Chris Hughton
Brighton & Hove Albion, 2014-2019
Siempre he sido el tipo de persona que mira hacia adelante, en vez de ver atrás.
Es algo que ayuda en este juego.
Sin embargo, a veces revisar el pasado es la única forma de entender cómo llegaste donde estás. Las razones por las que tu vida ha seguido un camino en particular.
Eso no significa que siempre escucharás las respuestas que quieres.
Cuando recuerdo la segunda parte de mi última temporada como entrenador del Brighton, soy muy consciente de nuestro bajo nivel, especialmente en casa. Perdimos ante equipos frente a los que habíamos conseguido buenos resultados anteriormente.
En ese sentido, no éramos tan fuertes como lo habíamos sido.
Aun así, no esperaba que mi etapa allí terminara de esa forma.
Desafortunadamente, así es el juego.
Todo lo que puedo hacer es reflexionar sobre lo que fue un trabajo que considero aceptable y ahora esperar por cosas mejores.
Como digo, un entrenador tiene que asegurarse siempre de mirar hacia adelante. Es la única forma que verás una nueva oportunidad cuando llega.
Así fue como en un principio llegué a ser futbolista profesional.
Tenía 16 años cuando el Tottenham Hotspur – el club donde había estado desde los 13 años – decidió que, si bien tenía posibilidades de llegar, no había hecho lo suficiente como para ofrecerme una oportunidad de formación profesional.
Pero todavía quedaba una pequeña opción, así que mientras comencé mis estudios de ingeniería de elevadores, me quedé en el Tottenham como jugador amateur.
Trabajaba todo el día y dos noches a la semana tomaba el bus o el tren al campo de entrenamiento, aparte de los días que tenía que trabajar hasta tarde y no podía llegar a tiempo. Los sábados jugaba para el equipo juvenil. Viví así durante dos años.
"Cuando reviso mi carrera como entrenador y las aspiraciones que siempre tuve, todo tiene su origen en ese período inicial en el Tottenham"
Entonces, a los 18 años me tocó tomar una gran decisión.
El Tottenham me pidió considerar la posibilidad de firmar como profesional a tiempo completo. Significaba abandonar mis estudios de ingeniería, algo que realmente no quería.
Así que dije que no y seguí jugando con el club como amateur, y terminar los estudios.
Tuve suerte. Mi ventana de oportunidad siguió abierta y a los 20 años finalmente me convertí en un futbolista para el Tottenham… Además de ingeniero en elevadores.
Durante los 13 años que jugué allí, el Tottenham consiguió grandes éxitos, ganando dos FA Cups y la Copa de la UEFA. Fue una etapa que tuvo un gran impacto sobre mí, y en lo que me convertí posteriormente.
Cuando reviso mi carrera como entrenador y las aspiraciones que siempre tuve, todo tiene su origen en ese período inicial y en la que gente que me rodeaba como Ossie Ardiles y Ricky Villa, campeones mundiales con Argentina en 1978. Glenn Hoddle, en ese momento considerado como uno de los jugadores más habilidosos de Inglaterra y Europa. Steve Perryman, el mejor capitán para el que jugué, un portero de clase mundial como Ray Clemence y muchos otros.
Y Keith Burkinshaw. En él tuvimos un entrenador capaz de juntar los distintos caracteres, personalidades y fortalezas del grupo para convertirnos en un equipo muy, muy bueno (abajo)
En esa época estaba concentrado solo en ser jugador. No fue hasta que ya estaba cerca de cumplir 30 años, cuando empecé a participar en algunas sesiones de entrenamiento en escuelas de fútbol, que comencé a pensar que eso era lo que quería hacer. En parte, fue probablemente la lesión de rodilla que sufrí a los 28 años. A partir de entonces, no jugué tanto como solía.
Eso te da más tiempo… Más tiempo para pensar.
Comencé a hacer mis cursos para entrenador y ya cuando firmé para el Brentford, a los 33 años, estaba seguro de que quería seguir esa carrera.
Cuando me retiré ya todo tenía que ver con esperar la oportunidad.
Esa es la parte dura. Conseguir esa primera vez.
Tuve suerte. El mismo año en que me retiré, Ossie Ardiles fue nombrado entrenador del Tottenham. Habíamos sido buenos amigos desde nuestros días como jugadores, así que él sabía de mis aspiraciones como técnico y me llevó como entrenador del equipo de reservas Sub-21.
Siempre le estaré agradecido por haberme dado esa primera oportunidad.
Al final terminé trabajando en el Tottenham por más de 14 años, jugando para siete distintos técnicos. Cada vez que uno nuevo llegaba, lo veía como otra prueba. ¿Podría lidiar con los cambios? ¿Podría adaptarme? ¿Podría aprender?
