Final de la Europa League, 21 de agosto 2020
De Jong (12, 33)
Lukaku, (74, propia puerta)
Lukaku (5, pen)
Godín (35)
Seis finales y seis victorias para el Sevilla en la Europea League. Esta vez la víctima fue el Inter de Milán, un equipo imparable en la competición hasta la final. Un duelo entre dos equipos con muchas y diferentes alternativas en ataque, incluyendo la fortaleza en las acciones a balón parado, desde donde llegaron tres de los cinco goles del partido.
Se adelantó el Inter por medio de Romelu Lukaku desde el punto de penalti, dando la vuelta el Sevilla al marcador con dos goles de Luuk de Jong en grandes remates de cabeza. El primero, anticipándose a la defensa italiana para rematar un centro desde la banda derecha y el segundo, en un remate cruzado en el saque de una falta, acción similar a la del gol del empate de Diego Godín poco antes del descanso.
Después de un primer tiempo sin pausa y cargado de goles, ambos equipos acusaron el cansancio, pero eso no evitó seguir con sus intenciones en ataque. Finalmente, el gol del triunfo cayó del lado del Sevilla en un gol en propia meta de Lukaku en su intento de despejar una chilena de Diego Carlos. Julen Lopetegui se suma así a Juande Ramos y Unai Emery como entrenador campeón de la Europa League con el Sevilla.
13 / 5
DISPAROS / A PUERTA
10 / 5
48 %
Posesión
52 %
641 / 517
Pases / Completados
661 / 518
16 / 2 / 0
Faltas / Amarilla / Roja
20 / 3 / 0
El Sevilla se desarrolló en fase ofensiva sobre un 4-3-3 con Fernando, Éver Banega y Joan Jordán en la línea del medio del campo, mientras Luuk de Jong jugó como referencia arriba junto con Lucas Ocampos y Suso en bandas, entendiéndose estos con los laterales, Jesús Navas y Sergio Reguilón (abajo).
El Inter, por su parte, se estructuró sobre su habitual 5-3-2 en fase defensiva (abajo), formando Alessandro Bastoni, Diego Godín y Stefan de Vrij como centrales, con la tarea principal para el equipo italiano de cerrar los espacios por dentro.
El juego por bandas del Sevilla:
De ese modo, las zonas de ataque más favorables para el Sevilla fueron las bandas, donde ambos laterales, Jesús Navas y Sergio Reguilón, tuvieron una gran presencia ofensiva. En el perfil derecho, Navas se situaba por dentro, mientras Suso se mantenía abierto como extremo derecho ante Ashley Young, carrilero izquierdo del Inter.
Con los centrocampistas italianos encargados de la vigilancia de sus homólogos rivales, el pase sobre Navas facilitaba al Sevilla superar las dos primeras líneas defensivas y la presión del equipo de Conte.
Una vez en esa situación, y Navas sin oposición en el pasillo interior, el central exterior del Inter o el interior más cercano a la acción debían salir a la presión, generándose así un espacio por dentro de la línea defensiva del equipo italiano, ya que Young estaba encargado de la vigilancia de Suso. El Sevilla buscó explotar esos espacios con los jugadores de segunda línea y el extremo opuesto a la jugada, sumando también los centro al área con De Jong como objetivo, acción en la que el jugador holandés empató el partido en un remate de cabeza tras un centro desde la derecha.
Mientras tanto, cuando el Sevilla construía la acción de ataque por el lado izquierdo, Reguilón facilitaba la amplitud y Ocampos se movía por dentro, cayendo entonces Banega atrás para la cobertura de ese perfil. De este modo, en fase ofensiva por banda izquierda, el Sevilla dejaba una defensa de 3 jugadores para generar una superioridad ante los dos atacantes del Inter. También desde el lado izquierdo De Jong era el objetivo en los balones aéreos, añadiendo una salida de balón en juego directo sobre él cuando el rival presionaba en primera línea.
Con el paso de los minutos, el Sevilla orientó más su ataque al lado derecho, intercambiando los jugadores de banda su rol respecto a los primeros minutos. Así, Navas se quedaba abierto, mientras era Suso el que buscaba ir por dentro. Sin embargo, los intentos por el lado de Young no tuvieron efecto, ya que el jugador del Inter mantuvo su posición para no dejar espacios a su espalda (abajo). A pesar de eso, el Sevilla se puso por delante en el marcador con un nuevo gol de cabeza de De Jong en un gran pase de Banega.
Combinar en corto para progresar:
Con el Inter salvando la presión más alta del Sevilla, el equipo español se desplegó en bloque medio como alternativa. Sin embargo, cada vez que recuperaba la posesión en campo propio carecía de una verdadera amenaza de contraataque, ya que los extremos estaban muy atrás y cerrados por dentro. Y cuando buscó el juego directo con De Jong, el delantero holandés no tenía el suficiente apoyo ante los tres centrales del Inter. Por lo tanto, cada vez que el Sevilla recuperaba el balón, su juego más efectivo para progresar era a través de pases cortos, dando tiempo así a los laterales y extremos a posicionarse de nuevo en zonas de ataque.
