jesús casas
Seleccionador de Irak, 2022-Presente
"¿A Irak? Ni se te ocurra”.
Eso fue lo primero que me dijo mi mujer cuando supo que tenía la oferta para ser seleccionador del país. También me lo dijeron mi hija y amigos.
Obviamente, esa reacción estaba influenciada por todo lo que han visto sobre Irak en los últimos años. Sentían que era un lugar muy arriesgado como para ir a entrenar. Y lo entiendo. A mí también me preocupaba qué me iba a encontrar. Por eso, antes de viajar para la firma, hablé con el embajador de España en Irak para conocer la situación del país.
El embajador, Pedro Martínez-Avial Martín, fue quien más me animó para que diera el paso, algo que me terminó de convencer definitivamente.
Irak representaba una muy buena oportunidad para mí. Cuando no has sido jugador profesional, como es mi caso, no es fácil que se te abran las puertas. Es un hándicap que tienes frente a los entrenadores que sí han sido jugadores profesionales. Pero no me quejo por eso. Solo creo que debes ganártelo de otra manera.
Mi oportunidad llegó a través de la Federación de Fútbol de España. Estuve en la Federación varios años, como integrante del cuerpo técnico de Luis Enrique. Mi relación con Luis empezó mucho antes, cuando él estaba en el Barcelona B, en 2010.
"antes DE viajar para la firma, hablé con el embajador de España en IraK"
Yo por entonces hacía análisis de rivales y, a través del contacto con una persona del Barcelona, Luis me llamó para hacerme unas preguntas sobre sus rivales en el play-off de ascenso a Segunda. Finalizada esa temporada y con el ascenso del Barcelona B a Segunda, Luis se puso en contacto conmigo para que me integrara en su estructura de trabajo.
El trabajo con Luis Enrique en el Barcelona B solo duró un año, porque él se fue primero a la Roma (2011/12) y después al Celta (2013/14). No fui con Luis porque los equipos suelen tener sus propios departamentos de análisis, pero sí me mantuve, mientras tanto, en la secretaría técnica del Barcelona.
Volví a trabajar con Luis cuando llegó al primer equipo de Barcelona en 2014. Fueron tres temporadas increíbles, especialmente la primera con el triplete: Liga, Copa y Champions League. También lo seguí cuando empezó con la selección española en 2018. Más tarde, con la salida de Robert Moreno de la Selección en 2020, pasé a tener el rol de segundo entrenador.
Más cerca de Luis y de los jugadores en el día a día.
"Cuando no has sido jugador profesional, como es mi caso, no es fácil que se te abran las puertas"
No sé cómo harán otros segundos entrenadores en su relación con el primero, pero yo con Luis sí tuve la oportunidad de darle mi opinión en todo momento. Está claro, él después tomaba las decisiones, pero sí existía la posibilidad de dialogar. Hicimos una gran Eurocopa, llegando a semifinales, y en el horizonte estaba el Mundial de Qatar 2022. Un buen aliciente para continuar, sin duda, pero en febrero de 2022 creí que lo mejor era salir.
Me acuerdo de que mi mujer me preguntaba si había pasado algo entre Luis y yo. Algún problema o discusión. Pero no pasó nada en concreto. Simplemente, fue desgaste del día a día en el trabajo, hasta que llegó un momento en el que entendí que tenía que tomar mi propio camino. Luis también lo creyó así. Solo puedo agradecerle la oportunidad que me dio, de la que surgió después, como dije, la selección de Irak a través de la Federación.
¿Y cómo fue? Bueno, Adnan Darjal, presidente de la Federación de Irak, es un enamorado del fútbol español y quería un entrenador español para la selección. Para ello, se puso en contacto con la Federación de España, que le aconsejó varios nombres, entre ellos el mío.
De ahí salió primera una charla telefónica para conocerme y después el viaje a Bagdad para firmar el contrato. Todo fue muy deprisa. Imagínate, tuve la reunión un jueves y a los tres días estaba viajando Bagdad. Así que en poco tiempo tuve que terminar de conformar a mi cuerpo técnico.
