Míchel Sánchez
Girona, 2021-Presente
Hicimos historia.
Al margen de los tres grandes de la Liga, Real Madrid, Barcelona y Atlético de Madrid, muy pocos equipos pueden llegar a sumar 81 puntos y clasificarse para la Champions League.
Sinceramente, no creo que mucha gente esperara que fuéramos capaces de hacerlo. O más, si cabe, que no podríamos mantenernos arriba en la clasificación según avanzaba la temporada.
Pero sí, lo hicimos. El trabajo da sus frutos.
Eso nos ha llevado a que la música de la Champions League suene por primera vez en Montilivi, nuestro estadio, o enfrentarnos al PSG en el Parque de los Príncipes de París.
Pero déjame que te cuente cómo lo conseguimos, con una temporada que para mí se dividió en tres partes.
La primera bien podría titularse de la siguiente manera: ‘De la pretemporada al partido contra el Real Madrid’. Como entrenador siempre cuando empiezas una temporada tienes incertidumbre, al menos es lo que me pasa a mí. Más todavía por cómo fue nuestro verano, bastante agitado, con muchos cambios de jugadores en la plantilla.
Toda esa incertidumbre llevó a una pregunta: ¿cuál va a ser el objetivo real de la plantilla?
La respuesta la encontré desde el primer día de entrenamientos, porque vi que los futbolistas que habían llegado eran diferentes y especiales. Hablo de Daley Blind, Savinho, Artem Dovbyk, Yangel Herrera, Iván Martín, Portu...
"El arranque de la temporada superó todas las expectativas que teníamos"
A partir de ese momento, los objetivos del equipo los marcamos siempre en relación con la exigencia que los jugadores mostraban en los entrenamientos, porque siempre digo un jugador puede conseguir el máximo rendimiento en el día a día. Después está la competición, que te da ese puntito final de calidad que hace que llegues al nivel deseado para competir.
En la pretemporada fuimos exigentes, bastante diría, porque jugamos contra rivales de un alto nivel, como la Lazio o el Napoli. En todos los partidos de la pretemporada —no perdimos ninguno— tuvimos la sensación de que entrenar con todos los jugadores desde el principio y con futbolistas de tanto nivel nos iba a dar buenos resultados en la Liga.
Y así fue, aunque el arranque superó todas las expectativas que teníamos.
Empatamos en la primera jornada en el estadio de la Real Sociedad, un equipo de Champions League, y después ganamos los seis siguientes partidos. La victoria ante el Villarreal en su campo en la jornada siete (2-1) nos puso de líderes, la primera vez en la historia del Girona. Un hito para el club, pero mantuvimos la calma, centrados en ser mejores en cada entrenamiento.
En el partido siguiente, último del mes de septiembre, llegó el Real Madrid en casa, un momento especial que todos esperábamos. Hasta entonces, nos habían acompañado los resultados y teníamos una confianza en nuestra idea de juego. Creíamos al cien por cien en nuestra manera de hacer las cosas, porque los jugadores no solo ganaban, sino también que estaban disfrutando en el campo.
"Me da igual cómo haya jugado un futbolista el partido anterior, pero sí tiene que venir a entrenar ‘desde el cero’"
Es verdad que en los primeros minutos en un partido tan importante contra el Real Madrid tuvimos la sensación de que podíamos jugarles de tú a tú. Sin embargo, nuestra valentía creo que fue uno de nuestros pequeños errores, porque no nos perdonaron.
Cuando nos hicieron el 0-1, tuvimos un pequeño bajón de 15 minutos, momento que ellos aprovecharon para el 0-2. A partir ahí, el Real Madrid controló muy bien el partido y a nosotros nos costó mucho jugar contra ellos. Al final fue un 0-3 para ellos. Para nosotros, un baño de realidad sobre nuestros objetivos.
Pero a mí me gusta ver siempre el lado de positivo de las cosas. En vez de enfocarnos en qué habíamos hecho mal contra el Real Madrid o lamentarnos de la derrota, sacamos conclusiones positivas de ese partido y de lo que habíamos hecho antes. Así se lo transmití a los jugadores: “Está bien. Nos ha ganado el Real Madrid, y con contundencia, pero durante todos los partidos anteriores, e incluso en los primeros momentos ante el Madrid, he tenido la sensación de que podemos ir creciendo con el paso de la competición”.
