Luca gotti
Lecce, 2024-Actualidad
Solo hasta la mitad de mis veintes leí La Gazzeta dello Sport por primera vez.
Hasta entonces, no me quería trabajar en el fútbol. Lo jugaba, pero no estaba interesado en él.
Pasé muchos años en la Serie D (quinta división italiana). Siempre disfruté jugando, pero no me gustaban los entrenamientos que no estaban bien estructurados. Por ejemplo, cuando teníamos que correr durante horas o cuando las sesiones duraban incluso tres horas por la tarde. Sabía que ese tipo de entrenamiento no era realmente beneficioso para la plantilla.
Mientras tanto, iba a la universidad. Me licencié en Pedagogía y eso me ayudó a entrenar a jugadores jóvenes. También me licencié en Ciencias de la Motricidad Humana.
Jugar al fútbol y estudiar no fue una carga para mí, fue muy útil combinar ambas actividades. Después de la carrera de Pedagogía estudié un máster en Didáctica y esto me enseñó a transferir mis conocimientos a los demás y a entender si mis jugadores han comprendido bien mis ideas.
Cuando aposté totalmente por ser entrenador empecé a ver las cosas de otra manera. Mi objetivo era entrenar al más alto nivel posible, así que decidí dejar de jugar para empezar a estudiar.
Entrené a las categorías inferiores del Montebelluna, uno de los clubes que más jugadores profesionales ha producido en Italia a través de su academia. También dirigí en las juveniles del Milan, bajo la dirección de Franco Baresi, y a la selección Sub 17 italiana.
Entrenar jugadores jóvenes me enseñó que hay que tener las ideas muy claras y que el primer objetivo es conseguir que todos hagan progresos durante la temporada. Puedes conseguirlo de muchas maneras: mejorando las habilidades técnicas de los jugadores, sus habilidades tácticas, o ambas. Y, en última instancia, también puedes mejorar la competitividad de los jugadores ayudándoles a ganar más partidos.
También pude reflexionar sobre mis métodos de entrenamiento y cómo aplicarlos lógicamente para enseñar y ayudar a los jugadores a mejorar sus habilidades. Aprendí mucho sobre la gestión de un grupo de jugadores.
"Roberto quería Tener siempre la decisión final en todos los aspectos, dentro y fuera del campo"
Ser seleccionador nacional Sub 17 de Italia fue una gran experiencia. Sin embargo, quería ganarme la vida como entrenador de fútbol, no podía permitirme seguir trabajando allí; el dinero que ganaba era muy poco y no me facilitaba concentrarme exclusivamente en el fútbol.
Mi primera experiencia en el fútbol profesional fue en el Treviso, una aventura realmente difícil. El club quebró esa temporada y algunos jugadores y yo no cobramos durante mucho tiempo. Recuerdo que debido a las dificultades financieras del club, muchos jugadores se escaparon, literalmente, durante el periodo invernal de fichajes
De ahí pasé al Triestina. Una etapa fue muy corta y decepcionante, que me motivó a convertirme en segundo entrenador.
Ambas experiencias me enseñaron que es en los periodos difíciles cuando se puede ver cómo reacciona la gente. Siempre digo: "Un mar tranquilo nunca hizo a un marinero hábil".
En mi paso por la selección Sub 17 de Italia había conocido a Roberto Donadoni, cuando él era el seleccionador absoluto. Nos presentó entonces Andrea Pazzagli, quien era mi entrenador de porteros en aquella época, y que había sido su compañero en el Milan. Nos hicimos muy amigos y me pidió que estudiara y analizara a los rivales de Italia antes de la Eurocopa 2008.
Cuando el Cagliari llamó a Roberto para que se convirtiera en su entrenador, él me llamó para acompañarle. Sin embargo, yo no estaba seguro de seguirlo. En aquel momento no pensaba en trabajar permanentemente como segundo entrenador. Al final, después de un par de semanas, Roberto me llamó y me pidió de nuevo que me uniera a él. Entonces sentí que estaba preparado para trabajar con él.
