PEP clotet
Birmingham City, 2019/20
“Oye, ¿probamos a Jude o qué?”
Casi que nos lo dijimos a la vez Paco Herrera, mi segundo en el Birmingham City, y yo.
Íbamos perdiendo en casa ante el Stoke City en la sexta jornada de la temporada 2019/20 de la Championship. Estábamos muy muy atragantados. Es más, me acuerdo perfectamente lo que me dijo Paco: “Pep, nos están apedreando el rancho”.
Nosotros veíamos el problema, pero no cómo podíamos solucionarlo. No teníamos en el banquillo a un extremo derecho o un jugador de perfil similar, que era lo que entendíamos que nos podía ayudar a cambiar el rumbo del partido.
Así que apostamos por Jude Bellingham a la media hora.
“Si este chico tiene que ser futbolista, verás que cambiará el partido. Porque los grandes jugadores son capaces de cambiar partidos por ellos mismos”, señaló Paco, expectante por ver qué podía hacer ese jovencito de tan solo 16 años que jugaba sus primeros minutos delante de su afición.
Antes de ese momento, Jude solo había jugado ante el Portsmouth en la Copa de la Liga y unos pocos minutos ante el Swansea en Championship la semana anterior. Yo estaba tranquilo, muy seguro de todo lo bueno que podía hacer.
"Cuando tiene el balón, es como si parara el tiempo y lo dominara. Va por delante de los defensas"
Sin embargo, superó todas las expectativas. Marcó el gol del 2-1 y protagonizó el juego de ataque en el equipo. ¡Fue alucinante!
Ya en el vestuario, miré a Jude y lo vi tranquilo. Estaba igual que antes de empezar el partido. Parecía que no había hecho nada. También permaneció igual de tranquilo el primer entrenamiento después del partido ante el Stoke.
Muchas veces, cuando un jugador joven hace un muy buen partido en sus primeros minutos en la elite, puedes ver como su comportamiento cambia en los siguientes días. Se le puede subir a la cabeza todo lo que se dice de él. Pero eso no pasó con Jude Bellingham.
Tampoco cambió nada de su comportamiento la semana después del Stoke. Fue el mismo de siempre, al igual que durante toda la temporada.
Ahora lo veo jugando y marcando goles con la camiseta del Real Madrid, y lo sigo viendo igual de tranquilo y humilde que entonces. Es un chico muy maduro, como también me dejó en claro la primera vez que hablé con él.
"Yo estaba tranquilo, muy seguro de todo lo bueno que podía hacer. Sin embargo, superó todas las expectativas"
Fue en la pretemporada de 2019. Yo le había pedido a la dirección del club que lo ascendiera al primer equipo. Llevaba tiempo siguiéndolo en las categorías inferiores del Birmingham.
Pero no se lo comuniqué yo directamente, sino que fue a través del club. Era mucho más importante que fuera así porque Jude era patrimonio del Birmingham.
La dirección del equipo y yo quedamos en que se integraría con nosotros a la pretemporada y después veríamos qué hacíamos con él. Si se quedaba en el primer equipo o no.
Entrenó muy bien ese primer día de pretemporada con nosotros. Al mismo nivel que todos sus compañeros. Después del entrenamiento, lo llamé para hablar con él.
“Tú has venido con nosotros a la pretemporada y, en principio, te hemos dicho que solo vas a hacer la pretemporada. Pero en tu cabeza tiene que estar que este año tiene que ser tu año”.
Él me miró y me dijo: “Vale. Estate tranquilo entrenador, que me conoces y sabes que quiero darlo todo. Estoy aquí para quedarme”. Tenía muy claro lo que quería, y también cómo iba a conseguirlo.
"Con solo 16 años jugó 42 partidos en una liga tan competitiva, física y exigente como es la Championship"
Trabajó toda la pretemporada al mismo nivel que el resto de los compañeros. Si soy sincero, sentí miedo en algún momento de no ser capaz de gestionar correctamente un talento tan grande como el de Jude. Tal vez si le presionábamos demasiado o queríamos ir muy rápido con él, podíamos estropearlo.
Por si acaso, teníamos preparado un plan para regular su carga de trabajo en los entrenamientos. Pero no lo pusimos en práctica en ningún momento. Jude no se perdió ningún entrenamiento en toda la pretemporada, y en ningún momento hizo falta que trabajara a un menor ritmo que sus compañeros. Después, supo esperar su momento: el increíble partido ante el Stoke.
Desde entonces, se convirtió en un jugador habitual en el once titular del equipo. Con solo 16 años jugó 41 partidos en una liga tan competitiva, física y exigente como es la Championship. Algo increíble para un chico tan joven.
Solo paró en Navidad. Y tuvo que hacerlo por un problema en el pie, aunque no fue fácil convencerlo. Él quería jugarlo todo. También entrenar todos los días al máximo nivel.
