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Valencia, 2023-Presente
"¿Tomamos un café?". Miguel Ángel Corona, director deportivo del Valencia, me llamó para ver si podíamos vernos.
Miguel Ángel quería conocer mis impresiones sobre el Valencia. Quería saber cómo veía yo al equipo y cuál era mi predisposición para cogerlo, porque no era un momento en el que todo el mundo se atrevía a decir que sí.
El Valencia andaba entonces, las primeras semanas de febrero de 2023, en los puestos bajos de la clasificación e incluso se temía por el descenso a Segunda.
Yo en ese momento estaba sin equipo. Un tiempo que siempre aprovecho para disfrutar de la familia y de los amigos. Desde fuera, estaba confiado en que el Valencia cambiaría el rumbo en cualquier momento, pero la salida de Gennaro Gattuso a finales de enero fue inesperada. Además, Salvador González ‘Voro’ como técnico interino, salvavidas para el Valencia en otras muchas ocasiones anteriores, esta vez no había conseguido cambiar la mala dinámica de resultados.
Así, el club necesitaba encontrar un entrenador pronto.
Yo le dije a Miguel Ángel que me sentía preparado y le expliqué lo que yo podría hacer con el equipo, además de que podría ser un mensaje positivo para la afición contar con alguien de la casa. Jugué diez temporadas en el Valencia.
Pero también sabía que no era el único candidato. Después de esa conversación, solo quedaba esperar. Pasaron varios días de nervios esperando una respuesta. Y el Valencia, en boca de Miguel Ángel, finalmente me llamó para decirme que yo era el entrenador.
"La primera semana de trabajo con los jugadores fue complicada porque se sentían descolocados"
El sueño de mi vida. Pero también un sueño con mucha responsabilidad. No solo porque jugué tantos años en el equipo, sino también porque soy aficionado del Valencia y amo la ciudad. Vivo aquí y comparto vida con la gente de la ciudad. “¡Vamos ‘Pipo’. Confiamos en ti!”, me decían mis vecinos y también la gente por la calle cuando me veían por la calle. Eso se ha repetido siempre.
El cariño y la confianza de la gente hacia mí es increíble.
La presentación fue el 15 de febrero. A partir de ahí, tocaba trabajar en el campo con los jugadores. Yo era consciente de que no era la mejor situación para ser entrenador del Valencia.
Seguramente lo más normal hubiera sido decir que no. Pero en la vida hay que ser valiente y atreverse. Así lo quise señalar también en la rueda de prensa. Fue un mensaje para los jugadores y aficionados.
"teníamos que hacer 23 puntos en las últimas 16 jornadas. Eso suponía hacer más puntos de los que el equipo llevaba hasta entonces, 20 en 22 partidos"
Además, yo tenía el pálpito de que podría dar la vuelta a la situación y estabilizar el club a nivel deportivo. Para eso también tuve la gran ayuda de Carlos Marchena, con quien hablé prácticamente a diario desde el día de mi café con Miguel Ángel para que me acompañara como asistente. Carlos se mostró muy predispuesto a estar conmigo, como finalmente lo hizo cuando se confirmó mi puesto como entrenador.
La primera semana de trabajo con los jugadores fue complicada porque se sentían descolocados por la situación que estaban viviendo. Se había ido Gattuso sin que ellos lo esperaran, ‘Voro’ apenas estuvo tres partidos y después llegamos Carlos y yo.
Los jugadores estaban desnortados en cuanto a lo que un entrenador podía pretender de ellos. Y es normal, porque habían pasado por el vestuario tres técnicos diferentes en solo dos semanas.
La primera semana de trabajo se cerró con el partido ante el Getafe, un rival directo por la salvación. A pesar de las dificultades, el equipo compitió, pero perdimos en una jugada a balón parado en los últimos minutos. Está claro que el resultado era malo, pero nos hizo ponernos en la realidad que tenía el equipo. Al final, los jugadores necesitaban jugar a algo en los que creyeran, al igual que teníamos que convencerlos de que eran mejores de los que los resultados estaban diciendo en ese momento porque la dinámica era muy negativa.
"Un golpe positivo y un golpe negativo. Una semana estabas en una nube y en la siguiente en el suelo. la parte final del campeonato fue así"
En el primer entrenamiento después del Getafe nos pusimos a trabajar paso a paso, creyendo en ese proceso. “Si trabajamos juntos y hacemos las cosas como equipo, van a crecer las opciones de conseguir mejores resultados”, les dijimos. Un mensaje acompañado por una idea muy clara: el Valencia tiene que quedarse en Primera sí o sí.
Y eso solo se podía hacer si el equipo tenía una identidad, pero también si nosotros, el cuerpo técnico, sabíamos ser capaces de gestionar todas las emociones que hay alrededor de una situación tan dramática como es pelear por la salvación en un equipo de la transcendencia del Valencia. Ahí debías identificar cómo lo vive el jugador, el equipo y el aficionado porque cada partido de Liga era una final para todos.
Dentro de las urgencias, intentamos trabajar con toda la calma que podíamos en el día a día. Trabajamos para darle la identidad al equipo y que fuera agresivo en el esfuerzo. Los jugadores debían jugar con intensidad.