Modificaciones de estructuras en ambos equipos:
Con el paso de los minutos, el Inter adaptó su presión, utilizando un mediocampista central - a menudo Brozovic - para saltar a la presión hacia adelante sobre el jugador del Sevilla que buscaba recibir en zonas intermedias..
Fue una situación a la que el Sevilla encontró respuesta, con Ocampos buscando más rápido la diagonal por dentro, Reguilón colocado cerca de la línea de cal y añadiendo un segundo atacante a De Jong. Esto complicó la tarea defensiva de la zaga del Inter, evitando una presión por banda, especialmente contra el lado derecho del Sevilla, donde el conjunto andaluz generó más peligro (abajo).
En el segundo tiempo, Munir, que entró por Ocampos, desarrolló un rol similar al del jugador argentino en los últimos minutos, pero fue Diego Carlos quien encontró el gol del triunfo en un acrobático remate de nuevo en una acción a balón parado con Lukaku desviando a puerta en el intento de despeje. A partir de entonces, la actitud defensiva del Sevilla ayudó a mantener la ventaja, cerrando especialmente los espacios entre los centrales.
El ataque de Conte:
El Inter, como es habitual, modificó su desarrollo en ataque, donde jugó bajo un 3-5-2, con Brozovic y Gagliardini en el doble pivote en medio del campo, acompañando los carrileros, Young y D’Ambrosio, al medio del campo (abajo).
Ante la presión del Sevilla, Barella se movió hacia el canal interior derecho, pero muy por delante del doble pivote, ofreciendo así pases más amplios en caso de que el centro estuviera cubierto. Tanto Lukaku como Martínez también se ofrecieron para combinar en corto ante la presión del equipo de Lopetegui, facilitando el movimiento de Barella para superar la presión rival.
El equipo italiano tomó una ventaja temprana gracias al lanzamiento de penalti convertido por Lukaku, ayudando Brozovic en la salida de balón por el centro ante la presión de Sevilla. Asimismo, la posición más retrasada del jugador croata en el doble pivote facilitó la salida de balón desde De Vrij, dibujando el Inter un cuadrado en banda (con la ayuda del carrilero, el central exterior e interior combinando con un jugador del doble pivote) para progresar sobre la presión del Sevilla.
A pesar del movimiento de Banega hacia zonas centrales para impedir el juego a Brozovic, el equipo de Lopetegui no siempre pudo cerrar los espacios por dentro (abajo), situaciones en las que el Inter pudo conectar con sus delanteros o los carrileros en los momentos que tomaban posiciones más centradas. De este modo, el equipo italiano se enfocó a atacar los pasillos interiores y las bandas, donde los centros de Barrela y Gagliardini, con las superposiciones de los carrileros, pusieron a prueba a la defensa del Sevilla ante jugadores como Lukaku o Lautaro Martínez.
Tarea defensiva del Sevilla:
Con el paso de los minutos, la presión alta del equipo de Lopetegui disminuyó, haciendo que Brozovic ya no se hiciera tan necesario en la salida de balón y sumando el Inter a uno de sus interiores en zona de ataque para proporcionar apoyo a los carrileros, sin tener que sacrificar entonces a uno de sus delanteros para caer a banda (abajo). Debido también al posicionamiento más retrasado del Sevilla, Godín y Bastoni adelantaron su posición, permitiendo a ambos carrileros llegar a último tercio de campo para apoyar a los delanteros.
El posicionamiento más abierto de los interiores del Inter buscó el mismo efecto en ataque, pero a lo largo del segundo período, al margen de aumentar el tiempo con el balón, la finalización del Inter no fue acertada.
Lukaku tuvo una gran oportunidad en un mano a mano, pero no hubo ninguna acción más destacada por parte de un Inter que tuvo muchas dificultades para superar el bloque defensivo del Sevilla (abajo). Asimismo, los balones directos no fueron efectivos para los jugadores de ataque, terminando Conte el partido con dos mediapuntas, Christian Eriksen y Alexis Sánchez para apoyar a Lukaku entre líneas.
Una nueva estructura ofensiva que no le valió al Inter, obligado a atacar por bandas y más aún después del 3-2 de Diego Carlos. A partir de ese momento, el Sevilla de Lopetegui mostró una gran aptitud defensiva para mantener la ventaja.
“Estoy agradecido a mis jugadores. Son grandes, muy grandes. Aunque no hubiéramos ganado estaría contento de su trabajo, pero por suerte lo logramos”, señaló muy emocionado Lopetegui. “La resiliencia es ser capaz de superar las dificultades. Creo sinceramente que hemos merecido ganar el partido. Para mí es una alegría inmensa, igual que para todos los sevillistas. En el club, todo el mundo aporta su granito de arena”, añadió el técnico del Sevilla.
“Fue una final equilibrada, con episodios decisivos. La decepción, sin embargo, llega hasta cierto punto porque los chicos lo han dado todo contra un equipo acostumbrado a jugar este tipo de partidos”, explicó Conte. El técnico italiano, por otro lado, dejó en el aire su futuro: “Es correcto descansar y luego analizar la situación y tomar la mejor decisión, para el bien del Inter”.