Nuestra relación laboral fue cambiando durante los ocho años que estuvimos juntos. Al principio, Roberto quería dirigirlo todo, desde los entrenamientos hasta los partidos. Tener siempre la decisión final en todos los aspectos, dentro y fuera del campo. Pero después de la experiencia en el Cagliari, empezó a delegar en mí todo el trabajo en el campo de entrenamiento.
Roberto se centró entonces más en la gestión de los jugadores, así como en las relaciones con los medios de comunicación y otros asuntos fuera de los entrenamientos. Esto me ayudó a desarrollarme mucho porque tuve más oportunidades de preparar los partidos, de estudiar a nuestros rivales y de ajustar nuestras tácticas.
"Maurizio chocó con algunos jugadores por sus métodos de entrenamiento, que son muy rígidos y pueden convertirse en una obsesión para él"
En 2018, Maurizio Sarri fue contratado por el Chelsea. Para ese trabajo se puso en contacto conmigo. Maurizio me llamó y al día siguiente ya estaba en Londres. Antes de irme llamé a Roberto, como acto de cortesía, y le pregunté si podía seguir a Maurizio. Roberto fue muy gentil y me animó a hacerlo.
Yo había conocido a Maurizio varios años antes, cuando cursamos el máster de entrenadores en Coverciano, en la sede de la Federación italiana en Florencia. Como compañeros de estudios compartimos ideas y seguimos una trayectoria de aprendizaje similar. La relación se mantuvo desde entonces, incluso cuando ambos dirigíamos en las divisiones inferiores de Italia.
Entrenar al Chelsea fue una experiencia fantástica, no sólo porque ganamos la Europa League, sino porque conseguimos superar muchas dificultades por el camino.
Recuerdo que empezamos todo tarde. Hicimos muy pocas sesiones de entrenamiento de pretemporada, ya que muchos jugadores habían participado hasta las semifinales y la final del Mundial de Rusia. Además, tuvimos que jugar amistosos por todo el mundo y no pudimos trabajar adecuadamente con el equipo.
Creo que tanto los jugadores como los aficionados entendieron desde el principio la filosofía de Maurizio. Al principio, los resultados fueron muy positivos y todo el mundo, no sólo los seguidores del Chelsea, estaba a favor de sus ideas. Sin embargo, cuando el equipo no conseguía los resultados, a pesar de tener más del 70% de posesión del balón en algunos partidos, el espíritu crítico inglés salió a relucir de forma hostil.
Creo que ni el club ni la afición comprendieron en profundidad que había que dar más tiempo al entrenador. Sólo con tiempo todos esos detalles en los que estaba trabajando tan meticulosamente podrían haber marcado una diferencia significativa.
Cuando comenzamos en el Chelsea no conocíamos demasiado bien el club ni la Premier, y eso que teníamos a Gianfranco Zola (abajo, a la izquierda) y a Carlo Cudicini, dos ídolos del club, para ayudarnos. Creía que lo sabía todo porque había visto muchos partidos, pero trabajar en ese entorno por primera vez es algo diferente. El propio Maurizio chocó con algunos jugadores por sus métodos de entrenamiento, que son muy rígidos y pueden convertirse en una obsesión para él.
"Igor Tudor fue despedido tras un partido entre semana y el club me preguntó si podía hacerme cargo del equipo hasta el partido del fin de semana"
Pero, a mitad de temporada, decidió dar un paso atrás y adoptar un enfoque menos rígido. Y esto fue crucial para ayudar al equipo a alcanzar sus objetivos al final.
Por poner un ejemplo, hasta Navidad sólo 13 jugadores eran titulares. Hacia el final de la temporada, hasta 20 participaban regularmente en los partidos. Esa temporada jugamos 63 partidos. Habría sido impensable llegar al final de la campaña y seguir siendo competitivos sin utilizar el equipo completo.
Me decepcionó tener que dejar el Chelsea tan pronto, porque quería seguir trabajando allí con Maurizio. Pero el entrenador recibió la oferta de la Juventus y puedo entender que tuviera ganas de ir a Turín y tener la oportunidad de ganar la Serie A, como de hecho lo hizo.
