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Construir el futuro

Construir el futuro
Carlos Rodrigues/Getty Images para The Coaches Voice.
Redacción
Héctor García
Publicado el
10 de marzo 2025

Roberto Martínez

Seleccionador de Portugal, 2023-Presente

Cuando echo la vista atrás y miro mi comienzo como entrenador, me doy cuenta de la gran suerte que tuve de hacerlo en el fútbol británico. En ese momento, yo no tenía la presión de obtener resultados inmediatos, sino que mi misión era construir una filosofía de juego.

Ejercía todas las funciones de un manager británico: planificar la visión de los próximos tres o cuatro mercados de fichajes, apostar por jóvenes con gran potencial y disponer del tiempo necesario para trabajar con ellos. Desde entonces y hasta ahora, he mantenido ese enfoque: tomar decisiones con una perspectiva de futuro, como si fuera a permanecer en el club o en la selección durante los próximos 50 años. Creo que es la única manera en la que sé hacerlo.

Es verdad que la realidad de los resultados y la naturaleza de nuestro trabajo puede no darte la estabilidad que quieres, pero sí es muy importante para un entrenador tomar decisiones pensando en el futuro. Es como yo lo veo: la cultura británica del manager, que a mí me apasionó desde el primer día.

Roberto Martínez en Coaches' Voice
Roberto Martínez, en su entrevista con Coaches' Voice, reflexiona sobre su carrera en Swansea, Wigan y Everton, como también de su trabajo al frente de las selecciones de Bélgica y Portugal. Carlos Rodrigues/Getty Images para The Coaches Voice

Mi comienzo en el Swansea City —en febrero de 2007 — fue totalmente así: intentar construir una filosofía de juego. Me basé mucho en mis experiencias personales en el Reino Unido y en todas mis vivencias para ser el mejor entrenador posible.

Yo salí de España con 21 años para jugar en las ligas más modestas del Reino Unido. Ahora se ve como algo normal que un jugador español tome esta decisión, pero entonces, hablo de 1995, era un proceso y un choque cultural futbolístico muy grande. Eso me ayudó indirectamente a prepararme para ser entrenador y, de alguna manera, intentar conocer a todas las personas que conforman un vestuario y luchan por un bien común.

"Tomar decisiones como si fuera a permanecer en el club o en la selección durante los próximos 50 años. Creo que es la única manera en la que sé hacerlo"

Fue la base de lo que quería hacer cuando llegué al Swansea, un club también con una poderosa historia. En los ochenta, John Benjamin Toshack construyó un equipo que ascendió de la cuarta división inglesa a primera con jugadores de gran calidad y talento individual como Alan Curtis y Leighton James. Como entrenador, quise utilizar todo ese peso histórico de un club que no necesitaba presupuestos tan altos como el Nottingham Forest o el Leeds, también en la misma categoría. Ellos podían tener más dinero, pero nosotros queríamos ser más ricos en ideas futbolísticas que podían ser totalmente revolucionarias en aquel contexto.

Y fue así: siempre pensar en el equipo que podíamos llegar a ser, en vez de intentar ganar el domingo. Por supuesto, el presidente, Huw Jenkins, me dio toda la fuerza para poder construir la idea y un club que se desarrolló después con mucho éxito; y los aficionados entendieron muy bien cuál era la filosofía que construíamos.

Roberto Martínez en Swansea
Roberto Martínez inició su carrera como entrenador en el Swansea City, haciéndose cargo del equipo en la recta final del campeonato 2006/07. Dean Mouhtaropoulos/Getty Images

En 2009, el presidente del Wigan Athletic, Dave Whelan, quiso que yo fuera el entrenador. Tenía una gran relación con él, y para mí Wigan era volver a casa, porque fue el equipo al que llegué en 1995 con solo 21 años. Yo era muy joven y, junto a otros dos compañeros españoles, Jesús Seba e Isidro Díaz, se nos conoció como ‘The three amigos’. La verdad es que tuve la suerte de que conocerlos no solo me diera una gran relación a nivel futbolístico, sino también a nivel personal y de crecimiento.

Como entrenador en Wigan, seguí el mismo sentimiento de construir el futuro del club. El objetivo del Wigan siempre había sido mantenerse en la categoría, pero queríamos cambiar la dinámica: jugar cara a cara e intentar vencer a las grandes fuerzas del fútbol inglés. Pero para mí era importante que tuviéramos la misma dirección dentro del club y que no fuera una cuestión de miedo o de no llegar a las expectativas.

"Fue un proceso y un choque cultural futbolístico muy grande. Eso me ayudó indirectamente a prepararme para ser entrenador"

Siempre había creído que, cuanto mayor fuese el sueño, mejor podíamos crecer juntos. Por eso dije en mi presentación que el objetivo era clasificarnos para jugar en Europa por primera vez en la historia del club.

