carlos cuéllar
Jugador: Osasuna 2003-2007, Glasgow Rangers 2007/08, Aston Villa, 2008-2012, Sunderland 2012-2014, Norwich, 2014/15, Almería, 2015/16
Llegué al Rangers con 84 kilos y un año después pesaba 92.
Comí mucho más. Pero también fueron muchas más horas en el gimnasio. Era necesario estar más fuerte y pesado para sobrevivir al ‘hombro con hombro’ contra los delanteros de la liga escocesa. Auténticos muros.
Mi contratación por el Rangers nació en la eliminatoria de la Copa de la UEFA que jugué contra ellos con Osasuna. Octavos de final, marzo de 2007. Dio la casualidad de que, en la ida, en Ibrox Park, jugué uno de los mejores partidos de mi vida. Además, coincidía que el Rangers entonces tenía dos centrales muy veteranos, David Weir y Ugo Ehiogu, y estaban buscando renovar esa línea.
A partir de ahí, la dirección deportiva del Rangers y el entrenador, Walter Smith, empezaron a hacerme un seguimiento. Y al final de esa temporada 2006/07, por medio de mi representante, pusieron sobre la mesa una oferta por mí que Osasuna aceptó.
Las primeras semanas en Glasgow fueron complicadas por la comunicación con los compañeros y el entrenador. Yo sabía algo de inglés, pero no el suficiente como para manejarme con normalidad. Así que Smith me daba indicaciones muy cortas y directas en los entrenamientos y los partidos: “Muévete aquí”; “cierra este espacio”; “cuidado con el delantero”.
"Era necesario estar más fuerte y pesado para sobrevivir al ‘hombro con hombro’ contra los delanteros de la liga escocesa"
Por suerte, estaba Nacho Novo, delantero del equipo y también español, quien me servía de traductor cuando no llegaba a entender algo.
Todo en el Rangers fue muy diferente a lo que había vivido. No solo por el idioma. Toda mi vida allí se movió alrededor del fútbol. Desayunaba, comía y hasta cenaba en las instalaciones del equipo todos los días. Y fuera del club, también era fútbol. Los aficionados me mostraron mucho cariño.
Recuerdo que al poco de llegar ya tenía una canción que se coreaba en las gradas. Hablaba de mi pelo rizado y mis dientes, por entonces bastante descolocados. Al cabo de unos meses, tenía varias canciones.
El ambiente en los partidos en Escocia era —y es— increíble. Sobre todo el clásico Old Firm contra el Celtic. Es una pasada. No encuentro otro modo de describirlo. Como siempre digo, he tenido la suerte de jugar muchos derbis en mi carrera como jugador, pero sigo pensando que el Old Firm es el más grande. ¡Y encima el primero que jugué lo ganamos 3-0!
"El ambiente en los partidos en Escocia era -y es- increíble. Sobre todo el clásico Old Firm contra el Celtic"
Fue una temporada espectacular en todos los sentidos. El equipo ganó dos de las tres copas en juego: la Copa de Escocia y la Copa de la Liga. Solo nos faltó ganar la Copa de la UEFA (ahora Europa League). No pudimos derrotar en la final al Zenit (2-0). Una sensación amarga, porque sentíamos que aunque el Zenit había eliminado antes al Bayern Múnich ganando 4-0 en casa, era una final asequible.
A nivel individual, fui elegido mejor jugador de la temporada en Escocia. Jugué 56 partidos, una auténtica locura. Nunca he jugado tantos partidos en una temporada. Pero todos con grandes sensaciones. Eso creo que llamó la atención de varios equipos de la Premier League, y una vez finalizada la temporada con el Rangers, llegó la oferta del Aston Villa.
Se trataba de un gran equipo y de jugar en la Premier League. Te voy a contar una cosa. Yo veía los partidos de la Premier en España por televisión cuando era un niño. Todos los domingos se televisaba un partido a las cuatro de la tarde. Y ahí estaba yo. Delante de la tele sin fallar ningún domingo. Así que cuando llegó la oferta del Villa, imagina lo que supuso para mí.
