La parada de autobús

Cuando el balón salió del campo en el tiempo de descuento de la segunda parte, me levanté del banquillo.

Pasé junto a Gareth Southgate y grité a los jugadores que volvieran a la parada de autobús.

Puede que hayas oído llamarlo "el tren del amor". Así fue como se le conoció, creo que después de que un comentarista lo nombrará de esa manera en la televisión.

Fue en el Mundial de 2018. Yo me encontraba ahí como entrenador del juego de ataque de la selección de Inglaterra. En el primer partido de la fase de grupos contra Túnez, el marcador estaba 1-1 a falta de unos minutos para el final del tiempo añadido.

Entonces, tuvimos un córner.

Habíamos tenido antes varios saques de esquina y no estábamos obteniendo resultados, así que les grité a los jugadores que usaran la parada de autobús.

Sabían lo que hacían. Probablemente recuerdas la imagen: los jugadores se alinean juntos en el área de penalti (arriba). Todos sabían hacia dónde tenían que dirigir sus carreras, y se hacía muy difícil marcarlos.

Fue una de las mejores decisiones que he tomado jamás.

Harry Kane sabía que tenía que atacar el segundo palo, y Harry Maguire cabeceó el balón en su dirección. Kane estaba allí para rematar de cabeza.

Fue uno de los goles más importantes que la selección inglesa ha marcado a balón parado.

"mis entrenadores Nunca me enseñaron los entresijos de lo que se necesita para ser un delantero de primer nivel"

Era el primer partido del Mundial. Si hubiéramos empezado ese grupo con un empate, nos habríamos quedado en una situación cuesta arriba. Además, el resultado era crucial para la moral del equipo.

A nivel personal, fue enorme haber ganado gracias a una jugada a balón parado, que era parte de mis responsabilidades con Inglaterra. Una reivindicación de mi trabajo como entrenador de las acciones ofensivas.

Pero lo mejor estaba por llegar.

Había dedicado mucho tiempo, esfuerzo y reflexión a ser un entrenador de juego de ataque, pero yo no era un nombre conocido en ese momento.

Había tenido una carrera modesta como delantero. Jugué al fútbol profesional durante 18 años, pero nunca llegué al más alto nivel, y el nivel de entrenamiento que recibí lo reflejaba. Nunca me enseñaron los entresijos de lo que se necesita para ser un delantero de primer nivel.

Hubo muchos entrenadores de los que aprendí, pero también muchos de mis entrenadores me enseñaron lo que no debía hacer. Aprendí mucho de los malos entrenadores sobre cómo no se debe entrenar.

"Utilizaba las grabaciones para informar de inmediato al jugador sobre los aspectos que podía mejorar"

Aprendí según la calidad de los entrenadores que tuve como jugador que, a menudo, son los futbolistas quienes deben tomar las riendas de sus carreras de manera individual.

Una vez, cuando volví después de una lesión de ligamento cruzado, estuve en un club que entrenaba sobre césped artificial parte de la semana. Me negué a entrenar en esa superficie para poder prolongar mi carrera, así que agarraba 20 balones y me iba a entrenar por mi cuenta. Tenía que ser creativo con lo que hacía.

Lanzaba un balón al aire, hacía un tiro con otro balón, bajaba el primero y tiraba con ese. Fue el comienzo de mi descubrimiento de la creatividad que necesitaba como entrenador de acciones de ataque.

A medida que me acercaba al final de mis días como jugador, empecé a pensar cada vez más en entrenar. Reflexione sobre los años que había pasado como jugador sin que me dijeran exactamente cómo podía mejorar mi juego. En el tiempo que había pasado mejorando mi propio juego.

Empecé mi propio programa de entrenamiento, centrado en los delanteros, pero no tenía intención de crear un nicho. Sabía que quería trabajar con los mejores jugadores del mundo, y sabía cómo iba a conseguirlo.

En ese momento, tenía 33 años y jugaba en California. Tuve que tomar una decisión entre retirarme y centrarme plenamente en entrenar o seguir jugando y dejar la puerta abierta para que otro se hiciera un hueco como especialista.

"Mi perfil empezó a crecer, y empecé a recibir peticiones de jugadores top de todo el mundo"

Trabajé con jugadores en el área local de Estados Unidos y colgué algunos de los contenidos en internet. Era 2011, y tenía una configuración muy básica para los estándares actuales: iPads alrededor del campo para grabar las sesiones. Sin embargo, en el fútbol de ese momento, era algo de lo más avanzado.

Utilizaba las grabaciones para informar de inmediato al jugador sobre los aspectos que podía mejorar. ¿Era una rotación de la cadera, o un mal contacto con el balón, o un problema de concentración o incluso de convicción? De este modo, podía dar a mis jugadores una idea clara de dónde se estaban equivocando. Al instante, tenían algo específico en lo que trabajar y eran capaces de ver los progresos a medida que trabajaban en ese problema.

En ese momento, nadie en el fútbol estaba haciendo algo parecido a eso que yo estaba haciendo. Como resultado, recibí mucho interés en las redes sociales.

