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Descubriendo a Raúl González: Claves tácticas

Descubriendo a Raúl González: Claves tácticas
Getty Images
Redacción
Héctor García
Publicado el
18 de mayo 2021

Raúl González

Real Madrid Castilla (segundo equipo del Real Madrid), 2020-Presente

El Perfil:

Muchos ya lo percibían como un futuro entrenador durante su etapa como futbolista. Entre ellos Jorge Valdano, técnico que lo hizo debutar con el primer equipo del Real Madrid. "Raúl fue entrenador desde que era jugador", señaló el argentino en un reportaje sobre el 25 aniversario de su debut en Primera División con la camiseta blanca.

Y es que Raúl González siempre mostró interés por la gestión y desarrollo del grupo desde su rol de capitán acercándose a los diferentes entrenadores que tuvo en su carrera para colaborar en esta tarea. Mucho más, si cabe, en sus últimos años en el Schalke 04 junto a Felix Magath y en el New York Cosmos con Giovani Savarese.

Decidió formarse como entrenador desde la base, arrancando en 2018 en las categorías inferiores del Real Madrid para ascender desde ahí hasta el segundo equipo blanco, el Real Madrid Castilla. Una etapa donde conjuga la formación de jóvenes jugadores de talento con las exigencias que demandan los primeros pasos en el fútbol profesional.

Estilo de juego:

Raúl transmite a sus equipos los principales valores que mostró como jugador: disciplina, inteligencia, trabajo y, sobre todo, competitividad. Todo eso los hace reconocibles en base al estilo de juego que demanda como entrenador.

El Juvenil A del Real Madrid, campeón de la Youth League en la temporada 2019-2020, se mostró como un conjunto vertical, muy dinámico, sin estructuras de juego fijas, flexible en los requerimientos a sus jugadores y muy ofensivo con ritmos de juego altos. Al margen de estos aspectos, Raúl González también fue capaz de diseñar diferentes estructuras de juego en función del rival. Así, pasó de un 3-4-3, para proteger las zonas centrales y ser profundos por fuera ante el 5-3-2 del Inter de Milán en los cuartos de final de la competición, a un 4-4-2 en la final ante el 4-1-4-1 del Benfica. Un partido donde desplazó a un mediocentro a posiciones de interior para disponer de balón y más control del juego.

Ya en el Real Madrid Castilla, a pesar de ser una de las plantillas más jóvenes de la categoría en Segunda División B -muchos de los jugadores son los mismos con los que ganó la Youth League Juvenil- ha implementado la misma idea de juego, pero con matices diferentes, ya que no es un equipo tan dominador en la posesión. Asimismo, ha adaptado a su equipo para ser capaz de gestionar otros registros de juego que exige una competición como la Segunda B, marcada por las dimensiones de los campos, tipo de césped -artificial o natural- o con equipos veteranos a los que no les interesa el ritmo de juego alto que le gusta desarrollar a Raúl González, por lo que debe de profundizar en aspectos más defensivos para conseguir un equilibrio colectivo y potenciar las individualidades.

Con independencia del tiempo de posesión con balón, generalmente la estructura está formada por un 5-4-1 con una línea defensiva de tres centrales y los dos laterales. Por delante de ellos opta por tener a dos mediocentros posicionales y dos interiores de mucho talento, que se desarrollarán más por dentro que por fuera, buscando también ambos jugadores juntarse con los pivotes para dejar así el carril exterior para los laterales posicionados en altura. Un ejercicio ofensivo que cuenta con un único punta.

Dentro de la variabilidad en el dibujo y en función de las virtudes del rival, el Real Madrid Castilla también ha jugado en ocasiones sobre un 5-3-2 o un 4-4-2. Cambios, por otro lado, condicionados por la promoción interna de jugadores del filial al primer equipo, pero en este caso con la variante del posicionamiento de un interior, Sergio Arribas, como segundo delantero.

Todo eso muestra a los equipos de Raúl González con una gran flexibilidad de estructuras, dinámicas que cambian y se adaptan rápido a lo que demanda el juego e intentan conseguir ventajas desde los inicios de juego. Pero siempre sin asumir riesgos innecesarios, ya que entiende que las ventajas que marcan diferencias se consiguen en campo contrario.

La idea es llegar rápido a campo rival, donde se intenta acelerar el ritmo de balón para finalizar el mayor número de veces posible, ya sea a través de crear y ocupar los espacios o generarlos a través del dominio de la posesión. Los reinicios de juego desde portería propia, mientras tanto, son en corto o en largo en función de la presión que plantee el rival.

