JOHN HERDMAN
Toronto FC, 2023-Presente
El Mundial de 1986 fue el torneo que realmente encendió mi pasión por el fútbol.
Gary Lineker y su venda en la muñeca, la mano de Dios de Maradona. Todo lo de este torneo me encantó. Fue el primer Mundial en el que coleccioné el álbum de cromos de Panini, así que recuerdo al equipo de Canadá. Esa fue la última vez —y única— que Canadá se clasificó para un Mundial.
Cuando conseguí el puesto de seleccionador de Canadá en marzo de 2018, mi primera reunión con los jugadores fue un gran momento. Sabía que estarían más que curiosos por saber de mí en vista de que, para muchos, mi nombramiento había sido una sorpresa.
Al ponerme delante de los jugadores, tuve que apartar de mi mente mis propias dudas, pues inevitablemente el síndrome del impostor se hizo presente. Respiré hondo y me dispuse a enviar un mensaje muy claro: Esta vez iba a ser diferente.
Antes de la reunión había trabajado mucho con mi cuerpo técnico para entender al grupo, a través de encuestas anónimas y entrevistas individuales. Conversé con más de 40 jugadores, y a todos les hice las mismas tres preguntas: por qué llevaban la camiseta, qué querían para la selección y para quién llevaban la camiseta.
Un jugador que conducía su coche cuando atendió mi llamada, después de las dos primeras preguntas, me dijo que tenía que parar. "Esto es un tema emocional", dijo. "Nunca me habían preguntado esto".
"EN MIS PRIMERAS CONCENTRACIONES HUBO PELEAS EN LAS SESIONES DE ENTRENAMIENTO, PERO PRONTO QUEDÓ CLARO QUE SERÍAN COSAS DEL PASADO"
De mis charlas con los jugadores surgieron tres temas sencillos. Querían hacer historia con sus resultados; querían dejar un legado aumentando el nivel de respeto en el juego para el fútbol masculino canadiense y querían convertirse en héroes para la próxima generación.
Así que, durante esa primera reunión con el equipo, me limité a transmitir a los jugadores lo que me habían comunicado.
Lo que realmente noté en estas conversaciones fue que estos jugadores —especialmente los más jóvenes — estaban dispuestos a escuchar lo que yo quería decirles: que nos clasificaríamos para Qatar en 2022. Les dije que los próximos cuatro años de trabajo se centrarían en convertirse en el primer equipo masculino canadiense en marcar un gol en un Mundial y en ganar un partido de la Copa del Mundo. Y, al hacerlo, iban a unir al país como sólo el fútbol puede hacerlo.
Me imagino que algunos de los jugadores estaban un poco desconcertados. Yo nunca había entrenado a una selección masculina internacional, y Canadá ni siquiera había llegado a la última ronda de clasificación para un Mundial en veinte años.
Había buenas razones para mostrarse escépticos, pero al final de la reunión muchos de los brazos cruzados que vi en la sala al inicio se habían relajado. Pude percibir la aceptación. Así que nos pusimos a trabajar juntos en nuestra misión.
Los dos primeros años de trabajo fueron un viaje increíble. Internamente, nos propusimos cinco objetivos clave en los que creíamos que podíamos ser realmente los mejores de la CONCACAF, independientemente de los recursos que tuvieran México y Estados Unidos, y sin mencionar sus posibilidades para seleccionar jugadores.
Uno de esos objetivos era tener el mejor espíritu de equipo. Empezamos a trabajar metódicamente para crear una conexión entre los jugadores y el cuerpo técnico con la camiseta. El objetivo común era cambiar el juego en Canadá para siempre.
Creo firmemente que los equipos sólo pueden sobresalir y superar los límites de sus expectativas de rendimiento, partiendo de una base de confianza y seguridad. Eso sólo se consigue con un trabajo deliberado y constante. No se puede dejar el espíritu de equipo al azar, ya que es la clave para desbloquear otras partes del rendimiento del equipo.
"HAY QUE LIDIAR CON LA ALTITUD EXTREMA, EL CALOR EN UN PARTIDO Y EL FRÍO EN EL SIGUIENTE, LOS TIEMPOS CORTOS ENTRE PARTIDOS, LOS VIAJES LARGOS Y LOS CAMBIOS DE ZONA HORARIA"
El nombramiento de Robyn Gayle, que había trabajado conmigo en el programa femenino como gerente de asuntos culturales y de bienestar, fue un paso decisivo para dar vida a nuestro objetivo.
Robyn fue medallista olímpica con el equipo femenino de Canadá en Londres 2012 y, tras su retirada en 2015, asumió ese rol cultural en mi equipo cuando yo era el entrenador del equipo femenino. Nuestro objetivo entonces era conseguir en Río 2016 un segundo podio consecutivo. Y lo logramos, ganando la medalla de bronce por detrás de Alemania y Suecia.
Contar con alguien responsable de la ejecución del plan cultural garantizó que nuestro espíritu de equipo se dirigiera siempre hacia nuestro objetivo de ser los mejores en este ámbito. Introdujimos rituales en torno a los días de partido y los entrenamientos. Establecimos una lista de comportamientos que denominamos ‘código de la camiseta’, analizamos las acciones de los jugadores en el campo y les dimos ejemplos en vídeo de jugadores que ponían en práctica el código. También desarrollamos el grupo de liderazgo, que más tarde desempeñaría un papel fundamental.
Con los progresos en relación al espíritu del grupo, se produjo una evidente unión. La hermandad se estaba formando. En mis primeras concentraciones hubo peleas en las sesiones de entrenamiento, pero pronto quedó claro que serían cosas del pasado. Las amenazas internas de nuestro equipo prácticamente habían desaparecido, dejando a los jugadores libres para centrarse en sus roles y en las amenazas externas de nuestro equipo: los rivales que se interponían en nuestro camino.