Eso sí, después estaba por saber qué pasaría la semana de entrenamientos en el postpartido ante el Real Madrid. ¿Cómo responderían los jugadores?
"EL 0-3 del Madrid fue un baño de realidad, pero a mí me gusta ver siempre el lado positivo de las cosas"
A mí me da mucha tranquilidad ver el equipo entrenar. Y ahí se trata de ver la exigencia del entrenamiento, las buenas costumbres del equipo o que un jugador venga a entrenar ‘desde el cero’. ¿Qué quiere decir ‘desde el cero? Bueno, se trata de no pensar en qué ha pasado antes y sí trabajar al máximo.
Eso es para mí lo más importante. Me da igual cómo haya jugado un futbolista el partido anterior, pero sí tiene que venir a entrenar ‘desde el cero’ para seguir creciendo y ayudar al equipo.
Justamente es lo que pasó esa semana después de la derrota contra el Real Madrid: los jugadores no entrenaron igual que antes, sino mejor, con más ganas si cabe. De ese modo, mi duda a cómo reaccionarán los jugadores fue contestada por ellos con contundencia.
Ahí empezó la segunda parte de la temporada.
Ayudó también mucho, sin duda, la mezcla de jugadores veteranos y jóvenes con una cultura deportiva espectacular. Creo que ese fue uno de los grandes éxitos del Girona. Futbolistas como Cristhian Stuani, veterano ya, pero que facilita una capacidad de equilibrio grupal. De liderazgo, en este caso con Juanpe, Juan Carlos o Bernardo Espinosa. Son jugadores que equilibraban muy bien a todos los jóvenes que en ese día a día estaban un poco en boca de todos. Savinho, Yan Couto, Miguel Gutiérrez, Arnau Martínez... Jugadores jóvenes que quizás a lo mejor tienen menos equilibrio mental para afrontar tanto una derrota como una victoria.
En el segundo tramo de la temporada dimos un nivel altísimo, que llevó a la gente a pensar que incluso pudiéramos pelear por la Liga. Y dentro, ¿lo creíamos posible? Bueno, si soy sincero, mis pensamientos iban por otro lado. Mi miedo estaba en el mercado de invierno, porque en esta segunda parte de la temporada el equipo entró en una nueva dimensión de juego, con los más jóvenes a un alto nivel.
"Solo podíamos ganar si dábamos nuestro máximo en todo momento"
Durante las vacaciones de Navidad y todo el mes de enero, cuando está abierto el mercado, hubo muchos momentos donde nuestros jugadores estaban en boca de otros equipos. Todos parecían que tenían ofertas, y algunos parecía que iban a salir.
Como entrenador, gestionar todo esto no es fácil, pero tuve la suerte de que en esta plantilla había jugadores jóvenes que vienen de grandes canteras y ya tienen el aprendizaje de ser el foco de atención. Entonces, llevaron bastante bien los rumores y no les influyó para nada en el rendimiento diario, que es el rendimiento del cual yo siempre estoy más pendiente. Ahí es donde yo me di cuenta de que el equipo iba a mantener ese equilibrio que nos había llevado no solo al liderato, sino a dar un gran salto de calidad.
Hasta que llegó el partido del Real Madrid en la segunda vuelta a finales de febrero. Otra vez el Real Madrid, sí.
Tomamos el partido en el Santiago Bernabéu como un punto de inflexión para nosotros: saber si podíamos luchar por la Liga o no. Ganar la Liga no era lo que teníamos pensando a principio de temporada, pero ese partido mediría si estábamos capacitados para poder hacerlo. Sin embargo, fue un segundo baño de realidad: perdimos 4-0.
Ese partido yo no estuve acertado en el planteamiento. ¿Por qué? Exigí mucho al equipo a nivel de personalidad para jugar en el Santiago Bernabéu en un partido tan importante.
"Ayudó mucho la mezcla de jugadores veteranos y jóvenes con una cultura deportiva espectacular"
Terminó el partido y les dije a los jugadores que estuvieran tranquilos, que había sido culpa mía. Ellos habían llevado a cabo el plan de juego que yo quería y no salió. Entonces, fue responsabilidad mía al 100%.
