robbie fowler
Al-Quadsiah, 2023
A menudo escucho a la gente decir que soy el rematador más innato que han visto en su vida.
Pero eso no puede estar más lejos de la realidad.
Cuando era jugador, me esforcé muchísimo por mejorar mi capacidad de definición. La única razón por la que parecía tan natural era la cantidad de repeticiones que hacía. Se convirtió en algo natural porque lo practiqué mucho.
Sé lo que significa trabajar duro. Dediqué el tiempo necesario para convertirme en un gran rematador, y he trasladado esa ética de trabajo a mi rol como entrenador.
Tengo que trabajar duro para llegar a donde quiero llegar, soy muy consciente de ello. Pero estoy acostumbrado a esforzarme, y quiero trabajar duro para convertirme en el mejor entrenador que pueda ser. Igual que hice como jugador.
Por eso tomé el camino que elegí.
Sin ser engreído, 'Robbie Fowler' es un nombre conocido en el Reino Unido. Podría haber utilizado mi nombre para conseguir un trabajo aquí, pero no quería eso. No quería que mi nombre me precediera, y quería merecer cualquier trabajo que me saliera. Por eso me fui al extranjero.
Ya he trabajado en tres países diferentes: Tailandia, Australia e India. En Tailandia y Australia hay un buen nivel, mientras que en la India el fútbol no era el de mejor calidad. Pero eso me supuso un reto aún mayor. Tenía que esforzarme más.
Mi primera experiencia como entrenador fue en el Muangthong United de Tailandia en 2012, cuando me ofrecieron el puesto de jugador-entrenador tras la destitución del técnico. Yo había sido un miembro veterano de la plantilla de jugadores, y conseguí el trabajo casi por descarte.
"Como jugador era un especialista en marcar goles, pero nunca he querido ser un entrenador que sólo trabaje con delanteros"
Fue la primera vez que me di cuenta de que tenía que sacarme los títulos de entrenador. En las últimas etapas de mi carrera como jugador, ya había empezado a sentirme más atraído hacia el cuerpo técnico que a los jugadores. Empecé a notar que tenía más cosas en común con los entrenadores del Cardiff cuando estuve allí en 2007/08. No es que no me llevara bien con los jugadores, pero me sentaba más en la parte delantera del autobús que en la trasera. Me interesaba más que antes la faceta de entrenador.
Pero cuando me dieron el puesto en el Muangthong, me di cuenta de que tenía que aprender.
Aun así, hice un trabajo decente: asumí el cargo con el club tercero en la tabla, y terminamos la temporada terceros. Sin embargo, cuando terminó la temporada, supe que tenía que volver a casa y seguir mis estudios.
Sabía que quería seguir en el fútbol y quería conseguir todos los títulos posibles. Enseguida me saqué la Licencia B, y en los años siguientes me saqué la Licencia A y la Licencia Pro, que llevan mucho tiempo. Ahora también estoy haciendo un curso de Gestión de Fútbol en la Asociación de Entrenadores de Liga (LMA, por sus siglas en inglés), que es otra cualificación que me ayudará a ser aún mejor entrenador.
En Tailandia también aprendí la importancia de contar con la gente adecuada. Necesitas un gran equipo y crear un entorno positivo. Hace falta tener conversaciones y desacuerdos que te ayuden a encontrar las respuestas adecuadas. Nunca me he creído mejor que nadie, y quiero que la gente que me rodea me desafíe, porque eso sólo beneficiará a mis equipos. La confrontación entre grandes mentes aporta mejores ideas.
En los años que estuve sacándome los títulos, también adquirí mucha experiencia sobre el césped en varios clubes, entre ellos el Liverpool y el MK Dons, con Karl Robinson. También di algunas charlas con los jugadores de la academia del Liverpool, para transmitirles cualquier orientación o consejo que pudiera dar a los chicos.
"Roy era un gestor personal brillante. Sabía cómo había que tratar a cada jugador"
Siempre que he necesitado un poco de tiempo en el césped, he contado con mucha gente a la que llamar para que me dieran una oportunidad. Nunca me he sentado a esperar a que me llegaran las cosas, así que siempre me he mantenido ocupado. También he sido consciente de no convertirme en una especie de entrenador especialista. Como jugador era un especialista en marcar goles, pero nunca he querido ser un entrenador que sólo trabaje con delanteros.
Para mí, todo gira en torno a los buenos hábitos. Quiero que mis delanteros adquieran buenos hábitos a la hora de encontrar el fondo de la red, pero también quiero que mis centrales y mi portero tengan buenos hábitos, desde la distribución hasta la defensa. Eso se consigue haciendo que el entrenamiento sea interesante y emocionante para todos. Si todo el mundo asume la idea de crear buenos hábitos desde la delantera hasta la defensa, garantizo que mis equipos obtendrán resultados sobre el terreno de juego.