Pero, por supuesto, llega el momento en que te preguntas cuándo vas a ser un entrenador.
Y mi deseo fue creciendo más y más.
Para entonces yo era entrenador asistente, trabajando al lado de Martin Jol (arriba). Habíamos estado tres años juntos, y en término de posiciones en la liga, habían sido años exitosos. Pero después de un difícil comienzo en la temporada 2007/08, Martin perdió su trabajo y, después de 14 años y medio de trabajar entrenando en el Tottenham, también lo perdí yo.
Unos meses después, recibí una llamada de Kevin Keegan. Lo habían nombrado entrenador del Newcastle y quería saber si quería trabajar con él entrenando al primer equipo.
Yo había jugado contra Kevin, pero no lo conocía muy bien. Aun así, ni lo pensé. El reto de ir al Newcastle y la oportunidad de trabajar con él era algo muy emocionante para mí.
"El momento en el que el Newcastle me dejó ir, decidí que iba a recordar mi experiencia allí como positiva"
Conseguimos una racha ganadora hacia el final de la temporada y terminamos en el puesto 12, pero el año siguiente fue difícil. Tres entrenadores pasaron por el equipo. En el día final de la campaña una derrota ante el Aston Villa significó que después de 16 años en la división de honor, el Newcastle había perdido la categoría.
Ese verano fue muy difícil.
Todo el mundo era consciente de que el propietario quería vender el club – y teníamos jugadores que querían irse a clubes de la Premier League o al extranjero. Teníamos que decidir quienes querían quedarse y pelear – los que querían que el club volviese a la Premier League.
Había mucha incertidumbre alrededor del club. Pero incluso en esas situaciones, hay cosas que no cambian. Primero que todo el equipo tiene que entrenar. Independientemente de lo que esté sucediendo en su entorno, eso es lo que los jugadores quieren hacer. Disfrutan los entrenamientos.
Para el momento de cerrarse el mercado de pases yo sabía que tenía un grupo decidido a volver a la Premier a la primera oportunidad.
En comparación con mis inicios trabajando en el cuerpo técnico, mi paso a ser entrenador titular me pareció menos grande. Sin duda, gracias a mi experiencia todos esos años en el Tottenham.
Éramos favoritos para lograr el ascenso, así que se trataba de una temporada grande para el club y para mí. Por fortuna, teníamos la calidad y la fortaleza de carácter necesaria en el vestuario para manejar la situación.
Mi primera temporada como entrenador terminó con mi primer logro: el ascenso a la Premier League. Fue algo que me encaminó y por lo cual siempre estaré agradecido.
Al año siguiente se terminó mi tiempo en el Newcastle.
Estábamos en una buena posición cuando sucedió. Undécimos en la tabla.
El momento en el que el club me dejó ir, decidí que iba a recordar mi experiencia en el Newcastle como positiva. Fue mi camino para asentarme en el banquillo y me dejó en una posición donde sentí que tendría ofertas para seguirlo. Me sentía confiado.
Estuve luego con el Birmingham City y el Norwich. Con el primero tuve la memorable experiencia de dirigir un club en la Europa League.
Después recibí la llamada del Brighton & Hove Albion.
Era diciembre de 2014, y el club estaba en medio de una mala racha que lo había dejado en el puesto 21 en la Championship.
Cuando llegas en ese punto de la temporada, todo tiene que ver con instalar el sistema que quieres en el tiempo más corto posible, y que los jugadores lo compren.
Todo dependía de cómo iban a responder y, afortunadamente, lo hicieron bien.
En mi paso por el Newcastle, Birmingham y Norwich, generalmente jugué de una cierta manera, pero un entrenador moderno tiene que ser flexible.
La mayoría de las veces, sin embargo, la situación tiene que ver con el tipo de jugadores en la plantilla. Es verdad que, como entrenador, he tenido la tendencia de jugar con un 4-4-2 o 4-4-1-1, pero en mi última temporada con el Brighton probablemente utilicé un 4-3-3 más veces que en ninguna otra parte de mi carrera.
"Todo tiene que ver con ganar partidos y cómo lo haces depende del nivel del club que diriges y los jugadores que tienes a tu disposición"
La formación con la que juegas viene primero y luego es la forma en cómo pones en práctica esa formación. Soy el tipo de entrenador que quiere trabajar bastante desde una base sólida. No lo llamaría una estrategia defensiva. Es estructurar un equipo que sea compacto, al mismo tiempo teniendo disponibles argumentos ofensivos a partir de la forma en cómo está estructurado el equipo.
A fin de cuentas, todo tiene que ver con ganar partidos y cómo lo haces depende del nivel del club que diriges y los jugadores que tienes a tu disposición.
