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De nuevo en la rueda

Héctor Riazuelo
De nuevo en la rueda
Fotografía: Cristian Trujillo/Quality Sport Images/Getty Images
Redacción
Héctor Riazuelo
Publicado el
septiembre 21 2021

LUIS GARCÍA PLAZA

Alavés, 2022-Actualidad

Estaba de vacaciones de Navidad en Nueva York con mi familia y teníamos entradas para ver a los Knicks en el Madison Square Garden por la noche. Sin embargo, no pudimos ir al partido.

Sin yo esperarlo, recibí una llamada por teléfono de mi agente. "Luis, tienes que tomar el primer avión rumbo a Madrid", me dijo con un tono bastante agobiado.

Le pregunté qué pasaba. Por qué tanta prisa.

Me anunció que el Villarreal había decidido rescindir el contrato de su entrenador, -Javier Calleja- y habían pensado en mí para el puesto. En el Villarreal me conocían de mi etapa allí muchos años antes en el filial, y les parecía que mi perfil encajaba con el equipo.

Así que a toda prisa regresamos al hotel a hacer las maletas, nos fuimos al Aeropuerto Internacional John F. Kennedy y subimos al primer avión que encontramos rumbo a España.

Luis García, antes de llegar al Villarreal en diciembre de 2018, había entrenado al equipo filial en la temporada 2005/2006. Jeroen Meuwsen/Soccrates/Getty Images

Llevábamos mucho tiempo preparando esas vacaciones, con gran ilusión por el viaje y, por supuesto, por ver a los Knicks en el Madison. Pero cuando eres entrenador estas cosas pasan. Es difícil controlarlo todo. Y menos cuando te llama un equipo en plena temporada, con el próximo partido en menos de cinco días.

Entre tanto, también estaba la opción de ir a Shanghai Shenhua de China. De hecho, había tenido conversaciones con ellos unos días antes de irme de vacaciones a Nueva York. Me dijeron que me darían una respuesta en dos semanas. Pero en ningún momento me planteé esperar. La opción del Villarreal estaba por encima para mí. Por supuesto, estaba muy agradecido al Shanghai, pero el Villarreal era una cuestión deportiva muy importante para mí.

"soy un tipo de persona que decide arriesgar si entiende que la oportunidad que se presenta delante puede hacerte crecer"

Se trataba de entrenar en España, mi casa, cinco años después. Entrar de nuevo en eso que hace llamar la famosa "rueda". Es decir, cuando tu nombre siempre aparece como posible candidato para entrenar a un equipo. Una lista casi cerrada en la que es tan difícil llegar ahí por primera vez, cómo meterte de nuevo en ella pasado un tiempo. Más aún más si cabe si has estado en el extranjero.

Después, sin embargo, la historia con el Villarreal nada tuvo que ver con lo que yo esperaba. Inesperadamente tan solo fueron seis partidos de Liga, en una situación que -con todos los respetos hacia el Villarreal y su directiva- señalaría como extraña. Tan extraña que después de esos seis partidos volvieron a llamar al entrenador que estaba antes.

Luis García llegó a un Levante recién descendido de Primera División en la temporada 2007/08, sumando a graves problemas económicos. Gonzalo Arroyo Moreno/Getty Images

Le comenté al club mi malestar, y más cuando estaba pendiente de una oferta importante económicamente como la del Shanghai. Pero se trataba de arriesgar.

Lo haces o no. Eso ya depende de cada uno. En mi caso, yo soy un tipo de persona que decide arriesgar si entiende que la oportunidad que se presenta delante puede hacerte crecer. Incluso aunque después tomar ese paso te lleve a plantearte muchas dudas. O hasta preguntarte a ti mismo: “¿Dónde me he metido?”.

Eso es lo que me pasó en el Levante. Yo estaba entrenando al Benidorm, club por entonces en Segunda División B, y donde había sido también jugador. Un entorno de esos que para los entrenadores es muy cómodo para trabajar.

"A mi primer entrenamiento en pretemporada con el levante fuimos tres. Dos fichajes que se habían hecho y yo"

Un día me llamó Manuel Salvador, director deportivo del Levante para citarme con él en Valencia. En la reunión me anunció que tenían que salir varios jugadores del equipo. Algo que yo ya intuía, porque era conocido que la situación económica del equipo no era buena. Pero lo que no esperaba es lo que me dijo el presidente del club, Julio Romero. “Luis, yo te firmó el contrato, pero me voy a ir. Va a entrar una nueva directiva que ha comprado el club y ellos se harán cargo del equipo”.

Imagina mi situación. Un presidente te firma para llevar adelante un proyecto, pero que en esa misma reunión te dice que él se va al día siguiente. Yo podía haberme echado atrás en ese momento y no firmar el contrato, pero la opción de entrenar al Levante, entonces en Segunda, era dar un paso más en mi carrera. Una puerta abierta a seguir creciendo, y que tal vez nunca se volvería a abrir.

