Barcelona
Campeón de La Liga 2018/2019
Una victoria en casa de 1-0 contra el Levante selló el 26º título de La Liga para el Barcelona, en una era dominante de los azulgranas. Este es su octavo título en 11 temporadas, llegando a 26 y acercándose a los 33 de Liga que tiene el Real Madrid. Con Messi y las contrataciones de cara al futuro, el objetivo del equipo azulgrana es intentar dar alcance al Real Madrid. Pero antes de eso tiene un gran reto por delante esta temporada: la triple corona. Algo que ya conquistó en la campaña 2008/2009 con Pep Guardiola y en la 2014/2015 con Luis Enrique.
Análisis táctico
En ataque:
Este título de Liga ha tenido de nuevo a Messi desarrollando un papel clave. Aunque el Barcelona también ha tenido grandes actuaciones sin él. Como en El Clásico del mes de octubre. El primero en 11 años sin Messi o Cristiano Ronaldo sobre el campo, que terminó con un demoledor 5-1 en el Camp Nou. A pesar de producirse al principio de la temporada, esta victoria fue un punto de inflexión clave, abriendo una brecha de puntos con el Madrid y provocando el despido de Julen Lopetegui.
La salida de Neymar en agosto de 2017 fue la primera prueba real de carácter y liderazgo de Ernesto Valverde (arriba) dentro de uno de los clubes más grandes del mundo. Desde entonces, el técnico ostenta un récord realmente impresionante en el equipo azulgrana en los duelos contra sus principales rivales: no ha perdido un partido de Liga contra el Real Madrid, Atlético de Madrid, Valencia, Athletic de Bilbao o Sevilla. Su capacidad para quitarle puntos a los rivales directos ha tenido influencia directa en las dos Ligas consecutivas, al igual que su uso de Messi en un papel más central.
La relación central de Messi con Luis Suárez (el dúo ha proporcionado 55 de los 86 goles de la Liga de Barcelona (64%)) ha florecido bajo el mandato de Valverde. La posición del argentino ayuda a condensar las líneas defensivas rivales debido al miedo que provoca cuando está cerca del área, proporcionando los espacios perfectos para que Jordi Alba, en particular, pueda llegar en profundidad desde la izquierda.
Luis Suárez también se ha beneficiado de este nuevo rol de Messi, ya que a menudo se ha encontrado con espacio adicional para atacar al central derecho rival y luego combinar o disparar. El uruguayo ha marcado más de 20 goles en cuatro temporadas consecutivas en España.
A pesar de tratar de atenerse a los principios de juego del Barcelona siempre que sea posible (el promedio de la posesión es del 62.5% de posesión), Valverde se ha sumado también al contragolpe en algunas ocasiones. De sus 68 goles en juego, 21 (31%) llegaron 10 segundos después de una recuperación, con 6 de estos involucrando directamente al portero Marc-André ter Stegen.
Colocar a Messi en un papel central sin posesión también le ha dado a Sergio Busquets, Arthur y Rakitic una salida central perfecta cuando recuperan la pelota en el centro del campo (abajo).
El Barcelona también ha demostrado ser muy resistente. Ha conseguido 21 puntos después de estar por detrás en el marcador, y solo ha concedido dos derrotas en La Liga. No hay mejor ejemplo de este nivel de compromiso que el partido ante el Villarreal, donde, a pesar de tener una cómoda ventaja en la tabla, levantaron un 4-2 para empatar. Cerca del 25% de los goles iniciales de Barcelona se han marcado en el minuto 60 o más tarde, con el 33% de todos los goles de La Liga anotados más allá del minuto 60.
En defensa:
El Barcelona ha concedido solo 32 goles en 35 partidos de La Liga (0,92 goles por partido) esta temporada, lo que asombrosamente es su segunda peor cifra en las últimas 4 temporadas. Aunque, 8 de estos 32 goles fueron concedidos en dos partidos, en una rara derrota ante el Real Betis (3-4) y el empate 4-4 en el mencionado partido ante el Villarreal.
Valverde ha apostado en defensa por un bloque medio 4-4-2, lo que también ha ayudado a mejorar sus transiciones de ataque. Sin embargo, su deseo de mantener la posesión se traduce en una presión constante y agresiva sobre el portador de la pelota oponente. Esto puede llevar a frecuentes recuperaciones de posesión, lo que se suma al juego de ataque del Barcelona.