También tiene que ver con los niveles de rendimiento que consigues de tu equipo. La forma de que lleguen lo más arriba posible ha cambiado con el paso del tiempo. El viejo estilo de dirigir -regañando a los jugadores, siendo muy agresivo- es algo que ves mucho menos ahora.
La mentalidad de los jugadores es diferente.
Y con los cambios en entrenadores ocurriendo más rápidamente en la actualidad, tienes que maximizar tu tiempo con ellos. Eso significa identificar todos los problemas que hay en el entorno del grupo del primer equipo. Tener inteligencia emocional, ser consciente de la mentalidad de tus jugadores y respetar que, ahora más que nunca, es una parte muy grande de tu trabajo.
En mi primera temporada completa con el Brighton perdimos el ascenso por diferencia de goles.
La interrogante entonces era cómo sería la reacción de los jugadores para la siguiente campaña. ¿Tendrían la misma determinación?
En ese momento simplemente no sabes la respuesta.
Todo lo que puedes esperar es que la decepción los haga seguir adelante y que les hayas inculcado lo suficiente para darles la mejor posibilidad de éxito.
Apenas arrancó la temporada, pude sentir que tenía un grupo de jugadores que estaban desesperados por intentarlo de nuevo. Estábamos jugando en una división que tenía muchos equipos fuertes, pero comenzamos bien, apenas perdiendo dos veces antes del fin de año.
Cuando quedaban cuatro partidos para el final, éramos líderes. En ese momento estaba convencido de que lograríamos el ascenso.
Cuando llegó el partido contra el Wigan Athletic – en casa donde teníamos un récord fuerte – estaba igual de confiado en sacar un buen resultado. Pero esa confianza no le resta nada de emoción a lo que sientes cuando el trabajo está terminado.
En ese momento, no es tanto sobre ti mismo sino lo que significa para el club, los aficionados, la gente que te emplea y para un grupo de jugadores ansiosos por estar en la Premier League.
Mucha gente me pregunta por la diferencia entre ese ascenso y el que conseguí con el Newcastle. Para ser franco, si ves dónde estaba el equipo cuando me hice cargo, pienso que fue un trabajo más duro con el Brighton.
Siempre recordaré el ascenso con el Newcastle como mi primer logro como entrenador, pero este fue probablemente el más emotivo.
Luego de alcanzar la Premier League, mi responsabilidad fundamental era asegurar que siguiéramos ahí. Eso significaba tomar las decisiones correctas al ensamblar un equipo que consideras lo suficientemente bueno para lograrlo.
En ese punto, tienes que dejar la emoción a un lado. Tomar difíciles decisiones en áreas que necesitan ser fortalecidas. Sin embargo, también tiene que ver con encontrar el equilibrio correcto entre mantener la consistencia de los jugadores que han estado juntos durante un período de tiempo, y decidir si son lo suficientemente buenos para subir ese peldaño.
En ese momento, pensé que teníamos un equipo y una mentalidad que no necesitaban mucho trabajo. Y durante las dos siguientes temporadas seguimos siendo un equipo de la Premier.
Pero como dije al comienzo, me preocupó nuestra forma en la segunda parte de la temporada. Tuvimos una buena actuación llegando a semifinales de la FA Cup, pero en la liga no fuimos tan fuertes como en la campaña anterior.
Aun así, fue un shock perder mi trabajo como me pasó.
Cuando no estás trabajando como entrenador, muchas emociones se te vienen a la cabeza.
Si estás en tu primer o segundo trabajo como entrenador, estás desesperado por no quedarte fuera demasiado tiempo. Pero incluso en mi caso soy consciente de que hay mejores entrenadores sin empleo en este momento, y, en general, no muchos puestos disponibles.
Lo que sé es que he entrenado a tres equipos de la Premier League que – creo yo – se han manejado muy bien estando en la máxima categoría por un buen período de tiempo, y he disfrutado mucho esas experiencias.
Quiero entrenar al más alto nivel otra vez. Así que estoy esperando lo que considero como la oportunidad correcta. Eso no quiere decir que pueda escoger, pero sí debe ser algo que tiene que estar bien para mí y para el club. Que beneficie a ambos.
Mientras tanto, seguiré muy ocupado. A veces, cuando estás un tiempo corto fuera del juego, eso te permite ver las cosas de una forma un poco distinta. Te da el tiempo de mirar otros deportes, ir al exterior y presenciar algunos partidos para ver cómo trabajan otros.
Así es todo para mí. Suficiente de mirar para atrás.
Ahora todo es mirar hacia adelante.
Porque esa es la única forma en que verás esa nueva oportunidad cuando surja.