"con Luis enrique, como segundo entrenador, sí tuve la oportunidad de darle mi opinión en todo momento"
No fue tarea fácil, porque necesitaba un cuerpo técnico con buenos profesionales y también de buenas personas, porque la convivencia cuando estamos en Bagdad es muy intensa. Necesitas hacer una gran familia. Pero, además, de todo eso, necesitaba también encontrar personas convencidas de querer trabajar en Irak; preparados para hacerlo en un entorno muy diferente a todo lo que hayan podido vivir antes.
Cuando llegué a Bagdad, me encontré un paisaje que al principio choca. Tantos años en guerra ha dejado una terrible huella. No hay mucha infraestructura, no hay transporte público y casi todo está en construcción. Es un país en crecimiento, pero lento, porque siempre se destruye muy rápido y se construye muy despacio. No obstante, al final, te acabas acostumbrando a todo. Eso sí, menos al tráfico.
"¿Un coche? Nada, olvídate. Aquí, solo chófer", fue lo que me dijeron cuando pedí un coche. Pronto me di cuenta por qué. Salí con el conductor que me había puesto la Federación para conocer Bagdad y la casa en la que me iba a instalar en las concentraciones. Y créeme, ¡di gracias de tener un conductor! No solo por el tráfico —se tarda más de una hora en hacer cinco kilómetros—, sino porque es una locura conducir en Bagdad si no has nacido aquí.
Las normas de tráfico no existen. Hay semáforos, pero nadie los utiliza. Tampoco hay seguros. Cuando se dan un golpe con el coche, la gente se tiene que poner de acuerdo para ver quién paga, y si no lo hacen, entonces interviene la policía para llegar a un acuerdo.
"se trataba de unir la táctica con el talento, pero también otra casi más difícil: unir el equipo"
Nuestra primera estancia en Irak, sin embargo, fue muy corta, porque la selección tenía una concentración en España en noviembre, para jugar partidos amistosos ante México y Ecuador. Volvimos a España para ver al equipo. Antes de la Copa del Golfo que se disputaba en enero de 2023, teníamos organizado un amistoso ante Costa Rica para preparar al equipo, pero al final se suspendió por una cuestión burocrática.
Así que llegamos a la competición sin haber tenido ningún partido de preparación con el equipo. Muy poco tiempo para conocer a los jugadores y hacer la convocatoria.
Cuando arrancamos la concentración con el equipo, nos dimos cuenta de que había un margen de mejora a nivel táctico y en lo que yo llamo ‘cultura deportiva’. Es decir, la alimentación, hábitos de gimnasio o cuestiones de descanso. Pero también había muy buenas noticias: teníamos mucho talento.
Se trataba entonces de unir ambas cosas, pero también otra casi más difícil: unir al equipo. A mi llegada, me dijeron que los jugadores iraquíes nacidos fuera del país —muchos en Suecia, porque sus padres emigraron allí con la guerra— tenían que viajar en un coche aparte, mientras los otros compañeros iban en autobús.
"Cuando llegué a Bagdad, me encontré un paisaje que al principio choca. Tantos años en guerra ha dejado una terrible huella"
“Si queríamos conseguir algo, teníamos que normalizar la situación”, le dije a la Federación. Todos juntos o nada.
Los jugadores, pero también todos los integrantes de la expedición que fuimos a la Copa del Golfo. Eso fue importante para triunfar, pero no puedo obviar que también tuvimos la suficiente fortuna que siempre se necesita para ganar un torneo.
Si miramos hacia adelante, la Copa de Asia 2024 representa un reto importante, pero sabemos que es un paso más en el camino que estamos recorriendo. Como también dije antes, Irak era una oportunidad muy importante para mí.
No solo porque es un proyecto a largo plazo con la misión de clasificarnos para el Mundial de 2026, sino también porque me ofrece algo que no encontraré en ningún otro lugar.
Tengo la gran suerte de ayudar a reconstruir un país a través del fútbol.