Jugar de tú a tú al Real Madrid en su estadio no es fácil, y quizás podíamos haber planteado el partido de otra manera distinta, pero yo quería soñar con dar ese paso de poder ganar, porque una victoria en el Santiago Bernabéu hubiera significado que a lo mejor la gente se hubiera creído de verdad que podíamos luchar por la Liga.
Era un todo o nada, y salió nada.
Y ahí llegamos a la tercera parte de la temporada, que es el capítulo final.
Evidentemente, después de perder ante el Real Madrid se nos cayó cualquier expectativa de luchar por la Liga y nos centramos en la idea de jugar una competición europea, y si podía ser, la Champions League.
Pero no es nada sencillo para un equipo de nuestras condiciones.
En el fútbol, cuando la gente habla de dinámicas, parece que las dinámicas vienen solas y que ganar cada fin de semana es muy fácil. Puede que sí lo sea para equipos como Real Madrid o Barcelona, porque la continuidad en las victorias es para ellos una rutina. Pero para nosotros ganar cada partido era superdifícil y complicado.
Solo podíamos ganar si dábamos nuestro máximo en todo momento.
"Jugar de tú a tú al Real Madrid en su estadio no es fácil; Era un todo o nada, y salió nada"
Por otro lado, no hice cuentas de los puntos que íbamos a necesitar para llegar a la Champions League. Teníamos que ir partido a partido y meter una exigencia brutal en los entrenamientos para que el jugador no se dejara nada y que fuéramos capaces de luchar cada punto.
En ese sentido, sí que fui muy exigente en el día a día con los jugadores y les metí muchísima presión para ganar los partidos y evitar caer en una pequeña relajación.
Me acuerdo de esos partidos no porque que yo estuviera nervioso, pero sí que quería transmitir un poco de incertidumbre. Muchas veces con la incertidumbre provocas que los jugadores estén más despiertos. Se mantienen en alerta. Y lo necesitábamos, porque detrás de nosotros estaban Atlético de Madrid y Athletic Club, equipos que iban a pelear por una plaza en la Champions con nosotros. Además, de los tres equipos, nosotros éramos el menos experto en ese tipo de situaciones de tanta exigencia.
Todo eso llevó a que hiciéramos un trabajo importante con los jugadores en el mensaje. Muchas de mis charlas fueron encaminadas en ese sentido: “Debemos ser solidarios con el equipo, no tenemos que pensar en uno mismo, tenemos que dar el máximo como grupo”. Todo eso una y otra vez en el día a día para conseguir la mejor versión individual del jugador en beneficio del equipo.
"Cumplimos un sueño casi imposible, Pero esta historia sigue"
Y llegamos a uno de los más importantes en la historia del club, el partido contra el Barcelona en casa. Sabíamos que si ganábamos tendríamos la Champions League en la mano, como pasó.
Al principio, notamos mucho la presión. Los jugadores estaban bloqueados más que nunca, y era por la exigencia del partido y el significado que tenía. En la primera parte, el Barcelona fue muy superior, y se fue por delante en el marcador merecidamente.
En la segunda parte tocamos simplemente la identidad, porque no estábamos siendo nosotros mismos hasta ese momento. Nosotros podíamos ganar, perder o empatar, pero éramos siempre un equipo con identidad, incluso en los partidos más difíciles contra el Real Madrid. Nunca renunciamos a nuestra identidad de juego.
Pero también toqué la tecla de nuestra afición, y lo hice con la entrada en el campo de Portu y Stuani, dos futbolistas muy queridos por la afición y que te siempre dan un plus de energía cuando juegas en casa.
La salida de Portu creo que fue la mejor aparición de un jugador desde el banquillo en la Liga. Hizo dos goles, pero, sobre todo, metió una energía al equipo increíble. Íbamos perdiendo 1-2 y el partido acabó 4-2, solo basta decir eso.
Para nosotros fue un día increíble aquel partido contra el Barça y lo recordaremos siempre, porque fue la clasificación para la Champions League.
Cumplimos un sueño casi imposible.
Pero esta historia sigue.
Por eso seguimos trabajando duro porque sabemos que es la única manera de que podamos volver a vivir momentos tan increíbles.
Míchel Sánchez