"Fueron muchos y muy buenos los delanteros contra los que jugué en la premier, aunque diría que ninguno como wayne Rooney"
Sin embargo, las sensaciones el día de la firma con el Villa fueron muy extrañas. Por un lado, era uno de los días más felices de mi vida. Pero también uno de los más tristes. Todo había sido perfecto en el Rangers. Se me hizo muy duro salir y dejar todo aquello, pero la Premier era un paso con el que siempre había soñado.
Uno de los momentos que recuerdo con especial cariño es el primer día que conocí a Martin O’ Neill, el entrenador del Villa y ex del Celtic, de 2001 a 2005. Martin me dijo que estaba doblemente contento de haberme contratado. “Una, porque estás aquí. Y otra, porque le he quitado el mejor jugador al principal rival del Celtic. Por eso estoy doblemente contento”, me dijo Martin. Eso habla de la cercanía que tuvo conmigo desde el primer día.
Sin embargo, mi primer partido en la Premier se hizo esperar. No llegó hasta la quinta jornada. Fueron apenas unos pocos minutos contra el West Bromwich Albion, porque salía de una lesión muscular. Pero fueron unos pocos minutos increíbles. Viví en directo sobre el césped todo eso que había visto por televisión cada domingo.
Pero también está la otra parte de la Premier: el nivel de los delanteros a los que te enfrentas. Eso ya no es tan bonito. Al menos para los defensores. Si en Escocia eran complicados, en la Premier el nivel se elevaba aún más. Fueron muchos y muy buenos contra los que jugué, aunque diría que ninguno como Wayne Rooney en el Manchester United.
"En mis cuatro temporadas en el Villa viví momentos muy buenos, pero también muy duros con la enfermedad de Stiliyan Petrov"
No se me olvida una acción con él en un partido en Old Trafford. Una jugada en la que yo salí de la defensa con ventaja, pensando que iba a llegar a un balón sin problemas. Pero entonces Rooney pasó como un avión y se llevó la pelota. Ahí me quedé yo, superado por un jugador que por su físico podías pensar que era un delantero lento o pesado. Pero olvídate. Lo tenías cerca de ti, vigilando su posición, y un instante después estaba fuera de marca.
Increíble.
En mis cuatro temporadas en el Villa viví momentos muy buenos, pero también muy duros debido a la enfermedad de Stiliyan Petrov. Stiliyan fue uno de los jugadores que me ayudó mucho cuando llegué al Villa. La razón de esa amistad es bastante curiosa. E incluso extraña.
Stiliyan había jugado en el Celtic durante mucho tiempo (1999 a 2006) y yo en el Rangers. Esa supuesta rivalidad podía habernos separado, pero nada más lejos de la realidad. Nos unió. Hicimos una muy buena amistad —que mantengo—.
"Uno de los momentos que recuerdo con especial cariño es el primer día que conocí a Martin O’ Neill"
A nivel personal, la verdad es que me influyó bastante por todo lo que tuvo que pasar. No se me olvida el día que empezó todo. Fue en un partido contra el Arsenal, el 24 de marzo de 2012. Stiliyan jugó ese partido con 40 de fiebre. Pero él no dijo nada a nadie. Solo después del partido le señaló a Martin que se encontraba mal. Poco después de eso, estaba en una cama de hospital. La verdad que fue una situación muy difícil para todos cuando conocimos que fue diagnosticado con leucemia.
Pero mientras tratas de digerir un golpe así, si es que lo puedes digerir, tienes que seguir jugando. Lo que hicimos entonces fue intentar darle la vuelta a la situación y usarlo como motivación. Jugábamos por Stiliyan. Por intentar darle una alegría dentro de su enfermedad.
Todos queríamos que se sintiera orgulloso de nosotros.
Stiliyan también nos ayudó mucho a nosotros. Cada tanto, los compañeros del equipo íbamos a verlo al hospital y él nos daba fuerza para seguir. Nos pedía que no nos hundiéramos y no bajáramos los brazos por su situación, sino todo lo contrario. Competir al máximo.