Vivía en la playa de Newport, en California, así que era una buena vida. Pero, después de seis o siete meses de trabajar con jugadores de la MLS, supe que tenía que volver al Reino Unido. Necesitaba estar más cerca de los mejores jugadores del mundo.

Me presentaron a Andre Gray al poco tiempo de volver, y firmó enseguida. Estaba en el Burnley en ese momento, y entrenó todas las semanas conmigo desde octubre de 2015 hasta la última semana de la temporada. El Burnley ganó la Championship esa temporada; Andre fue el máximo goleador de la liga, con 23 goles.

"tuve la oportunidad de presentarle a gareth parte de mi trabajo y cómo creía yo que podía ayudar al equipo"

Mi perfil empezó a crecer, y empecé a recibir peticiones de jugadores top de todo el mundo.

Acabé trabajando con Éder, que marcó para Portugal el gol de la victoria en la final de la Eurocopa 2016; Martin Braithwaite cuando estaba en el Toulouse, Aleksandar Mitrovic cuando estaba en el Newcastle; Divock Origi, Danny Welbeck, Wilfred Zaha, y muchos otros.

Se corrió la voz sobre mi trabajo.

Poco después de que Gareth obtuviera el puesto de seleccionador interino de Inglaterra en septiembre de 2016, tuve la oportunidad de presentarle parte de mi trabajo y cómo creía yo que podía ayudar al equipo.

De hecho, él fue a presentárselo a los jugadores. Cuando consiguió el puesto de forma permanente, me llevó con él en un contrato de corta duración.

Llegué para un par de concentraciones a principios de 2017, haciendo entrenamiento individual y algo de trabajo con toda la unidad de ataque. Salió bien, y Gareth me pidió que me quedara para el Mundial de 2018. Quería que me hiciera cargo de las jugadas a balón parado y que trabajara con los jugadores de ataque.

"cuando en octavos de final el partido contra Colombia llegó a los penales, estábamos preparados"

Inglaterra llegó a ese torneo sin haber conseguido marcar en sus anteriores 72 saques de esquina en los grandes torneos. Un registro negativo que se remontaba a a 2010.

Las jugadas a balón parado son un área algo descuidada en el fútbol, pero son especialmente importantes en el fútbol de competiciones cortas. Gareth quería convertirlas en un foco de atención.

Antes del Mundial, empezamos a trabajar en las zonas de objetivo y en la sincronización de las carreras. Tenía a mis repartidores que metían un balón tras otro. Trabajamos arduamente en sus envíos.

Cuando empezamos, acertábamos en las zonas objetivo en torno al 30% de las veces. Al final de la Copa del Mundo, habíamos llegado al 88%.

Conseguimos esa precisión con el ángulo y la altura deseados los envíos del balón y con movimientos bien sincronizados en el área. Además, investigamos mucho a nuestros rivales, y las estadísticas del Mundial acabaron hablando por sí solas.

Fuimos la selección inglesa más goleadora en un Mundial, y el 75% de nuestros goles procedieron de jugadas a balón parado. Registramos el mayor margen de victoria de la historia de Inglaterra en un partido de la Copa Mundial, con el 6-1 sobre Panamá. Harry Kane ganó la bota de oro.

También trabajé con los jugadores en los penaltis. Trabajamos mucho para que se sintieran seguros y cómodos en las tandas de penales.

Por eso, cuando en octavos de final el partido contra Colombia llegó a los penales, estábamos preparados. Es un camino largo y solitario desde el círculo central hasta el punto de penalti, así que trabajamos mucho en la psicología de ese momento.

"Inglaterra llegó al mundial 2018 sin haber conseguido marcar en sus anteriores 72 saques de esquina en los grandes torneos"

También nos aseguramos de que Jordan Pickford diera el mismo el balón a cada uno de los lanzadores de penaltis, para que lo recibieran de alguien con quien se sintieran cómodos.

No trabajamos específicamente en lo que los jugadores debían pensar mientras corrían a lanzar su penalti. Pero pasamos tanto tiempo trabajando en su técnica que todos confiaron en su capacidad para hacer lo que hacía falta al estar bajo presión.

Todos habían practicado su técnica tantas veces en el mes anterior que creían en sí mismos. En el campo de entrenamiento de Rusia, cuando salíamos a preparar el entrenamiento cada mañana, el jardinero colocaba un nuevo punto de penalti porque habíamos desgastado el anterior.

Por supuesto, los jugadores tuvieron que dar un paso adelante y afrontar la presión de la situación. Todas las miradas estaban puestas sobre ellos y sobre Gareth.

Pero eso no quiere decir que yo no estuviera nervioso. Yo era el que le había dado la información a Gareth.

La presión era enorme.

Por eso, cuando Eric Dier marcó el penalti de la victoria, sentí un absoluto alivio.

"llevar a Inglaterra hasta las semifinales, con las jugadas a balón parado como gran parte de nuestro éxito, fue simplemente increíble"

El alivio de haberlo hecho, de que todo nuestro trabajo en los penaltis había dado sus frutos. Había ayudado a Inglaterra a quitarse la espinita de los penaltis, y un año después ganamos otra tanda, en el partido por el tercer puesto de la Nations League.

