guillermo barros schelotto
Seleccionador de Paraguay, 2021-2023
La idea de convertirme en entrenador me acompañó desde que empecé a jugar al fútbol profesional.
Por eso, para mí, cada charla del director técnico dentro del vestuario era algo más. Estaba enfocada al partido. A lo que debíamos hacer como grupo y lo que yo debía hacer de manera individual, pero también me iba a servir para mi futuro como entrenador.
Iba tomando apuntes en mi cabeza. “Esto lo quiero tener”, “de esto me tengo que acordar”, me decía.
Los entrenadores que más me marcaron fueron Gregorio Pérez y Carlos Timoteo Griguol, porque ambos los tuve en el final de mi formación. Ya en Boca, fue algo único lo que me tocó vivir con Carlos Bianchi (abajo) en Boca Juniors. He tenido otros entrenadores que también me han formado y me han dado cosas. Marcelo Bielsa mucho tiempo en la selección de Argentina, Ricardo La Volpe en Boca o Alfio ‘Coco’ Basile también en la selección.
De todos ellos aprendes grandes cosas, pero también te das cuenta de que el trabajo del entrenador no es individual. Necesita el respaldo de un cuerpo técnico.
Yo decidí formar el mío con gente muy cercana. Cuando se retiró mi hermano Gustavo -siete años antes que yo- fue asistente del entrenador uruguayo Gregorio Pérez. Trabajó en Paraguay, Uruguay y de nuevo en Paraguay Un camino para formarse y del que yo me he servido. Con él y el ‘profe’ Javier Valdecantos armamos el cuerpo técnico, al que agregamos a Ariel Pereyra.
Mi hermano y yo conocemos a Ariel desde que empezamos a jugar en las divisiones inferiores de Gimnasia y Esgrima La Plata.
“Los entrenadores que más me marcaron fueron Gregorio Pérez y Carlos Timoteo Griguol, porque ambos los tuve en el final de mi formación”
Como te decía, tuvimos una formación muy parecida y con un maestro enorme como fue Griguol. Y a los tres nos hizo debutar en Primera división Gregorio Pérez, que tiene una honestidad y una integridad increíbles.
Más tarde se sumó Juanjo Romero, para terminar de formar un cuerpo técnico donde nos entendemos con la mirada o con un gesto, y donde todos tenemos claro cuál es el tipo de equipo que queremos. Al llegar a un club vemos el plantel, cuáles son las posibilidades de mejorarlo y hacia dónde tenemos que ir.
Ese primer plantel fue Lanús.
Recuerdo perfectamente mi primer día como entrenador profesional en Lanús. Rumbo al club iba pensando cuál sería el mensaje de presentación a los jugadores, porque muchos de ellos habían sido mis rivales. Eran contemporáneos, pero tenía que darles la imagen de entrenador.
Tenía nervios; sumado a la incógnita de saber cómo me iba a sentir. Más allá de la ansiedad, y de que era algo nuevo en mi vida, ese plantel de Lanús me hizo sentir muy cómodo. Les pedía una tarea a los jugadores y ellos la hacían.
"DE TODOS LOS ENTRENADORES APRENDES GRANDES COSAS, PERO TAMBIÉN TE DAS CUENTA DE QUE EL TRABAJO DEL ENTRENADOR NO ES INDIVIDUAL. NECESITA EL RESPALDO DE UN CUERPO TÉCNICO"
Nunca tuve un problema con alguno de ellos en cuanto a comportamiento o al desarrollo de las tareas.
Peleamos los dos torneos locales el primer año, en 2012. Ahí se fue armando el equipo que después logró la Copa Sudamericana un año después. Ese plantel demostró su calidad profesional al pelear los dos torneos y su calidad humana al recibirme, ya que lo hicieron de la mejor manera.
A finales de 2015 surgió la opción de Europa, un continente en el que siempre he querido trabajar. Me reuní con la gente del Palermo de Italia y de ahí la idea de arrancar el proceso con el equipo en junio de 2016.
Palermo ya me había contactado tiempo atrás antes de esa reunión, pero entonces mi respuesta había sido clara. Solo saldría de Lanús una vez finalizado mi contrato, porque no me iba a ir nunca de un equipo antes de terminar el contrato. Para mí no solamente se da la firma, sino la palabra y eso está por encima de todo.
"PLANTEL DE LANÚS ME HIZO SENTIR MUY CÓMODO. LES PEDÍA UNA TAREA A LOS JUGADORES Y ELLOS LA HACÍAN"
Ya finalizado el contrato con Lanús, me llamó el presidente del Palermo para conocerme y hablar conmigo. Arreglamos empezar en junio de 2016 a trabajar con el equipo, pero a mediados de enero de 2016 el presidente discutió con el entrenador que tenían y nos dijo que el cambio se haría en ese momento.