¿Fue arriesgado? Para mí no. Yo me sentía muy apoyado por el presidente y la junta directiva. Además, en aquel momento el club ya llevaba cuatro años en la Premier League y tenía un estadio nuevo. Por lo tanto, había muy pocas cosas que podían hacernos crecer, entre ellas, jugar en Europa.

Roberto Martínez en Wigan
Martínez dirigió al Wigan Athletic de 2009 a 2013, un club en el que también fue jugador, de 1995 a 2001. Stu Forster/Getty Images)

Para conseguirlo, teníamos que acostumbrarnos a un camino muy largo, pero en el que el desafío estaba claro: competir contra los mejores equipos de la Premier. Esa mentalidad fue lo que nos llevó a la final de la FA Cup en 2013, mi cuarto año como entrenador de Wigan.

Es curioso, porque recuerdo ese momento con muchos sentimientos e historias entrelazadas. Era un momento muy significativo, porque un club como Wigan llegaba a una final de FA Cup por primera vez. Un motivo, sin duda, para crear un recuerdo increíble para todos los aficionados y para toda la gente que estaba allí.

"Siempre pensar en el equipo que podíamos llegar a ser, en vez de intentar ganar el domingo"

La final de la FA Cup siempre es el último partido del calendario en el fútbol inglés. Sin embargo, ese año no fue así porque la final de la Champions League se jugó en Wembley, lo que hizo que la FA Cup se disputara dos partidos antes del final de la liga. Dos últimos partidos donde nos jugábamos la permanencia en la Premier.

En Wigan éramos un equipo que necesitaba todos los puntos de todos los partidos para lograr el objetivo: mantenernos en la categoría. Es lo que habíamos hecho en las tres campañas anteriores. La verdad es que pusimos muchísima energía y esfuerzo en esa final de la FA Cup para ganar al Manchester City (1-0), lo que supuso el primer título en la historia del club, un momento de satisfacción y orgullo.

Roberto Martínez en Coaches' Voice
Roberto Martínez suma más de 440 partidos dirigidos en su trayectoria en los banquillos. Carlos Rodrigues/Getty Images para The Coaches Voice

Pero tres días después, descendimos de la Premier League tras perder 4-1 en el campo del Arsenal. En apenas 72 horas, pasamos de ganar la primera FA Cup en la historia del club a descender.

Este contraste describe muy bien la andadura no solo del entrenador, sino también de los futbolistas y los equipos de fútbol: pasas de estar en lo más alto a lo más bajo en cuestión de días.

Fue duro, pero me quedo con la experiencia de sentir el cariño y el apoyo de todos los aficionados del Wigan, que, después de descender, querían celebrar al máximo la consecución del primer título en la historia del club y hacerlo contra el que en aquel momento era el campeón de Inglaterra, el Manchester City, en Wembley.

"Fue un proceso y un choque cultural futbolístico muy grande. Eso me ayudó indirectamente a prepararme para ser entrenador"

Por eso recuerdo ese momento con muchísimas historias entrelazadas que describen la resiliencia que se necesita en el fútbol y que todo en este deporte es una lucha por momentos inolvidables. También es una situación que te permite aprender muchísimo de todo lo que sucede y te brinda una valiosa experiencia.

En el fútbol, especialmente entre los entrenadores, se habla mucho de esa palabra: experiencia. Pero ¿qué es realmente la experiencia? Para mí se trata de vivir situaciones únicas que te preparan para lo que puede ocurrir en el futuro. Esas 72 horas que transcurrieron entre ganar la FA Cup y el descenso fueron un momento de máximo aprendizaje.

Roberto Martínez celebra la FA Cup con el Wigan
Roberto Martínez levanta la FA Cup en 2013, tras ganar al Manchester City en la final, junto al dueño del club: Dave Whelan.  Whelan Shaun Botterill/Getty Images

Siempre tuve una relación muy estrecha con Dave Whelan, el presidente. El día que firmé con el club, me dijo: “Pase lo que pase, vas a estar en el cargo durante cuatro años”. Y los dos cumplimos nuestra palabra, porque durante ese tiempo yo tuve oportunidad de firmar por Liverpool o Celtic, pero mi acuerdo con Dave Whelan estaba por encima de todo.

Por eso, la decisión de tomar otro rumbo no fue impulsiva. Sentí que mi ciclo en el Wigan había concluido tras cumplir el objetivo que nos marcamos desde el primer día: construir un proyecto de club. Ganar la FA Cup confirmó que ese periodo de cuatro años era exactamente lo que el presidente había planificado desde el principio, y con lo que yo estuve totalmente de acuerdo.

