestra estructura está muy bien dividida. Carlos Martinho es el responsable del análisis de nuestro equipo. Tiago Costa, analista de los rivales. Vitor Castanheira hace la conexión directa con el fútbol base. Y João Martins se encarga del departamento de salud y rendimiento. Todos ellos, como yo, son entrenadores.
Por eso, discutimos mucho sobre cuestiones de formación y estrategia de juego, que son sólo detalles. Con el tiempo he aprendido que no tiene sentido dar a los jugadores demasiada información sobre sus oponentes.
Lo importante es que entiendan y hagan bien lo que tiene que ver con nuestro comportamiento con y sin balón. Una vez que hayamos dominado eso, entonces podremos meter al rival en la ecuación, dándoles dos o tres consejos con y sin balón.
"No recuerdo los títulos. Puedo recordar las relaciones, los afectos que hemos creado aquí, la familia"
Cuando vamos al cine, al final de una película que ha durado hora y media, te pregunto qué te ha gustado de la película. Registras tres cosas. Te quedas con dos o tres cositas que viste en la película y estuviste una hora y media.
Así que, si conoces bien esas dos o tres cosas, genial. Para mí, menos es más. Lo difícil en el fútbol es jugar fácil. Eso es lo que tienen que entender los jugadores.
En el fútbol, todos dependemos de los demás. Alcanzamos la madurez competitiva cuando todos podemos pensar lo mismo, al mismo tiempo.
Es cuando el balón lo tiene tu lateral derecho y todo el mundo entiende lo que tiene que hacer. Es lo mismo sin el balón. Cuando el balón lo tiene el lateral izquierdo, ¿qué tenemos que hacer colectivamente?
Lo que me hace feliz es cuando los futbolistas lo ven, lo hacen y, al final, les mostramos lo que han hecho. Y se convencen de que ese es el camino a seguir.
Sabiendo que vamos a perder, pero que ese es el camino. No puede ser la derrota la que cambie nuestro camino. La derrota es parte del éxito. Es bueno que la gente lo entienda.
Todo está detallado en este libro, que me parece interesante y fácil de leer.
Un libro que, por encima de todo, quiero que haga eterna a la familia que conseguimos formar en la Sociedade Esportiva Palmeiras.