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Análisis: Las variables tácticas de Marcelino

Análisis: Las variables tácticas de Marcelino
Getty Images
Redacción
Héctor García
Publicado el
marzo 3 2021

Marcelino García

Villarreal, 2023-Presente

El Perfil:

Marcelino García Toral cerró su etapa en el Valencia ganando la final de la Copa del Rey de la temporada 2018/19, para retornar a los banquillos y ganar, después de tan solo catorce días en el cargo y tres partidos, el título de la Supercopa de España con el Athletic Club. Logros que además llegaron después de superar al Barcelona (final de Copa y final de Supercopa) y Real Madrid (semifinales de Supercopa).

En la gran mayoría de los equipos que ha trabajado, el técnico español no solo ha logrado sobrepasar los límites marcados, sino también potenciar el desarrollo de sus jugadores, quienes no dudan en reconocer su labor. Uno de ellos es Santi Cazorla, quien estuvo bajo sus órdenes en el Recreativo de Huelva (2006/07) para después trazar una brillante trayectoria en el Arsenal o Villarreal, además de la selección española.

“Es muy difícil elegir un entrenador en mi carrera, pero uno muy importante fue Marcelino. Se le valora poco lo conseguido, aunque siempre ha sacado un rendimiento increíble. En Huelva fue muy importante para mi desarrollo y apostó por mí”, señalaba Cazorla en una entrevista en el diario AS.

Estilo de juego:

Marcelino tiene muy interiorizada la idea de que sus equipos deben basarse en la organización y el equilibrio, habiéndolo manifestado en su trayectoria en varios equipos como el Sevilla, Villarreal, Valencia, Athletic Club, Olympique de Marsella, previo retorno a Villarreal. Para conseguirlo, está firmemente convencido de que la mejor estructura de juego - que además generalmente se adapta a mayor rango de equipos con independencia del perfil de sus jugadores- es el 4-4-2, manifestado en un equipo corto y estrecho, con algunas variantes como en su paso por el Sevilla, donde la estructura más habitual fue el 4-2-3-1.

A partir de esta distribución en el campo, intenta añadir matices al juego, entendiendo que los sistemas no son lo más importante, sino que prioriza los comportamientos de esos jugadores a través de la ocupación de los espacios en las diferentes fases del juego.

Cuando llega a un equipo -algo que se vio una vez más en el Athletic-, intenta transmitir sus ideas y principios de juego lo más claro y rápido posible, para luego asignar los roles y responsabilidades desde el punto de vista individual y colectivo a los jugadores. Un proceso al que da forma en los entrenamientos, a través de la creación de automatismos con los que intenta generar dinámicas de juego, creando finalmente una identidad muy reconocible en los grupos que dirige.

Los momentos ofensivos comienzan desde los mecanismos defensivos, basados en transiciones rápidas tras recuperación. siempre organizadas y fundamentadas en unos espacios para generar y, posteriormente, ocupar.

En los reinicios desde portería, los equipos de Marcelino buscan progresar rápido en el juego, ya sea en corto o en largo, para superar las siguientes líneas de presión y acelerar el juego en el último tercio de campo. Esta progresión en el juego la encuentra a través de situar a los jugadores de zonas intermedias abriendo varias líneas de pase para los centrales en posesión del balón (abajo).

Por lo general, los medios reciben el pase del central detrás de la línea de presión del rival, circunstancia que les proporciona tiempo y espacio para girarse y ver el juego de cara, pudiendo jugar al espacio con delanteros que amenazan las espaldas de los centrales rivales.

Los centrales, una vez en posesión, además de tener la posibilidad de jugar hacia delante y verticalmente con los medios, también pueden conectar con laterales que se incorporan por banda ganando altura tras los movimientos de diagonales de los extremos a zonas interiores (abajo). Estos movimientos de los extremos también habilitan línea de pase por dentro, para poder asociarse después con los laterales en el espacio entre el lateral y el central rival.