"En apenas 72 horas, pasamos de ganar la primera FA Cup en la historia del club a descender"

Todas las etapas tienen un final, y cuando terminan, siempre hay una sensación de tristeza, especialmente cuando se han vivido con intensidad y se han disfrutado al máximo. Pero era el momento adecuado tanto para el Wigan como para mí.

Estoy convencido de que las mejores decisiones se toman con el corazón; sentimientos que surgen y que te hacen entender que tomas el camino correcto. Es lo que pasó cuando llegué al Everton en 2013 después de mi etapa en Wigan.  

Roberto Martínez con Everton
Roberto Martínez llegó al Everton en 2013, un club con una gran trayectoria histórica. Su balance de victorias en Goodison Park fue del 51% en 113 partidos. Gareth Copley/Getty Images

Un año antes, con Wigan nos enfrentamos al Everton en los cuartos de final de la FA Cup 2012/13, en Goodison Park. Para el Everton, jugar en casa contra un equipo como el Wigan era una gran oportunidad para pasar la eliminatoria. Sin embargo, Wigan logró una victoria contundente, con un control total del partido y un marcador de 3-0. La reacción de los aficionados del Everton con su equipo, a pesar de ese resultado, me dejó una sensación muy especial.

Desde ese momento, poco a poco, creció en mí una pasión interna. Sentía que, si alguna vez surgía la oportunidad de ir al Everton, debía aprovecharla con ambas manos. Y así fue. Desde mi llegada, la conexión con el club, los aficionados y el presidente fue muy natural y fuerte.

"Estoy convencido de que las mejores decisiones se toman con el corazón; sentimientos que surgen y que te hacen entender que tomas el camino correcto"

Mi etapa en el Everton la recuerdo con enorme satisfacción. Primero, porque es un club con una gran exigencia. Durante tres temporadas logramos mucho. En la primera campaña, alcanzamos los 72 puntos, el mayor registro en la historia del club en la Premier League, un logro que refleja la consistencia y el trabajo diario del equipo.

A partir de ahí, las expectativas se dispararon. No conseguimos entrar en la Champions League, pero sí clasificamos para la Europa League, viviendo momentos muy especiales, como vencer al Manchester United en casa y fuera, algo que no ocurría desde la época de los años 60 con Harry Catterick como entrenador. También logramos una victoria contundente por 3-0 contra el Arsenal en casa y tuvimos experiencias memorables en competiciones europeas.

Roberto Martínez con Everton
Roberto Martínez estuvo cerca de cumplir su objetivo con el Everton: ganar un título. Sin embargo, la suerte no se dio, sobre todo en la temporada 2015-16, en la que disputaron dos semifinales. Forster/Getty Images

Siempre pensé que el Everton debía luchar por títulos, y el último lo había conseguido en 1995. Llegamos a dos semifinales en 2016, en la Copa de la Liga y en la FA Cup. En la primera, caímos en Wembley contra el Manchester United (2-1), y en la segunda, perdimos en la vuelta contra el Manchester City 3-1 después de haber ganado en casa 2-1.

A pesar de eso, guardo recuerdos extraordinarios de esos tres años en el Everton. La gran lástima fue no haber podido culminar el proyecto con un título, porque creo firmemente que el Everton y sus aficionados lo merecían.

"Aprendí a aceptar que, aunque no tuviera contacto diario con los jugadores, sí podía seguir su evolución"

Después llegó el gran cambio para mí.

Es natural que cuando nos ofrecen un cambio o un desafío distinto, nuestra reacción inicial sea decir que no. Pero desde niño siempre tuve una mentalidad diferente: preguntarme, ¿por qué no? Siempre he sentido curiosidad por lo desconocido, por lo que está más allá de lo establecido.

Roberto Martínez con Bélgica
Roberto Martínez firmó una etapa histórica en la selección de Bélgica, selección a la que llevó al tercer puesto en el Mundial 2018. Kevin C. Cox/Getty Images

Es cierto que, tras siete temporadas consecutivas en la Premier League, asumir el mando de una selección no era lo esperado para mi carrera en ese momento. Sin embargo, cuando surgió la oportunidad y me di cuenta de que podía dirigir a una selección en un Mundial, comprendí que era una razón de peso. Desde pequeño, mis recuerdos futbolísticos están ligados a ver los Mundiales por televisión, especialmente los de 1978 y 1982. Esa pasión por el fútbol nació de esos momentos.

El mayor cambio en mi etapa como seleccionador de Bélgica fue interno. Me encontré en una lucha personal al darme cuenta de que ser entrenador de club y de selección son dos trabajos completamente distintos. Aprendí a aceptar que, aunque no tuviera contacto diario con los jugadores, sí podía seguir su evolución, ver sus partidos, mantener la comunicación con ellos y crear una relación sólida con la selección.