Me sentí inmensamente orgulloso de la gesta contra Colombia; de los jugadores, por lanzar los penaltis, y del cuerpo técnico, por darles la confianza necesaria para triunfar.

Al principio no comprendí del todo la enormidad del logro.

Pero cuando después entré en la sala de entrenadores, Dan Ashworth, el director técnico de la FA, estaba allí llorando.

Fue entonces cuando me di cuenta de su magnitud. Habíamos hecho algo realmente grande.

Luego, llevar a Inglaterra hasta las semifinales, con las jugadas a balón parado como gran parte de nuestro éxito, fue simplemente increíble.

Los jugadores merecen un gran reconocimiento por haber aceptado las ideas, pero Gareth y Steve Holland son los que unieron todas las piezas y fueron los responsables de ello.

Gareth y Steve confiaron plenamente en mí para que hiciera lo que creía necesario para mejorar a Inglaterra en las jugadas a balón parado y en el ataque. En ningún momento de los cuatro o cinco años que trabajamos juntos me dijeron que cambiara lo que estaba haciendo.

"los jugadores tuvieron que dar un paso adelante y afrontar la presión de la situación. Todas las miradas estaban puestas sobre ellos y sobre Gareth"

No recibí más que apoyo de ambos. Estaban más relajados porque no tenían que preocuparse por las jugadas de ataque a balón parado.

Hubo alguna ocasión en la que Steve se sintió un poco incómodo, porque yo metí siete jugadores en el área y él quería otro hombre detrás del balón.

Sin embargo, hasta ahora, a través de cientos y cientos de jugadas de ataque a balón parado en el tiempo que llevo trabajando en ellas, todavía no he tenido un equipo que encaje un gol en un contraataque.

En la semifinal del Mundial contra Croacia, insistí en que sólo dejáramos dos jugadores atrás al atacar los saques de esquina, a pesar de que nuestros reportes decían que Croacia siempre dejaba dos jugadores arriba.

"No dejarán dos arriba", insistí.

Cuando vieron cuántos jugadores enviamos arriba, uno de sus atacantes retrasaba su posición. Es el juego del gato y el ratón; a veces, hay que llamar la atención del rival.

Les debo mucho a Gareth y a Steve (arriba) por la confianza que depositaron en mí para tomar decisiones como ésa en un escenario tan grande.

"Gareth y Steve confiaron plenamente en mí para que hiciera lo que creía necesario para mejorar a Inglaterra en las jugadas a balón parado y en el ataque"

Fue realmente una experiencia increíble, que me ha ayudado a convertirme en el entrenador que soy hoy.

Ambos son entrenadores increíbles. De Gareth también aprendió sobre la gestión de situaciones de presión, sobre el conocimiento de uno mismo y la inteligencia emocional. Además, como es tan bueno en todas esas cosas, la gente parece olvidar -o pasar por alto- lo buen entrenador que es. Es muy inteligente tácticamente.

Pero después de haber visto a Gareth y a Steve de cerca durante tanto tiempo, decidí que quería un rol más completo. Había estado expuesto a algunos de los mejores durante un largo periodo de tiempo, trabajando justo en la cima del juego.

Así que en marzo de 2021 me fui al Aberdeen como segundo entrenador de Stephen Glass, con quien había jugado en Carolina del Norte.

Cuando entramos, el Aberdeen sólo había marcado un gol en 10 partidos.

Era un equipo basado en el juego directo. Tenían la referencia de la marca al hombre, un poco como el Leeds de Marcelo Bielsa. Tampoco anotaban en las jugadas a balón parado. Entramos y lo cambiamos todo.

"he ampliado mis horizontes y tengo unas cuantas opciones para la dirección que tome a continuación"

Jugamos saliendo desde atrás y marcamos muchos goles, el 40% de ellos a balón parado. Nos convertimos en el mejor equipo de Escocia en las jugadas a balón parado.

Nuestra estancia se vio interrumpida en febrero de 2022, pero en los once meses que estuve ahí realizamos muchos buenos procesos. Sentí que los jugadores aprendieron muchísimo.

Era exactamente lo que necesitaba en esa etapa de mi carrera. Significa que he ampliado mis horizontes y tengo unas cuantas opciones para la dirección que tome a continuación.

Algunos clubes de la Premier League se han puesto en contacto conmigo, y he hablado con algunas federaciones internacionales, con el Mundial de Qatar a la vuelta de la esquina. Eso es todo para el trabajo de entrenador de acciones ofensivas.

Sin embargo, en algún momento me veo como primer entrenador. Cuándo y dónde, no lo sé. Dejaré que eso ocurra de forma natural.

Tuve la suerte de que Gareth confiara en mí. Vio el valor de tener un entrenador de juego de ataque, y los jugadores le correspondieron.

Siempre estaré agradecido por haber tenido esa oportunidad de demostrar lo que puedo hacer.

Y, con suerte, el juego está cambiando para que cada vez más jugadores reciban el tipo de entrenamiento individual que yo nunca tuve.