Sin embargo, cuando se enfrenta a un rival que se destaca por no solo driblar, sino también por una buena toma de decisiones, el Barcelona tiene un problema. La unidad dentro de la línea defensiva del Barcelona puede romperse fácilmente conduciendo hacia adelante y atrayendo a los jugadores hacia la pelota. Esto a menudo reduce la unidad del centro del campo del equipo catalán, que luego abre los canales internos y áreas más amplias para posteriormente atacar alrededor de su bloque. Alternativamente, como se puede ver en la siguiente imagen, los equipos intentan golpear al Barcelona en los momentos de transición, especialmente si Jordi Alba ha adelantado su posición desde la izquierda.
Dejar descolgados a dos delanteros arriba mientras el Barcelona ataca es un movimiento audaz (abajo), ya que el cuadro azulgrana tendrá que dejar a más jugadores por detrás de la línea de pase. Cuestión importante cuando Messi está delante.
La clave aquí es la velocidad del balón para atacar la defensa central del Barcelona y el pivote si Busquets se ha descolgado para formar esa unidad defensiva de 3 jugadores. Entonces los interiores se suman desde el centro del campo para unirse a las transiciones. La desorganización de la unidad central se convierte en el primer paso para vencer a la defensa del Barcelona.
Cuando defiende los contragolpes, la línea defensiva del Barcelona se hace más estrecha para proteger el carril central. A partir de aquí, sus laterales y centrocampistas centrales, uno de los cuales se convierte en un mediocampista en amplitud en el 4-4-2, son responsables de rastrear a los jugadores de banda.
Pero cuanto más tarda el Barcelona en llegar el gol, como hemos visto en muchos partidos, Valverde empuja más arriba a sus centrocampistas centrales y los laterales cuando están en posesión.
A su vez, esto hace que las carreras de recuperación sean más complicadas y aumentan las distancias entre líneas. Por eso, las sustituciones de Valverde son a menudo para las posiciones de lateral o mediocentro defensivo, manteniendo a Messi y Suárez en el campo todo el tiempo que sea necesario.
Los apuntes de las semifinales de la Champions League Barcelona-Liverpool:
Barcelona y Liverpool se han encontrado 8 veces en competiciones de la UEFA, con el equipo inglés sin conocer la derrota en 4 visitas al Camp Nou. Tomando en cuenta que ambos equipos están casi completos (Roberto Firmino y Rafinha son las dos dudas) y no tienen problemas de suspensiones, la atractiva semifinal bien podría definirse por la forma en cómo ambos equipos puedan mantener a raya a su rival durante los momentos de transición.
A pesar de que los dos conjuntos cuentan con muchos defensores sólidos, probablemente ambos también tienen las mejores líneas de ataque de toda Europa. Esta temporada el Liverpool, por ejemplo, ha conseguido goles como visitante frente al Bayern de Múnich, Napoli, PSG y Oporto, mientras que en casa han anotado 15 tantos en 5 partidos.
Aunque el promedio de posesión del Liverpool en la Champions se ha elevado de 50.8% a 53% (una cifra destacada considerando la calidad de los oponentes) se espera que el Barcelona tenga el dominio del balón. Al no estar asegurada la presencia de Firmino en la alineación inicial, el rol de Mo Salah, tras recuperación, podría ser crucial en el lado derecho del Liverpool. El lateral izquierdo Jordi Alba es obviamente un componente clave para los anfitriones, pero dejar a Salah arriba, sin abandonar totalmente a Alexander-Arnold, podría convertirse en una estrategia clave para conseguir un gol potencialmente decisivo de visitante.
Del resto, la selección de Valverde es bastante sencilla y la única verdadera duda están en colocar al ex jugador del Liverpool, Coutinho, o a Dembélé. Al equipo español sí le hace falta una mayor ofensiva en amplitud desde el lado derecho, pues los laterales Semedo y Sergi Roberto suben poco en comparación con Jordi Alba.
Esto podría beneficiar al Liverpool con Sadio Mané (posiblemente el jugador más en forma del conjunto inglés) y Andy Robertson, entonces con más licencia para atacar, especialmente durante prolongados períodos con el balón. Es probable que cualquier período de posesión para el Liverpool hará que el Barcelona vuelva a su 4-4-2, que depende mucho en que uno de los medio centros haga una transición rápida hacia afuera a un rol más pegado a la banda, otra posible vía que podría ser explotada por el equipo inglés.