El Levante consiguió el ascenso a Primera División en su estadio, el Ciutat de Valencia. En total, el club valenciano suma cinco ascensos a la máxima categoría del fútbol español. Jasper Juinen/Getty Images

Pero lo del presidente no fue todo. Luego hubo mucho más. Los primeros meses fueron una locura. No encuentro otra palabra para definirlo.

En la primera semana de la concentración de pretemporada tenía un grupo de 25 jugadores, pero todos se querían ir porque no se les pagaba.

A mi primer entrenamiento en pretemporada fuimos tres. Dos fichajes que se habían hecho y yo. El resto de jugadores salían al césped y poco después, a modo de protesta, se iban retirando uno a uno.

A falta de dos semanas para empezar la Liga, la plantilla solo tenía seis jugadores de los que se iban a quedar. Casi no podíamos ni completar un once para los partidos amistosos. Luego conseguimos llegar a 18 pocos días antes del primer partido y logramos completar la plantilla en el cierre de mercado.

"la experiencia en el levante me enseñó a trabajar y gestionar un grupo en situaciones límites"

Pero aun en esas condiciones tan complicadas, ganamos los dos primeros partidos. Con un equipo donde los jugadores apenas se conocían, con muy pocos entrenamientos y físicamente muy justitos. Lo normal es que hubiéramos perdido los dos partidos, pero el fútbol también tiene estas cosas. Lo menos esperado, también ocurre.

Al margen de esa situación en el primer mes de trabajo, después, en el día a día, entrenábamos en una ciudad deportiva que se había dejado de reformar por impagos. Los jugadores se tenían que cambiar en dos vestuarios diferentes, y ni siquiera había agua caliente en las duchas en muchas ocasiones. Todo eso, y mucho más, en un club profesional, pero era la situación que vivía el Levante por entonces.

Por suerte, a finales de la temporada 2008/2009 la situación empezó a cambiar. Llegó como director general Quico Catalán -ahora presidente del equipo- y el club dio pasos para ser más estable. También ayudaron mucho que los administradores concursales que tomaron los mandos económicos eran personas de fútbol. Es cierto que teníamos un presupuesto muy limitado, pero nos dejaron hacer cosas con él.

Quico Catalán lideró el cambio del Levante, primero como director general y desde 2010 como presidente. Manuel Queimadelos Alonso/Getty Images

Esa temporada se pusieron las bases para conseguir el ascenso a Primera División en la segunda temporada. Los jugadores que llegaron en los últimos días de mercado sumaron mucho para salir a flote en una situación tan extrema, donde conseguimos dar forma a un proyecto que acabó teniendo éxito.

Echando la vista atrás, creo que fue una experiencia de la que aprendimos todos. Jugadores y cuerpo técnico. En mi caso, me enseñó a trabajar y gestionar un grupo en situaciones límites. Crecer a nivel profesional para seguir acumulando nuevas experiencias en el Getafe en mis dos años y medio en el club.

"estaba seguro de que saldría equipo en España, pero la opción de Emiratos era algo más que fútbol. Se trataba de una oportunidad familiar"

No sin antes abonar mi cláusula de rescisión. Es algo que he hecho tres veces en mi vida. La primera cuando salí del Villarreal para firmar por el Elche, después al Benidorm para ir al Levante y la tercera la del Levante para trabajar en el Getafe. Uno tal vez puede pensar que es mejor buscar soluciones para intentar no pagar eso al club para salir, pero es algo que yo creo que debes cumplir.  

Cuando firmas un contrato, el club debe cumplir contigo en el caso de que no cuente contigo. En el caso inverso, es lo mismo.

Después de cuatro años en Primera División, y varios más en casi todas las categorías, yo estaba sin equipo en el verano de 2014. Un momento en el que surgió la opción de salir fuera de España. A Abu Dabi, en Emiratos Árabes.

Yo nunca había salido al extranjero. Toda mi carrera se había desarrollado en España, pero cuando llegó la oferta del FC Baniyas lo valoramos en casa. “¿Qué hacemos?”, nos dijimos mi mujer y yo.

Luis García entrenó al Baniyas SC de Emiratos Árabes Unidos 2014 a 2016. Dan Kitwood/Getty Images

Yo estaba seguro de que saldría equipo en España, pero la opción de Emiratos era algo más que fútbol. Se trataba de una oportunidad familiar. Sobre todo, para mis hijos. Nos hablaron de que con siete años -son mellizos-, yendo a Emiratos Árabes ellos volverían prácticamente hablando inglés.

Es cierto que eso no sale en ningún curriculum como entrenador, pero como padre te sientes muy satisfecho de ofrecerles esa posibilidad a tus hijos. Así que dimos ese paso y ahora veo con orgullo que mis hijos prácticamente son bilingües.

Luego en la liga es verdad que no encuentras el nivel competitivo que sí tienes en una liga como la española. Y sientes que echas en falta eso como entrenador, pero la experiencia para la familia fue increíble. Un espacio donde también te tienes que adaptar a cosas muy diferentes a las que estás acostumbrado. Algo que cuesta la primera vez.