Realmente creo que conseguimos llegar a ellos con nuestro mensaje, convencerlos de que desde la valentía podíamos hacerlo. Aunque las cuentas fueran difíciles.
"Te juro que el partido ante el espanyol ha sido uno de los partidos más duros de mi carrera. Como entrenador y como jugador"
Calculamos que, más o menos, teníamos que hacer 23 puntos en las últimas 16 jornadas. Eso suponía hacer más puntos de los que el equipo llevaba hasta entonces, 20 en 22 partidos. Muy complicado.
Los tres primeros puntos llegaron con la victoria ante la Real Sociedad en Mestalla. Nuestro campo debía ser un fortín si queríamos llegar a esos 23 puntos. Pero siempre, repito, tomándolo con calma en medio de la tempestad, incluso cuando encadenamos una muy mala racha con un solo punto de nueve posibles. Empatamos con el Rayo Vallecano, perdimos contra el Almería a domicilio, un rival directo por la salvación, y en casa ante el Sevilla.
A pesar de perder con el Sevilla, después del Almería creo que el equipo dio la vuelta a la situación anímica, que se vio reforzada con la victoria ante el Elche en la jornada 30. Si no hubiéramos ganado ese partido, nos hubiéramos metido en una situación todavía más complicada. Pero la parte final del campeonato fue así. Un golpe positivo y un golpe negativo. Una semana estabas en una nube y en la siguiente en el suelo.
En definitiva, una montaña rusa de emociones.
Todavía después de ganar al Celta de Vigo y al Real Madrid, y llegar a los 40 puntos teníamos la sensación de que nos lo jugábamos todo en los tres últimos partidos de Liga: Mallorca, Espanyol y el Real Betis.
"No te puedes llevar a casa toda la tensión que vives con el equipo. Al menos yo traté de hacerlo así, y creo que pude conseguirlo"
Perdimos ante el Real Mallorca fuera de casa en un partido en el que no estuvimos a un buen nivel. De ese modo, la jornada ante el Espanyol en Mestalla se convirtió en decisiva, además porque jugábamos contra un equipo con muchas más urgencias que nosotros para salvarse, ya que solo les valía ganar para seguir con opciones de seguir en Primera.
Te juro que ha sido uno de los partidos más duros de mi carrera. Como entrenador y como jugador.
Jugamos una primera media hora buena, pero nos pusimos 1-2 después del descanso. Y así llegamos al tramo final del partido. La tensión que tenía no la puedo describir con palabras. El ambiente en Mestalla era de verdadero miedo porque si perdíamos seguramente teníamos que vencer al Real Betis en su campo en la última jornada. Y nadie quiere jugarse la salvación fuera de casa, y con la obligación de ganar.
El 2-2 de Samuel Lino ante el Espanyol en el minuto 93 nos devolvió a la vida, e incluso nos daba la posibilidad de estar matemáticamente salvados esa jornada.
"una de las grandes claves para salvarnos fue la afición del valencia"
Aunque finalmente no fue así por los otros resultados que se dieron. Pero sí nos hizo ir a jugar contra el Betis con más posibilidades de conseguir el objetivo de la salvación, ya que incluso también nos podía valer una derrota, dependiendo de los otros resultados.
El partido ante el Betis en Sevilla fue el 4 de junio. El día 110 desde mi llegada al Valencia. 110 días que también debes gestionar con la familia. No te puedes llevar a casa toda la tensión que vives con el equipo. Al menos yo traté de hacerlo así, y creo que pude conseguirlo.
Ante el Betis se condensó en 90 minutos todo lo que habíamos vivido durante ese tiempo. Primero, mucho miedo con el 1-0 del Betis nada más empezar el partido. Es cierto que las cuentas nos seguían manteniendo en Primera, pero ya no dependíamos de nosotros mismos, sino de otros resultados. Estábamos en el alambre.
Después, pasamos a sentir alivio con el gol de Diego López para el 1-1 en el minuto 71, y finalmente la liberación con el final del partido. Fue eso, un estadillo de liberación de Carlos y yo en el banquillo. Liberamos toda la tensión que habíamos acumulado. También los jugadores.
"Para mí, ser el entrenador DEL Valencia es vivir un sueño"
Está claro que nadie quiere vivir momentos como los que vivimos en la temporada 2022/23.
Pero también son momentos que me han ayudado a manejar un gran número de cosas como entrenador. Ya lo había vivido antes en otros equipos, pero cuando diriges un club de la transcendencia del Valencia en una situación como esa, todo toma mucha mayor importancia.
Esos 110 días me han hecho mejor entrenador. No tengo duda de ello. Como tampoco de que una de las grandes claves para salvarnos fue la afición del Valencia.
Igual que han estado en los buenos momentos que ha vivido el club, nos acompañaron en todos los campos y estuvieron en Mestalla con nosotros en las malas. Por eso, la afición es vital y lo será siempre.
Para mí, ser el entrenador Valencia es vivir un sueño. Pero mucho más lo es tener la enorme suerte de representar al equipo y a su afición.