"En el Birmingham, Jude asumió mucha presión. Fue un jugador muy importante en el campo, pero también como símbolo del club"
Sin embargo, como yo veía que esas molestias en el pie podían llevar a algo peor —una rotura por estrés—, tuve que intervenir.
“Tenemos que descargarte un poco y esta semana voy a hacerte descansar porque no me gustan los parámetros físicos que estás dando”.
Sé que no le gustó, porque su ambición por jugar es muy grande, pero también es un chico que escucha y comprende que puede ser lo mejor para él en cada momento. Paró una semana y media y solucionó sus problemas. También ayudó mucho el cambio de botas que hizo.
Jude y yo hablábamos mucho durante la temporada. Es muy fácil comunicarte con él. Especialmente después de cada partido, para ver las cosas que había hecho bien y las que le habían salido mal. Y en la siguiente jornada, veías como lo que no había hecho bien en el partido anterior, lo corregía al instante.
Eso habla de su alto técnico muy alto, pero también de una muy alta capacidad de trabajo. Dos virtudes como jugador a la que suma además una enorme tolerancia para soportar la presión. Se siente cómodo bajo presión y en equipos de máxima exigencia. No le influye nada.
"'Yo estoy muy contento aquí y terminaré la temporada”, me DIJO. A partir de ahí, a mí me daba igual lo que leía constantemente en la prensa"
Cuando tiene el balón, es como si parara el tiempo y lo dominara. Va por delante de los defensas.
En el Birmingham, Jude Bellingham asumió mucha presión. Fue un jugador muy importante en el campo, pero también como símbolo del club. Solo basta con ver que la dirección del Birmingham retiró su camiseta con el número 22 cuando se marchó al finalizar la temporada.
En su momento se tomó como una locura, pero fue una increíble visión de la gente del club para decir que Jude es del Birmingham, y no habrá nadie igual a él ahí.
También tuvo que manejar la presión de ver que su nombre estaba todos los días en la prensa, sobre todo desde Navidades, cuando se abrió el mercado de invierno. El Liverpool, City, United o el Bayern Múnich y la Juventus fuera de Inglaterra. Estaba en la agenda de los mejores equipos del mundo. Y todos querían reunirse con él.
Eso no es fácil de gestionar, y menos cuando solo tienes 16 años. Pero de esa parte se encarga su familia. Yo hablaba bastante con su padre y su madre para que el jugador sintiera que íbamos todos en una misma línea, porque realmente fue un trabajo global: club y familia.
"Jude siempre quiere ser parte del equipo y no ser visto como una estrella"
En medio de todas esas noticias, rumores y reuniones que había cada día, yo estaba preocupado por él. Quería ver cómo estaba su cabeza, así que le pregunté cómo se encontraba. Y ahí volvió a ser muy maduro y claro conmigo.
“Tranquilo entrenador. No me voy a ir a mitad de temporada para empezar otra aventura. Yo estoy muy contento aquí y terminaré la temporada”. A partir de ahí, a mí me daba igual lo que leía constantemente en la prensa. Sabía que Jude cumpliría su palabra.
Además, la familia estaba de acuerdo con la dirección del Birmingham en que jugaría toda la temporada con nosotros para luego dar el siguiente paso.
Después, el club no se metería en la decisión final de Jude.
Uno de mis últimos momentos con él fue una cena en su casa con la familia. Lo vi en su entorno, muy tranquilo y concentrado. Toda la cena hablamos del Birmingham. De lo mucho que significaba el club para él, de los problemas que el equipo tenía entonces —principalmente económicos—, de la ciudad y de los aficionados.
"Ahora lo veo jugando y marcando goles con la camiseta del Real Madrid, y lo sigo viendo igual de tranquilo y humilde que entonces"
Le pregunté a Mark, su padre, cómo gestionarían el siguiente paso y él, sin decirme que se iba al Borussia Dortmund, sí me dijo que sería un proyecto en el que Jude iba a ser parte del equipo.
Eso define cómo Jude Bellingham entiende el juego.
Siempre quiere ser parte del equipo y no ser visto como una estrella. Como hizo también en el Birmingham.
Todavía hoy recuerdo la reunión que organicé con los capitanes del equipo. En aquel momento, Jude todavía solo llevaba unos pocos partidos con nosotros. A los capitanes les parecía un chico demasiado joven para tener tanto protagonismo en el equipo. Pero creo que les hice ver a todos más allá.
“A partir de esta temporada, podréis decir a todo el mundo que vosotros ayudasteis a Jude Bellingham. Que jugasteis con él. Y veréis que esto significará mucho, porque estamos viviendo el nacimiento de un gran futbolista”.
De hecho, ahora todos me dan la razón. Y todos, como yo también, están muy orgullosos de ser parte de esos primeros pasos tan importantes de Jude.