Viajé a Italia rápidamente. Casi de un día para otro para dirigir un equipo en posición de descenso cuando llegamos. En esos pocos días analizamos que había que enfocarse en ganar puntos, sacar al equipo de la mala situación y luego ya a partir de junio, en nueva temporada, comenzar a armar el proyecto.
Era un plantel golpeado, con muchos cambios de entrenador, pero el trato humano con los jugadores fue excelente, nos ayudaron muchísimo a poder desarrollar lo que nosotros queríamos. Estaba Enzo Maresca que quizá por su edad - eran sus últimos años como futbolista - tuvimos una relación excelente y de comunicación excelente y logramos en esos cuatro partidos convencer a los jugadores de lo que queríamos.
Pudimos jugar con tres delanteros, porque veíamos que era un equipo que estaba en la pelea del descenso y si se metía detrás de la línea del rival iba a sufrir, íbamos a sorprender si atacábamos.
"los treinta días en palermo fueron una experiencia enorme"
Teníamos al ‘Mudo’ Franco Vázquez como uno de los extremos que anduvo muy bien. Después de esa temporada se fue al Sevilla. Pusimos al sueco Robin Quaison que pasó a la Bundesliga. Y colocamos un centrodelantero.
Le dimos alguna variante al equipo que de hecho sirvió para ganarle el primer partido a Udinese por 4-1, después empatamos dos partidos de visitante y perdimos con el AC Milan. Perder con el Milan no era grave. Al equipo lo veía bien.
Sin embargo, mientras tanto, la situación fuera del campo se hacía cada día más compleja. Al llegar a Palermo, desde la UEFA me habían pedido tres años de experiencia para otorgarme la licencia. Yo los tenía.
Pero la UEFA pasó a pedir después dos años más de experiencia y la verdad era muy incómodo como entrenador estar en el vestuario porque venía alguien de la Serie A y nos decía que no podíamos estar ahí porque todavía estaba en discusión el tema de la licencia y no se daba. Previo a los partidos no podía estar en el vestuario.
Finalmente, me dieron un permiso especial por 30 días, pero al resto del cuerpo técnico no. Tenía que salir del vestuario, hablar con ellos e intercambiar opiniones. Nos parecía que no era la manera correcta de dirigir un equipo del ‘calcio’ que además estaba peleando el descenso.
Me dirigí al presidente para decirle que no podíamos seguir así, porque no íbamos a lograr el objetivo de salvarnos del descenso. Me propusieron hacer un curso en el cual yo tenía que estar toda la semana en Florencia, pero no podía estar en Palermo con el equipo.
No tenía sentido hacerlo de esa manera. Para mí el Palermo era una oportunidad increíble, única y que no sé si la voy a volver a tener. Pero la verdad que por honestidad o integridad no podía seguir.
El presidente se enojó conmigo. Me dijo que yo me tenía que quedar, que se la había jugado por mi nombre. Era la primera vez que el Palermo tenía un entrenador extranjero. Le dije que le reconocía y que le agradecería toda mi vida, pero mi decisión estaba muy clara.
"NO ME PONE NERVIOSO SALIR A UNA BOMBONERA LLENA O JUGAR UNA FINAL; PARA MÍ ES EMOCIONANTE, UNO QUIERE LLENAR SU VIDA CON ESOS MOMENTOS"
Esos treinta días fueron una experiencia enorme. Haber trabajado con jugadores como Maresca o jóvenes como Quaison y Vázquez. También desde el lado humano: crecer en la gestión del grupo.
Había jugadores 16 nacionalidades diferentes. Y eso tenía que saber manejarlo. Por decirte algunos ejemplos, cuando llegamos el club había contratado a un jugador húngaro que no hablaba otra cosa que húngaro. Tenía 19 años. Fue fantástica la forma en que logramos dar una charla técnica con él para hacernos entender. También un jugador sueco que hablaba muy poco inglés o un volante búlgaro que hablaba un poco de italiano. En 30 días fue una experiencia increíble y me quedaron las ganas de tener una revancha en Italia.
Todo eso, más lo sumado en Lanús, me ayudó en mi siguiente etapa. Dirigir en Boca.
Mi experiencia como jugador, diez años, también me hacía conocer de antemano que en Boca todo lo que se hace se dimensiona por cien. Lo bueno y lo malo.
Pero es lo que a mí me gusta. No me pone nervioso salir a una Bombonera llena, o jugar finales o partidos ante rivales clásicos como River Plate, San Lorenzo, Racing, Independiente… Para mí es emocionante; atractivo. Uno quiere llenar su vida con esos momentos.
"LO MÁS IMPORTANTE EN BOCA ES QUE TUVIMOS UN PLANTEL EN EL QUE POTENCIAMOS A TODOS LOS JUGADORES"
Fuimos bicampeones del torneo local y llegamos a una semifinal y luego a la final de la Copa Libertadores, pero lo más importante es que tuvimos un plantel en el que potenciamos a todos los jugadores. Todos los que llegaron se fueron; mejoraron su carrera.
