Vanderlei Luxemburgo
Real Madrid 2005
Solo seis minutos.
Con el Real Madrid tuve quizás el debut más curioso que jamás haya tenido un entrenador.
Toda esta historia comienza por una lesión que tuve cuando era jugador. Yo ya tenía la titulación en Educación Física. La hice mientras jugaba al fútbol, pero después de varios años como profesional me lastimé una rodilla.
Me rompí el ligamento cruzado y decidí dejarlo. La recuperación no fue del todo bien. Entre otros motivos porque en aquella época no había los recursos médicos que hay hoy en día.
Enseguida me ofrecieron ser asistente técnico de Antonio Lopes en el América RJ. Estuve tres años en esa función y, sin haberlo programado, así comenzó mi vida como entrenador.
Después acumulé experiencias con distintos equipos brasileños.
Hasta llegar a la Selección.
Para todo entrenador brasileño la selección es el punto máximo, lo que todos aspiran.
En 1999 ganamos la Copa América.
Terminamos la competición invictos y haciendo un buen fútbol. La final fue nuestro mejor partido. 3-0 ante Uruguay.
Jugamos a un nivel muy alto. Puedo decir que es uno de los partidos más importantes en mi carrera.
Ese triunfo nos reivindicó en América del Sur, donde había ciertas dudas sobre el equipo. Pero, sobre todo, hizo que Brasil recuperara su papel de candidata a ganar una Copa del mundo.
Varios años más tarde llegué a otro gigante: el Real Madrid. Un equipo en el que nunca imaginé ver a un técnico brasileño.
Recuerdo la llamada del club blanco a finales de 2004 interesándome por mí.
Al principio me sorprendió.
Pero lo valoré como una experiencia única. Una oportunidad que no podía rechazar.
No le dije nada a nadie. Ni siquiera a los brasileños que estaban en el Real Madrid en esa época, Roberto Carlos y a Ronaldo. Jugadores a los que yo conocía muy bien de mi paso por la selección brasileña.
Se enteraron de la noticia en el aeropuerto en Brasil camino a Madrid. Nos cruzamos allí los tres.
Ellos regresaban a España tras las vacaciones de Navidad.
“Entrenador, ¿qué haces yendo para Europa? ¿De vacaciones?”, me preguntaron.
Les dije que no. “Voy a entrenaros a vosotros”.
Se quedaron muy sorprendidos.
Tanto como yo en el primer partido que me tocó afrontar como entrenador con el conjunto blanco.
Se trataba de un encuentro contra la Real Sociedad que había sido suspendido semanas antes por una amenaza de bomba en el estadio (el Santiago Bernabéu) con empate a uno en el marcador. Se reanudó desde el minuto 84.
Me enfrentaba a una situación nueva para mí. También para los jugadores.
Intenté mentalizarlos para ganar en ese escenario.
"Entrar al vestuario del Real Madrid es como hacerlo en la ONU"
Hicimos un calentamiento muy intenso, diferente a la dinámica habitual. Debíamos salir al cien por cien desde el primer segundo.
Ya en el vestuario, antes de saltar al césped, reuní a los jugadores. No se podía hablar mucho de táctica o de planteamientos. En tan poco tiempo no iba a ser posible desarrollar nada.
“Para ganar esto necesito que ustedes le hagan llegar el balón a Zidane y Ronaldo”.
Sabía que Ronaldo y Zidane tenía esa calidad individual única para ganar un partido como ese. La grada sentía lo mismo. Se escuchaba el murmullo cuando uno de los dos tenía el balón. Así que la idea era que la pelota le llegara a uno de los dos lo más rápido posible.
Si estaba en sus pies podía ocurrir cualquier cosa.
Ronaldo agarró el balón y tras una jugada personal le hicieron penalti. Zidane marcó el gol.
La euforia del momento fue tremenda.
Todo lo que ocurre en un club como el Real Madrid es distinto. Su enorme dimensión hace que todo se magnifique. Lo bueno y lo malo.
Por eso es necesario un periodo de adaptación. Porque, y aunque algunos opinan lo contrario, sí hay diferencias entre el fútbol europeo y el sudamericano. Cada uno tienes sus particularidades, y debes trabajar poco a poco para conocer bien cada uno de ellos
También hay cambios en los jugadores. Es cierto eso de que el fútbol es un lenguaje universal. Sin embargo, culturalmente cada jugador es distinto. No trabaja igual un jugador de España que uno de Brasil o uno de Italia. Cada jugador vive de una determinada manera su profesión, según su procedencia.
"El mensaje de Zidane fue una de las gratificaciones que me llevo. Fue mi gran conquista"
Y entrar en el vestuario del Real Madrid es como hacerlo en la ONU. Tienes jugadores de todas las nacionalidades con los que tienes que hacerte entender. Y debes hacerlo muy rápido.
Al contrario de lo que se dijo en los medios de comunicación, yo no tuve ningún problema con ninguno de ellos. Los futbolistas entendieron perfectamente lo que quería. Y lo supe por un mensaje de Zidane en mi teléfono el día que dejé el club.
“Entrenador, es una pena que haya tenido que marcharse del Real Madrid. Aprendí mucho con usted. Me volvió a colocar en una posición con la que yo gané la Copa del mundo de Francia”.
Coloqué a Zidane en el equipo jugando por detrás de Raúl y de Ronaldo, acompañado de un grupo de jugadores muy rápidos a su alrededor.
De mi paso por el Real Madrid tengo la sensación de haber dejado una buena imagen. Gané los 7 primeros encuentros. Pero ese mensaje de Zidane es una de las gratificaciones que me llevo.
Fue mi gran conquista.
Realmente el único problema que tuve en el Real Madrid fue la falta de tiempo para trabajar.
Había prisa por conseguir los resultados y jugar bien.
Y eso llevaba a soportar mucha presión.
Mi salida del club se precipitó tras una discusión con el presidente, Florentino Pérez.
Llegó tras un partido ante el Getafe en la Liga.
Nos habían expulsado a David Beckham y estábamos ganando 1-0. En el minuto 87 de partido saqué a Ronaldo del campo para fortalecer más la defensa.
Al público del Bernabéu no le gustó el cambio porque Ronaldo era el ídolo y, por tanto, a Florentino Pérez tampoco.
Después del partido me llamó.
“Míster, ¿por qué quitó a Ronaldo?”, me preguntó.
“Ronaldo ya había hecho su partido. El partido estaba terminando y teníamos un jugador menos en el campo", respondí. Defendí que era una decisión técnica. Ese tipo decisiones las tiene que tomar un entrenador. Aunque no le guste a la grada
Pero él no estaba de acuerdo con eso: “Aquí no se puede hacer eso, tiene que dar espectáculo, los aficionados quieren espectáculo”.
"Con el paso de los años te das cuenta de que fue innecesaria la discusión con Florentino Pérez"
A todos nos gusta el espectáculo y los buenos jugadores, por supuesto. Sin embargo, uno no consigue montar un equipo solamente juntando a jugadores de mucha calidad. Se necesita crear un equipo equilibrado con jugadores que estén dispuestos a correr para liberar a aquellos que tienen que mostrar su calidad.
Con el paso de los años te das cuenta de que tal vez sin aquella discusión con Florentino Pérez habría seguido en el Real Madrid. Reconozco que fue una discusión innecesaria, en caliente.
Podríamos haber hablado en otro momento, y no después del partido, cuando todavía sientes la tensión del juego.
Estoy seguro de que con tiempo habría conseguido el trabajo que quería realizar.
Pero no lo tuve.
Al final, el reloj ganó.
Redacción: Héctor Riazuelo