Si el rival decide no presionar alto y se desarrolla en bloque más bajo, esto incómoda las opciones de conectar con jugadores en zonas intermedias. Para abrir una vía de paso, en el Athletic Club, los mediocentros, Dani García o Unai Vencedor, o el central en posesión del balón, tenían la posibilidad de jugar en largo directamente sobre el delantero, Iñaki Williams, quien fija a los centrales rivales en la ultima línea (abajo).

Ese delantero que se convertía en destinatario del balón ha de ser un jugador que sea ganador en los duelos aéreos, o bien para quedarse con el balón y dejar de cara para la siguiente línea, o incluso para prolongar para el otro delantero, Raúl García, que amenaza al espacio.

A partir de ahí, la secuencia podía ser variada. El delantero puede optar por conectar de cara al jugador que se acerca, Raúl García, o bien descargar al espacio sobre la incorporación de Muniain desde segunda línea -libre de marca entre central y lateral rival- para poder encarar la portería.

Fase defensiva y presión:

Marcelino opta por situar el bloque 4-4-2 a una altura media o media-baja en función de las características y la propuesta de juego del rival, sin intervenir de forma muy activa. Si el equipo rival propone jugar desde atrás, se dispondrá en bloque medio, intentando no recuperar en zonas avanzadas para evitar ser desbordado, con lo cual la prioridad pasa a ser recuperar en zonas donde sus equipos tengan superioridad numérica, generalmente en espacios exteriores.

Para recuperar en zonas con ventaja, los equipos de Marcelino tienen conductas disuasorias, que implican la intervención de todos los jugadores, ya que las distancias y responsabilidades individuales de cada uno de los futbolistas son necesarias.

El trabajo defensivo comienza con los dos delanteros, quienes ejercen la presión orientando las primeras acciones del rival saltando sobre sus centrales, seguido de ajustes que realizan los jugadores de segunda línea (abajo). Los mediocentros saltan sobre los intermedios del rival, como también los jugadores de banda -laterales y extremos- para cerrar espacios interiores, evitando que el equipo rival conecte con los jugadores de estas zonas. Los delanteros, más que recuperar directamente, buscan evitar que el equipo rival gire el juego, facilitando la reducción de espacios para la recuperación en zonas más favorables.

Cuando el equipo rival consigue conectar con los extremos en banda tras una secuencia de pases larga, inmediatamente los equipos de Marcelino basculan de forma intensa sobre el lado de balón. Este desarrollo en el Athletic era ejecutado por el interior, el lateral y el mediocentro de ese costado, para acosar a poseedor y receptores cercanos, con la intención de recuperar (abajo).

Dicha basculación agresiva  implica que el lado opuesto al balón se desproteja. Para ello, el otro interior, lateral y mediocentro se encuentran lejos de la zona activa de balón, acercándose a zonas centrales, favoreciendo proteger zonas de progresión próximas, en detrimento de las zonas alejadas. Si el rival realiza un nuevo cambio de orientación, el equipo volverá a ajustar distancias desplazando el bloque defensivo a la zona de presencia del balón, siempre priorizando no ser superados en zonas interiores.

Por otro lado, los equipos de Marcelino no tienen inconveniente en dejarse someter, provocando que el equipo rival posicione a muchos jugadores en campo contrario. Esto le habilita disponer de espacios tras recuperar y poder atacar la profundidad de forma vertical y rápida.

Si el equipo rival ha sido capaz de girar el juego mediante rápidas circulaciones de balón y progresa por fuera, el extremo de la banda contraria a la acción cierra pasillos interiores (abajo), derivando la responsabilidad defensiva de los centros laterales al propio lateral de banda en situaciones de inferioridad numérica de dos contra uno. El objetivo es favorecer la protección de espacios más grandes en zonas centrales y disponer de la posibilidad de, una vez recuperado el balón, conectar con el extremo para lanzar el ataque.

Marcelino García se identifica con una propuesta de juego que exige un ritmo ofensivo y defensivo, aspectos a los que suma ser un entrenador metódico, pragmático, convencido de sus ideas, preocupado por los detalles y muy competitivo.