Por otro lado, todo por lo que pasó Stiliyan también te hace ver la realidad. Muchas veces como jugador piensas que eres un súperhéroe. Que no te va pasar nada y solo tienes que disfrutar de la vida. Pero olvídalo. De un día para otro todo, tu vida puede cambiar. También la de un futbolista. Eres igual que todos.
"al final de temporada encarrilamos una racha mala y Martin salió. Su recambio fue Paolo DiCanio, un tipo muy peculiar"
La verdad que Martin también gestionó muy bien la situación que vivimos con Stylian. Martin también lo había entrenado antes en Celtic. Así que para él incluso fue todo más difícil. Estoy seguro de que no tenía ninguna ganas de entrenar. Pero el equipo pudo seguir compitiendo al máximo nivel gracias a la que gestión que hizo Martin en una situación tan complicada.
Mi relación con él continuó después del Villa. Finalicé mi contrato con el Villa en el verano de 2012 y me llamó para que me fuese con él al Sunderland. Tenía otras opciones para volver a España. Incluso para seguir en el Villa, pero cuando Martin me llamó ni me lo pensé.
El primer año en Sunderland fue bueno. Sin embargo, al final de temporada encarrilamos una racha mala y Martin salió. Su recambio fue Paolo Di Canio, un tipo muy peculiar.
Es verdad que su manera de tratar con el jugador, sus ideas o sobre lo que debe ser un profesional dista mucho de lo que yo soy, pero a nivel táctico no se puede negar que hizo un buen trabajo cuando llegó. De hecho, salvó al equipo del descenso.
"vi al norwich como una buena oportunidad para mí. El trampolín perfecto para engancharme otra vez en la Premier"
En la temporada siguiente (2013/14), Paolo trajo varios jugadores de su confianza y yo dejé de jugar. Fueron cinco partidos, porque un mal comienzo llevó a que el Sunderland firmara a Gustavo Poyet. Un entrenador con quien se repitió la dinámica que tuve con Di Canio.
Es decir, empecé jugando y al cabo de unos partidos, dejó de contar conmigo. Así que en mi segundo año en el Sunderland apenas jugué cuatro partidos en la Premier. Obviamente, tenía que buscar un nuevo camino.
España seguía en mi cabeza, pero salió la oferta del Norwich en Championship. El Norwich acababa de descender de Premier y su idea era ascender. Como yo venía de un año casi sin jugar, lo vi como una buena oportunidad para mí. El trampolín perfecto para engancharme otra vez en la Premier.
Pude celebrar el ascenso contra el Middlesbrough de Aitor Karanka en Wembley. Pero como no jugué el mínimo de partidos necesarios que figuraba en mi contrato para renovar automáticamente, se acabó mi etapa en el Norwich.
"no me importaría repetir el mismo camino que hice como jugador"
Después de esa última experiencia en Inglaterra, firmé por el Almería para la 2015/16. Quería quitarme ese gusanillo de terminar jugando en España, porque llevaba mucho tiempo fuera. Pero el Almería no fue la última temporada.
En 2016 me fui rumbo a Israel para jugar un año y estuve un total de tres años allí. Un país en el que pude conseguir mi último título: la Copa de Israel con el modesto Bnei Yehuda en 2019.
Ahora sé que estoy aún dando mis primeros pasos como entrenador. Una etapa para aprender y formarme. Lo he hecho primero en el San Sebastián de los Reyes, un club modesto de Madrid que me facilitó esa posibilidad.
Pero no importaría repetir el mismo camino que hice como jugador. Entrenar en el Numancia y Osasuna, en España. Y seguir después en el Rangers, Villa, Sunderland y Norwich. También trabajar en Israel.
¿Por qué no?
Sin duda, estaría muy bien volver a todos esos lugares todos de los que tuve la suerte de salir bien y disfrutar desde otra perspectiva de lo que más me apasiona. El fútbol.