luis enrique
Seleccionador de España, 2019-2022
Este es un extracto de una entrevista de Luis Enrique para el Comité de Entrenadores de la Real Federación Española de Fútbol.
Cuando ya quedan tres horas para el partido, no me interesa nada de lo que pase en el móvil. Me centro en dar la mejor versión del Luis Enrique entrenador y del mensaje que necesita el jugador.
En la preparación para ese momento, suelo hacer ejercicios basados en controlar la respiración. Me ayuda a concentrarme, también con la importante participación de Joaquín Valdés, psicólogo deportivo del cuerpo técnico. Su rol aquí nos permite saber qué mensaje queremos dar, el cual irá en función de lo que necesitamos. Él nos dirá si hace falta tocar el botón del estrés o no.
Esos son los momentos previos al último paso del trabajo de un seleccionador: la charla táctica antes del partido. Un trabajo que ya dominamos —incluyo también a mi cuerpo técnico en esto—, pero que al principio hacía preguntarme: “¿Cómo vamos a poder ser capaces de ser efectivos con tan poco tiempo para trabajar?”.
Porque ser seleccionador es muy bonito, pero tienes un gran hándicap: no hay mucho tiempo para estar con los jugadores. Solo las cinco fechas FIFA, y el resto del tiempo es mucho análisis, pero sin el contacto del día a día con el jugador. Así, tienes que agudizar el ingenio y utilizar otras estrategias para llegar a ellos.
No obstante, creo que, en nosotros, hay una característica y una peculiaridad en nuestra manera de pensar que facilita esa labor: nuestro modelo de juego. Todo el que viene a la Selección sabe que la única condición que tenemos es la de jugar igual todos los partidos. La estrategia no cambia, independientemente del rival, donde juguemos o el resultado.
Si vamos ganando, por ejemplo, cómodamente al primer cuarto de hora, ¿por qué nos vamos a echar atrás? Queremos ser mejores el máximo tiempo posible.
"Todo el que viene a la Selección sabe que la única condición que tenemos es la de jugar igual todos los partidos"
Hasta ahora, creo que lo que buscamos se ha dado en los partidos. No solo hemos dominado la posesión, sino también en el número de ocasiones generadas.
En la Eurocopa 2022, nuestra primera fase final hasta ahora, fuimos la selección que más goles más marcó (13 tantos, los mismos que de Italia, campeona del torneo y con un partido más), de las que más ocasiones de gol generó y una de las que menos recibió.
Y si hay un equipo que un día nos pasa por encima y nos obliga a jugar en nuestra propia área replegados, lo aceptaremos. Les felicitaremos y pensaremos en el siguiente rival. Pero los jugadores saben que no cambiará nada de lo que queremos hacer.
Todo siendo conscientes de la dificultad que tiene llevarlo a cabo en una selección. No solo por la falta de tiempo de trabajo con los jugadores, sino también porque entrenas con un grupo de jugadores que vienen de equipos diferentes, con ideas de juego diferentes.
"para mí ser seleccionador no es llevar a los jugadores que consideras que son los mejores en cada posición"
Sabemos que es complicado, pero no tratamos de obligar al jugador, sino de inducirlo y convencerlo. Esa también es una buena cualidad de un entrenador.
Yo tuve como jugador diferentes perfiles de técnicos. Por ejemplo, a nivel táctico, el que más nos enseñó fue Louis Van Gaal —en el Barcelona—. En cambio, si me preguntan cuál es el entrenador al que hubiera seguido al fin del mundo, ese es Javier Clemente. Me habría tirado por un puente por él si hubiera sido necesario. Y con una gran sonrisa por todo lo que nos transmitía y la confianza que nos daba.
Si logras convencer al jugador, después empezarás a hablar con él de todo lo demás: cómo vamos a ejecutar nuestro modelo de juego, dónde nos vamos a colocar, qué tipos de espacios necesitamos ocupar…
Nosotros somos un cuerpo técnico de trabajo que gastamos mucho más tiempo en el apartado ofensivo que en el defensivo. ¿Por qué? Se trata de organizar once jugadores, y en función de dónde está el balón, cambiar tu posicionamiento para ocupar espacios en función de lo que más nos interesa.
"si me preguntan cuál es el entrenador al que hubiera seguido al fin del mundo, ese es Javier Clemente"
Es fácil de decir sobre el papel, pero difícil de explicar. Más difícil aún de hacerlo hacer en el terreno de juego. Por eso, los entrenadores que dedicamos mucho tiempo al apartado ofensivo, decimos que la dificultad está en la interpretación del jugador. Ellos, los jugadores, son los buenos y los imprescindibles, porque son los que interpretan en el campo lo que quiere un entrenador.
