José Peseiro
Seleccionador de Nigeria, 2022-2024
Hoy en día hay muchos partidos grises. A veces hace falta mucha paciencia para verlos hasta el final. El fútbol debe ser emocionante para quienes lo juegan y lo ven.
Yo espero de mis equipos un estilo eficiente, pero que también sea capaz de entretener.
Si echo la vista atrás, te diría que hay dos equipos históricos que han influido en mi forma de ver el fútbol: el Ajax de Rinus Michels y la selección brasileña de Telê Santana.
El Ajax de Michels porque fue el precursor de un juego muy móvil, con sólo tres o cuatro jugadores en posiciones fijas. La Brasil de Santana también deleitó al mundo con su fútbol, de manera muy señalada, en el Mundial de 1982.
Todos estamos marcados por nuestras experiencias, por la gente a la que admiramos, y estos equipos han sido decisivos en mi forma de entender el fútbol. También los entrenadores, o al menos es mi caso. Sin embargo, el mundo ideal no siempre se ajusta a la realidad.
En mi carrera como entrenador, ha habido muchas ocasiones en las que he tenido que renunciar a este estilo de juego más ofensivo. Para llevarlo a cabo, necesitas jugadores que sepan interpretarlo y, sobre todo, tiempo para trabajarlo. En el fútbol profesional, por tanto, hay que saber cuándo adaptarse y buscar otros caminos.
"El Ajax de Rinus Michels porque fue el precursor de un juego muy móvil"
Es lo que nos pasó con la selección nigeriana, mi última experiencia hasta ahora.
Adoptamos una forma de jugar menos atrevida, en busca de la eficacia más que de un juego más vistoso. Fue un cambio de rumbo que nos llevó a la final de la Copa Africana de Naciones 2024. Acabamos subcampeones, perdiendo la final por 2-1 ante la potente selección de Costa de Marfil, anfitriona del torneo.
En estas competiciones a corto plazo, a menudo se premia más un estilo más pragmático que un juego más ofensivo. Por ejemplo, Brasil en 1982 no fue campeón del mundo.
Sin embargo, nuestro comienzo al frente de Nigeria fue diferente. Conseguimos hacer un fútbol emocionante. En la fase de clasificación para la CAN (la Copa África), fuimos el equipo que más goles marcó, 22 en total; diez de ellos obra del máximo goleador de la competición, Victor Osimhen.
"Yo espero de mis equipos un estilo eficiente, pero que también sea capaz de entretener"
Ganamos cinco de los seis partidos que jugamos en la fase de clasificación. Sólo Argelia sumó más puntos, pero lo cierto es que nunca nos sentimos cómodos en nuestra fase defensiva. Cuando perdíamos el balón, el equipo no mostraba toda la seguridad que yo quería para nuestros intereses.
En el partido inaugural de la Copa Africana de Naciones, empatamos 1-1 con Guinea Ecuatorial, en un encuentro en el que habíamos sido muy superiores, pero no pudimos ganar. Así que decidimos cambiar nuestro planteamiento táctico para el siguiente partido. Evidentemente, se trataba de una estructura que ya habíamos practicado y probado en otras ocasiones, y mucho más en los entrenamientos.
Al adoptar un estilo de juego más conservador, la confianza del equipo aumentó. Y el entrenador tiene que estar atento a estas señales, porque no puedes morir abrazado a sus convicciones. Ganamos a Costa de Marfil (1-0) y a Guinea-Bissau (1-0) en los siguientes partidos de la fase de clasificación y pasamos a octavos.
Sólo volvimos a encajar un gol en la semifinal del torneo, en un empate a 1-1 con Sudáfrica. Luego encajamos dos tantos en la segunda parte de la final contra Costa de Marfil. A pesar de la decepción final, el trabajo que hicimos en Nigeria fue muy fructífero.
"El fútbol es dinámico y los entrenadores nunca sabemos dónde estará el próximo reto"
En otros proyectos, mi cuerpo técnico y yo hemos conseguido que nuestros equipos muestren un fútbol atractivo y eficaz. Fue el caso del Sporting de Portugal, por ejemplo. Y no es porque llegáramos a la final de la Copa de la UEFA, ahora la Europa League, poniendo al club de nuevo en una final europea tras 41 años sin llegar a una cita tan importante. Es porque realmente teníamos esa forma de jugar, un estilo ofensivo y, por lo tanto, creo que divertido.
La verdad es que los jugadores tenían las características necesarias para jugar así. Y así construimos un equipo que hizo las delicias de sus aficionados no sólo por su estilo, sino también por los resultados que conseguía sobre el terreno de juego.
En retrospectiva, diría que también fuimos felices con ese fútbol de ataque en el Braga, donde ganamos la Copa de la Liga en 2013; en el propio Nacional, con el que ascendimos de la segunda a la primera división en Portugal; en Al-Wahda, en los Emiratos Árabes Unidos, donde estuvimos más de un año sin perder; en el Panathinaikos de Grecia; en el Al-Ahly de Egipto; y en el Al-Hilal de Arabia Saudí.
Todas estas experiencias fueron muy valiosas para mi carrera como entrenador de fútbol. Pero las cosas no siempre salen como nos hubiera gustado o imaginado. E incluso en esas ocasiones menos afortunadas, hemos aprendido mucho y hemos evolucionado.
"La Brasil de Santana también deleitó al mundo con su fútbol, de manera muy señalada, en el Mundial de 1982"
En Porto y Vitória, en Portugal, no tuvimos tiempo suficiente para poner en práctica nuestras ideas. Los proyectos que dan prioridad a un juego más defensivo tardan menos en desarrollarse. Los equipos que quieren practicar un fútbol ofensivo necesitan más tiempo de trabajo.
Esto se debe a la complejidad de las dinámicas, las combinaciones entre los jugadores y cómo tienen que reaccionar en la fase defensiva. Son situaciones más difíciles de realizar, se necesita mucho entrenamiento.
Por eso mi mayor deseo en este momento es volver al fútbol de clubes. Mis últimos trabajos fueron con la selección venezolana y luego con Nigeria. Pasaron casi cinco años entre esos dos últimos proyectos.
Existía la posibilidad de quedarme con la selección de Nigeria, que muy probablemente estará en el próximo Mundial -algo tentador-, pero a pesar de eso, opté por dejar el trabajo.
Echo de menos el día a día en un club, la interacción diaria, las frecuentes sesiones de entrenamiento para construir una forma de jugar. Un seleccionador no tiene esa oportunidad. Acabas haciendo más observaciones, más análisis de vídeo, porque no tienes a tu plantilla cerca todo el tiempo.
No es que sea fácil construir un equipo que ilusione y gane en un club. Pero el contexto es, sin duda, más apropiado para ello que en una selección nacional. El fútbol es dinámico y los entrenadores nunca sabemos dónde estará el próximo reto.
Sea donde sea, queremos construir un equipo que no haga el fútbol gris.
José Peseiro