Si el rival presenta un bloque alto para presionar los primeros pases, intentará jugar con centrales para sacar el balón por fuera con laterales posicionados bajos, con la idea de encontrarlos con relativa facilidad y, de esa manera, obligar al rival a decidir si salta sobre el poseedor o se repliega.

Si, por el contrario, el equipo rival se posiciona en bloque medio presionando con dos delanteros, el Real Madrid Castilla, desde la estructura de 4-4-2, modificará el dibujo incorporándose un mediocentro entre centrales (arriba) para generar superioridad numérica por dentro, además de dividir a los delanteros en su momento de presión y liberar por fuera a los laterales.

En el caso de que las líneas de pase con los laterales estén cerradas, la otra opción que se genera es jugar con el otro mediocentro. Este jugador se aproxima a espaldas de los dos delanteros que presionan para controlar bien perfilado, girarse y jugar hacia delante, conectando con los interiores posicionados a distintas alturas.

Ya en campo contrario, y jugando con tres centrales, el flujo de juego interior es muy grande por acumulación de jugadores que generan líneas de pase simplemente con posicionarse a distintas alturas, tanto verticales como horizontales. Los interiores realizan movimientos de fuera hacia dentro (abajo) con la intención de recibir a espalda de los mediocentros rivales o conectar con los laterales en amplitud, siempre estos últimos libres de marca una vez que han obligado al rival a proteger los pasillos interiores. Esto le facilita a los laterales encontrar un pase por dentro hacia los interiores, habilitar al delantero o también dar continuidad por fuera mediante conducciones o cambios de orientación.

Fase defensiva y presión:

Raúl González ha sido capaz de construir una identidad colectiva muy sólida, basada en el compromiso del grupo, asignando roles individuales a los futbolistas y generando sentimiento de pertenencia a una idea de equipo. Como ocurría en fase ofensiva, el equipo también es capaz de desarrollar distintas variantes en defensa, eligiendo siempre aquella estructura que le proporcione al equipo el equilibrio necesario para ser competitivo.

La elección de la estructura defensiva varía según lo que proponga el rival y los espacios que ocupan, pudiendo jugar con tres centrales y dos carrileros de largo recorrido y capacidad de ser profundos. Asimismo, el equipo  puede optar por una línea defensiva de cuatro, formada con dos centrales y dos laterales específicos, junto a un mediocentro defensivo que se junte y refuerce zonas centrales.

El desarrollo en defensa también está condicionado por los jugadores de los que dispone, el momento del partido y la altura en la que el equipo tenga la intención de recuperar -en campo rival o campo propio-, para luego salir con balón de forma vertical al espacio. Por ejemplo, en la final de la Youth League ante el Benfica planteó un ataque posicional en una estructura de 5-3-2 (abajo), formada por una línea de tres centrales y dos carrileros de largo recorrido.

En ese caso, el carrilero derecho, Marvin Park, interpretó un papel más de interior o extremo, pero también retrocediendo a la línea defensiva si la jugada lo requería. Todo bajo un ejercicio defensivo donde buscó proteger muchas zonas interiores, evitar las progresiones rivales por carriles interiores y activar la línea de medios saltando sobre el poseedor, mientras se ajustaban el resto de jugadores.

Mientras, por delante situó una línea de dos jugadores muy ofensivos, con predisposición tras robo de salir al espacio, pero que también tienen conductas defensivas con la función de evitar que el rival hiciera circular el balón con comodidad.

Posicionados en campo rival, sus equipos intentan recuperar en zonas avanzadas desplazando el bloque a mayor altura. Ante el inicio de la fase ofensiva rival, intentará orientar la presión hacia una de las dos bandas, donde se reduce el espacio y permite ajustar referencias para identificar el momento de saltar a la presión de forma ordenada (abajo).

De esa forma, se produce un encadenamiento de movimientos de presión, buscando igualar la estructura en los inicios rivales con la activación de los tres jugadores avanzados –extremo, interior y delantero- en la marca sobre el central rival. El objetivo es evitar que éste pueda hacer circular el juego por ese sector, eliminando así sus posibilidades de conectar por dentro con el pivote en mediocampo.

Un desarrollo donde también se ajustan los mediocentros en caso de que el equipo rival supere esa primera presión. Uno de ellos salta a la presión sobre el poseedor del balón, mientras el otro hace la cobertura. A partir de ahí, el resto de líneas y jugadores asumen marcas y protegen espacios de progresión del rival, siendo un equipo corto y estrecho.

En conclusión, Raúl González está madurando como entrenador, en un proceso que ha tomado de forma natural para ir conociendo los diferentes aspectos y demandas de este rol. También con el objetivo de afianzar sus ideas y desarrollar su modelo de juego, siempre teniendo en cuenta que sus principios de equipo y estilo lo marcarán el perfil del futbolista de que disponga.