Nuestro siguiente objetivo era ser el equipo más organizado y adaptable de la CONCACAF. Eso pasó al plano frontal y central.
El cuerpo técnico había trabajado para crear una visión táctica para el equipo que se basaba en hacernos competitivos en lo que es un complicado entorno de la CONCACAF. El objetivo era mantener la adaptabilidad táctica para poder cambiar las cosas en función del rival. En la CONCACAF, te enfrentas a equipos centroamericanos en un partido y a equipos caribeños en el siguiente.
"DE CARA A LAS ÚLTIMOS MOMENTOS DE LA FASE DE CLASIFICACIÓN, EL GRUPO DE LIDERAZGO ESTABLECIÓ LA MISIÓN DEL EQUIPO: DEMOSTRAR A NUESTRO PAÍS QUE ESTA ERA UNA NUEVA SELECCIÓN DE CANADÁ"
Además de los diferentes perfiles tácticos de esos equipos, también hay que lidiar con la altitud extrema, el calor en un partido y el frío en el siguiente, los tiempos cortos entre partidos, los viajes largos y los cambios de zona horaria.
Para ello, necesitábamos la implicación de los jugadores. Entrenamos varios sistemas diferentes, que podíamos cambiar durante los partidos o de un partido a otro. De este modo, teníamos la ventaja añadida de mantener a los rivales en vilo.
También sabíamos que una actitud inadecuada podía debilitar la calidad de nuestros jugadores o el trabajo que habíamos realizado sobre nuestra forma, así que nos esforzamos por crear jugadores flexibles, adaptables y resilientes. Cuando todo se conjugó, fuimos el equipo más flexible tácticamente de la CONCACAF.
La Copa Oro 2021 fue un gran momento para nosotros, porque nos fue excepcionalmente bien, a pesar de no contar con muchos jugadores clave. Nuestro espíritu de equipo y nuestra capacidad de adaptación táctica nos llevaron a las semifinales, donde nos enfrentamos a México.
Recuerdo claramente el partido. Parecía que estábamos en una guerra. Había 70.000 aficionados en las gradas, la mayoría de ellos mexicanos. Se lanzaron botellas al área técnica, y hubo forcejeos en el campo que pusieron en pie a todo el mundo en los dos banquillos.
El Canadá de antaño podría haberse derrumbado, pero el equipo se mantuvo firme y demostró que esta era una nueva Canadá. Nos pusimos en desventaja, pero el gol del empate de Tajon Buchanan a la hora de juego mostró una nueva seguridad y confianza en el grupo. Hubo una lucha colectiva que no había existido antes. Fue implacable, y se veía en el lenguaje corporal de los jugadores de México que no se lo esperaban.
"ES DIFÍCIL EXPLICAR LO QUE SIGNIFICÓ CUANDO CONSEGUIMOS LA CLASIFICACIÓN PARA EL MUNDIAL"
México marcó el gol de la victoria en el tiempo añadido, y eso fue muy difícil de digerir. Pero la decepción en nuestro grupo se convirtió rápidamente en atención cuando Jonathan Osorio pronunció un discurso apasionado sobre nuestras grandes ambiciones. Eso me hizo darme cuenta de lo lejos que habíamos llegado. Con la clasificación para el Mundial a la vuelta de la esquina, estábamos preparados.
De cara a los últimos momentos de la fase de clasificación, el grupo de liderazgo estableció la misión del equipo: demostrar a nuestro país que esta era una nueva selección de Canadá. Nos propusimos clasificarnos para el Mundial invictos, y quedar primeros de grupo.
Estuvimos invictos en nuestros 11 primeros partidos de clasificación, y sólo concedimos cinco goles. Al final, quedamos primeros del grupo de ocho equipos como máximos goleadores de la CONCACAF. Ganamos a México, Estados Unidos, Costa Rica y Panamá, todos ellos clasificados para el anterior Mundial. Finalmente, sellamos la clasificación a falta de un partido, con una victoria por 4-0 en casa contra Jamaica.
Canadá asistiría a la segunda Copa del Mundo de su historia.
Es difícil explicar lo que significó cuando eso ocurrió. Es realmente difícil expresarlo con palabras.
Puedes hablar de la clasificación, de todo lo que quieras. Pero cuando llega el momento, cuando la gente lleva 36 años sin asistir al mayor acontecimiento del fútbol, es una sensación increíble.
"PODEMOS AFRONTAR EL MUNDIAL SIN MIEDO ALGUNO"
Saber que has contribuido a ello es algo muy especial, y sin duda hemos disfrutado con este logro.
En cuanto al torneo en sí, sé que tenemos que disfrutar este 2022. Tenemos por delante un Mundial en casa, en 2026. Podemos tener grandes expectativas para 2026, pero lo primero es disfrutar de este momento.
Un gol hará enloquecer al país. Todos ansiamos ese primer gol de Canadá en el Mundial. Ese momento en el que el balón llega al fondo de la red. Sólo de pensarlo se me ponen los pelos de punta.
Podemos afrontar el torneo sin miedo alguno. Sabemos que no somos favoritos, pero estamos deseando aceptar esa etiqueta.
Pocos esperaban que nos clasificáramos, así que ¿quién sabe lo que podemos conseguir cuando lleguemos a Qatar?
A veces, lo único que se necesita es una mentalidad comprometida con algunos objetivos aparentemente imposibles, y nosotros tenemos unos cuantos.