"Lo que inicialmente era un proyecto de dos años con Bélgica, con el objetivo de clasificar al Mundial de Rusia 2018, se convirtió en casi siete años"

Bélgica contaba con la ‘Generación de Oro’, y para mí era fundamental proteger el legado de estos jugadores incluso después de su retiro. Por eso, promovimos un programa para que pudieran obtener licencias de entrenador.

'La Generación de Oro'. Así define Roberto Martínez al grupo de jugadores que dirigió en Bélgica, de manera destaca en el Mundial de 2018. Clive Rose/Getty Images

Logramos que 21 jugadores completaran su formación como técnicos, lo que permitió que, al dejar el fútbol profesional, continuaran influyendo desde el banquillo. Ejemplos de ello son Thomas Vermaelen, quien se incorporó al cuerpo técnico de la selección, así como Steven Defour y Sébastien Pocognoli, entre otros.

Lo que inicialmente era un proyecto de dos años con Bélgica, con el objetivo de clasificar al Mundial de Rusia 2018, se convirtió en casi siete años, en los que disputamos dos Mundiales, una fase final de la Nations League y una Eurocopa, además de ocupar la primera posición del ranking de FIFA durante cuatro años. Estas son cosas que no siempre se planifican, pero que suceden porque el proyecto siguiera creciendo.

"El mayor cambio en mi etapa como seleccionador de Bélgica fue interno"

Después de quedar terceros en el Mundial de Rusia, se me ofreció la posibilidad de compatibilizar mi trabajo como seleccionador con el de director deportivo de la federación belga. Gracias al dinero que recibimos de FIFA por la tercera plaza en el Mundial, construimos una nueva ciudad deportiva. Mi empeño, como siempre, fue ayudar a construir la Bélgica del futuro.

Roberto Martínez fue presentado como seleccionador de Portugal en enero de 2023, junto al presidente de la federación, Fernando Soares. Carlos Costa/AFP para Getty Images

Cuando terminó mi ciclo en Bélgica, tuve tiempo para reflexionar sobre mi próximo paso. No pensaba continuar en el fútbol de selecciones, pero nuevamente fue un sentimiento más que una decisión racional lo que me llevó a aceptar el desafío de ser seleccionador de Portugal.

Portugal me ofrecía la posibilidad de aplicar la experiencia adquirida en siete años con Bélgica, en dos Mundiales y una Eurocopa, sumada a mi trayectoria en la Premier League. La selección contaba con cuatro generaciones de jugadores icónicos, combinados con jóvenes talentosos y con hambre de triunfo. Esa mezcla siempre me ha atraído y sentí que no podía rechazar el reto.

"El gran sueño con Portugal es ganar el único título que falta a esta selección: el Mundial"

A lo largo de los años, he aprendido a valorar a los jugadores en tres aspectos clave: su talento individual, su experiencia y su actitud y compromiso. Cuando hablo de un jugador como Cristiano Ronaldo, lo evalúo también en función de estos tres aspectos claves. Su talento es indiscutible; es uno de los mejores de la historia del fútbol. Su experiencia también es única: el único jugador en disputar seis Eurocopas y superar los 200 partidos internacionales.

Pero lo más destacable es su compromiso. Su pasión por representar a Portugal es contagiosa y motiva a todo el equipo. Actualmente, no está en el equipo por lo que ha sido, sino por lo que sigue siendo: el máximo goleador con 17 goles en los 21 partidos que llevamos en dos años.

Roberto Martínez destaca el papel de Cristiano Ronaldo en la selección de Portugal. Rafal Oleksiewicz/Getty Images

El gran sueño con Portugal es ganar el único título que falta a esta selección: el Mundial. No es cuestión de evitar la presión, sino de asumirla con ambición. Queremos encontrar el equilibrio entre el éxito inmediato y la construcción de un proyecto con visión de futuro.

Pero para llegar a un Mundial hay muchos pasos. Hasta ahora, hemos utilizado 42 jugadores y seguimos a otros 30. Estamos en los cuartos de final de la Nations League y logramos una clasificación histórica de diez victorias en diez partidos hacia la Eurocopa 2024. Llegamos a los cuartos de final de la Euro y perdimos en los penaltis contra Francia.

"El talento de Cristiano Ronaldo es indiscutible; es uno de los mejores de la historia del fútbol. Su experiencia también es única, pero lo más destacable es su compromiso"

En definitiva, seguimos en un proceso que está preparando al equipo de la mejor manera para llegar a la clasificación del Mundial 2026.

Ganar el Mundial de 2026. Es el objetivo de Roberto Martínez al frente de la selección de Portugal. Carlos Rodrigues/Getty Images for The Coaches Voice

Es un camino con muchísimos pasos y estoy muy contento con el compromiso y la actitud de los jugadores y el buen ambiente dentro de la selección.

Ahora estamos creciendo y saliendo mejores de las experiencias que estamos disfrutando.

Roberto Martínez