Verlo a Darío Benedetto, Nahitan Nández en Italia, a Lisandro Magallán en Europa, Cristian Pavón con la posibilidad permanente de ir a cualquier equipo, el colombiano Wilmar Barrios en Europa… Todos jugadores que nosotros los formamos y que creímos en ellos y que los trabajamos porque hicimos algo pensado, porque todo lo que uno haga con inteligencia, con tiempo, con trabajo, no es de hoy para mañana, es a futuro y a futuro sí te da rendimiento. Pero es difícil en el mundo de hoy imponer eso.
Muchas veces trato de ser claro con los directores deportivos. “Yo no puedo ser campeón dentro de tres meses, seis meses o un año. Yo no le puedo poner fecha al logro. Lo que sí puedo asegurar es que, con trabajo, con disciplina y con tiempo el equipo va a lograr las cosas que uno se propone”, les digo. Pero es difícil encontrar el tiempo, o el director deportivo o el club que te de esa posibilidad.
Una manera diferente de dirigir la encontré en Los Angeles Galaxy en la MLS.
Yo conocía a la Liga como futbolista, de mis cuatro años en Columbus Crew. Pero como entrenador era distinto porque hay que conocer bien las reglas de la liga. Cuáles son las formas de poder armar un equipo, los nombres y demás. Cómo se puede traerlos, cuál es el sistema. Es una liga diferente a las del resto del mundo, hay un presupuesto que no se puede sobrepasar.
"EL DESARROLLO COMO ENTRENADOR EN LA MLS ES MUCHO MÁS GENERAL, PERO LA PASIÓN CON QUE SE VIVE EN ARGENTINA ES DISTINTA"
También está el trabajo en campo que es lo que más me gusta. Pero existe esa labor de oficina, del cual no reniego. El desarrollo como entrenador en la MLS es mucho más general, pero la pasión con que se vive en Argentina es distinta. Cuando se pierde es lo peor hasta el próximo partido en siete días. En Estados Unidos es más intelectual la derrota. No afecta tanto el trabajo semanal ni el anímico.
Fue una experiencia muy buena más allá de los resultados. El primer año fue muy bueno, pero el segundo el equipo lo sufrió en medio de la pandemia. Los jugadores acusaron la falta de entrenamiento conjunto y eso lo pagó el equipo. Pero fue una experiencia riquísima en cuanto al conocimiento y en las formas en que uno se puede desarrollar como entrenador.
Mi tiempo en Galaxy también me dio la oportunidad de trabajar con uno de los grandes; Zlatan Ibrahimovic. Viéndolo desde afuera y todas las situaciones que le han tocado vivir a ‘Ibra’ uno pensaba. “¿Cómo será? ¿cómo hacer? Pero enseguida me di cuenta cuando empecé a trabajar que por algo estuvo entre los tres mejores jugadores del mundo y estuvo 15 años en el primer nivel.
Se entrena al 100%, demanda profesionalismo, entra a la cancha y desde el primer minuto entrena a alto nivel, como el mejor. Lo tuve un año y no tuve ningún problema en cuanto al respeto y la relación con él. Conmigo fue fantástico, respetuoso al máximo.
"MI TIEMPO EN GALAXY TAMBIÉN ME DIO LA OPORTUNIDAD DE TRABAJAR CON UNO DE LOS GRANDES: ZLATAN IBRAHIMOVIC"
Una experiencia extraordinaria. Y de la que te das cuenta de que Ibra está donde está por el trabajo que se impone a sí mismo. Es el ejemplo de cómo el cuidado, la disciplina, de cómo ser profesional te lleva a estar entre los mejores.
Creo que la decisión que tomé después de salir de Boca fue buena y estoy conforme con seguir en la MLS. Esa es mi intención, o tal vez México. La MLS es una liga en crecimiento que puede llegar a equiparar las grandes ligas del continente como Argentina, México o Brasil.
Puedo decir que luego de todo este recorrido soy un entrenador diferente a lo que era cuando empecé.
En lo profesional he mejorado en cuanto a la calidad del entrenamiento. Todo lo que se hace a lo largo de la semana, el día de partido va a salir. También que para jugar de una determinada manera, debes entrenar en relación a esa idea de juego. No es cuestión de tener suerte con los jugadores o de un buen momento o de un buen día de ellos. Será parte de ellos el talento y la calidad, pero será parte de tu trabajo como entrenador que todo se haga el domingo.
De eso uno se da cuenta cuando trabaja. El trabajo te va a mejorar, va a hacer que ganes o pierdas.
Eso me hace sentir que yo soy el culpable de mi futuro.