"trabajar en el extranjero me enseñó a ser más abierto, mucho más tolerante y a entender mejor otras cosas diferentes"

Recuerdo que llegué en pleno Radamán, donde tuvimos que adaptar los horarios de los entrenamientos. Trabajábamos por la noche, de diez a tres de la mañana. Para todo lo que pasa necesitas un periodo de adaptación y yo creo que enriquece mucho más a nivel personal que a nivel profesional. A mí me enseñó a ser más abierto, mucho más tolerante y a entender mejor otras cosas diferentes.

Lo mismo que cuando fuimos a China, el siguiente paso. El club era el Beijing Renhe. Me habían llamado dos veces antes, pero no fue hasta la tercera cuando les dije que habláramos.

Para tener la charla con los directivos me fui a Inglaterra. Fui allí porque también eran los dueños del Reading, y me habían citado después de un partido en Wembley donde el club se jugaba el ascenso a la Premier League en el play-off.

Luis García logró el ascenso a la Superliga de China en la temporada 2017. Su balance con Beijing Renhe fue de 50 partidos, con 22 victorias, 14 empates y 14 derrotas. XIN LI/Getty Images

Sin embargo, el equipo perdió por penaltis. Yo ahí pensé que no habría reunión. “¿Quién va a querer reunirse después de que tu equipo pierda el ascenso a la Premier por penaltis?” La cita era a las tres de la tarde en un restaurante cerca del estadio, y a las tres aparecieron por la puerta. Solo una hora después de perder en Wembley y no lograr el ascenso a la Premier, ahí estaban para negociar conmigo el contrato, ofreciéndome todas las cosas que iba pidiendo para elevar el nivel del equipo.

Al final no les pude decir que no. Un nuevo paso que salió bien, logrando primero el ascenso a la Superliga china y después completando una gran temporada entre los mejores del país.

"aunque todo iba bien y nos encontrábamos muy a gusto, en mi cabeza siempre estaba la idea de volver a España algún día"

Al mismo tiempo, era una nueva experiencia, esta vez en una ciudad tan increíble como impactante como es Pekín. También cambió el nivel competitivo, mucho más alto que en Emiratos, sumado a jugadores de gran calidad y los estadios llenos.

No obstante, aunque todo iba bien y nos encontrábamos muy a gusto, en mi cabeza siempre estaba la idea de volver a España algún día.

Y es aquí cuando volvemos al inicio de esta historia: la llamada de mi agente cuando estaba en Nueva York y la frustrada experiencia del Villarreal.

Pero lo que no te he contado antes es que la historia del Villarreal al final acabó teniendo un final feliz para mí. Después de volver por un corto espacio de tiempo al Beijing Renhe -la presidenta me llamó en una situación complicada para el club en la que sentía que no podría decir que no- y en Arabia, etapa que se cortó por la pandemia, del Villarreal se dio la oportunidad de entrenar al Mallorca.

El Mallorca ha vuelto a Primera División después de ascender de manera directa en la 2020/21, con 82 puntos y un segundo puesto. Rafa Babot/Getty Images

Yo ya había llegado a España para estar con la familia en esos momentos tan complicados como los que vivimos en los primeros meses de 2020 de la pandemia, cuando me llamó Pablo Ortells para el Mallorca.

Resulta que Pablo era el director deportivo del Villarreal en los seis partidos de Liga que estuve en el equipo. A pesar de que aquello no salió, Pablo mostró confianza en mí para tomar los mandos del equipo una vez que Víctor Moreno había señalado su intención de no seguir.

"me sedujo la idea de que el mallorca se trataba de un club histórico en España con un proyecto muy interesante"

Era Segunda División, porque el club había descendido esa temporada de Primera División, y yo había salido de España en su momento entrenando en Primera. Pero era consciente de que si quería volver a entrenar en España tenía que ser así.

Además, desde el principio, me sedujo la idea de que se trataba de un club histórico en España con un proyecto muy interesante, en base a una línea continuista trazada desde los dueños norteamericanos del club, Robert Sarve, también propietario de los Phoenix Suns de la NBA y Andy Kohlberg, extenista. A mí me gusta mucho cómo piensan ellos, porque visualizan el club como una franquicia, donde las cosas se hacen a largo plazo.

Levante, Getafe, Villarreal y Mallorca son los clubes que Luis García ha dirigido en Primera División. RCD Mallorca

En la reunión con ellos me señalaron cuál era el objetivo del primer año. “Estar en el play-off por el ascenso a Primera. Si no lo haces, es un fracaso. Si estás, es lo que queremos y ojalá podamos ascender”. Eran objetivos en función del presupuesto que maneja el equipo, pero siempre calculado para hacer un bloque sólido.

Al final sobrepasamos todas las previsiones. Desde el principio competimos muy bien y salió todo perfecto para lograr el ascenso directo a dos jornadas del final de temporada.

Para mí, lograr el ascenso fue una alegría inmensa. Pero me quedo con otra cosa. El ascenso me demostró a mí mismo que, aunque hubiera estado fuera de España mucho tiempo, seguía actualizado para competir al máximo nivel.

Un reto personal que, sin lugar a dudas, salió muy bien.