Tras ese campeonato, sabía que Maurizio no iba a seguir en Turín y en dos semanas recibí cinco ofertas para trabajar como segundo entrenador. El Udinese me pareció la opción más obvia, ya que era el lugar más cercano a casa. Así que acepté ser el segundo entrenador bajo las órdenes de Igor Tudor.
Pero cuando comenzó noviembre, la situación cambió. Tudor fue despedido tras una derrota 4-0 con la Roma y el club me preguntó si podía hacerme cargo del equipo hasta el partido del fin de semana.
Yo no quería volver a ser el primer entrenador. Hace años había estaba siguiendo el camino del entrenador asistente. En general, este debe ser complementario del primer entrenador. Veo al asistente como alguien que resuelve problemas y rápidamente establece buenas relaciones con los jugadores. Y tengo claro que a veces, los jugadores ven diferente al entrenador y a su asistente técnico.
"anteriormente había rechazado cuatro ofertas de dirigir en la Serie A y estoy convencido de que tomé la decisión correcta en cada ocasión"
Un ejemplo gracioso de ello: cuando era segundo entrenador del Udinese, solía ir en el mismo ascensor con los jugadores, quienes me hablaban con total libertad. El día que me convertí en el primer entrenador en noviembre de 2019, sentí que uno de los jugadores casi que temía subirse en el mismo ascensor que yo.
Todavía me sorprende, y me hizo reflexionar como, con diferentes roles, las relaciones cambian aún y cuando las cosas andan bien.
Ganamos mi primer partido en el cargo, por 3-1 ante el Génova, así que el club me pidió que siguiera trabajando una semana más hasta el parón internacional. Luego me pidieron que continuara un tiempo más en el cargo hasta encontrar a la persona adecuada para el puesto. Seguí como interino hasta Navidad.
Tras el parón navideño, el club y yo nos dimos cuenta de que las cosas no iban mal, así que la dirección del Udinese decidió seguir conmigo hasta el final de la temporada.
Evitamos el descenso y al final de la temporada 2019/20 el club me pidió que fuera el entrenador también para la siguiente temporada. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que me había convertido en el primer entrenador del Udinese a tiempo completo.
Siendo sincero, no estaba esperando la oportunidad. De hecho, anteriormente había rechazado cuatro ofertas de dirigir en la Serie A y estoy convencido de que tomé la decisión correcta en cada ocasión. Pero también estoy muy contento por cómo se desarrollaron las cosas en el Udinese; ser el primer entrenador te da la oportunidad de ver, directamente y no a través de otro entrenador, si tus ideas funcionan en el campo.
"tienes que entender rápidamente el entorno y lo que la ciudad y el club exigen"
Creo que es importante que un entrenador mantenga su propia identidad. De hecho, cada uno de los técnicos con los que trabajé como segundo eran muy diferentes entre sí. Y todos tienen algunas características que les hacen destacar.
Por ejemplo, Roberto siempre está muy tranquilo incluso en los momentos más difíciles. Esto se debe a que ha jugado partidos muy importantes en su carrera. Creo que eso le ayuda a contextualizar las cosas y a mantener la calma en situaciones en las que otros probablemente entrarían en pánico.
Los métodos y las ideas de fútbol de Maurizio son extraordinarias. A lo largo de su carrera ha adquirido un sólido y profundo conocimiento de la táctica y de muchos conceptos futbolísticos, por lo que le admiro mucho. Además, sus teorías futbolísticas están muy depuradas.
Lo que sí es común a todos los entrenadores, y lo comprobé en primera persona, es que tienes que entender rápidamente el entorno y lo que la ciudad y el club exigen. Por ejemplo, el Udinese es una realidad muy singular. Representan los valores y el ethos de la región de Friuli. El trabajo duro y la resistencia son las principales características de la sociedad de Udine y de Friuli.
No sé si muchos segundos entrenadores desean convertirse en primeros entrenadores. Conozco a muchos de ellos que están realmente satisfechos con lo que hacen, y a mí me pasó lo mismo, ya que hice ese trabajo durante más de 15 años, y considero una de mis mayores riquezas haber trabajado tanto de asistente como primer entrenador.
Este cóctel de experiencias ha contribuido a hacer que sea un mejor entrenador, ya sea navegando en un mar calmado o bravo.