xisco muñoz
DAC Dunajska Streda 2023-Actualidad
Tenía todo preparado para firmar dos años más con el Dinamo Tbilisi cuando llegó la llamada del Watford a finales del 2020.
Yo estaba muy cómodo en Georgia. Allí había dado mis primeros pasos como entrenador. También había ganado mi primer título: la liga. Pero no podía dejar pasar una oportunidad así.
Al llegar al Watford tuve las mismas sensaciones que viví con solo 16 años, cuando tuve que dejar mi casa, en Manacor, para ir a la cantera del Valencia. Te puedes imaginar lo atractivo que es para un entrenador trabajar en Inglaterra. Todo el contexto que lo rodea: la afición, los estadios, el ambiente…
Para mí hay dos tipos de fútbol: está el fútbol inglés y luego el otro fútbol.
Pero todo eso no debe alejarte del foco y la enorme responsabilidad que tienes. Si en el Valencia mi objetivo era llegar al primer equipo, cosa que finalmente conseguí, en el Watford el reto estaba en llevar al equipo a la Premier League.
Eso sí, los primeros días no fueron fáciles. En el Watford era habitual que los entrenadores fueran de allí, caras muy conocidas para la afición. Pero se encontraron conmigo, un entrenador desconocido para la gran mayoría de ellos y con poco tiempo en los banquillos.
Eso hizo que tuvieran dudas. Y era muy entendible, porque en el fútbol muchas veces se echa mano del tópico de la experiencia para justificar una contratación. Pero, ¿qué es la experiencia? ¿La experiencia es estar diez años haciendo lo mismo, aunque lo estés haciendo mal?
"AL LLEGAR AL WATFORD VIVÍ LAS MISMAS SENSACIONES QUE CUANDO SALÍ DE MI CASA CON 16 AÑOS"
Chocar continuamente contra un muro, por mucho tiempo que lo lleves haciendo, no es experiencia. Para mí la experiencia está en tu día a día, adaptarte a nuevas situaciones.
Es cierto que yo no había entrenado nunca a un equipo en Inglaterra y que llevaba poco tiempo como entrenador. Pero sí había tenido experiencias profesionales al más alto nivel como jugador. Sin ir más lejos, cuando llegué al primer equipo del Valencia me metí en un vestuario con jugadores que habían disputado dos finales consecutivas de la Champions League. Eso también vale para ser entrenador.
Luego, ante las dudas, optamos por una cosa que nunca falla: trabajar mucho. Y muy rápido, porque la situación era límite si queríamos ascender. El margen de error que teníamos para conseguirlo diríamos que era casi del ‘0,0’. Es decir, no podíamos fallar en nada.
Siempre estaré muy agradecido a los jugadores del Watford por todo lo que hicieron esa temporada bajo esa presión. Un trabajo espectacular en el que entendieron lo que yo les explicaba. Se trataba de que salieran de su zona de confort en muchas situaciones del juego, y a partir de ahí aceptar los errores.
"CHOCAR CONTRA UN MURO, POR MUCHO TIEMPO QUE LLEVES HACIÉNDOLO, NO ES EXPERIENCIA"
En el fútbol debes entender que habrá errores cuando introduces nuevas situaciones, pero no debes pararte por ello. En ese grupo del Watford, entrenador y jugadores nos respetamos los unos a otros cuando fallábamos, porque yo también cometí errores. Yo también tuve que salir de mi zona de confort.
Como les decía a los jugadores: “Intentar y proponer”. Así lo hicieron y así lo conseguimos. Es cierto que también era consciente de que contaba con gente con grandes capacidades y el buen juego necesario para llevarlos a sus límites.
Pero todo es más fácil para conseguir victorias cuando eres constante en los conceptos que buscas imprimir, hacer entender a los jugadores lo que les pides y la relación que quieres entre todos.
En el trayecto en Inglaterra también sentí el apoyo de mucha gente de fuera. Uno de ellos, sobre todo, fue Rafa Benítez. Me aconsejó a mi llegada a la Championship, una competición en la que él había estado poco tiempo antes con el Newcastle, logrando finalmente el ascenso.
Pero también lo fue haciendo durante el campeonato. Me escribía bastante a menudo. “No aflojes ahora, sigue apretando que la Championship es muy traicionera”, “Xisco, ten cuidado con esto”… Algo increíble.
Recuerdo incluso que el día de su cumpleaños le llamé para felicitarlo y de lo primero que me habló fue de mi siguiente partido.
Eso te hace darte cuenta de cómo Rafa vive y siente su profesión. Por eso era tan bueno tener sus consejos. No solo porque él había vivido esa experiencia de la Championship o muchas más como entrenador. Yo había tenido a Rafa como técnico en el Valencia. De ahí surge nuestra relación.
"DESDE EL PRIMER HASTA EL ÚLTIMO, RAFA BUSCABA QUE YO FUESE MEJOR"
Un técnico que te daba siempre un porqué de las situaciones. Estamos hablando de los primeros años del 2000. Años donde la gran mayoría de los entrenadores aún no te daban un porqué de las cosas.
En Rafa no había nada a la improvisación. Todo respondía a un plan para conseguir un fin: sacar un buen resultado y el mejor rendimiento individual de cada jugador.
Desde el primer día que llegué hasta el último, Rafa buscaba que yo fuese mejor. En lo personal, en lo profesional, en los contextos tácticos, en el estado condicional… Y así lo eran también sus consejos sobre la Championship. Quería que fuera el mejor entrenador posible.