Muchas veces los jugadores nos sorprenden, porque una cosa es lo que vemos en su equipo y otra lo que no hacen, pero que sí queremos que lo hagan aquí.
‘¿Podrá?’, nos preguntamos en muchas ocasiones antes de verlo trabajar con el grupo. Entonces, ahí, de repente, te llevas la sorpresa.
Ves cómo se perfila el jugador, cómo reacciona ante una acción del juego, qué hace cuando pierde un balón... Todo, que no lo veíamos, estaba ahí. Un ejemplo de esto es Carlos Soler. Carlos ya me gustaba hasta cuando no lo teníamos con nosotros, pero cuando llegó a la Selección, nos dijimos: “¡Ostras! Reúne todo lo que necesitamos para un interior y, además, nos ha aportado más cosas”.
Por eso, para mí ser seleccionador no es llevar a los jugadores que consideras que son los mejores en cada posición —eso sería lo fácil—. Y más aún basado en lo que nosotros buscamos. Nuestro objetivo es tener una coreografía coral. Una estrategia entre todos para buscar a qué vamos a jugar, tanto en defensa como en ataque.
"La información que le damos a los jugadores es la necesaria, la vital y, sobre todo, la que se vaya a cumplir"
Se trata, en definitiva, en poner de acuerdo a 18 jugadores —porque los que salen en la segunda parte son vitales— en ataque y defensa, en un campo tan grande y con once rivales delante.
Una coralidad donde es clave el buen ambiente. Nosotros siempre nos fijamos en detalles. Por ejemplo, si tú quieres ver qué salud tiene un equipo, basta con mirar a su banquillo. Si ves ocho jugadores ahí tristes sentados que ni celebran el gol de sus compañeros, no hay nada que hacer. ¡Olvídate!
Ese equipo está muerto.
En la Selección eso no pasa. También ayuda que la motivación es diferente por la importancia de los torneos que disputas. Eso suele implicar que los jugadores estén más motivados, más preparados y tengan una mejor predisposición. Por otro lado, aquí se dan una serie de circunstancias diferentes a la de un club. Primero la gratitud del jugador cuando es convocado. Normalmente viene con un animo positivo y una clara mentalidad.
Tenemos un buen ambiente y tranquilo, pero también debemos cuidarlo. A mí me gusta ser directos con los jugadores. Y con pocas normas. Quizás será por mi talante y por mi manera de comunicarme, pero la única norma es la puntualidad.
"TRES HORAS DEL PARTIDO, YA SOLO ME CENTRO EN DAR LA MEJOR VERSIÓN DEL LUIS ENRIQUE ENTRENADOR Y DEL MENSAJE QUE NECESITA EL JUGADOR"
Lo primero que intentamos transmitir es la sensación de que estás en una familia. Nos vemos muy pocas veces al año, pero se trata de disfrutar. Un espacio donde los jugadores sientan que siempre tienen la oportunidad de jugar.
En algunas ocasiones, un convocado que llega de última hora porque un compañero se ha lesionado, es titular en el siguiente partido. Puede verse extraño desde fuera, pero estamos abiertos según lo que nos transmiten los jugadores. Creo que esto facilita tener ambición y ganas de jugar. Algo que siempre nos ha dado buenos resultados.
Todo eso es el trabajo con los jugadores en una concentración para llegar a la última charla del partido. Una vez ahí, tratamos de darle la mínima información posible. Hay muchas veces que el entrenador tiene la tendencia de decirle muchas cosas al futbolista. Tal vez decir muchas cosas al jugador para tú quedarte tranquilo. Pero yo ya superé eso, gracias también a nuestro psicólogo deportivo y al cuerpo técnico.
La información que le damos a los jugadores es la necesaria, la vital y, sobre todo, la que se vaya a cumplir, sino de qué vale que yo le plantee cinco ideas en cinco aspectos diferentes del juego si el futbolista no va a poder interpretarlas.
Hay una frase muy buena que siempre dice Rafel Pol, nuestro preparador físico, sobre esto: “Si hubiera tenido tiempo, te hubiera escrito una carta más corta”. Esta es la reflexión que hacemos nosotros con los jugadores.
Le dedicamos muchos meses a cuál es el mensaje que le vamos a dar, para que sea capaz de entenderlo. Pero también para llegar al partido con la confianza de decir:
“Sabemos a lo que jugamos y lo que tengo que hacer en cada situación del juego. Y, sobre todo, voy a centrarme en disfrutarlo”.