martín demichelis
Monterrey, 2024-Presente
Casi veinte años después de su salida para irse al Bayern Múnich, Martín Demichelis emprendió el camino de vuelta a River Plate, el club donde se formó como jugador y al que ahora ha regresado como entrenador. Una apuesta sin duda arriesgada, no solo porque es su primera experiencia como técnico a nivel profesional, sino también porque toma el relevo de Marcelo Gallardo, con su enorme legado en juego y títulos.
“La historia de River te exige ganar, pero hay una forma que respetar”, señaló Demichelis en su primer día en el club. Es algo que ha cumplido en el Torneo de la liga argentina con el equipo ‘Millonario’. Ha quedado campeón con una gran distancia sobre sus rivales y bajo unos principios de juego señalados.
Tras una etapa muy intensa en River, el camino de Demichelis siguió en la Liga MX al frente de Rayados de Monterrey.
Estilo de juego
Con una primera experiencia como técnico en el fútbol base del Bayern Múnich (el Sub19 y el segundo equipo), Demichelis llegó a River con la idea de plantear una restructuración en el apartado táctico. Pero teniendo como aliados a un grupo de jugadores que han entendido el proceso de adaptación demandado por su entrenador. Jugadores que de igual modo han respondido a la alta exigencia, variabilidad y versatilidad de los planteamientos requeridos por su entrenador.
Se puede decir que Demichelis, como entrenador, y River, en relación con las demandas del técnico, han evolucionado a la par con el transcurso de los partidos, para terminar de dar forma y consistencia a una idea de juego. Una idea que pasa principalmente por tener el dominio de la posesión del balón, pero sin perder la verticalidad de manera rápida y efectiva, para aprovechar los espacios libres que genera el rival en su proceso de repliegue tras la pérdida del balón.
Sin embargo, si la constante ha sido evolucionar en cada partido, no ha sido así el sistema, ya que Demichelis ha utilizado el 4-2-3-1 principalmente (abajo), con algunas variantes en las estructuras y jugadores en función de los rivales y las dificultades planteadas por estos.
Línea por línea y matices
La defensa de cuatro ha sido la formación en la zaga más utilizada, con los centrales Leandro González y Paulo Díaz; y los laterales Enzo Díaz, Andrés Herrera y Milton Casco siendo los jugadores de mayor protagonismo. En ocasiones puntuales, Demichelis también ha mutado a una línea de tres.
Donde tal vez River ha presentado más matices es en la línea del mediocampo, utilizando el doble pivote, Rodrigo Aliendro y Enzo Pérez, con los mediapuntas Ezequiel Barco, Nicolás de la Cruz y Nacho Fernández. Mediapuntas a veces con un rol más posicional para dibujar un rombo en esta zona.
En la punta de ataque, mientras tanto, Demichelis ha utilizado tanto un solo ‘9’, Lucas Beltrán, como también en ocasiones dos puntas, con Beltrán y el acompañamiento de Pablo Solari o Miguel Borja.
Los principales cambios de Demichelis han llegado en partidos en los que River ha necesitado más juego interior. Ahí, los extremos, Barco y De la Cruz, abiertos en las bandas, o incluso Solari o Borja han acompañando al delantero para ampliar los espacios rivales y facilitar las asociaciones en la zona central (abajo).
El carril central que une el equipo
Como hemos señalado, Demichelis ha conseguido alcanzar una identidad propia en River basada en la suma de muchos jugadores que aportan su talento de manera individual y grupal.
Dentro de esa suma de todos, cabe destacar el enorme peso que tiene la columna vertebral. Esta ha mantenido al equipo en los momentos más complicados y le dio el salto de calidad ofensivo que llevó al título en la liga argentina.
La columna de River se vértebra (abajo) sobre el eje central y está compuesta principalmente por Franco Armani (portero), González (central), Aliendro (pivote), y por delante Barco, De la Cruz (interiores), Fernández (mediapunta) y Beltrán (punta).
En los momentos con balón, la columna vertebral habilita líneas de pase entre los espacios rivales. También construye superioridades numéricas que atraen al oponente sobre la zona de balón, con el objetivo de limpiar los carriles exteriores para los laterales que van ganado altura de juego. Una participación con balón que se estructura generalmente de la siguiente manera.