Mi filosofía estaba cuajando. Tenía la identidad que quería que tuvieran mis equipos: basada en la posesión, pero pasando el balón de la manera correcta. Eso fue algo que aprendí jugando en algunos de los brillantes equipos del Liverpool en los que milité. Pasábamos el balón con un propósito, y no lo conservábamos por poseerlo. Pasábamos el balón de la manera correcta: para avanzar y marcar muchos goles.
El equipo de los Spice Boys era así. Por aquel entonces, la táctica no era tan importante en el juego. El énfasis se ponía en lo que podíamos hacer y no en dónde nos podía hacer daño el rival. Y teníamos suficiente talento para salir adelante la mayoría de las veces.
Puede que no hayamos ganado tanto como probablemente debimos, pero no ha sido por falta de empeño. Puede que nos faltara un poco de regularidad, pero éramos buenos jugadores en un entorno realmente bueno, creado por Roy Evans.
Roy era un gestor personal brillante. Sabía cómo había que tratar a cada jugador. Cada uno necesitaba un enfoque distinto. Me abrazaba y me daba mucha confianza. Roy admitió más tarde que podría haber sido un poco más duro con sus jugadores si pudiera volver a hacerlo, pero sigo pensando que fue mi mejor entrenador. Al fin y al cabo, fue el entrenador con el que marqué la mayoría de mis goles.
"rafa tenía dos televisores encendidos, con partidos de fútbol en ambos. Además, tenía dos ordenadores portátiles abiertos para ver la táctica de los partidos"
La táctica no era lo que más le gustaba tanto a Roy, como a otros entrenadores para los que jugué. Pero cuando piensas en los entrenadores con los que trabajó él, como Bill Shankly, Bob Paisley, Joe Fagan y Kenny Dalglish, no hay duda de que aprendió de los mejores.
Gérard Houllier trajo muchos cambios. Llegó cuando el fútbol estaba evolucionando enormemente, y a algunos jugadores les costó adaptarse a esta nueva forma de hacer las cosas. Aprendimos mucho de Gérard sobre el juego, pero también sobre cómo cuidarnos mejor.
Rafa Benítez era increíble. Siempre fue obvio lo bien informado que estaba, pero no creo que yo apreciara plenamente lo mucho que trabajaba —y el énfasis que ponía en la atención a los detalles— hasta ese día de 2006.
Fue por la época de Navidad, después de que yo volviera a Liverpool. Toda la familia de Rafa había regresado a España, así que él estaba solo en casa. Sammy Lee necesitaba hacerle llegar un DVD con el análisis de nuestros próximos rivales. Yo vivía cerca de Rafa, así que Sammy me pidió que se lo llevara.
Cuando llegué a su casa, no podía creer lo que veían mis ojos.
Estaba en su salón y tenía dos televisores encendidos, con partidos de fútbol en ambos. Además, tenía dos ordenadores portátiles abiertos. En ambos estaba mirando los aspectos tácticos para los partidos.
"Sabía que tenía un reto entre manos, pero me habían dicho que tenía carta blanca para empezar de cero y construir mi propio equipo"
Cogió el DVD y lo puso en cuanto se lo di.
Fue entonces cuando me di cuenta de lo que hacía falta para ser un gran entrenador. Además de hacer los cursos y cumplir los requisitos, hay que trabajar muy duro para dar a los jugadores todas las herramientas que necesitan para triunfar en cualquier partido. Ahora lo entiendo.
Al principio de mi carrera, me sentí atraído por los entrenadores que te hacían querer trabajar para ellos con su personalidad, que te hacían querer ir un paso más allá por ellos. Definitivamente, he trasladado esa faceta a mi trabajo como entrenador. Todo gira en torno a la creación de un entorno positivo.
Siento un gran respeto por los entrenadores que he tenido y que eran capaces de mantener contenta a toda la plantilla. Ahora hago todo lo posible para que todos los miembros de mi plantilla se sientan queridos e importantes, para que estén listos cuando se les necesite.
Después de unos cuantos años construyendo una idea de cómo quería que jugaran mis equipos, echando muchas horas sobre el césped, haciendo todas mis cursos y confeccionando mi cuerpo técnico, surgió la oportunidad de ir al Brisbane Roar.
Quería irme al extranjero, en parte porque quería demostrar a la gente que estaba preparado para ir a un sitio donde realmente tuviera que demostrar mi valía. Estoy orgulloso de haberlo hecho.
"Al igual que aquellos grandes equipos de Liverpool en los que jugué, mi equipo de Brisbane se basaba en realizar pases con intención"
Había jugado allí, así que conocía la liga, pero aún así había un gran elemento de incertidumbre.