Volviendo al Watford, y una vez superadas las dudas iniciales, fue increíble el cariño que me ofreció la gente. Me fue dando fuerza en el día a día para trabajar hasta conseguir el objetivo del ascenso.
Hay un día inolvidable para mí en esa relación con los aficionados. Yo salía a pasear cada día cerca de donde vivía. Una zona donde había terrazas de bares no muy lejos. De repente, y sin que me diera tiempo a cambiar de camino, se dieron cuenta de que estaba por ahí y todos los aficionados se agolparon para saludarme y felicitarme. Me encontré en medio de un enorme corro de aficionados. Ruborizado, porque no me gusta mucho tener el protagonismo, pero lo disfruté mucho.
"INTENTAR Y PROPONER", LES DECÍA A LOS JUGADORES"
Esa temporada en Championship no pudimos tenerlos en las gradas por culpa de la pandemia, pero en los partidos de Premier League que estuve pude vivir esa sensación de la gente en las gradas.
Y créeme, ¡es una pasada!
Podías cerrar los ojos y sabías perfectamente donde estaba la pelota por los tonos que va alcanzando la afición en cada momento de la jugada. Es muy bonito poder interpretar el fútbol solo con las voces de los aficionados. Eso solo pasa en Inglaterra.
Lo malo fue el final. No tanto por salir, como entrenador debes saber que eso algún día te tocará vivirlo, sino por cómo fue. Me pilló por sorpresa. Estábamos bien en tabla, con los puntos que yo más o menos tenía en la cabeza para conseguir el objetivo de la salvación.
A partir de ahí, no podía entender la explicación del club para tomar esa decisión.
“Creemos que el equipo va a ir a menos”.
Creo que a un entrenador le puedes hablar de algo que va mal o no se consigue, pero no de algo que no sabes si va a ocurrir. Yo no podía debatir qué iba a pasar dentro de un mes. Y como no lo podía debatir, me levanté de la mesa de reunión, le di un abrazo al director deportivo, Cristiano Giaretta -que lo aprecio y apreciaré para siempre- y ahí se acabó mi aventura en el Watford.
"EN EL FÚTBOL DEBES ENTENDER QUE HABRÁ ERRORES CUANDO INTRODUCES NUEVAS SITUACIONES"
Cuando se lo dijimos después a los jugadores ellos tampoco se lo esperaban. Creo que una de las cosas que más intento y me preocupa es tener buena relación con mis jugadores.
Es verdad que vivimos situaciones complejas al principio, porque cuando alguien te pide que hagas algo nuevo, cuesta. Pero una vez que lo consigues y vas hacia adelante, la relación funciona. Das las gracias a la persona que te han empujado y que te ha exigido. La persona que no te ha dejado estar en esa zona de confort de la que hablamos antes. El jugador de fútbol no es tonto y eso lo aprecia.
A pesar de ese final tan jodido, estaré agradecido siempre con la gente y la relación tan fuerte que tuve con ellos. También disfruté todos los días del club, por el que luche y lo defendí como si fuese mío. Y lo hice en un país único, donde el fútbol se ama de otra manera.
Con todas esas sensaciones aún en mi cabeza, después del Watford busqué desconectar del fútbol por completo. No quería saber nada de partidos, ni de equipos. Nada de nada, le dije a mis agentes.
Sin embargo, eso solo duró dos semanas. Empecé a hacerme preguntas: ¿En qué puedo mejorar? ¿Cómo puedo transmitir mejor? ¿Debo buscar diferentes formas de trabajar? ¿Tal vez optar por otras soluciones en el juego?
"ENTRENAR LO LLEVO DENTRO, ADEMÁS ES LA ÚNICA MANERA DE MEJORAR"
El fútbol inglés, sobre todo los partidos de Premier League que estuvimos, me habían exprimido al máximo. Tácticamente es una competición increíble, donde debes cambiar varias veces tu plan durante el partido.
Salías con una manera de presionar y a los cinco minutos el equipo contrario lo detectaba y te cambiaba la manera de salir. Ante eso, te tocaba cambiar la forma de presionar. Pero resulta que, a los 25 minutos, te volvían a hacer la misma salida que al principio tienen y tu debías volver a cambiar. Así una y otra vez…
No valía con quedarte con lo que has preparado durante la semana, sino que creo que debías intentar ofrecerle situaciones nuevas a un jugador durante el partido. También nuevas ideas. Pero ordenadas.
Muchas veces los entrenadores, a mí me ha pasado, llegamos con tanta energía y tantas ganas a un equipo que las tiramos todas de golpes y le decimos al jugador: “Agárralas si puedes”. Sin embargo, eso no funciona.
En eso para mí Rafa Benítez también fue muy importante como jugador. Antes de trabajar con él, yo era un delantero que no paraba de correr durante los partidos, presionando de un lado para otro. Pero Rafa me dio orden. Una manera de jugar y entender el juego para tener el mejor rendimiento. Una lección que ahora como entrenador intento aplicar en mis jugadores.
En la tercera semana de mis particulares vacaciones, apareció la oportunidad del Huesca en España para entrenar. Cambiaba los focos de la Premier League por la Segunda División en España. Pero ni me lo pensé.
Entrenar es lo que me gusta. Lo llevo dentro. Además, trabajar es la única manera para seguir mejorando. El Huesca era una oportunidad para avanzar. Como lo fue el Watford.
Un buen entrenador no se hace quedándose en casa.