Primero, el portero Armani y el central González dan consistencia y seguridad ofensiva en las relaciones con el pivote en el mediocampo, Aliendro. Este jugador es clave por su solidaridad y seguridad defensiva. Más adelante, Barco toma posiciones más interiores por donde poder superar a los rivales y, mediante conducciones, llegar a a zona de finalización con muchas opciones de gol y en combinación con De la Cruz y Fernández. Por su parte, Beltrán, es un delantero que habilita al equipo línea de pase con sus desmarques de apoyo y ruptura sobre la defensiva rival (abajo).
Cambios de ritmos ofensivos
River sabe que no solo con la posesión se controlan los partidos. También, para que eso ocurra, debe aprovechar los espacios libres que puedan generarse en la estructura de su rival antes de su repliegue defensivo (abajo).
Para ello, Demichelis intenta ubicar su dispositivo defensivo en bloque medio, sobre todo contra equipos que se encierran en campo propio. Así les invitan a generar espacios a espalda de sus centrales y laterales.
Una vez recuperado el balón, la verticalidad ofensiva llega a través de los interiores, Barco, De la Cruz o incluso Solari, con la ayuda también de uno de los pivotes, Aliendro o Pérez, para aprovechar ese espacio a la espalda de la línea de medios rivales.
Los contragolpes, tanto con un punta como con dos, se trazan con desmarques por fuera de los jugadores de ataque. Tienen la clara intención de generar el espacio libre por dentro que luego ocupara un jugador desde segunda línea (abajo). Un espacio libre que ese jugador de segunda línea aprovecha mediante conducciones previas de atracción rival y pases posteriores a la línea de ataque, ya con los jugadores más adelantados en zona de finalización.
Un modelo de juego con consecuencias en defensa
En fase defensiva y presión tras pérdida de balón en campo rival, el equipo de Demichelis tiene como sello de identidad la intensidad. Una intensidad que lleva implícita asumir riesgos en la presión tras pérdida con muchos efectivos en campo rival. Esto es algo que está condicionado por el posicionamiento previo de los jugadores en fase de posesión.
Sin embargo, y aunque es un rasgo que Demichelis ha impregnado en sus jugadores, esa intensidad también genera déficits defensivos. Especialmente en ocasiones en las que la presión tras pérdida con una alta acumulación de jugadores en campo rival lleva al equipo a cometer errores posicionales. Errores que son penalizados por el rival en su transición ofensiva, atacando generalmente el lado débil de River.
Ese déficit defensivo se debe principalmente a que River deja espacios relevantes para los interiores rivales. Estos se pueden incorporar desde segunda línea o generar zonas por donde conectar con el punta (abajo).
La gestión de Demichelis también ha presentado algunos problemas en los balances defensivos en relación con la fase de ataque de River. Por norma general, el equipo busca acumular muchos pases en una zona del campo para liberar espacios en el lado opuesto, buscando ahí el avance del lateral. Un aspecto positivo cuando se busca generar un espacio relevante sobre el carril interior. Pero, a su vez, preocupante cuando se produce una pérdida. En ocasiones hay demasiada distancia entre el pivote y el lateral que había avanzado previamente.
Seguramente para intentar corregir esos problemas sin balón y encontrar el equilibrio, Demichelis decidió retrasar la ubicación de su dispositivo defensivo durante el transcurso de los encuentros. Una disposición con la que el equipo ha ganado mayor consistencia a su profundidad defensiva entre los pivotes, Aliendro y Pérez, y la última línea defensiva. Algo que, por otro lado, genera espacios en campo rival para aprovecharlos en caso de robo de balón.
Asimismo, Demichelis ha ido orientando sus presiones hacia los espacios exteriores (abajo). Aunque a veces el dispositivo defensivo de River queda expuesto cuando juega con dos puntas. Y es que, a nivel general, se generan espacios interiores al tener que saltar el mediapunta a los carriles exteriores, y no cerrar ese espacio uno de los dos puntas.
Al margen de ganar el título de la liga argentina en su primera temporada, Demichelis ha conseguido construir en poco tiempo un equipo con una identidad. Ahora, en México, se enfrenta al desafío de demostrar que, lejos de la presión en Argentina, puede mostrar más herramientas como entrenador.
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