Cuando llegué, el equipo tenía muchos problemas. La temporada anterior a mi llegada, habían encajado 71 goles en 27 partidos de la A-League. Terminaron 2018/19 penúltimo, con el peor registro defensivo de la división.
Sabía que tenía un reto entre manos, pero me habían dicho que tenía carta blanca para empezar de cero y construir mi propio equipo.
Pero yo confiaba en mi capacidad, y mi número dos, Tony Grant, y yo pasamos mucho tiempo estudiando la liga y buscando jugadores. Revisamos la plantilla y reinventamos el equipo, trayendo a muchos jugadores nuevos, los adecuados para jugar nuestro tipo de fútbol.
Entramos con el objetivo de dar al equipo una identidad de juego clara, e implantamos un estilo de juego totalmente distinto al que había tenido hasta entonces. Los resultados fueron sorprendentes.
Cuando me marché, con la temporada interrumpida debido al Covid, éramos cuartos en la liga. Habíamos encajado sólo 24 goles en 22 partidos.
"He descubierto que me gusta jugar con dos mediapuntas, y he tenido mucho éxito jugando con tres atrás"
Nuestra identidad también era evidente. Completamos el mayor número de pases de la liga, y tuvimos el segundo promedio más alto de posesión y de pases completados. Y no sólo eso, sino que estábamos a la cabeza de la liga en pases acertados en campo contrario. Al igual que aquellos grandes equipos de Liverpool en los que jugué, mi equipo de Brisbane se basaba en realizar pases con intención. Conservábamos el balón con brillantez y también lo hacíamos en zonas peligrosas.
Pero cuando llegó la pandemia, supe que tenía que volver a casa. Por aquel entonces, la situación me daba miedo, y no podía enfrentarme a la idea de estar al otro lado del mundo, lejos de mi familia. Si no fuera por la pandemia, aún podría estar allí.
Unos meses más tarde, me propusieron trabajar en el East Bengal de India. Estaba en la liga por debajo de la Superliga india, que es un campeonato cerrado, sin ascensos ni descensos. Sin embargo, habían llegado nuevos propietarios y disponían de los fondos necesarios para llevar al equipo a la ISL.
Era un proyecto apasionante, así que decidí lanzarme con Tony a otro nuevo reto.
Sólo tuvimos 10 días de pretemporada con un equipo construido para un nivel inferior al de la ISL.
Aquella temporada estuvimos entre los tres primeros de la liga en cuanto a posesión del balón, y en un momento dado encadenamos una racha de siete partidos sin perder. Acabamos la temporada novenos entre once equipos, lo que no suena muy bien, pero estábamos a poca distancia de los equipos que estaban por encima de nosotros y, en realidad, no estábamos preparados para competir al nivel de la ISL.
Realmente fue un logro por encima de lo esperado.
"Ya he hecho mi aprendizaje y quiero dar el siguiente paso en mi carrera"
Vivíamos como un grupo en una burbuja por el Covid, y estábamos a una hora en coche de nuestro campo de entrenamiento. Eso significaba que sólo podíamos entrenar una vez al día, porque no podíamos tener a los jugadores en un bus durante cuatro horas diarias. En cambio, nuestros rivales podían entrenarse dos veces al día.
No son excusas, pero hubo razones para que todo saliera como salió. Lo demostró el hecho de que, la temporada siguiente a mi marcha, el East Bengal acabara último de la liga. Sólo me fui por la política del club: los propietarios no firmaron unos formularios para ceder totalmente los derechos a los nuevos dueños, así que todo fue un poco un caos. Los nuevos propietarios abandonaron el proyecto, y después de eso el futuro era demasiado incierto.
He sacado mucho de todas estas experiencias. He aprendido mucho y me he forjado un estilo de juego en el que sé que puedo confiar. He descubierto que me gusta jugar con dos mediapuntas, y he tenido mucho éxito jugando con tres atrás. Mis equipos crean superioridades por las bandas y mantienen el balón en las zonas adecuadas.
Me gusta ver buen fútbol. Quiero que mis equipos sean agradables a la vista, pero, ante todo, soy un ganador. Mis equipos triunfan.
Ser futbolista nunca fue un trabajo para mí. Sólo hice un hobby a tiempo completo. Y lo mismo me pasa ahora como entrenador. Tengo la suerte de ganarme la vida haciendo lo que me gusta.
Tomé un camino inusual para llegar a donde estoy ahora, pero me alegro de haberlo hecho. Ya he hecho mi aprendizaje y quiero dar el siguiente paso en mi carrera.
Sea donde sea, trabajaré todo lo que pueda para sacarle el máximo partido.